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LA CONQUISTA DEL IMPERIO AMERICANO
El poder judío en Occidente y en Oriente 

Norberto Ceresole



 
PRIMERA PARTE 2/2

 ¿EL TERRORISMO JUDÍO CONTRA LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA?

 

ANEXO 3

EL TERRORISMO DE ESTADO ISRAELÍ:

UN ANÁLISIS DE LOS DIARIOS DE MOSHE SHARETT

 

Muchas veces los acontecimientos recientes nos hacen olvidar la historia o
los orígenes del fenómeno que estamos estudiando. Las acciones de terrorismo
emprendidas en los últimos tiempos por el Estado de Israel contra otros
Estados, forman parte en realidad de la naturaleza del Estado judío, y no de
coyunturas más o menos pasajeras.

La lectura de los 8 volúmenes del Diario de Moshe Sharett, uno de los
principales dirigentes fundadores del movimiento sionista, una de las
primeras "palomas" del sionismo, tiene la virtud de darle al fenómeno del
terrorismo de Estado israelí una dimensión histórica de muy largo plazo. A
lo largo de toda su historia el ejército y los servicios de inteligencia del
Estado judío han organizado "operaciones de aniquilación" y acciones
terroristas de todo tipo, dentro de casi todos los países, incluidos los
europeos. La soberanía de los "otros" Estados nunca fue un problema para los
agentes secretos del "pueblo elegido".

Los diarios de Moshe Sharett se publicaron originalmente en hebreo, y luego
se hizo una primera traducción al inglés. A comienzos de los años 80 la
Association of Arab-American University Graduates, en base a los diarios de
Sharett, publicó Israel's Sacred Terrorism, que es la versión que utilizamos
nosotros en este trabajo.

La extrema importancia que presentan a los ojos de un investigador esos
Diarios de Moshe Sharett es que se trata de las "memorias secretas" de una
"paloma", que cuando se entera que un grupo de comandos israelíes prepara
una acción punitiva contra Jordania, protesta en voz baja y sin salirse de
los estrechos ámbitos del gabinete ministerial.

En octubre de 1953 un grupo armado israelí asesinó a 66 aldeanos árabes en
Qibya, Jordania. Mientras una parte del grupo comando dinamitaba las casas
habitadas, la otra ametrallaba sus puertas para impedir que sus ocupantes
árabes huyeran. Sharett se encuentra ante el dilema típico de la paloma:
ansioso por condenar la atrocidad, no se decide a acusar de ese acto al
verdadero culpable: el ejército israelí. Escribe en su Diario:

"Condené el asunto Qibya, que nos ha expuesto frente a todo el mundo como una
pandilla sanguinaria capaz del asesinato masivo y a la que no le importa que
sus acciones puedan conducir a la guerra... Ben Gurión insistió en excluir
del comunicado oficial toda mención a la responsabilidad del ejército..."

Lentamente Sharett va comprendiendo que esos actos de terrorismo basados en
acciones de destrucción sobre los países árabes vecinos, eran en realidad
operaciones perfectamente planificados por un estado mayor, civil y militar,
que las concebía como la mejor forma de generar un estado de guerra
permanente con los vecinos árabes de Israel. El mantenimiento de ese estado
de guerra permanente había sido visto por ese estado mayor como la mejor
forma de asegurar la expansión de las fronteras del Estado de Israel, al
mismo tiempo que sus palomas clamaban ante el mundo la desprotección de un
pequeño grupo de judíos rodeados por masas de árabes hostiles.

Comienzan así, desde muy temprano, los llamados "incidentes autoprovocados".
Todas las acciones de represalias tomadas por Israel contra acciones del
"terrorismo árabe" tenían por objeto la realización final de la expansión
territorial. Ello le hace pensar a Sharett -y así lo consigna en su diario-
que ese "terrorismo árabe" en muchos casos no fué más que provocaciones
organizadas por el mismo ejército israelí.

 El 14/4/54 anota en su Diario:

"Existe un plan israelí de represalias que será puesto en práctica con un
programa establecido: su objetivo es lograr una firme escalada de la tensión
en el área, para producir una guerra..."

