Los Atentados de Buenos Aires fueron el producto de la infiltración
del
terrorismo fundamentalista judío en el servicio de contraespionaje
israelí
(Shin Beth) (1)(2).
Son dos los atentados macroterroristas
ocurridos en la Ciudad de Buenos
Aires, ambos contra instituciones judías.
El primero de ellos fue una implosión (3). Una comisión
técnica designada
por la Academia Nacional de Ingeniería demostró,
por encargo de la Corte
Suprema de Justicia de la República Argentina, que la explosión
que demolió
el edificio de la Embajada de Israel en la Argentina, el 17 de
marzo de
1992, produciendo 29 muertos y una gran cantidad de heridos, ocurrió
dentro
del propio edificio; más concretamente en la planta baja
del mismo. Por lo
tanto es muy difícil pensar que la motivación política
del atentado sea
ajena a la crisis intrajudía, que afecta con mucha intensidad
a la sociedad
israelí en especial desde los inicios del llamado "plan
de paz".
Además se hace imposible imaginar a un "terrorista
árabe" introduciendo un
paquete de explosivos equivalente a unos 3 metros cúbicos
sin que los
agentes del Shin Beth, custodios del edificio, se enteraran. No
olvidemos
que en esos momentos gobernaba Israel el partido Likud en coalición
con los
partidos religiosos, por un lado, y con el partido Laborista,
por otro
(Shimon Peres, por ejemplo, era ministro de Hacienda). Naturalmente
dentro
del gobierno y del grupo negociador judío existían
serias disidencias.
Todos los datos fiables que existen al día de hoy señalan
que el segundo
atentado, ocurrido el 18 de julio de 1994, también fue
una implosión que
demolió asimismo un enorme edificio en pleno centro de
la ciudad de Buenos
Aires, donde funcionaba la sede de la AMIA, Asociación
Mutual Israelita
Argentina, y de otras organizaciones sionistas, como la Histadrut,
que eran
totalmente favorables al desarrollo del "plan de paz".
En este segundo
atentado murieron 86 personas y más de 100 quedaron heridas.
En ambos casos existen sendas investigaciones judiciales, que
aún no han
dado resultados tangibles, a excepción del dictamen técnico
antes
mencionado. Se sabe, sin embargo, que al juez actuante en el caso
de la
Embajada, que era asimismo Presidente de la Suprema Corte de Justicia,
le
fue vedado el ingreso durante años al predio que ocupaba
la Embajada, por
considerar, los embajadores de aquellos tiempos, que al tratarse
de
"territorio israelí", las investigaciones debían
ser realizadas por personal
israelí (la investigación la realizó el Shin
Beth de modo rutinario y
superficial, y no dio ningún resultado tangible). Esa situación,
que,
repetimos, duró varios años, le fue muy útil
a la inteligencia exterior
israelí (Mossad) que propagaba su falsa y específica
versión del atentado.
El dictamen técnico elaborado por inobjetables científicos
de la Academia
Nacional de Ingeniería, por encargo de la Corte Suprema
de Justicia, que se
incorpora en la causa recién el 19 de setiembre de 1996,
demolió de manera
definitiva las absurdas teorías conspirativas propaladas
por la alianza
judío-norteamericana.
A las pocas horas de ocurrido el segundo atentado (la implosión
en la AMIA,
ya con gobierno laborista en Jerusalén) los gobiernos israelí
y
norteamericano propagaron la noticia, a todo el mundo, de la culpabilidad
de
Irán y de Hezbollah en el suceso. Fue como una respuesta
aprendida y
memorizada de antemano. Es así que el gobierno y la justicia
argentinas, con
una intromisión directa y descarada de la Embajada de Israel,
impulsan las
investigaciones que hasta el momento han producido algunos detenidos
-en
relación sólo con el segundo atentado-, aunque a
ninguno de ellos se le ha
podido encontrar implicaciones ni directas ni indirectas con el
hecho (4).
Fue asimismo la inteligencia -o la contrainteligencia- israelí
quien emite
la falsa información de que los atentados se realizaron
desde el exterior de
ambos edificios, y a través de sendos "coches-bomba".
Son asimismo esos
grupos de la "seguridad" del Estado de Israel quienes
aseguran la
culpabilidad del "terrorismo islámico", hecho
que al día de hoy no está
demostrado ni siquiera remotamente.
Mientras el fundamentalismo terrorista judío crecía
en forma vertiginosa
dentro de las fronteras del Estado de Israel, y en cada una de
las
principales comunidades judías en Occidente, asumiendo
la forma de numerosas
organizaciones y subideologías, la totalidad de su sistema
de seguridad
interior con eje en el Shin Beth estaba orientada casi exclusivamente
hacia
el "terrorismo árabe".
Cuando el asesino judío Baruj Goldstein, el 25 de febrero
de 1994, dispara
sobre una multitud de musulmanes que oraban en la Cueva de los
Patriarcas,
se produce una aparente confusión en el sistema de seguridad
israelí. En
apariencia nadie había previsto "... que un judío
podía perpetrar una tal
masacre. La seguridad militar había recibido (del Shin
Beth), un día antes
de la masacre, una información concerniente a una eventual
agresión de Hamas
contra los judíos" (5). El mundo al revés.
Para salvar sus responsabilidades, el servicio de informaciones
del ejército
(6) hizo pública, ante la Comisión Shamgar (formada
por primera vez para el
"caso Goldstein" y, luego, utilizada para el "caso
Rabin") la siguiente
información: "Nuestro trabajo de análisis concierne
a la situación del
enemigo y no a la de nuestro propio campo. Las informaciones que
nosotros
recibimos del Shin Beth sólo tienen relación con
eventuales ataques árabes,
y no a la inversa... Para nosotros, la interpretación de
base es clara:
cuando un judío porta un arma, es para defenderse. Un árabe
sorprendido con
un arma, es un terrorista" (7).
Respetando con toda exactitud esa misma metodología, todas
las hipótesis de
trabajo aportadas por el Estado de Israel (con el apoyo posterior
de grupos
de inteligencia norteamericanos), en relación con los Atentados
de Buenos
Aires, estuvieron orientadas a "demostrar" la "maldad
intrínseca del régimen
iraní y del islamismo de Hezbollah". Y todas ellas
han abortado a poco de
andar las respectivas investigaciones judiciales, que eran asimismo
extremadamente complacientes con las hipótesis originales.
La opinión pública internacional quedó conmovida
ante el asesinato de Rabin,
que cae bajo las balas del líder de una organización
fundamentalista judía,
que tenía complicidades manifiestas con el Shin Beth. Quedó
al descubierto
un hecho que muy pocos especialistas habían explicitado
con anterioridad: la
sociedad israelí estaba sufriendo disensiones internas
extremadamente
graves, en el límite de una guerra civil (8).
Sin embargo, ese no es el hecho más significativo. Lo realmente
impresionante son las conexiones, que salieron a la luz a partir
de las
conclusiones -públicas- de la Comisión Shamgar,
encargada de investigar el
asesinato de Rabin. Esas conclusiones públicas son realmente
desvastadoras
respecto de la confiabilidad de los servicios de seguridad israelíes,
en
general, y del Shin Beth en particular.
