Rudolf Höss fue el primero de los tres comandantes sucesivos del campo de concentración de Auschwitz. Es comúnmente Ilamado "el comandante de Auschwitz" y el gran público conoce de él unos escritos que han sido editados como "Le Commandant d'Auschwitz parle". Compareció ante el Tribunal Militar Internacional (TMI) como testigo, el 15 de abril de 1946. Su declaración causó sensación. Ante la estupefacción de los acusados y en presencia de la prensa del mundo entero, confesó los crimenes más horrendos que la historia jamás había conocido. Decía haber recibido personalmente la orden de Himmler de exterminar a los judíos. Estimaba que en Auschwitz 2.500.000 habían sido exterminados con gas y al menos otros 500.000 habrían sucumbido al hambre y las enfermedades, lo que daba una cifra total de alrededor de 3.000.000 de muertos. Estas confesiones eran falsas. Le habían sido arrancadas mediante la tortura. Hizo falta esperar hasta 1983 para conocer la identidad de los torturadores y la naturaleza de las torturas.
Las confesiones de Höss están constituidas por cuatro piezas distintas que, según el orden cronológico, son las siguientes:
1.-- Una declaración escrita firmada el 14 de marzo (Ào el 15 de marzo?) de 1946, a las 02 horas y 30 minutos de la madrugada; se trata de un texto dactilografiado de 8 páginas redactado en alemán. No creo que en circunstancias ordinarias una sola instancia judicial de los países democráticos hubiera aceptado tomar en consideración estas páginas, desprovistas de todo membrete y de toda referencia administrativa impresa y con abundantes correcciones diversas, sea dactilografiadas, sea manuscritas, sin el acompaamiento de la más mínima rúbrica y sin ninguna advertencia, al final, del número de palabras corregidas o suprimidas. Höss firmó una primera vez después de haber escrito: "14.3.46, 2,30 horas". Procedió del mismo modo tras dos líneas que habrían debido estar manuscritas pero que estaban dactilografiadas y que dicen: "He leído et texto precedente; confirmo que corresponde a mis propias declaraciones y que es la pura verdad". Siguen los nombres y las firmas de dos testigos: dos sargentos británicos; uno no menciona la fecha, mientras otro indica la del 15 de marzo. Viene por fin la firma de un capitán de la Sección 92 de la Seguridad Militar en Campaa que certifica que los dos sargentos han estado presentes durante todo el procedimiento durante el cual el prisionero R. Höss ha efectuado voluntariamente su declaración. La fecha es la del 14 de marzo de 1946. ¡Nada indica el lugar!
La acotación que los Aliados atribuyeron a este docurnento es NO- 1210.
2.- Una declaración bajo juramento (en inglés: "affidavit") firmada el 5 de abril de 1946, o sea 22 días mas tarde. Se trata de un texto dactilografiado de 2 páginas y 1/4, redactadas en inglés. Este último punto es sorprendente. Pues Höss firmó aquí una declaración bajo juramento, no en su lengua, sino en la de sus captores. Su firma aparece tras tres reanudaciones: primero bajo las dos primeras páginas, después en la tercera y última página, tras un texto de 4 líneas, siempre en inglés, siempre dactilografiadas y que dicen: "Entiendo el inglés, lengua en que se halla redactado el texto precedente. He declarado según la verdad, he hecho esta declaración voluntariamente y sin coacción; tras haber releído mi declaración, la he firmado y certificado. En Nuremberg, Alemania, el 5 de abril de 1946". Prosigue la firma del Teniente Coronel Smith W. Broorkhart, tras la fórmula: "Tras haber prestado juramento y firmado, ante mi presencia el 5to día de abril de 1946, en Nuremberg, Alemania".
Por la forma este texto es todavía -- si ello es posible -- más inaceptable que el anterior. En particular, encontramos que líneas enteras están añadidas en mayúsculas manuscritas a la manera inglesa, mientras que otras son tachadas de un plumazo. No hay ninguna rúbrica al margen sobre estas correcciones, ninguna advertencia, al final del documento, sobre el número de palabras tachadas como nulas.