El 5/3/55 después de informarse sobre una acción de "represalia" del
ejército en territorio jordano, en la que mueren degollados cinco beduinos,
escribe:

"Esto se tomará como prueba concluyente de que hemos decidido pasar a una
ofensiva sanguinaria general en todos los frentes: ayer Gaza, hoy Jordania,
mañana Siria, etc. Pediré al gabinete que a los asesinos se los juzgue como
a criminales... El fenómeno que ha prevalecido en nosotros por años y años
es el de la insensibilidad a las malas acciones, a la corrupción moral...
Para nosotros una mala acción en sí misma no es nada serio; sólo despertamos
a ella si está relacionada con una crisis o una consecuencia grave: la
pérdida de una posición, la pérdida de poder o de influencia. No tenemos un
enfoque moral de los problemas morales... Una vez, los soldados israelíes
asesinaron a un grupo de árabes por razones de venganza ciega... la
conclusión es que la sangre de los árabes se puede derramar libremente...
Todo esto altera el sentido de justicia y de honestidad, hace que el Estado
(de Israel) aparezca ante los ojos del mundo como un Estado salvaje que no
reconoce los principios de justicia tal como han sido establecidos y
aceptados por la sociedad contemporánea."

En el mes de julio de 1954 la inteligencia militar israelí da comienzo a una
campaña de sabotajes en Egipto con el objetivo de crear el caos en esa
sociedad y preparar la invasión militar a la zona del canal. Los comandos
estaban formados por judíos egipcios dirigidos por oficiales de la
inteligencia militar de Israel. Los atentados debían tener como objetivos
instalaciones occidentales en Egipto, y debían dar la impresión de que
existía un terrorismo árabe tan fuerte como para provocar la intervención
occidental en ese país.

Entre el 2 y el 27 de julio de 1954, mientras se realizaban las
negociaciones entre El Cairo y Londres sobre la zona del Canal, centros
culturales ingleses, edificios públicos egipcios, oficinas norteamericanas y
otras instalaciones occidentales fueron objeto de atentados con bombas, al
mismo tiempo que las sospechas sobre los autores se desviaban hacia la
Hermandad Musulmana.

Sharett, sabiendo lo que sucedía, escribe en su Diario el 14/1/55:

"Nunca hubiese imaginado que podríamos llegar a un estado tan terrible de
relaciones envenenadas, el desencadenamiento de los más bajos instintos de
odio y venganza y de engaño mutuo... Doy vueltas como un loco, horrorizado y
perdido, completamente impotente... ¿Qué debo hacer? ¿Qué debo hacer..."

El 25/1/55 vuelve a escribir:

"Dayan desea secuestrar aviones y raptar oficiales árabes en los trenes,
desea mano libre para asesinar al presidente sirio. Lavon sugirió la
ocupación de la franja de Gaza... Suya es la doctrina de que las potencias
occidentales son nuestro principal enemigo y que el único modo de
disuadirlas es por acciones directas que las aterroricen... Peres comparte
la misma ideología; desea atemorizar a Occidente para que apoye los
objetivos de Israel..."

Mientras el Egipto de Nasser solicitaba conversaciones de paz a través de
delegados norteamericanos, los israelíes preparan la guerra de anexión.

Nota del Diario correspondiente al 27/2/55:

"Ben Gurión llegó a mi oficina acompañado por el jefe de estado mayor que
tenía las manos ocupadas con mapas enrrollados... Propuso atacar una base
del ejército egipcio a la entrada de la ciudad de Gaza... Instruí a las
embajadas que trabajaran para condenar a Egipto y no para defenderlo...
Ahora se tendrá la impresión general de que mientras nos lamentamos por
nuestro aislamiento y los peligros para nuestra seguridad, en realidad somos
agresores sanguinarios que aspiramos a perpretar masacres masivas..."

En efecto, ese ataque de "legítima defensa" de Israel a Egipto en Gaza
enfría la política de Nasser de acercamiento para firmar un acuerdo de paz
con Israel.

Todo la memoria de Sharett es una repetición de lo mismo, en todos los
frente durante la época en que le tocó actuar: el terrorismo de Estado
practicado por ese país estuvo siempre orientado a la expansión territorial
y a lograr condiciones abrumadoras de superioridad para establecer niveles
de "seguridad" totalmente desproporcionados respecto de la seguridad de los
países árabes.