La Comisión Shamgar, que lleva el nombre del ex presidente
de la Corte
Suprema de Justicia, Meir Shamgar (9), produjo asimismo otro informe
de
aproximadamente 100 páginas, que fue clasificado como de
alto secreto, que
es donde, muy probablemente, se podrán encontrar algún
día, las claves
oficiales de los Atentados de Buenos Aires.
Naturalmente que esos atentados se produjeron por factores absolutamente
ajenos a los problemas internos que hoy asfixian a la sociedad
argentina. Su
origen debe ser perfectamente diferenciado de la posterior distorsión
que
hacen las instituciones dirigentes de la comunidad judía
residente en la
Argentina, manipuladas todas ellas por el gobierno de Israel y
sus dos
principales servicios de seguridad: el Shin Beth (interior) y
el Mossad
(exterior). Esas manipulaciones, en su totalidad, están
orientadas a
transferir el centro de gravedad de los conflictos: los principales,
los que
afectan internamente a la sociedad israelí, desaparecen
mágicamente, y sólo
quedan en escena los conflictos árabe-israelíes,
que en esos tiempos eran
absolutamente secundarios. Para no hablar de la inexistencia de
antecedentes
en este tipo de acciones terroristas en la propia Argentina.
Esta última cuestión (en la Argentina nunca se había
registrado una acción
terrorista contra ninguna de las muchas comunidades extranjeras
residentes
en su territorio) fue encarada posteriormente a partir de la magnificación
de la "guerra sucia" de los años 70. La propaganda
judía pretende convertir
esa guerra sucia en un "Holocauto sudamericano": luego
es mucho más sencillo
señalar a los verdugos de ese "Holocauto" y,
consiguientemente, a los
"verdaderos autores" de los atentados terroristas. Este
tema será tratado en
el Capítulo 2. Todo encuadra dentro de la mitificación
sobre la que se funda
la cultura judía en general. El tema del "Holocauto"
será tratado en el
Capítulo 7.
Para exponer en cierto orden los factores que originan las agresiones
terroristas sobre la Argentina, los hemos agrupados de la siguiente
manera:
1. Los Atentados de Buenos Aires deben comprenderse dentro del
proceso de la
crisis interna de la sociedad israelí, que se agudiza hasta
el paroxismo a
partir de los preparativos de la Conferencia de Madrid (1991).
2. La lucha violenta que un sector de la sociedad israelí
emprende contra
otro sector de esa misma sociedad es abarcante de la totalidad
del espacio
judío internacional. Es decir, que esa lucha incluye a,
por lo menos, los
siguientes países: Israel, Estados Unidos, Gran Bretaña,
Francia y la
Argentina. Ella se desarrolla, asimismo, en por lo menos tres
planos,
simultáneamente: el cultural o teológico (fundamentalismo
religioso versus
sionismo laico), el social (colonos versus poblaciones establecidas)
y el
estatal-institucional (fractura de los servicios de seguridad).
3. La Conferencia de Madrid es forzada por los EUA y aceptada
con hipocresía
por el gobierno Shamir (siguiendo la vieja tradición "negociadora"
israelí).
Pero a partir de ella, importantes sectores del laborismo o social-sionismo
liderados por el general Rabin se suman rápidamente a la
propuesta,
intentando avanzar un poco más dentro de la ecuación
"paz por territorios",
pero siempre dentro del mantenimiento de un férreo control
israelí sobre la
región.
4. Ello provoca una sucesión de reacciones violentas por
parte del
fundamentalismo religioso, que se había consolidado progresivamente
en
Israel y en todo el espacio judío internacional (del cual
Argentina forma
parte debido a la importancia de la comunidad judía allí
residente) a partir
de la victoria militar de 1967. Ese es el año de la reconciliación
entre una
importante franja de ese fundamentalismo religioso y los sectores
nacionalsionistas (Beguin, Shamir, Sharon, etc.).
5. La fractura social y religiosa se proyecta puntualmente en
los aparatos
de seguridad del Estado, en especial en el servicio de contraespionaje
Shin
Beth.
6. Para el fundamentalismo judío el lanzamiento del proceso
del "plan de
paz" a partir de la Conferencia de Madrid fue el inicio -sólo
el inicio- de
una catástrofe anunciada por los propios mesiánicos.
Su reacción contra ese
proceso incluye numerosos actos de terrorismo, dentro de los cuales
los de
Buenos Aires son sólo una parte.
7. Para comprender a los Atentados de Buenos Aires dentro de este
contexto
lógico -el único posible- es necesario analizar
la cronología de algunos
hechos sobresalientes (10) sucedidos en la escala del espacio
judío
internacional y, en especial, dentro de las fronteras del Estado
de Israel.
La abundante bibliografía existente registra inequívocamente
un
extraordinario incremento del terrorismo judío y una clara
multiplicación de
los grupos terroristas judíos, en forma paralela al "avance"
del "plan de
paz":
*1989-1990-1991, ola de atentados terroristas en Israel, contra
judíos
partidarios del "plan de paz", hoy llamados "falsos
judíos". Esos atentados
son atribuidos oficialmente al grupo Kach, llamado también
sicarios
(sikariim) o "camisas amarillas" (11).
Los sicarios (de sica, puñal en latín) están
fuertemente entroncados en el
Antiguo Testamento y son reivindicados en el Talmud y la Mishnah.
El derecho
que tiene un judío de ejecutar a otro judío nace
y se legitima con la acción
del sacerdote Pinhas (o Pinjás) (Números, 25) quien
asesina a Zimri, por
indicación directa de Moisés, a quien Yahveh ordenó
dar muerte no sólo a los
jefes moabitas [Dijo Yahveh a Moisés: "Toma a todos
los jefes del pueblo y
empálalos en honor de Yahveh, cara al sol"] sino muy
especialmente a los
"falsos judíos", a los pecadores: a los israelitas
unidos con hijas de Moab
que habían realizado sacrificios a los dioses extranjeros
["Matad cada uno a
los vuestros que se hayan adherido al Baal de Peor"]. Los
sicarios son la
consecuencia lógica de la ideología zelote ("celosos
defensores del Templo":
del griego zêlôsantes), el nacionalismo judío
que se enfrenta no sólo al
poder romano sino en especial a los judíos partidarios
de Roma. Es conocido
que uno de esos judíos del "partido romano",
Flavio Josefo, los define como
"bandidos judíos": "Se dieron este nombre
a sí mismos como si fuera la
práctica del bien y no las empresas más criminales
lo que era el objeto
verdadero de su celo" (Guerra de los judíos, IV y
VII). Los sicarios forman
un grupo muy importante dentro del "partido de los zelotes",
el nacionalismo
judío anti-romano pero sobre todo enemigo de los judíos
romanizantes. El
pueblo de Israel parece condenado a repetir ciclos históricos,
dada su
obediencia a las representaciones contenidas en el libro ideológico
más
espectacular jamás escrito: el Antiguo Testamento. ¿Cuál
es la diferencia
entre los zelotes de las guerras judías y los colonos actuales?