La acotación que los Aliados dieron a este documento es PS-3868.
Para disimular el hecho de que Höss había firmado una declaración bajo juramento que estaba en inglés, cuando habría debido estar en su propia lengua, en alemán, y para hacer desaparecer los tachones, las añadiduras y las correcciones, ésta es la superchería que fue utilizada en Nuremberg: se recompuso el texto en limpio y se presentó como una "traducción", sobreentendiéndose que era del alemán al inglés. Pero el tramposo fue demasiado deprisa al operar. Creyó que una añadidura al párrafo 10 (debida a una mano inglesa) era una añadidura al final del párrafo 9. El resultado de este equívoco es que el final del párrafo 9 se transformó en algo totalmente incomprensible.
Existen, pues, dos documentos diferentes bajo la misma acotación PS-3868: la pieza firmada por Höss y el"remake". Este "remake", esta falsa chapuza, fue la utilizada ante el TMI. Una obra histórica que dice reproducir la declaración PS--3868 de Höss reproduce de hecho, el "remake", pero suprimiendo sin decirlo el final del párrafo 9, así como el párrafo 10 entero: veánlo en "La Persécution des Juifs dans les Pays de l'Est présentée a Nuremberg", de Henri Monneray (Paris, Ed. du Centre de Documentation Juive, 1949, p. 159-162).
3.-- La declaración oral tan espectacuIar que ya he mencionado y que fue hecha ante el TMI el 15 de Abril de 1946, es decir, diez días después de la redacción del documento PS--3868.
Paradójicamente, fue un abogado de la defensa quien pidió la comparecencia de Höss. Kurt Kauffmann, defensor de Emst Kaltenbrunner, con la intención manifiesta de mostrar que el responsable de la presunta exterminación era Himmler y no Kaltenbrunner. Cuando llegó el turno para el representante del ministerio público (a la sazón, el fiscal adjunto de los EUA, coronel Harlan Amen) de interrogar a Höss, hizo que pareciese que leía la declaración firmada por éste último y, en realidad, leyó extractos del "remake". Hadan Amen dijo un pretexto para no leer el párrafo 9 (y, de paso, el párrafo 8). Interrumpiéndose tras la lectura de cada fragmento, preguntaba a Höss si era aquello lo que él había dicho. Recibió, eh todo y para todo, las siguientes respuestas: "Jawohl", Jawohl", "Jawohl"," "Ja, es stimmt", después una respuesta de dos líneas (conteniendo una enormidad, a saber, que los judíos húngaros habían sido matados en Auschwitz a partir de 1943, cuando el primer convoy de estos judíos llegó a Auschwitz el 2 de mayo de 1944) y después, de nuevo Jawohl", "Jawohl", Jawohl", una respuesta de una línea y -- de nuevo -- "Jawolh", "Jawolh" (IMG, Tomo XI. pp 457-461) Las siglas IMG corresponden a "International Militärgerichtshof", es decir es la versión alemana de los debates del TMI).
Normalmente deberían haberse hecho cien preguntas sobre este exterminio y las cámaras de gas, es decir, sobre un crimen y un instrumento del crimen sin precedentes en la historia. Pero nadie planteó esas cuestiones. En particular, el Coronel Amen no solicitó ninguna precisión ni ningún complemento sobre el texto verdaderamente horroroso del cual daba lectura ese día, en presencia de periodistas que, al día siguiente, iban a hacer de ello los grandes tftulares de sus periódicos.
4.--, Los textos reunidos generalmente bajo el título de "Le Commandant dAuschwitz parle" (en alemán "Kommandant in Auschwitz"). Höss los habría redactado a lápiz bajo la vigilancia de sus carceleros comunistas polacos, en la cárcel de Cracovia, a la espera de ser procesado. Fue condenado a muerte el 2 de abril de 1947 y colgado 14 días más tarde, en el campo de Auschwitz. Fue necesario esperar hasta 1958, es decir 11 años más tarde, para que se editaran en alemán lo que se ha llamado sus "Memorias". La publicación corrió a cargo del historiador Martin Broszat, sin respeto alguno a los métodos que rutinariamente se emplean en publicaciones científicas. Broszat suprimió fragmentos que habrían mostrado claramente que Höss o sus carceleros poIacos comunistas habían escrito barbaridades, lo que resultaba perjudicial para la veracisad del conjunto del relato.