Durante toda su vida Moshe Sharett -una "paloma" sionista- había supuesto
que la supervivencia de Israel sería imposible sin el apoyo de Occidente,
pero que la "moralidad" occidental nunca le permitiría apoyar al Estado
judío "que se comporta de acuerdo a las leyes de la jungla" y "eleva el
terrorismo al nivel de un principio sagrado". Al prominente líder del Mapai,
David Hacohen, que se declaró convencido de que los israelíes "debían
comportarse en Medio Oriente como si fuesen locos" para aterrorizar a los
árabes y chantajear a Occidente, le contestó: Si nos comportamos como locos
seremos tratados como tales: se nos internará en un manicomio y se nos
aislará del mundo.

Moshe Sharett estaba equivocado: la moral occidental fue la exacta medida de
la moral israelí. El terrorismo de Estado israelí es una de las constantes
aceptadas de la política internacional en estos tiempos de "nuevo orden
mundial". Al texto

 



ANEXO 4

UN GIRO INESPERADO. 18 de julio de 1998. (cuarto aniversario de la implosión
en la AMIA de Buenos Aires)
Publicado en Amanecer, Madrid, 17 de julio de 1998

 "Desde hace cuatro años nos dicen que la semana próxima habrá novedades
decisivas, pero nunca pasa nada. Es una vergüenza".

Laura Ginsberg, esposa de una de las víctimas del atentado

(Fuente: Página 12, Buenos Aires, 13 de julio de 1998)

 A partir del giro dado por la política exterior norteamericana en relación
con Irán, las "investigaciones" judiciales que se realizan en la Argentina
respecto de los dos grandes atentados "antijudíos" (en verdad intra-judíos)
han experimentado un cambio espectacular. Progresivamente la culpabilidad"
de Irán se fue diluyendo hasta el punto de que ya se acepta el hecho de
"que no hay pruebas. Lo cierto es que en este momento sólo hay indicios,
una historia que deja una enorme cantidad de dudas y han transcurrido nada
menos que 48 meses (desde el segundo de los atentados)" (Fuente: Página 12,
Buenos Aires, 12 de julio de 1998).

El único procesado ("chivo expiatorio") podría ser un vendedor de autos
robados-usados, que está ilegalmente detenido desde hace años (sin acusación
en firme) sospechoso de ser "partícipe secundario" del segundo de los
atentados. Se da por supuesto de que en ese atentado se usó un "coche
bomba", pero ello nunca ha sido en absoluto demostrado. A los otros cuatro
encarcelados (también aún ilegalmente detenidos, porque no existen
acusaciones concretas contra ellos), ex oficiales de la policía de la
provincia de Buenos Aires, tampoco se les pudo probar ninguna conexión en
relación con el mismo atentado. La estúpida e irracional "pista" que
señalaba una supuesta "conexión interna" (un grupo de "nazis" nativos a las
órdenes del "terrorismo islámico") se derrite como un cubo de hielo en pleno
verano.

En definitiva, todos los intentos por sustraer el atentado de los verdaderos
sucesos de política internacional que los enmarcó desde un comienzo,
resultaron vanos: ni el "terrorismo islámico" ni los "nazis locales"
aparecen por ningún lado. ¿Será porque los más importantes servicios de
inteligencia del Occidente judeo-cristiano, el Mossad incluído, son
irrecuperablemente estúpidos? ¿O, más bien, porque hasta ahora siguieron una
pista falsa, piadosamente implantada desde un comienzo por los aparatos de
seguridad del Estado de Israel?

A partir del momento en que el presidente Clinton, pocos días antes del
famoso partido de fútbol Irán-EUA (mediados de junio de 1998), solicita al
gobierno de Teherán una progresiva normalización de relaciones, la
investigación de la "justicia independiente" del gobierno cipayo que hoy
asola la Argentina frena sus ímpetus originales. La nueva estrategia de
Washington había sido percibida, con una velocidad cercana a la de la luz,
por el personal de servicio nativo residente en la Argentina: el gobierno de
Buenos Aires recomienda -ahora- calma y "evitar una ruptura total con
Teherán" (Galeano demora el pedido de captura de Rabbani, por Gerardo Young,
en Clarín, Buenos Aires, 5 de julio de 1998).

[Agregado el 12 de agosto de 1998] En este punto aparece el famoso "Informe"
del FBI, que en esencia no es más que un re-frito de la masa inorgánica de
informaciones que se acumulan en el expediente del juez Galeano, cuyo máximo
interés es encontrar evidencias contra Irán. El "Informe" fue de tan escaso
interés que el propio ministro del Interior argentino, el judío Carlos
Corach lo descartó, el mismo 10 de agosto de 1998, como evidencia judicial:
"No hay afirmaciones terminantes que prueben la participación de Irán en los
atentados",dijo.