El 14 de
enero de 1998, 30.000 zelotes contemporáneos -y, dentro
de ellos, muchos
sicarios- se manifestaron en Jerusalén con la consigna:
"Clinton: manos
fuera de Israel" (12), al mismo tiempo que le recordaban
a Netanyahu: "Tu
fuiste elegido para proteger la tierra de Israel" (Fuente:
The Jerusalem
Post, 15 de enero de 1998). El fantasma de Rabin y del proceso
terrorista
judío a escala mundial, estuvo presente esa noche, una
vez más, en
Jerusalén, la metrópolis del ethnos, pero sobre
todo del genos judío.
*30 de setiembre de 1991, apertura de la Conferencia de Madrid.
*17 de marzo de 1992, implosión en la Embajada de Israel
en Buenos Aires,
donde estaba reunido el grupo dirigente del Shin Beth encargado
de la
seguridad de las embajadas y de otros edificios públicos
israelíes en el
área sudamericana. La implosión se produjo en el
exacto momento en que los
agentes estaban almorzando fuera del edificio.
*Mayo de 1992. Desarrollo de las negociaciones de paz: en Washington,
Viena,
Bruselas, Tokio y Ottawa.
*13 de junio de 1992. Triunfo electoral de Isaac Rabin como líder
del
Partido Laborista. Uno de sus primeros actos de gobierno es la
reestructuración del Shin Beth. Se eleva al rango de brigada
lo que hasta
ese momento (el Departamento Judío) era una pequeña
unidad encargada de
vigilar las actividades de los grupos fundamentalistas judíos
dentro de
Israel, especialmente de los residentes en la Cisjordania. Los
agentes del
Shin Beth reciben la orden de infiltrarse en las organizaciones
creadas por
lo colonos.
*Agosto de 1992. Por primera vez Israel declara aplicable al Golán
sirio el
principio de la "restitución de territorios"
(en el Golán están establecidos
13.000 colonos judíos).
*30 de agosto de 1993. El Parlamento israelí aprueba la
"Opción
Gaza-Jericó".
*9-13 de setiembre de 1993. Se produce el reconocimiento mutuo
entre Israel
y la OLP, en Washington (Oslo I).
*16 de enero de 1994. Cumbre Sirio-americana en Ginebra. Rabin
anuncia la
intención de realizar un referendum (en Israel) para legalizar
la retirada
de la Tsahal del Golán (13).
*25 de febrero de 1994. El médico judío-americano
Baruj Goldstein asesina a
más de 40 palestinos en la mezquita de Hebrón.
*Febrero-mayo de 1994. Acuerdos de El Cairo. Se establecen las
fronteras
internacionales de Gaza y Jericó.
*25 de mayo de 1994. Acuerdo de Paz entre Jordania e Israel.
*1 de julio de 1994. Regreso de Yasir Arafat a Palestina tras
27 años de
exilio.
*18 de julio de 1994. Implosión en la AMIA de Buenos Aires.
Las
organizaciones judías que funcionaban en ese edifico tenían
una orientación
claramente favorable al "plan de paz".
*26 de octubre de 1994. Tratado de Paz entre Israel y Jordania.
*28 de setiembre de 1995. Acuerdos de Taba (Oslo II) entre Israel
y
Jordania.
*4 de noviembre de 1995. Asesinato de Isaac Rabin. Las conclusiones
de la
Comisión Investigadora constituida determina la complicidad
del Shin Beth en
el asesinato, por acción e inacción.
De manera muy sucinta, éste es el espacio-tiempo y el contexto
de los
Atentados de Buenos Aires. Como veremos posteriormente, todas
las acciones
violentas del fundamentalismo terrorista judío giran en
torno a una
institución fundamental del Estado de Israel: su servicio
de
contraespionaje, el Shin Beth, encargado, entre otras cosas, de
proteger la
seguridad de las embajadas de Israel en todo el mundo, y de aplicar
y de
administrar la tortura dentro de Israel y en los Territorios Ocupados.
8. El fragmento público del análisis realizado como
consecuencia del
asesinato de Rabin (Comisión Shamgar) señala algunos
hitos muy importantes
en la historia de las infiltraciones del Shin Beth en los grupos
fundamentalistas judíos. Lo relevante de la lectura del
Informe, es que al
final de cada operación, nunca quedaba claro quién
era el infiltrado y quién
el infiltrador.
Como bien lo demuestra, entre otros, el "caso del asesinato
del doctor
Kastner", un judío-húngaro supuesto ex colaborador
de la Gestapo. Su
asesino, Zeev Eckstein, era uno de los agentes infiltrados por
el Shin Beth
dentro del grupúsculo de "vengadores". Una situación
comparable se reproduce
treinta y cinco años más tarde. El agente infiltrado
por el Shin Beth
(Avishay Raviv) fue "incapaz" de controlar al asesino
de Rabin (Ygal Amir),
líder del grupo supuestamente infiltrado. El grupo y el
asesino estuvieron
permanentemente vigilados y fueron manipulados en ambos casos
por el
servicio de contraespionaje. Y ambos asesinatos se produjeron
igualmente.
9. Ygal Amir, antes de asesinar a Rabin, tuvo una amplia experiencia
en
cuestiones de seguridad y de política exterior (había
estado oficialmente en
Lituania como funcionario del Estado judío adoctrinando
a futuros emigrantes
soviéticos a Israel). El grupo fundamentalista que llegó
a liderar Ygal Amir
había sido organizado y generosamente financiado por el
"agente provocador"
del Shin Beth, Avishay Raviv, un hombre de la máxima confianza
de la cúpula
del contraespionaje israelí.
10. Los Atentados de Buenos Aires están claramente anclados
en la estrategia
mesiánica del fundamentalismo judío (Tierra de Israel
versus "Estado" de
Israel) y en el juego dual del contraespionaje del Shin Beth.
Pero la
diplomacia de Israel, el Mossad y el lobby judío en la
Argentina tuvieron
reflejos rápidos, en especial después de la implosión
en la AMIA: desviaron
el proceso hacia el "terrorismo árabe" y hacia
una supuesta "conexión
interna" estrictamente argentina y continuadora del "Holocauto
sudamericano". Con ello ganaron la primera batalla de una
guerra psicológica
y física con la Argentina, que será muy larga, hasta
que se pueda acceder a
los archivos del Shin Beth o al fragmento secreto del Informe
Shamgar. Esa
batalla perdida por la Argentina tuvo dos frentes:
*Desviar la atención de la opinión pública
internacional de las fracturas
internas que azotan a los aparatos del Estado y a la sociedad
israelí hacia
el "nazismo criollo" argentino, el peronismo (para lo
cual hubo que fabricar
la imagen del "Holocauto sudamericano") en un momento
en que comenzaba una
campaña internacional judía contra varios países
al mismo tiempo ("oro
suizo").
*Evitar que las investigaciones policiales y judiciales
dentro de la
Argentina derivara hacia los grupos judíos fundamentalistas
radicados en ese
país, y encontrara en ellos la verdadera "conexión
local" (14).