Las cuatro piezas que acabo de enumerar
tienen una estrecha afinidad de filiación. Al observarlas
de cerca, las contradicciones no faItan en sus respectivos contenidos,
pero, en lo esencial, se corroboran. Las ocho páginas del
NO-- 1210 están de algún modo resumidas en las 2
páginas y 1/4 del PS--3868: Este último documento
sirvió de pieza central en la declaración oral ante
el TMI; en fin, las memorias redactadas en Cracovia coronan el
todo. La base y la matriz están en el documente NO--1210.
De ello volveré a hablar.
REVELACIONES DE HöSS EN CRACOVIA
SOBRE SU PRIMERA CONFESION
La guerra habfá finalizado en Alemania el 8 de mayo de 1945. Höss cayó en manos de los británicos, que lo encerraron en un campo para SS. En su calidad de agricultor profesional, obtuvo una liberación anticipada. Sus guardianes ignoraban entonces la importancia de su presa. Fue empleado como obrero agrícola en una granja cerca de Flossenburg, no lejos de la frontera con Dinamarca. Permaneció ahí ocho meses. La Policia Militar reinició su búsqueda. Su familia, con la cual había logrado retomar contacto, estaba estrecharnente vigilada y sometida a frecuentes pesquisas. Cuenta en sus memorias las circunstancias de su captura y lo que ocurrió después. El trato que sufrió Höss fue particularmente brutal. A primera vista asombra que los comunistas polacos permitiesen a Höss efectuar estas revelaciones sobre la Policía Militar británica. Tras una reflexión descubrimos que pudieron ser guiados por uno o más de estos motivos:
-- El deseo de dar a esta confésión una apariencia de sinceridad y veracidad;
-- La intención de suscitar en el lector una comparación halagadora para los comunistas polacos entre los métodos británicos y los métodos polacos; Höss dirá, en efecto, más adelante que, durante la primera parte de su estancia en Cracovia se estuvo a punto de "aniquilarlo" física y sobre todo moralmente, pero que después se le trató "con tanta comprensión, tanta humanidad que consintió en escribir sus memorias".
-- La necesidad de dar una explicaci6n a varios absurdos contenidos en el documento NO--1210 que los policias británicos habían hecho firmar a Höss, consistiendo uno de éstos en afirmar la existencia de un''campo de exterminio" en un lugar que no ha existido jamás en ningún mapa de Polonia: "Wolzek, cerca de Lublin"; la confusión con Belzec no puede ser tomada en consideración puesto que Höss habla de tres campos más:. "Belzek" (sic), "Treblinka" (sic) y "Wolzek, cerca de Lublin". Más adelante Treblinka será correctamente escrito. Reparamos al mismo tiempo en que los campos de Belzec y Treblinka no existían todavía en la época (junio de 1941) en la que Himmler, según Höss, le habría dicho que éstos funcionaban como "campos de exterminio".
He aquí en qué términos relata Höss sucesivamente su arresto por los británicos, su firma del documento que devendría el NO--1210, su traslado a Minden--a.d--Weser (donde el trato que se le dio fue incluso peor), su estancia en la prisión de Nuremberg y, por fin, su extradición a Polonia.
"El 11 de marzo, a las 23 horas, vinieron a arrestarme. Dos días antes de esa fecha mi ampolla de veneno se había roto. Despertado de un sobresalto, creía que era atacado por ladrones que, en aquellos tiempos, eran muy numerosos en la región: no tuvieron pues ninguna dificultad en arrestarme. Et tratamiento que recibí de la Field Security Police no fue particularmente clemente.