A partir de allí la investigación da un giro copernicano, ¡y queda
empantanada en otra enorme cantidad de contradicciones insalvables! El señor
Telledín, traficante de autos usados-robados, va a ser, aparentemente (ya
que contra los cuatro policías no existe ninguna prueba consistente) el
único acusado como "cómplice del atentado". Pero: ¿Cómplice de quién? ¿De un
terrorismo iraní cuya inexistencia, en principio, ya fue decretada por la
propia administración norteamericana que fundamenta su permanencia electoral
en el voto de los judíos "progresistas" de la Costa Este?

Desde un comienzo la "investigación" del inefable Galeano fue algo que
repugnaba a la razón, y que sólo se podía sustentar en una "opinión
pública", nacional e internacional, totalmente oprimida por la acción de los
media que proclamaban a los gritos, y todos los días, la culpabilidad
universal del "terrorismo islámico". Por esa vía de la pura histeria se
logró, provisoriamente, el objetivo buscado por el Estado de Israel: separar
los atentados terroristas de Buenos Aires del proceso de crisis interna que
enfrenta, desde el comienzo del ex "Plan de Paz", a dos bandos
irreconciliables que fracturan tanto a la sociedad israelí como al poder
judío en el mundo. Se logró, provisoriamente, desviar la atención nacional e
internacional de la guerra a muerte que está teniendo lugar entre esos dos
bandos judíos irreconciliables (por el momento la víctima más notoria de esa
guerra - si es que se puede llamar víctima a un ex-verdugo - ha sido el
general Rabin).

El giro que realiza la Administración Clinton es, también, producto de esa
guerra civil intrajudía, con enormes consecuencias sobre la política
interior norteamericana. Ese giro estratégico, ese intento por revertir las
alianzas, está enmarcado por acontecimientos capitales que se suceden en el
escenario internacional y sus respectivas proyecciones en el plano de la
política interior de los Estados Unidos. No sólo la guerra civil judía
influye en ese intento norteamericano por revertir las alianzas. Otros
factores conexos están presentes:

*La creciente importancia geopolítica y económica de Irán en el mundo
islámico (reforzada a partir de la VIII Conferencia) sumado a su enorme
"valor de posición" en la geografía regional, al papel moderador que ha
jugado hasta hora en todos los conflictos de zona (p.e. Afganistán), y a la
progresiva coincidencia de objetivos entre el gobierno islámico iraní , EUA
y Europa en los Balcanes (Kosovo).

*La desestabilización global provocada por las explosiones nucleares
ario-védicas, impropiamente definidas en Occidente como "bomba hindú", y a
las evidentes conexiones tecnológicas (aunque tal vez no, aún, estratégicas)
entre Delhi y Tel Aviv. El único país musulmán aceptado como interlocutor
por el nacionalismo hindú actualmente gobernante( El Bharatiya Janata Party
(BJP) y su núcleo duro ideologizador, el Rashtriya Swayamsevak Sangh (RSS),
u Organización Nacional de Voluntarios) en la India es el Irán, que tiene
una larguísima historia pre-islámica ario-pérsica.

*Al rotundo fracaso del "Plan de Paz" en Oriente Medio (negativa israelí a
devolver a sus primitivos poseedores las "tierras sagradas" yahavíticas).

*A la alianza teológica y política ya consumada entre el fundamentalismo
judío y el "sionismo evangélico" norteamericano (Partido Republicano), lo
que supuso una intromisión sin precedentes de un gobernante extranjero (el
mismísimo Primer Ministro de la "pequeña" Israel) en la política interior de
los EUA (potencia "imperial").

Todos estos problemas, evidentemente, superan la capacidad analítica de los
cipayos argentinos y, por supuesto, no rozan siquiera la extrema posición
periférica que ocupa la Argentina en el mundo, pero que sin embargo provocan
enormes destrozos en los países vecinos amigos de la Argentina (4).

Pero allí están, afectando la irracionalidad de una investigación judicial
que desde un principio pretendió mantenerse alejada de los aspectos
sobresalientes de la realidad mundial, pero que no pudo despegarse de una
histeria antimusulmana que ahora se está disipando -muy lentamente- en
Occidente. Ya no es un buen negocio alinearse automáticamente a la política
exterior del Estado Judío (5).