11. En síntesis. Entre los inicios del "plan de paz"
y el asesinato del
general Rabin queda determinado un tiempo y un espacio: un tiempo
de
hegemonía judía ideológica en todo Occidente
y un espacio geográfico judío
(Israel+diáspora) que no admite discontinuidades. Dentro
de ese tiempo y de
ese espacio, los Atentados de Buenos Aires aparecen como simples
eslabones
de una cantidad muy grande de sucesos y de conflictos, entre los
cuales no
existen discontinuidades ni espaciales ni temporales, ni metodológicas
(operativas) ni ideológicas (teológicas). En términos
aún más concretos no
existen diferencias cualitativas, ni en los objetivos ni en los
métodos
entre los Atentados de Buenos Aires y el asesinato del general
Rabin, para
exponer sólo dos de los eslabones de una larga cadena:
los mismos actores se
desplazan en un mismo espacio en un mismo período de tiempo.
Un día después del asesinato de Isaac Rabin, Jacob
Perry (15), quien durante
años había sido jefe del Shin Beth hasta unos meses
antes del magnicidio,
declara: "Si yo hubiese sido todavía el jefe del Shin
Beth habría
dimisionado". En ese momento, el períodico Yediot
Aronot publicó una carta
enviada por Alicia, viuda de David Ben Rafael, una de las familiares
de una
de las 29 personas muertas en la implosión de la Embajada
de Israel en
Buenos Aires en 1992, cuando el propio Perry era el jefe del Shin
Beth y
responsable de la seguridad de esa Embajada: "He leído
la declaración de
Jacob Perry (antes citada) y monté en cólera ¿Por
qué Perry no dimisionó
después del atentado cometido en Buenos Aires? Él
era el responsable de la
seguridad de la Embajada. En esa época yo había
planteado esa cuestión y
nunca jamás recibí respuesta".
Otro periódico israelí, Haaretz, recoge la quejas
de Danny Carmon, que había
sido Cónsul de Israel en Buenos Aires en los tiempos de
la explosión, y cuya
mujer murió en el atentado. Danny Carmon sostiene que el
Shin Beth no ha
investigado lo suficiente después del atentado, y que esa
organización es
contraria a conformar una comisión especial para continuar
la investigación.
Carmon, que en la actualidad es el jefe de la división
de informaciones del
ministerio de Asuntos Exteriores de Israel, encuentra que hubo
"negligencia"
por parte del Shin Beth, en relación con la investigación
de la implosión de
la Embajada. Asimismo, luego de cerrada la investigación,
muchas otras
personas encontraron que la misma había sido "superficial,
examinando sólo
los aspectos técnicos del ataque". Incluso esa explosión,
se admite, pudo
haber sido accidental, originándose a partir del material
militar israelí
almacenado dentro del edificio. Jacob Perry rechaza toda responsabilidad
en
el atentado, a pesar de haber estado reunido en la Embajada de
Israel en
Buenos Aires, junto con Isaac Levi -responsable del departamento
de
seguridad del Shin Beth- y David Margalit -responsable del área
suramericana
del Shin Beth. Esa reunión de responsables de seguridad
había comenzado
pocos días antes de haberse producido la implosión.
"De acuerdo con una de
las personas que participó en esa reunión, Perry
sostuvo en la misma que en
el área suramericana (a cargo del Shin Beth) no existía
ningún objetivo
terrorista (ningún blanco para los `islamistas')"
(Fuente: Haaretz, 29 de
diciembre de 1997).
La negativa del Shin Beth en proseguir con la investigación
coincide, con
toda exactitud, con las quejas posteriores del ministro del Interior
argentino, el judío Carlos Corach, quien admite que no
existe información
fehaciente, sino sólo "circunstancial", sobre
la participación de Irán y de
Hezbollah en los atentados. "Nosotros tuvimos contactos oficiales
con el
Mossad y con la policía de Israel. De la información
que nos han
proporcionado no se puede extraer evidencia alguna sobre la existencia
de
una conexión de Irán y de Hezbollah. También
hemos pedido ayuda a la CIA, y
ellos, también, han contribuido muy poco" (Fuente;
Haaretz, 6 de enero de
1998).
Una conclusión lícita y lógica que el analista
puede extraer ante esta
situación, es que ninguna organización va a dar
informaciones sobre hechos
en los cuales ella misma está implicada, por acción,
omisión, o como simple
protectora de los actores reales.
Cuando la investigación sobre el asesinato de Rabin descubre
la magnitud de
la conspiración fundamentalista y la profundidad de las
conexiones de ese
terrorismo religioso con el principal servicio de informaciones
del país
(16), en ese momento en Israel todas las personas con capacidad
para pensar
por cuenta propia relacionaron -en tiempo y espacio- toda la secuencia
de
los hechos, algunos de los cuales nosotros ya hemos expuesto en
esta
cronología.
El proceso
Primero debemos ubicarnos en el plano de la macropolítica
o, si se quiere,
de la historia. El proceso que termina con la infiltración
del terrorismo
fundamentalista de los colonos judíos en el Shin Beth -en
la organización
encargada de la seguridad interior israelí y de las instituciones
de Israel
dislocadas en el exterior (17)- comienza con prolongada anterioridad
de los
primeros pasos del "plan de paz". La victoria militar
de 1967 fue el punto
en el que comienza la reconciliación entre el mesianismo
religioso y los
sectores nacionalistas del sionismo (nacionalsionismo).
El giro religioso
Existe una cantidad importante de bibliografía sobre
este tema. Sólo a
título indicativo señalaremos que a partir de la
euforia de 1967, los
fundamentalistas religiosos comenzaron a percibir que es posible
entender al
anterior sionismo laico "... como a los audaces que están
realizando una
misión divina en el proceso de la Redención"
(rabino Abraham Isaac Hacohen
Kook, 1973).
La redención es concebida como el tránsito que impulsa
el sionismo laico,
"en contra de su propia voluntad", del "Estado
de los judíos" hacia la
"Tierra de Israel", o Eretz Israel. Esta concepción
del judaísmo religioso
fracturó la clásica posición del judaísmo
tradicional religioso, basado en
la Alajá, entendida como Ley superior. Y reestructuró
totalmente "... la
estructura lógica y armoniosa del pensamiento religioso
ortodoxo, alterando
las distinciones fundamentales entre el bien y el mal, lo justo
y lo
injusto, lo sagrado y lo profano" (18).
A diferencia del nacionalsionismo (lo que vulgarmente se llama
la "derecha
israelí", el fundamentalismo propone reemplazar el
sistema democrático por
el gobierno de los rabinos, o de los levíes, o "jueces",
siguiendo al pie de
la letra lo que se señala en el Libro de Esdras, que es
un Libro
fundacional, en lo que a sistema político se refiere, de
la Torah o Antiguo
Testamento. Es en el Libro de Esdras donde se establece la necesidad
de
operar la transferencia de la legitimidad política a la
autoridad religiosa
(19).
La eclosión política del fundamentalismo religioso
Las implantaciones de colonos en los territorios conquistados-ocupados
fue
el símbolo central de este nuevo período mesiánico.