Se me Ilevó a Heide y me encontré de nuevo por azar en el mismo acuartelamiento del que los ingleses me habían liberado 8 meses antes. Mi primer interrogatorio fue "contundente", en el sentido concreto de la palabra. Firmé la declaración verbal, pero no sabía lo que contenta: el uso alternado del alcohol y del azote era demasiado, incluso para mí. El azote era de mi propiedad personal. Se hallaba par azar en el bagaje de mi mujer. No creo que con él haya golpeado a mi caballo y ciertamente no lo habia hecho con los internados. Pero el hombre que me interrogaba pensaba probablemente que me había servido de aquél para golpear a los prisioneros durante todo el día.
Al cabo de algunos días, fui conducido a Minden-a.d.-Weser, centro de interrogatorios en la zona inglesa. Allí sufri un tratamiento todavía más brutal por parte del procurador militar, un comandante inglés. El régimen de la prisión en la que estaba encerrado se correspondía con su actitud. Al cabo de tres semanas fui bruscamente conducido al peluquero, quien me afeitó la barba y me cortó los cabellos; se me autorizó también a lavarme. Desde mi detención era la primera vez que se me quitaban las esposas.
Al dia siguiente se me trasladó en vehículo especial a Nuremberg, en compañía de un prisionero de guerra al que se habla traído desde Londres como testigo de descargo para Fritzsche (Hans Fritzsche, encargado de la radio y la prensa en el ministerio de Goebbels, al que se quiso procesar al ser imposible juzgar al ministro; fue absuelto en Nuremberg. Nota del autor). Tras mis experiencias precedentes la experiencia en aquella cárcel fue una cura de salud. Me encontraba en el mismo pabellón que los principales acusados y podía verlos constantemente cuando eran Ilevados ante el TMI. Representantes de todos los países aliados venían todos los días a dar una vuelta por nuestra prisión: en cada ocasión se me mostraba como una "bestia feroz" particularmente curiosa.
Se me había hecho venir a Nuremberg como testigo de descargo de Kaltenbrunner, a petición de su defensor. Hasta ese día no Ilegué a comprender por qué era yo, entre todos, quien había sido elegido para ese papel.
Las condiciones de mi estancia eran excelentes bajo todos los aspectos; disponíamos de una gran biblioteca y podía emplear todo mi tiempo en leer. Pero los interrogatorios eran verdaderamente muy penosos: No se nos inflingían malos tratos, pero la presión moral era muy difícil de soportar. No podia llevarme bien con mis jueces: todos eran judios. Fueron estos judíos deseosos de saberlo todo quienes me atacaron psicológicamente. No dejaban subsistir ninguna duda sobre la suerte que nos esperaba.
El 25 de mayo, aniversario de mi boda,fui conducido con Bihler (sic por Buehler) y Von BurgsJorf al aeródromo donde se me entregó a oficiales polacos. Un avión de los EUA nos Ilevó, via Berlin, a Varsovia", (Rudolf Höss, "Le Commandant d'Auschwitz parle" Traducido del alemán por Constantin de Grunwald, Ed. Julliard, 1959. En la edición de 1970, pp 248-250).
REVELACIONES EN 1983 SOBRE LOS TORTURADORES
BRITÁNICOS DE HÖSS
Los revisionistas habían probado, desde hacía tiempo, que las diversas confesiones de Höss contenían tantos errores burdos, sin sentidos e imposibilidades de toda suerte que no era posible otorgarles la credibilidad que los jueces de Nuremberg y de Cracovia, así como los historiadores ocasionales, les habían otorgado, sin ningún análisis previo de su contenido y de las circunstancias en las que las confesiones habían sido logradas.
Con toda verosirrillitud Höss habia sido torturado por británicos de la "92 Field Security Section". Pero hacía falta una confirmación de esta hipótesis. La confirmción Ilegó con la aparición de un libro inglés que contenía el nombre del principal torturador (un sargento británico de origen judío) y describía las circunstancias del arresto de Höss, así como su interrogatorio en tercer grado.