Si los funcionarios de los Servicios de Inteligencia de la Argentina fuesen
un poco menos ignorantes, si al menos tuviesen un mínimo de conocimientos de
teología y de historia de las religiones, hubiesen rechazado desde un
comienzo la versión judía sobre la "culpabilidad" iraní en los "atentados de
Buenos Aires". Las raíces abrahámicas del monoteísmo musulmán, que el
chiísmo (en especial) subraya sistemáticamente, hacen radicalmente imposible
que tales atentados "antijudíos" pudiesen haberse cometido en nombre del
Islam.

En el Corán se dice, en varias Suras, que el Antiguo Testamento o Biblia
Judía (y protestante), o Torah, ha sido falsificado por los escribas
hebreos. El Corán denuncia la falsificación de un libro que se ha convertido
en el fundamento teológico e ideológico de un Estado criminal, el Estado de
Israel. Mi opinión, que sólo puede ser válida dentro del marco de lo
sociológico, es que no es posible aceptar ese libro en tanto "libro
sagrado". La "historia" de Israel que relata el Antiguo Testamento es, en un
sentido estricto, una historieta. No es una historia sino una mitología,
como siempre fue entendido por el catolicismo tradicional. La crítica al
judaísmo actual debe incluir al Antiguo Testamento. Debe partir de la Torah.
Es decir, debe partir de una definición de judaísmo que se atenga a la
realidad: él es un hecho totalizador y totalitario: teológico, racial,
económico, histórico y estratégico.

Sin embargo, existe en el Islam chiíta un fuerte y definido énfasis, una tal
vez excesiva ideologización orientada a señalar su matriz abrahámica. Es
decir, en resaltar la confluencia teológica antes que la divergencia
política y estratégica con el judaísmo, al que se insiste en definir como
"monoteísmo fundador". Me pregunto si esta ideologización de una cuestión
teológica no estará en la raíz de muchas distorsiones estratégicas, y en la
base de una convicción cultural instalada en el Islam, en tanto ideología
política orientada a la "coexistencia" antes que al conflicto. Podría ser
que los cambios que se están registrando actualmente en la política exterior
de Irán estuviesen asimismo motivados por una cosmovisión teológica que
privilegia su origen abrahámico, debilitando al mismo tiempo otro tipo de
consideraciones.

Percibo una debilidad estratégica visible que se podría derivar de una
teologización de la política. Sociológicamente no puede existir acción
política independiente (de una clase, raza, nación o agrupación religiosa o
política) sin que previamente exista una total diferenciación ideológica
respecto del sistema de pensamiento del cual se nutre el enemigo. A partir
de esta definición, que por supuesto puede ser discutible, intentaré señalar
la debilidad estratégica de origen teológico (que -me parece- existe en el
Islam chiíta) a partir de un diálogo que mantuve en julio de 1996 con el
Sheik Mohammad Hasan al-Amin, en el Sur del Líbano.

Primero el escenario. Sur del Líbano, al este del antiguo puerto fenicio
cananeo de Saida (Sidón). Para llegar hasta la residencia del Sheik tuvimos
que utilizar pequeñas carreteras comarcales sin saber muchas veces de qué
lado de la frontera estábamos. Las explosiones de la artillería pesada
israelí se sucedían a un ritmo regular, como acompasando el calor perezoso
de aquella tarde de verano. Cuando finalmente nos sentamos alrededor de una
mesa, en el patio exterior de la vivienda del Sheik, que está ubicada en el
punto más alto de una colina, pudimos ver, hacia el sur, la frontera que
separa el Líbano de la "zona de seguridad" impuesta por Israel. Las
explosiones y los correspondientes temblores de tierra -cuya intensidad
indicaba que se estaba usando munición de 155 mm- se sucedían al mismo ritmo
regular, sólo que ahora mucho más cerca.

-NC. ¿Nos disparan a nosotros?

-SMHA. No, en absoluto, disparan al azar. Esto ocurre todos los días y lo
hacen con el objeto de mantener aterrorizada a la población.

-NC. Eso es una perversidad digna de Josué, el profeta militar judío.