Un rabino definió esa
etapa en los siguientes términos: "La tierra de Israel
es santa, el pueblo
de Israel es santo, el ejército de Israel es santo, los
carros de combate
del ejército de Israel deben ser objetos de culto"
(Haim Druckman). Esta
"filosofía" eclosiona bajo la forma de numerosos
partidos políticos de base
religiosa, los cuales, por primera vez en la historia de Israel,
se
convierten en aliados del Likud en su acceso al poder en 1977.
Esos partidos
religiosos, que son los principales sostenedores de la anexión
del
territorio ocupado, cubren un amplio espectro, parlamentario y
extraparlamentario, y proponen desde acciones puramente políticas
hasta
actos terroristas propiamente dichos. "El mundo ortodoxo
judío, que durante
mucho tiempo fue un fenómeno marginal, asume hoy una importancia
numérica y
ejerce una influencia jamás conocida por el judaísmo
moderno. Eso sucede en
Francia, en Estados Unidos, Inglaterra e Israel. Él tiende
a convertirse en
la única referencia espiritual, el la guía, en el
maestro, él penetra las
comunidades más tranquilas y las escuelas hasta este momento
tradicionalistas" (20).
El debate rabínico sobre el asesinato de judíos
por otros judíos
En el contexto antes señalado volvió a cobrar actualidad
el viejo debate
rabínico sobre la legitimidad del asesinato de judíos
Rodef y judíos Mosser
por judíos leales a la ley alájica. El gran público
israelí se enteró de la
actualidad de este debate sólo a partir de los interrogatorios
del asesino
del general Rabin, Ygal Amir, cuyas declaraciones forman parte
del Informe
Shamgar.
A partir de la percepción de los primeros movimientos orientados
hacia el
"plan de paz", los rabinos pertenecientes a la corriente
nacional-mesiánica
ponen al día y desarrollan un debate cuyas conclusiones
son las mismas de
siempre: los judíos Rodef y los judíos Mosser, los
"falsos judíos" de los
tiempos actuales, según el fundamentalismo gobernante,
merecen la muerte.
Rodef y Mosser son conceptos rabínicos acuñados
durante la Edad Media,
aunque sus orígenes, como ya hemos visto, están
en en Pinhas o Pinjás
(Números, 25). Rodef es un judío persecutor de otros
judíos, es quien pone a
otros judíos en peligro de muerte. Matar a un judío
Rodef es salvar de la
muerte a otros judíos en peligro. Mosser es un judío
denunciante de judíos:
un judío que acusa a judíos ante los gentiles o
goims. Al igual que el
Rodef, el Mosser merece la muerte.
El inicio de este debate fue anterior al comienzo del "plan
de paz"
propiamente dicho, que arranca nominalmente con la Conferencia
de Madrid,
aunque su proceso -secreto- se venía desarrollando desde
muchos años antes,
prácticamente desde la derrota de la OLP en 1982 en el
Líbano. La entrega de
tierras (sagradas) que preveía el Plan era un delito rabínico
terrible. Los
Rodef y los Mosser, los "falsos judíos" implicados
en el Plan, debían morir.
Percepción y doble infiltración
Entre el inicio de la Conferencia de Madrid y la implosión
de la Embajada de
Israel en Buenos Aires (las víctimas judías de ese
atentado habían sido
clasificadas, previamente, como Rodef y Mosser), asume el poder
el general
Isaac Rabin. Uno de sus primeros actos de gobierno consiste en
reestructurar
el Shin Beth para reorientar sus actividades hacia el control
del terrorismo
fundamentalista judío. Quien en esos momentos era el jefe
del servicio,
Jacob Perry, (prevenido por la implosión de la Embajada
de Israel en Buenos
Aires mientras él y sus subordinados estaban en esa capital)
sostuvo: "Como
ya lo anuncié en la última reunión ministerial,
existe el peligro cada vez
más grande de que un judío intente asesinar al primer
ministro. Creo que es
necesario concentrar las energías del servicio en esa dirección"
(21).
La persona designada para dirigir la nueva brigada sobre el Terrorismo
Judío
es Karmi Gilon, un joven oficial del servicio de contraespionaje
desde hace
tiempo afectado al pequeño departamento judío del
Shin Beth, creado a
mediados de los años 80. Según Perry, Karmi Guilon
es "... un hombre que ha
asimilado completamente el pensamiento de los colonos. El ha acumulado
mucha
información sobre los extremistas judíos de derecha"
(Uri Dan,... etc. op.
cit, p.54 -ver nota 21).
Karmi Gilon había elaborado su tesis de doctorado en ciencias
políticas en
la Universidad de Haifa sobre el tema "Ilegalidades cometidas
por la derecha
en Israel por razones ideológicas sobre el fondo del conflicto
árabe-israelí". Presentó su tesis en
enero de 1990 y la misma fue aprobada
con una nota sobresaliente (8 puntos sobre 10). El principal argumento
de la
tesis de Gilon no es ni brillante ni original: "Una organización
clandestina
no tiene ninguna necesidad de ser importante para cumplir un acto
espectacular". Karmi Gilon fue el principal manipulador del
"infiltrado"
Avisay Raviv, creador del grupo finalmente liderado por Ygal Amir,
asesino
del general Rabin.
Un analista israelí, Amnon Kapeliuk, corresponsal
en Jerusalén de Le Monde
Diplomatique, relata ese proceso de doble infiltración
de la siguiente
manera: "Si la derecha (israelí) no fue objeto prácticamente
de ninguna
vigilancia por parte del Shin Beth, tenía, por el contrario,
en el seno de
esa organización, un número creciente de elementos
de la 'derecha leal'...
Algunos meses antes del asesinato (de Rabin), la opinión
pública israelí fue
sorprendida al constatarse que un alto dirigente del Shin Beth
abandonó el
servicio por iniciativa propia, para hacerse cargo de la dirección
del
Partido Nacional Religioso en vista de la cercanía de las
elecciones
legislativas. Después del asesinato esa persona, el señor
"Kof", fue el
principal organizador de la campaña electoral de ese partido.
En el Shin
Beth, numerosos agentes de todos los grados llevan la "Kippa"
sobre sus
cabezas. Pero es especialmente en el 'Departamento Judío',
y sobre todo en
el momento de máximo peligro integrista, donde abundan
esas personas con
Kippa sobre sus cabezas. Ellos se han educado en establecimientos
religiosos, y pasaron por un seminario dirigido por el rabino
Josef Ba-Gad,
del partido fascista Moledet" (22).
La demonización del enemigo intrajudío parte
de las definiciones rabínicas,
ya vistas, de Rodef y Mosser. Tanto la Embajada de Israel en Buenos
Aires
como el Edifico de la AMIA estaban llenos de Rodef's y Mosser's
partidarios
del maldito "plan de paz". Suponemos que habrá
sido realmente hercúlea la
tarea posterior, encomendada seguramente al Mossad, de restaurar
la imagen
judía ante el mundo, y utilizar esos atentados para producir
un efecto
inverso a sus objetivos originales, permitiendo soldar las fracturas
internas y re-proyectar el conflicto más allá de
las fronteras de Israel y
de las respectivas comunidades judías en Occidente.