El libro es de Rupert Butler. Fue publicado en 1983 (Hamlyn Paperbacks). Butler es el autor de otras 3 obras ("The Black Angels". 'Hand of Steel" y "Gestapo"), publicadas por el mismo editor, pero la que nos interesa es la titulada "Legions of Death", Su inspiración es antinazi, Butler dice que para sus averiguaciones investigó en el Imperial War Museum", en el "Institute of Contemporary History, (la célébre "Wiener Library") y en otras prestigiosas instituciones. AI principio de esta obra agradece a estas instituciones su ayuda, así como a dos personas, una de las cuales es un "judío" llamado Bernard Clarke, "quien capturó a Rudolf Höss, el comandante de Auschwitz" y del cual cita varios fragmentos de escritos, o bien de conversaciones grabadas.
Clarke no experimentaba ningún remordimiento, antes bien estaba orguIloso de haber torturado a un "nazi". Tampoco Butler ve en ello nada malo. Ni el uno ni el otro advierten la importancia de su revelación. Dicen que Höss fue detenido el 11/marzo/46 y que hicieron falta tres días para obtener "Una declaración coherente".
Tampoco se dan cuenta de que esa "declaración coherente" no es otra cosa que la confesión, verdaderamente loca, que fue firmada por una víctima delirante el 14 o 15 de marzo de 1946, a las 02,30 horas de la madrugada y que iba a sellar el destino de Höss y a marcar para siempre la historia del mito de Auschwitz.
El 11 de marzo de 1946 Clarke y otros cinco especialistas en información, con uniforme británico, de elevada estatura en su mayor parte y con un aspecto amenazador, penetran en el domicilio de la Sra. Höss y de sus hijos. Los seis hombres, se nos dice, "están todos entrenados en las técnicas más sofisticadas de interrogatorios persistentes y sin misericordia" (p. 235). Clarke se pone a gritar: "Si no nos dice dónde está (su marido) la entregaremos a los rusos, quienes la colocarán ante un poste de ejecución y enviarán a su hijo a Siberia". La Sra. Höss sucumbe y revela - segdn Clarke- el emplazamiento de la granja donde estaba escondido su marido. Revela asimismo su falso nombre, Franz Lang. Y Clarke añade: "Una intimidación parecida sobre et hijo y la hija produjo informes idénticos". El sargento judío y los otros cinco especialistas en interrogatorios de tercer grado parten entonces a la búsqueda dé Höss al que sorprenden en plena noche, acostado en un rincón de la sala utilizada como matadero en la granja.
"Höss profirió un grito ante la simple visión de los uniformes británicos. Clarke aulló: ¿tu nombre?'. Cada vez que la respuesta era "Franz Lang", et sargento Clarke aplastaba la cara de Höss de un puñetazo. A la cuarta, Höss cedió y reconoció quién era. De inmediato esta confesión desencadenó la repugnancia de los sargentos judíos que habían venido a arrestarlo, cuyos parientes habían muerto en Auschwitz en virtud de una orden firmada por Höss. El prisionero fue arrancado del camastro Y fue despojado de su pijama. Fue después arrastrado desnudo hasta una de las mesas de matanza y allí Clarke creyó que los golpes y gritos no acabarían nunca.
Al final, el oficial de sanidad presente intervino con insistencla ante el capitán: 'Dígales que paren o es un cadáver lo que usted se llevará'. Se echó sobre Höss una manta y fue arrastrado hasta el coche de Clarke, donde este derramó en su garganta una buena dosis de whisky. Al intentar dormir Höss, Clarke le puso su fusta de mando en los párpados y en alemán le ordenó: "Manten abiertos tus ojos de cerdo, especie de puerco!"
Entonces, por vez primera, Höss contó una justificación que iba a repetir a menudo: 'Recibía mis órdenes de Himmler. Soy un soldado como ustedes. Era necesario obedecer las órdenes'. El equipo estaba de regreso en Heide a las tres de la mañana. La nieve continuaba arremolinándose pero se le arrancó a Höss su manta y se le hizo atravesar completamente desnudo et patio de la prisión hasta su celda". Es así como Clarke revela: "Hicieron falta tres dias para obtener (de Höss) una déclaración coherente".