-SMHA. No es un problema de los judíos, sino de los sionistas. Nosotros los
musulmanes reconocemos al judaísmo y a sus profetas, pero rechazamos al
sionismo. Además, como dice el Corán, el Antiguo Testamento fue adulterado
por los escribas hebreos.

-NC. ¿Pero cómo pueden ustedes combatir a un enemigo con el cual se
reconocen unidos por un mismo origen religioso?

-SMHA. Nosotros combatimos al sionismo. El objetivo militar es liberar a
nuestras tierras libanesas, no expulsarlos de Palestina. Estamos preparados
para convivir pacíficamente con los judíos una vez que hayamos derrotado la
criminalidad del sionismo.

Y así sucesivamente. Esta visión no tiene en cuenta la creciente imbricación
entre el sionismo y el judaísmo nacional-religioso: el actual fenómeno del
nacionalismo judío mesiánico. Al subrayar con insistencia la continuidad
teológica que existe entre el judaísmo y el Islam, se incapacita a este
último para alcanzar la fuerza totalizadora que se origina en la percepción
absolutamente diferenciada que los judíos tienen de sí mismos.

Despierta mi curiosidad esta creciente voluntad de rescatar la "continuidad
teológica", cuando son bien conocidas las severas críticas que el profeta
Mahoma, hacia el final de su vida terrenal, les hace a los judíos, en el
plano social, político y económico. La cuestión central es que el judaísmo
se percibe a sí mismo no sólo como un hecho religioso fundacional (padre del
monoteísmo), sino como un hecho racial, nacional y social, al mismo tiempo.

El Islam reúne muchos elementos para convertirse en el núcleo cultural de un
proceso de liberación (de la raza árabe y otras etnias musulmanas contiguas,
como la persa y la turca), respecto del hecho judío más trascendente de toda
la historia: el espacio geopolítico actualmente dominado por el Estado de
Israel. Pero carece de la fractura teológica que existe entre el
cristianismo tradicional (hoy resistente ante una jerarquía romana
crecientemente judaizada) y el judaísmo. Esa fractura teológica está
corporizada en la figura de Jesucristo. Las palabras de Jesús constituyen
una ruptura total con la tradición judía. El misterio de Jesús no debe ser
considerado como una tentativa de reformar el judaísmo desde una supuesta
secta judía (la de los cristianos): Jesús aporta un elemento absolutamente
diferente que no puede ser reconciliado con el judaísmo. Jesús revela un
Dios que es esencialmente distinto a Yahvé, al Dios nacional judío que nos
muestra el Antiguo Testamento. El hijo de Dios y la Virgen María han sido y
volverán a ser la frontera infranqueable entre judaísmo y cristianismo. Yo
no veo que esa frontera teológica exista en el Islam, que privilegia la
continuidad con el monoteísmo fundador.

En definitiva: la estrategia islámica contra Israel no es una "estrategia
total", no está basada en una concepción de "guerra total": es decir, de
guerra teológica (religiosa). Excluye a priori y absolutamente acciones
terroristas como las que asolaron en Buenos Aires, un lugar desconocido muy
alejado del teatro de operaciones del Oriente Medio, a dos instituciones
judías. En ese sentido la estrategia del Islam chiíta es esencialmente
diferente a la estrategia del judaísmo contra "el resto del mundo", contra
el mundo musulmán chiíta y sus propios judíos "traidores" o asimilados a la
sociedad gentil.

Esa estrategia defensiva limitada se materializa en un misil de alcance
intermedio que no lleva carga nuclear. Es un arma básicamente concebida como
"capacidad de respuesta" ("segundo golpe", en el lenguaje de la "guerra
fría") ante el enorme potencial nucleo-misilístico israelí.

La estrategia limitada del Estado iraní está precisamente limitada por
consideraciones de tipo teológico. Los judíos, así como los cristianos y los
pueblos que creen en Dios y en el Último Día son considerados por el Islam
en su conjunto Gentes del Libro. Entiendo que eso es una consideración de
tipo doctrinal que tiene una serie de consecuencias en el terreno
legislativo, como puede ser la posibilidad de casarse con sus mujeres. Las
Gentes del Libro son un grupo especial de los denominados en árabe: kufar,
es decir que entran en la categoría de aquellos creyentes que no reconocen
al Dios único, o a alguno de sus profetas, o a la Resurrección o al Juicio
Final. Para el Islam, los kufar se clasifican en dos categorías: kufar dimmí
y kufar harbí. Kufar dimmí, de manera muy resumida, es aquel que no mantiene
una actitud hostil hacia los musulmanes y kufar harbí es el que manifiesta
una actitud hostil hacia los musulmanes.

