Jean Plantin, treinta y cuatro años
de edad, desempleado y residiendo cerca de Lyon, publica la revista
Akribeia (una palabra griega que significa "exactitud").
Esta revista lleva como subtítulo Histoire, rumeurs,
légendes (Historia, Rumores, Leyendas), y aparece dos
veces al año. No es revisionista pero tiene el mérito
de examinar con igual imparcialidad las publicaciones exterminacionistas
y revisionistas, así como también diversos estudios
que tratan con asuntos que no tienen ninguna relevancia en la
actual controversia entre exterminacionistas y revisionistas.
Así sucede que, en los primeros números de Akribeia,
J. Plantin simplemente mencionó tres publicaciones revisionistas
cuya venta, exposición y anuncio está prohibido
por el ministerio del interior. Precisamente no hizo ningún
anuncio de ellas. El 13 de Enero de 1999, fue arrestado en su
domicilio y llevado a la comisaría de Lyon donde, durante
24 horas, fue objeto de un tratamiento ignominioso. Entonces de
vuelta en su hogar, vio sus dos computadores y los diskettes conteniendo
sus archivos confiscados por los funcionarios que realizaron el
arresto, quienes también revolvieron en su colección
de libros y documentos. Algunos periodistas entonces lanzaron
el "affaire Plantin", principalmente en Le Journal
du Dimanche, la prensa local y L'Humanité (órgano
del Partido Comunista) del 21 Abril (p. 1, 6, 7) bajo los titulares
"Filière noire pour revue brune" (Un Camino Negro
para una Revista Marrón) (hay que señalar que la
cubierta de Akribeia es de un vivo color rojo). Estos periódicos
revelaron que en 1990, J. Plantin había obtenido un master
en Historia por su tesis titulada "Paul Rassinier (1906-1967),
socialiste, pacifiste y révisionniste". Al año
siguiente obtuvo el diploma de estudios avanzados, conocido como
"DEA" por su trabajo "Les Epidémies de typhus
dans les camps de concentration nazis" (Las Epidemias de
Tifus en los Campos de Concentracion Nazis). Ninguno de los dos
trabajos revestía un carácter revisionista. Pero
repentinamente, ahora en 1999, ciertas organizaciones, particularmente
judías han hecho saber que consideran el hecho inmoral
y que los dos profesores (el primero de la Universidad de Lyon-III,
el segundo de Lyon-II) que supervisaron el trabajo de J. Plantin
fueron culpables de revisionismo (de "negacionismo",
como ellos lo llaman).
Las universidades se conmocionan
Al principio, los profesores implicados, Régis Ladous e Yves Lequin, manifestaron su buena fe. Cayendo presas del pánico, ambos rehuyeron sus responsabilidades. R. Ladous, por su parte, llegó tan lejos que dijo que, si había decidido calificar como "Très bien" (muy bien) el trabajo fue solo para mostrar su desprecio por un trabajo que, a sus ojos, parecía "grotesque"! Entonces, los profesores espontáneamente ofrecieron sus dimisiones de sus puestos como directores del "DEA". Estas dimisiones fueron inmediatamente aceptadas por los rectores de las respectivas universidades. R. Ladous se había distinguido él mismo el 29 Abril de 1993 por, públicamente, apoyar el castigo judicial impuesto a su colega revisionista Bernard Notin (el cual, desde aquel momento hasta la actualidad, ha sido incapaz de retornar a su programa de lectura en Economía en la Universidad de Lyon-III). En cuanto a Y. Lequin, preside el comité de historiadores del Centro de Historia de la Resistencia y la Deportación de Lyon; también es miembro de una comisión recientemente establecida por el Consejo de Lyon para investigar durante el tiempo de guerra "el expolio de la propiedad judía". La prensa local ha revelado multitud de fragmentos del proceso de J. Plantin, realizado en Lyon el 22 de Abril, y sobre las dimisiones de los dos profesores. Se ha revelado también que algunos grupos, notablemente los judíos, están ahora demandando la revocación de las dos titulaciones académicas obtenidas en 1990 y 1991 por J. Plantin (master y "DEA" en historia). Un comité de historiadores y académicos está intentando averiguar por qué Lyon se ha convertido, en su opinión, "en la capital francesa del negacionismo" (con, desde 1978 hasta 1999, la cadena de los affaire Faurisson, Zind, Allard, Notin, y François Robert, y ahora, finalmente este de J. Plantin (1); también están haciendo los preparativos para un seminario de un día en Octubre de 1999 para examinar esta cuestión. Un simposio internacional acerca del problema que ellos llaman "negacionismo" se realizará el año que viene. De momento se está considerando establecer un sistema de veto prospectivo a los estudiantes, en las universidades francesas, en orden a prevenir que cualquier persona sospechosa de revisionismo pueda obtener cualquier clase de título. La Universidad de Lyon-II ha puesto a Bernard Comte, un especialista en historia religiosa, a cargo de trazar una "detallada y extensa cronología de todos los eventos, desde el affaire Faurisson, el cual, de una manera u otra, ha puesto a la universidad en contacto con el negacionismo, ya sea mostrando apoyo o condena".