Los atentados así travestizados, con órdenes iraníes
y mano de obra
nazi-criolla, permiten su utilización para legitimar acciones
militares
"preventivas" contra procesos revolucionarios de nuevo
tipo ya instalados en
zonas estratégicas de alto valor energético, tecnológico
y militar. En
especial las zonas ubicadas en el confín sureste del Mediterráneo
Europeo,
en la confluencia del Oriente Medio, el Asia Central y el Océano
Indico.
Israel sabe que a pesar de haber empeñado sus fuerzas en
cuatro guerras
convencionales victoriosas, no sólo no tiene garantizada
la paz: si sólo
perdiese una -la próxima, que bien podría ser una
guerra civil/regional-,
perdería su misma supervivencia. Es por eso que los sectores
religiosos-fundamentalistas, hoy hegemónicos dentro del
Estado de Israel,
han asumido convertirse en vanguardia militar y cultural del mundo
occidental en una ofensiva contra una civilización demonizada
(la islámica),
en un teatro de operaciones absolutamente específico. Para
que ello se
concrete es necesario que desaparezcan -del interior del Estado
judío y en
las comunidades judías más importantes del mundo
occidental- las fuerzas de
los Rodef y de los Mosser. Hacia ese objetivo están orientadas
las enmiendas
orientadas a promulgar una Ley del Shin Beth en Israel, tal como
lo hemos
visto en la Introducción de este libro.
La hipótesis por la cual la detonación fue causada
por un explosivo ubicado
en un "coche-bomba" estacionado en el exterior de ambos
edificios, fue
asimismo aportada por Israel y, en el caso AMIA, por los soldados
israelíes
que vinieron a remover escombros sobre una porción de territorio
argentino,
violando así la soberanía nacional de la Argentina,
con el "visto bueno" del
presidente Menem, quien en un discurso público les dio
la bienvenida a esas
fuerzas, y prometió que su gobierno daría "carta
blanca" para asegurar en la
Argentina las operaciones de los servicios de inteligencia israelíes.
La hipótesis del coche-bomba fue un hallazgo de gran importancia
dentro del
proceso de guerra psicológica desarrollado por los servicios
de inteligencia
israelíes luego de cometidos los atentados. Logran definir
como "imagen" lo
que nunca pasó de ser una hipótesis nunca demostrada.
La implantación por el
enorme poder de los mass media de esa conocida "imagen"
del coche-bomba en
la conciencia colectiva mundial, hace que se relacionen esos atentados
con
un modus operandi utilizado en casos anteriores, pero en escenarios
de
conflictos ubicados en la periferia geográfica del Estado
judío, por algunas
organizaciones árabe-musulmanas (23).
La imagen del coche-bomba tuvo por virtud desligar absolutamente
los
Atentados de Buenos Aires de la infiltración a la que había
estado sometido
el Shin Beth por parte del terrorismo fundamentalista judío
y, aún más,
sirvió a la perfección para que la comunidad internacional
no percibiera las
fracturas internas que azotan a la sociedad de Israel, para que
el mundo
siguiera pensando que el conflicto principal era el árabe-israelí
y no el
intra-judío.
Una tercera derivación no ha sido la menos importante.
Implementada como
operación de guerra psicológica luego de producidos
los hechos terroristas,
estuvo y está orientada a satisfacer un viejo deseo del
judaísmo
internacional: primero vaciar y luego apoderarse de la Argentina.
Para ello
pretenden destruir el elemento identitario más importante
de ese país: el
movimiento peronista. A partir de definir a la sociedad argentina
como
"antisemita", el movimiento popular más trascendente
de toda la historia
argentina, el peronismo, es presentado ante el mundo como "nazismo
criollo",
una categoría funcionalmente identificada con los palestinos
de Palestina, o
sea, "la inmundicia de las gentes de la tierra":
"La tierra en cuya posesión vais a entrar es una tierra
manchada por la
inmundicia de las gentes de la tierra, por las abominaciones con
que la han
llenado de un extremo a otro con su impureza. Así pues
no déis vuestras
hijas a sus hijos, ni toméis sus hijas para vuestros hijos;
no busquéis
nunca su paz ni su bienestar, a fin de que podáis haceros
fuertes, comáis
los mejores frutos de la tierra y la dejéis en herencia
a vuestros hijos
para siempre". Esdras, 9- 11,12.
______________________________
1.- Servicio de contraespionaje israelí. Encargado de la
seguridad interior,
protección de miembros del gobierno y de las embajadas
y de otras oficinas
gubernamentales de Israel en el exterior. La Embajada israelí
en Buenos
Aires y otras organizaciones judías radicadas en territorios
extranjeros,
como la AMIA de Buenos Aires, estuvo y está "protegida"
por el Shin Beth. La
seguridad personal de Rabin dependía del Shin Beth. Al
texto
2.- Esta investigación será editada en España,
para Europa e Iberoamérica; y
en el Líbano, en lengua árabe, para todo el mundo
árabe. El siguiente título
a editar será: Geopolítica del Conflicto en el Mediterráno
Oriental y el
Asia Central. Al texto
3.- Definimos implosión como "estallido interno",
o "explosión hacia
dentro", o "explosión dentro de". El concepto
"implosión", relativamente
nuevo, proviene del campo de la fisión nuclear (implosion
weapon). Ver:
Jane's Dictionary of military terms, Londres, 1975. Al texto
4.- Tres de los cuatro detenidos actualmente formaban parte
del cuerpo de
oficiales de la Policía de la Provincia de Buenos Aires,
y niegan
terminantemente toda participación en el suceso. Sus compañeros
distribuyen
en forma periódica publicaciones con informaciones técnicas
serias que
contradicen radicalmente las conclusiones a que pretenden llegar
las
investigaciones del juez a cargo de la causa, un hombre de confianza
de la
Embajada de Israel. Al finalizar el año de 1997, una llamada
"Comisión
Bicameral" integrada por diputados y senadores del Poder
Legislativo,
pertenecientes a todos los partidos políticos con representación
parlamentaria, encargada de fiscalizar las investigaciones sobre
los dos
atentados concluyó: "que no existen elementos concretos
sobre la conexión
entre la policía de la Provincia de Buenos Aires y el ataque
a la AMIA" (La
Nación, Buenos Aires, 19-12-97). Al texto
5.- Es por ello que el judío-norteamericano Goldstein
logra penetrar con
extrema facilidad los sistemas de seguridad militares que rodeaban
el lugar
del asesinato masivo. Esto según la benevolente hipótesis
oficial de la
comisión investigadora que presidió Meir Shamgar.
Para muchos otros
investigadores independientes israelíes se trató
de un juego de
complicidades múltiples en el sistema de relaciones Shin
Beth-seguridad
militar-grupos terroristas fundamentalistas judíos.Al texto
6.- La estructura de la Comunidad de Inteligencia israelí
está integrada por
cinco organizaciones de importancia desigual. *El Mossad es el
responsable
de las informaciones y de las operaciones en el extranjero. Dispone
de un
centro de análisis y de evaluación. *El servicio
de informaciones militares,
Aman, opera exclusivamente sobre el dispositivo militar de países
árabes.