Es, pues, esta declaración obtenida en las condiciones que se ve por unas bestias de la Seguiidad Militar británica y bajo la inspiración de la mente enferma del sargento-intérprete Bernard Clarke, la que se convertirá en la primera confesión de Höss, la confesión primordial catalogada como NO-1210. Una vez que el prisionero torturado había comenzado a hablar, Clarke dice que fue imposible detenerlo. Y Clarke, no más consciente en 1982 o 1983 que en aquellos días de 1946 de la magnitud de aquello que forzaba a Höss a confesar, cita entonces una serie de horrores ficticios presentados aquí como reales: Höss se puso a relatar cómo, habiendo prendido fuego a los montones de cadáveres, se recogía (sic) la grasa que de ellos se desprendía para volver a verterla -sobre los cadáveres (!). Evaluaba en dos millones el número de muertos sólo en el tiempo en que él había estado de comandante en Auschwitz; las matanzas alcanzarían a veces el número de 10.000 víctimas al día.
Clarke estaba encargado de la censura de las cartas que Höss enviaba. a su mujer y a sus hijos. Todas las policías del mundo saben que esa autorización para escribir a la familia constituye un arma psicológica. Para hacer "cantar" al prisionero bastó a veces con suspender o suprimir esta autorización. Clarke hace una interesante observación sobre el contenido de las cartas de Höss; nos confía: "En ocasiones el fragmento era duro de tragar. Había dos hombres en aquel hombre. Uno era brutal y sin consideración para la vida humana. El otro era tierno y afectuoso" (p. 238).
Rupert Butler termina su relato diciendo que Höss ya no buscaba negar ni escapar a sus responsabilidades. Es un hecho que en el proceso de Nuremberg, Höss se condujo con una "apatía esquizoide". La expresión es del psicólogo norteamericano G. M. Gilbert, el psicólogo de la prisión encargado de la vigilancia psicológica de los prisioneros, en relación con el ministerio público norteamericano. Se puede creer bien que Höss se había "escindido en dos". Tenía el aspecto de un pingajo porque se había hecho de él un andrajo. "Apathetic" dice Gilbert en la p. 229 de su libro (Nuremnerg Diary, Signet Books, 1947); "apathetic" repite en la página siguiente; "schizoid apathy" escribe en la p. 239.
Al final de su proceso en Cracovia, Höss
acogió la sentencia de muerte con aparente indiferencia.
R. Butler observa a este propósito: "(Höss) había
conprendido que los Aliados habían recibido órdenes
y que era absolutamente incuestionable que esas órdenes
serían ejecutadas" (p. 238) No sabríamos
decirlo mejor. R. Höss, a semblanza de millares de acusados
alemanes entregados a la gracia de vencedores totalmente convencidos
de su buen derecho, había comprendido rápidamente
que no había otra elección que pasar por la voluntad
de estos justicieros del Oeste y del Este.
R. Butler evoca a continuación el caso de Hans Frank, antiguo Gobernador General de Polonia. Con el mismo tono de satisfacción moral relata las circunstancias de su captura y el tratamiento recibido:
"La celebridad del personaje no surtió ningún efecto en los dos soldados norteamericanos de color que lo detuvieron y que hicieron Io necesario para que fuera trasladado a la prisión municipal de Miesbach solamente después de que hubiese sido salvajemente golpeado y después arrojado a un camión. Se le cubrió con un toldo para ocultar las huellas más marcadas del tratamiento que había sufrido; Frank aprovechó esta cobertura para cortarse la arteria del brazo izquierdo. No era, evidentemente, cuestión de dejarlo salir bien librado tan fácilmente: un oficial de sanidad del Ejército norteamericano le salvó la vida y Frank pudo comparecer ante el TMI de Nuremberg" (pp. 238-239).