Los insultos contra el joven historiador
eran tales en esta cargada atmósfera por los medios de
comunicación que los jueces de Lyon tuvieron que deliberar
durante cinco semanas antes de pronunciar un veredicto de culpabilidad
el 27 Mayo: sentenciaron a J. Plantin a seis meses de encarcelamiento
(suspendido) y a una multa de 10,000 francos (aproximadamente
300.000 pesetas) y le ordenaron pagar 39,000 francos (aproximadamente
1.150.000 pesetas) en daños y costas a asociaciones judías.
El equipo profesional requisado en su casa (computadores y archivos
en diskettes) ha sido confiscado. J. Plantin tiene diez días
de plazo para apelar. Según los periodistas, parece que
otro caso contra el joven historiador está en perspectiva,
esta vez por el contenido del ultimo numero (el 4) de Akribeia.
Por su parte la junta de gobierno de Lyon-II ha decidido comenzar
los procedimientos para la revocación del titulo "DEA"
de J. Plantin. Es más su trabajo de "DEA" ya
no puede ser encontrado en la librería de la universidad
y puesto que consecuentemente nadie puede decir nada acerca de
su contenido, es sobre la base de este tecnicismo administrativo
de la atribución del titulo que la revocación está
siendo llevada! Tal es la decisión de la junta, alcanzada
por un votación de 30 a favor, nadie en contra, y ocho
abstenciones.
El comportamiento del diario Le Monde
Durante muchos años he tenido
el habito de denunciar las mentiras de Le Monde, particularmente
aquellas que tratan el asunto del revisionismo, por el mismo Le
Monde. "Le Monde, diario evasivo ( -- continuación
--)" es el invariable titulo que he dado a los fragmentos
en los cuales, además de una reproducción del artículo
que trata la cuestión, mis observaciones pueden ser leídas.
Copias de las cuales han sido dirigidas a los periodistas a los
que critico y a sus superiores. La experiencia enseña que
cuando, por ejemplo, un revisionista o -- como es el caso con
J. Plantin -- un editor sospechoso de revisionismo es ya arrojado
a prisión o sentenciado a una elevada multa, este periódico
deliberadamente dejará pasar el hecho en silencio o lo
minimizará. Aquella misma tarde del veredicto, envié
un fax a Le Monde en el cual recapitulé todas las
sanciones y penas que el tribunal había recientemente infringido
a J. Plantin. Concluí: "Tendrá Le Monde
la honestidad, por una vez, de no minimizar ningún aspecto
de este proceso?" Hasta la lectura del artículo a
cuatro columnas que apareció en su número del 29
de mayo (p. 4), noté que el periódico había,
por una vez, mostrando una relativa honestidad, pero otra vez
había minimizado y distorsionado. Minimizado, primero,
en disminuir el monto del pago por el joven desempleado de los
costes y daños de 39,000 a 30,000 francos, luego, olvidando
mencionar la confiscación de su equipo profesional (los
dos computadores y los archivos de diskettes requisados de su
domicilio) y, finalmente, evitando recordar en su relación
del fondo del affaire, las ignominiosas condiciones del tiempo
de custodia de J. Plantin, condiciones de las cuales Le Monde
fue el primero en ser informado por mi propia actuación.