*El Shin Beth, como ya hemos visto, está a cargo de la
seguridad interior y
la seguridad de los edificios de Israel en el exterior. *Del Ministerio
de
Asuntos Exteriores depende un Centro de Análisis y de Estudio,
fundado a
partir de la crisis de la "Guerra de Yon Kipur". *Del
Ministerio de Defensa
depende una oficina de "relaciones científicas"
o espionaje tecnológico,
Lakam. Son muy conocidos en Israel los conceptos que hace unos
años expresó
el profesor Leibovitz: "El Shin Beth es una organización
que posee un
Estado". Al texto
7.- Citado por Jacques Derogy y Hesi Carmel, en Ils ont
tué Rabin, Robert
Laffont, París 1996, p. 34. Es particularmente importante
el Capítulo 6 de
este libro: Magia negra en Tierra Santa, que lamentablemente no
podemos
reproducir en el limitado espacio de esta investigación.
Sobre relaciones
entre Magia Negra y Cábala dentro de la historia del pensamiento
judío ver:
Gershom Scholem, Las grandes tendencias de la mística judía,
Siruela,
Madrid, 1996. En especial la octava y novena conferencias sobre
Shabetaísmo
y herejía mística y El Hasidismo: la última
etapa, respectivamente, p. 313 y
ss. Al texto
8.- Esa crisis debe ser relacionada con otros factores de
gran importancia
en la política internacional y regional de la geografía
del "Mundo Antiguo",
el más grande escenario bélico potencial desde la
segunda guerra civil
europea: *La situación palestina inmediatamente posterior
al "Plan de Paz",
y la evolución más reciente de las relaciones palestino-israelíes.
*La
naturaleza de la geopolítica de la expansión israelí
en sus dimensiones
básicas: territorial, demográfica, hidráulica
y teológica. *La historia y la
situación actual de los principales grupos terroristas
judíos, sus
principios teológicos, sus metodologías operativas
y su acción en las
distintas ramas de la diáspora, su relación con
los asentamientos
territoriales de Samaria, Judea y Jerusalén. *La creciente
reislamización de
Turquía y la conformación de un gran "mercado
común" entre Turquía, Irán,
Paquistán y la totalidad de las Repúblicas musulmanas
ex soviéticas. Estos
temas serán tratados en: Norberto Ceresole, Geopolítica
del Conflicto en el
Mediterráneo Oriental y el Asia Central.
Al texto
9.- El mismo personaje que presidió las investigaciones
sobre la masacre
cometida por Goldstein, concluyendo que en la misma no hubo complot,
sino
"locura individual". Sobre el Informe Shamgar véase:
Norberto Ceresole,
España y los Judíos, Introducción, p. 9 y
ss. Al texto
10.- Un antecedente que debe ser estudiado con atención
es el fracaso de la
Operación Apocalipsis (22 de abril de 1982), consistente
en la voladura del
Monte del Templo (Mezquitas de Omar y de el-Aqsa). Con esa acción
los
fundamentalistas del Gush Emunin (Bloque de la Fe) pretendían
frustrar la
devolución de los territorios del Sinaí a Egipto,
que finalmente tuvo lugar
tres días más tarde. Ver "Operación
Apocalipsis", en Jacques Derogy y Hesi
Carmel, op. cit, p.126
Al texto
11.- Simon Epstein, Les chemises jaunes, chronique d'une extrême
droite
raciste en Israël, Calman-Lévy, Paris, 1990. En el
Libro VII de la Guerra de
los judíos Flavio Josefo relata el último episodio
de los sicarios quienes,
después de Masada, se refugian en Egipto. Allí "son
capturados y entregados
a las autoridades romanas. Son cruelmente atormentados mas no
ceden".
Al texto
12.- A los pocos días Clinton se debatía víctima
de un escándalo. "Esto no
es una broma, comentó el primer ministro libanés
Rafic Hariri. Nos esperan
días difíciles, ya que el lobby judío es
quien ha hecho estallar el
escándalo" (El País, 27 de enero de 1998).
Al texto
13.- Isaac Rabin le había comunicado a Warren Christopher
la disposición de
su gobierno para volver a la frontera anterior a 1967. Como contrapartida,
el gobierno sirio debía garantizar la seguridad de Israel
en el Golán,
incluyendo relaciones diplomáticas plenas y fronteras abiertas.
Ello fue
demasiado para la comunidad colono-fundamentalista. Más
de 13.000 de esos
colonos viven en el Golán conquistado-anexado, que dispone
de las mejores
tierras y de los recursos hidráulicos más importantes
de Israel. Su primera
respuesta fue la bomba en la AMIA, agrupación de instituciones
laboristas,
firmes sustentadoras del "plan de paz". Su segunda acción
fue el asesinato
del propio Rabin, esta vez dentro de Israel.
¿Por qué en Buenos Aires? Porque evidentemente era
y es el lugar más
adecuado en relación a las posibilidades militares (terroristas)
del
fundamentalismo judío (una operación de bajo riesgo
que asegura el envío del
mensaje deseado a los destinatarios pre-determinados). Por lo
demás,
Argentina es el país más fláccido de todos
los que alojan a comunidades
judías importantes. Y porque luego, como efectivamente
sucedió, las
consecuencias de ese atentado podían ser utilizadas para
vaciar al propio
país receptor. Al texto
14.- Que yo sepa no existen estudios, al menos públicos,
sobre esos grupos
fundamentalistas judíos -vocacionalmente ligados con el
terrorismo-
radicados en la Argentina. Sin embargo, esos grupos existen en
la Argentina
y son crecientemente numerosos. El grupo Luvabich, por ejemplo,
posee
escuelas "rabínicas-militares", similares a las
concurridas por el asesino
de Rabin y otros cientos de miles de jóvenes "soldados
de Israel" en todo el
mundo. Nosotros hemos utilizado algunas investigaciones sobre
la creciente
importancia que esos grupos han adquirido en EUA y Francia. Si
bien cada una
de las principales comunidades judías fuera de Israel tiene
sus propias
características, existen, como es lógico, muchos
denominadores comunes entre
ellas. Ver, entre otros, Emmanuel Haymann, Au coeur de l'intégrisme
juif,
Albin Michel, París, 1996.