(Hans Frank, lo sabemos, fue colgado. Hans Frank y Rudolf Höss no fueron los únicos en sufrir tratamientos de este género. Entre los casos más célebres se conocen los de Julius Streicher, Hans Fritzsche. Franz Ziereis, Josef Kramer, Oswald Pohl. Pero el caso de Höss es, con mucho, el más grave, por sus consecuencias. Ningún documento alemán prueba la existencia de una supuesta politica de exterminio. León Poliakov reconocía ya en 1951: "En lo concerniente a la concepción propiamente dicha del plan de exterminio total, los 3 a 4 principales autores se suicidaron ( mayo de 1945. Ningún documento ha quedado, puede que jamás haya existido, (Bréviaire de la haine. Le IIIe Reich et les Juifs. Calman-Levy, 195 1; p. 171 de l'ed. de bolsillo de 1974).
En ausencia de todo documento, los "Historiadores" a lo Poliakov se han contentado principalmente con unas confesiones dudosas como las de Kurt Gerstein (brillantemente desmontadas por el trabajo de Henri Roques, NdT.) o de Rudolf Höss, no sin modificar los textos a su conveniencia.
Bernard Clarke es "actualmente un hombre de negocios próspero establecido en el sur de Inglaterra" (Legions of Death, 1983, p. 235). Se puede decir bien que fue su voz y su espíritu depravado lo que se escuchó en Nuremberg el 15 de abril ( 1946, cuando el procurador Amen daba lectura, fragmento a fragmento, ante un auditorio estupefacto y transtornado, a la pretendida confesión de Höss. Ese día emprendía de alguna manera su vuelo una mentira de proporciones planetarias: la mentira de Auschwitz. En el origen de este prodigioso "affaire" de los medios de comunicación están algunos sargentos judíos de la Seguridad Militar británica, entre los cuales Bernard Clarke, hoy un hombre de negocios próspero establecido en el sur de Inglaterra".
EL TESTIMONIO DE MORITZ VON SCHIRMEISTER
Moritz von Schirmeister había
sido durante la guerra consejero de prensa personal de Joseph
Goebbels. El 29 de junio de 1946 fue interrogado ante el TMI como
testigo de descargo, de Hans Fritzsche Su declaración fue
particularmente interesante en lo que concernía a la verdadera
personalidad del Dr. Goebbels y también respecto a la actitud
de los servicios alemanes frente a la oleada de atrocidades vertidas
durante la guerra por los aliados en la cuenta de los campos de
concentración. Al final de la guerra Moritz van Schirmeister
había sido detenido por los británicos e internado
en Inglaterra, donde había estado encargado de la"reeducación",
política de sus camaradas detenidos. Para testificar ante
el TMI fue transferido de Londres a Alemania, a Minden-a.d.-Weser,
que era el principal centro de interrogatorios de la Policía
Militar británica. Desde allí fue conducido en coche
(31 de marzo -- 1 de abril de 1946) a la prisión de Nuremberg.
En el mismo vehículo se encontraba R. Höss. Moritz
von Schirmeister es precisamente el "prisionero de guerra
que había sido traído de Londres como testigo de
descargo de Fritzsche'' del cual hablaba Höss en sus "memorias"
(ver más arriba). Gracias a un documento escrito que debo
a la cortesfa del norteamericano Mark Weber -que me remitió
copia en septiembre de 1983-, documento del cual no estoy autorizado
aún a indicar la fuente exacta, sabemos que los dos alemanes
pudieron conversar libremente en el vehículo que los Ilevaba
a Nuremberg. En ese documento de algo más de dos páginas,
Moritz von Schirmeister refiere que, a propósito de los
cargos que pesaban sobre él, Höss le contó:
"Gewiss, ich habe unterschrieben, dass ich 2 l/2 Millionen
Juden umgebracht habe. Aber ich hatte genausogut unterschrieben
dass es 5 Millionen Juden gewesen sind. Es gibt eben Methoden,
mit denen man jedes Gest endhis erreichen kann - ob es nun wahr
ist oder nicht (Seguramente he firmado que he matado a dos millones
y medio de judíos. Pero podría también haber
firmado que fueron cinco millones. Hay precisamente métodos
para obtener cualquier tipo de confesión, sea cierta o
no).