Al final distorsiona y amputa una palabra del titulo del trabajo
del "DEA": esta palabra era "nazis", apareciendo
la expresión "camps de concentration nazis".
Aquella expresión y adjetivo, en el contexto dado, era
muy lejana de cualquier revisionismo. De hecho, contrariamente
a un rumor periodístico, J. Plantin no ha estado envuelto
en el revisionismo histórico. Él se ha esforzado
en Akribeia por ser exacto e imparcial. Este es su crimen, su
único crimen. En Lyon, una nueva caza de brujas ha empezado,
con Le Monde tomando parte en ella. Quizás con un
poco menos de veneno y duplicidad que usualmente. Pero tomando
parte sin embargo. Hay que decir que Le Monde parece tener
una congénita repugnancia a ser exacto con Akribeia
(2).
La aventura de J. Plantin
Un intelectual, entrenado en investigación histórica, concienzudo, modesto, altruista, absorto en una benedictina rutina de trabajo, privado de toda clase de recursos financieros, desempleado, decide un día lanzar un altamente erudito periódico histórico. Toma nota del hecho de que en Francia y en el resto del mundo existe una viva controversia histórica oponiendo a los discípulos de una cierta ortodoxia contra aquellos que resisten esa ortodoxia. Se da cuenta que entre los dos ningún debate publico parece posible. Un hombre modesto, él no es el único en intentar crear las condiciones para un imposible encuentro. Simplemente dará cuenta, entre sus otros varios estudios, de los escritos de diversas contribuciones, aquí y allí, tanto de los exterminacionistas como de los revisionistas. Procederá con la mayor imparcialidad posible. Relatará lo que él descubra. En detalle. Con precisión. En un neutral, si no monótono lenguaje. Pero iluminando, un día chocará este aventurero de archivos y librerías. Entonces repentinamente aparecen grupos y facciones que están ofendidos, amordazando con indignación. Ellos se quejan a la universidad, a la policía, a los tribunales. El diabólico enemigo debe ser aplastado. El joven sin empleo perderá, por confiscación, el equipo profesional que todavía posee y el rico le forzará a endeudarse en orden a pagar la "compensación". Al investigador le será prohibido investigar. Al académico que cometa otro desliz le será dicho que tendrá que meditarlo en prisión. Sus títulos le serán retirados. Pronto será arrastrado a ceremonias de expiación, reuniones rituales, cruzadas. J. Plantin ha tenido un duro comienzo. Todavía no ha terminado con el affaire que lleva su nombre.
Notas
(1) Uno puede también citar la sospecha de revisionismo de dos historiadores de Lyon: Gérard Chauvy (a causa de su libro Aubrac, Lyon 1943, en el cual descubre ciertos desagradables hechos concernientes a una bien conocida pareja de resistentes) y Michel Bergès ( siguiendo a su testimonio en el proceso de Maurice Papon).
(2) No es "desde principios de los
años 80" que la universidad de Lyon-II ha experimentado
controversia acerca del revisionismo sino desde enero de 1978;
en lo que me concierne a mí personalmente, yo no era un
"maestro de conferencias" sino un completo profesor
(primero prohibido de dar clases, luego privado de su cátedra
por una inexplicable decisión administrativa). Todavía
otros puntos en el artículo de Le Monde podrían,
en algún grado, ser corregidos.
CONFIDENCIAL
Ayudar a una persona a pagar multas y daños que han sido ordenados por los tribunales está prohibido por la ley francesa. Pero es posible enviar ayuda financiera a J. Plantin, quien ha perdido sus computadores y sus archivos de diskettes, además de su equipo profesional, y quien, para su defensa legal, ha incurrido en elevados costos y ciertamente incurrirá todavía más. En orden a enviarle ayuda, ésta le puede ser enviada por correo regular, tanto por cheque, como por giro o, incluso simplemente, un billete. Un recibo de agradecimiento será dirigido a todos los donantes.
Jean Plantin
45/3, route de Vourles
69230 SAINT-GENIS-LAVAL
(Francia)
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Original frances: 30 Mayo
1999.
Publicacion: Bajo la tirania, Barcelona, 9, 2a Parte (XI),
Septiembre 1999, pag. 26-30.