Dentro de la comunidad judía en la Argentina, al igual
que en la totalidad
de la diáspora, existen fuertes tensiones. El 4 de enero
de 1998, el actual
presidente de la AMIA declaró en Tel Aviv: "Lamentablemente
no encuentro que
el tema de los atentados (de Buenos Aires) ocupe su debido lugar
en la
opinión pública (israelí), pero especialmente
en la preocupación de los
organismos oficiales del Estado de Israel no conocemos (los dirigentes
de
la comunidad judía en la Argentina, de tradicional orientación
social-sionista) cuál es el apoyo concreto de las instituciones
israelíes y
sus servicios de inteligencia a la investigación no existe
un gran aporte
de los servicios de inteligencia israelíes en ese sentido"
(Fuente: Clarín,
Buenos Aires, 4-1-98). Estas declaraciones fueron enérgicamente
desmentidas
por el embajador de Israel en Buenos Aires, Yitzhak Aviran, miembro
de uno
de los partidos que conforma la coalición Likud, quien
sostuvo que "Israel
hizo todo lo que tenía en sus manos para resolver los atentados"
(7 de enero
de 1998). Ya hemos visto que no opina lo mismo el ministro del
Interior del
menemismo gobernante, el judío Carlos Corach, quien sostuvo,
en los pasillos
de la Quinta Conferencia Internacional de Ministros y Parlamentarios
Judíos,
que se celebró en Jerusalén durante la primera semana
de 1998, que las
autoridades israelíes, incluidas las de inteligencia "no
tienen ninguna
información distinta ni mejor que la nuestra" (Clarín,
Buenos Aires, 6 de
enero de 1998).
Las tensiones no sólo se incrementan entre la comunidad
judía residente en
la Argentina y la sociedad nacional que la alberga; dividen asimismo
a la
propia comunidad judía, cuyos dirigentes, de línea
"moderada", no logran la
adhesión de las bases, que parecen responder al modelo
mesiánico/fundamentalista. Es evidente que el gobierno
de Israel no aportó
ni aportará datos sobre los atentados de Buenos Aires:
en su seno se conocen
perfectamente sus orígenes, sus motivaciones y sus actores.
La política es,
precisamente, no aportar datos, y mantener la ficción,
ante el mundo, de la
"unidad del pueblo judío". Ver Capítulos
2 y 3.Al texto
15.- Un tal Perry, o Pery, "ex miembro del Shin Beth"
aparece en la prensa
occidental en enero de 1998, pero ahora como figura preeminente
de la
delincuencia internacional. Había sido contratado por un
grupo de armadores
griegos para provocar el hundimiento de varios buques. Los atentados
debían
aparecer como accidentes. El descubrimiento del complot lo hizo
la
aseguradora inglesa Lloyd's, la decana de las aseguradoras navales
del
mundo. Los griegos conocían a Perry, o Pery, desde que
éste administraba una
empresa de "seguridad" en Atenas. El hundimiento "accidental"
de los buques,
organizado por Perry o Pery, debía ser realizado por el
coronel Kuperman,
otro ex miembro de Shin Behth, quien en los años 80 adiestró
a la policía
vasca. El coronel Kuperman había encargado los explosivos
a la firma israelí
ASH. El "negocio" iba a proporcionar a los delincuentes
griegos e israelíes
unos 40 millones de dólares, en concepto de pagos de seguros,
que debía
desembolsar la Lloyd's. (Fuente: El Mundo, Madrid, 13 de enero
de 1998, p.
19). Desconozco, al día de hoy, si el tal Perry o Pery
es el mismo personaje
que en su momento había conducido el Shin Beth. Al
texto
16.- Son muy conocidos en Israel los conceptos que hace
unos años expresó el
profesor Leibovitz: "El Shin Beth es una organización
que posee un Estado
Los habitantes de Israel se dividen en dos categorías:
los que son
informadores del Shin Beth, y los que todavía no son informadores
del Shin
Beth". Al texto
17.- Entre ellas la Embajada de Israel en Buenos Aires.
Al texto
18.- Gershon Weiler, La Tentation Théocratique, Israël,
la Loi et la
politique, Calman-Lévy, París, 1988, p. 325 y ss.
En Esdras 7- 25, 26 se
dice: "Y tú Esdras, conforme a la sabiduría
de tu Dios, que posees,
establece escribas y jueces que administren la justicia a todo
el pueblo...,
a todos los que conocen la Ley de tu Dios. A quienes la ignoran
habréis de
enseñársela. A todo aquel que no cumpla la Ley...
aplíquesele una rigurosa
justicia: muerte, destierro, multa en dinero o cárcel".
Utilizamos la
edición española de la Biblia de Jerusalén.
Al texto
19.- Menahen Friedmann, L'Estat d' Israël comme dilemme théologique,
en
Religion et politique en Israël, Cerf, París, 1990.
Al texto
20.- Emmanuel Haymann, Au coeur de l'intégrisme juif,
op. cit., p. 11 Al
texto
21.- Citado por Uri Dan y Dennis Eisenberg, en Crimes D'Etat,
Belfond,
París, 1996, p.53 y ss. A partir de la pag. 231 estos dos
autores israelíes
hacen una extensa referencia al asesinato por judíos fundamentalistas
de
Haim Arlosoroff, ocurrido en 1933. La propia viuda de Rabin establece
esa
relación. En lo que respecta a la estrecha conexión
entre la "magia negra"
cabalística y el fundamentalismo judío, los autores
señalan que el asesinato
de Rabín debe ser analizado "... en el espacio de
la magia negra que ha
entornado esa muerte" (p.258). Al texto
22.- Amnon Kapeliuk, Rabin, un assassinat politique, religion,
nationalisme,
violence en Israël, Le Monde, París, 1996. Al
texto
23.- La hipótesis fue automáticamente aceptada,
por supuesto, por el juez
argentino Juan José Galeano, a cargo de la causa AMIA.
Sin embargo, el
destino le depararía una sorpresa desagradable. El juzgado
trató de
fundamentarla en base a las declaraciones de un testigo, Pedro
Fonseca,
quien declaró que unos días antes del atentado a
la AMIA había sido
contratado por un tal "Jorge", quien le habría
pagado nada menos que 100.000
dólares para custodiar lo que después se convirtió
mágicamente en el
"coche-bomba", una misteriosa camioneta modelo "Trafic".
Según la nota
periodística (Clarín, Buenos Aires, 30 de enero
de 1998), esa "confesión (de
Fonseca) movilizó (en su momento) a la policía y
al juzgado, desde donde se
ordenaron allanamientos en todo el país, se ordenaron pericias,
se llamó a
declarar a más de veinte testigos y hasta se intervinieron
teléfonos".
Varios años después de esa declaración sobre
la que sustentó, en gran parte,
la hipótesis del "coche-bomba", durante la tercera
semana de enero de 1998,
Fonseca volvió a presentarse a la policía, pero
ahora con un nuevo
argumento: quien lo había contratado en 1994 no era "Jorge",
sino el
mismísimo comisario Juan José Ribelli, uno de los
oficiales de la policía de
Buenos Aires detenido por complicidad "circunstancial"
con el atentado. El
juez trata de probar que una cuenta corriente de Ribelli, a todas
luces
proveniente de los fondos negros de la policía, tiene relación
con el pago
que los terroristas islámicos le hicieron por la fantasmal
Trafic, o "coche-
bomba". La nueva falsa denuncia de Fonseca fue demasiado,
hasta para el
propio Galeano: no tuvo más remedio que detenerlo e iniciarle
una causa por
falso testimonio. Así están las cosas en una Argentina
cuyos poderes
públicos están obscenamente manipulados por el poder
judío.
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EDICIONES TERCERA POSICION - Ediciones Libertarias-Prodhufi S.A.,
Bravo Murillo 37, 28015 Madrid, España. 1998
ISBN 84-7954-421-X