OTRA DECLARACIÓN FIRMADA DE HÖSS
Los torturadores británicos de Höss no tenían razón alguna para molestarse. Tras haberle hecho firmar el documento NO-1210 a las 2,30 horas de la mañana del 14 o 15 de marzo de 1946, obtuvieron de él una nueva firma, esta vez el 16 de marzo y en esta ocasión al final de un texto en inglés, redactado por la mano de un inglés, con un espacio en blanco en la parte del papel donde debería haber figurado el nombre del lugar. Era necesario todo el cinismo, la inconsciencia y la ingenua truhanada de los torturadores para hacerle firmar una sencilla esquela donde se leía, en inglés:
Declaración efectuada voluntariamente en la prisión de (pasaje en blanco) por Rudolf Hösss, antiguo comandante del campo de concentración de Auschwitz, et 16 de marzo de 1946.
Personalmente he organizado bajo órdenes recibidas de Himmler en mayo de 1941 el gaseamiento de dos millones de personas, entre Junio y Julio de 1941 y finales de 1943, tiempo durante el cual he sido el comandante de Auschwitz.
Firmado:
Rudolf Höss
SS-Stubfhr.
Antiguo Kdt.deAuschwitz-Birkenau."
Incluso la palabra 'signed' ("firmado") pertenecía a una mano inglesa.
CONCLUSIÓN
El testimonio de Rudolf Höss era de una imporiancia primordial para los historiadores defensores de las tesis del exterminio de los judíos y de la existencia, en Auschwitz, de cámaras de gas homicidas. Con la publicación de 'Legions ofl Death' por Rupert Butler, ese "testimonio" se hunde definifivamente. Según lo que aseguraban los historiadores revisionistas, Rudolf Hoss efectuó este testimonio bajo tortura. La ironía ha querido que esa confirmación de la tesis revisionista haya sido involuntariamente aportada por un historiador exterminacionista. Este último no suponía ciertamente la importancia de su descubrimiento, que acaba de corroborar en Octubre de 1986 una emisión televisada británica: 'Secret Hunters'. Vean, al respecto, Mike Mason 'In a cell with a Nazi war criminal -- We kept him awake until he confessed' ("En una celda junto a un criminal de guerra nazi -- Lo mantuvimos despierto hasta que confesase"), Wrexham Leader, 17 de octubre de 1986.
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Revisión,
Buenos Aires, numero 1, 30 oct. 1992
Nota de la redacción: La presente versión,
traducida por Enrique Bisbal R. y Carlos Caballero, ha sido corregida
y adaptada por el propio profesor R. Faurisson. No obstante, a
pesar de estar autorizada, sólo la versión original
francesa aparecida en en No 1 de Annales d'Histoire Révisionniste
correspondiente a la primavera de 1987, pägs. 137-152,
puede servir de referencia ante una instancia judicial. La confesión
de R. Höss del 16 de Marzo de 1946 según Lord Russell
of Liverpool en la traducción en alemán de "The
Scourge of the Swastika' (El azote de la esvástica) bajo
el título "Geissel der Menscheit": azote de la
humanidad), Berlin, Verlag Volk und Welt, 1960, antes de la página
161. Observaremos la diferencia entre la escritura manuscrita
del texto de la confesi6n y la escritura manuscrita de R. Höss.
En su introducción de la edición inglesa de 'Kommandant
in Auschwitz', Lord Russell de Liverpool pretende ofrecer
algunas informaciones sobre las condiciones en las cuales Höss
tuvo 'que firmar esta esquela pero como comete unos errores en
la cronología de los acontecimientos en ese propósito,
sus informaciones han de tomarse con reserva (vean The Commandant
of Auschwitz, Weidenfeld and Nicholson, 1959, pág.
18)..
Original francès: Comment les Britanniques ont obtenu les aveux de Rudolf Höss, commandant d'Auschwitz, Annales d'Histoire révisionniste, numéro 1, printemps 1987, p. 137-152.