Es evidente que la actitud del Islam respecto a cada una de estas categorías
es diferente, aunque responde a un mismo principio: el de no ser agresores
(estrategia limitada defensiva). El kufar dimmí puede convivir con los
musulmanes y en territorio islámico y tiene derecho a ser defendido por el
Estado islámico en caso de ser atacado por sus enemigos, etc. En cambio,
frente al kufar harbí, los musulmanes tienen el derecho de defenderse si son
atacados o de acudir en ayuda de los oprimidos por ellos. Clarificar esta
posición, hoy, en Occidente, atenazado por una "propaganda de guerra" en la
cual Huntington no actúa como su único, ni siquiera como su principal
exponente, es un acto temerario: significa la expulsión automática del campo
de lo "políticamente correcto".

Los musulmanes en general, al igual que la cúpula romana del catolicismo
institucional actual, considera al judaísmo como el origen de las religiones
monoteístas, es decir, como el producto de un mensaje divino revelado a
través de uno de los profetas de Dios. En rigor de verdad, ese es el mensaje
de Dios mismo. El hecho de que su mensaje haya sido desvirtuado
posteriormente y que sea utilizado por un sector o varios sectores o por la
práctica totalidad de los judíos de una manera perversa, no anula la
importancia del mensaje mismo. El reconocimiento explícito de ese hecho por
los musulmanes contribuye a reforzar la idea central de la unidad
transcendente de las religiones y, en definitiva, de la existencia de un
solo Dios (Tauhíd).

Ese tipo de consideraciones naturalmente no impide en absoluto a los
musulmanes defenderse y defender a los oprimidos frente a la agresión de los
desviados, se llamen a sí mismos judíos, cristianos, ateos o, también,
musulmanes: Si dos grupos de creyentes combaten unos contra otros
¡reconciliadles! Y, si uno de ellos oprime a otro ¡Combatid contra el
opresor hasta reducirle a la obediencia de Allah! Y, cuando sea reducido
¡Reconciliadles de acuerdo con la justicia y sed equitativos! Dios ama a los
que observan la equidad. Corán, Sura 49: aleya 9 (en la traducción de Julio
Cortés).

No es lícito afirmar que el mundo musulmán esté desprevenido frente a la
maldad de los judíos: Juro que encontrarás que los peores enemigos de
aquellos que creen son los judíos y los idólatras. Corán, 5:82. Pero:
Ciertamente, aquellos que creen y aquellos de los judíos y los cristianos y
los sabeos que crean en Dios y en el Último Día y obren rectamente, tendrán
su recompensa junto a su Señor y no habrán de temer y no estarán tristes.
Corán, 2:62.

Se supone, entonces, que de la meditación de todas las enseñanzas del Corán
y de los hadices, sobre los judíos y sobre el resto de la creación, sobre
las verdades metafísicas y sobre las experiencias de la historia, surge la
estrategia y la táctica de la comunidad musulmana. Una comunidad de la que
Dios ha dicho: Sois la mejor comunidad humana que jamás se haya suscitado:
Ordenáis lo que está bien, prohibís lo que está mal y creéis en Dios. Si la
Gente de Libro creyera, mejor les iría. Hay entre ellos creyentes, pero la
mayoría son perversos. Corán, 3:110.

Esta última cita es significativa porque señala un hecho político de suma
trascendencia: importantes sectores (pero aún minoritarios,
institucionalmente hablando) de la comunidad musulmana internacional son los
que constituyen hoy la verdadera resistencia contra la opresión judía. Sin
embargo, hay que subrayar la palabra "resistencia", ya que ella señala el
núcleo de una estrategia defensiva limitada y, en ese sentido, esencialmente
distinta a la estrategia total y totalizadora del judaísmo. Desde hace 1400
años existe infinitamente menos enemistad entre las comunidades judías
huéspedes de las sociedades y los Estados musulmanes, que entre ellas y los
Estados y sociedades cristianos.

 

ANEXO 5

CAMPAÑA DE CERCO Y ANIQUILAMIENTO CONTRA IRAN. CARTA ABIERTA A MIS AMIGOS
IRANÍES
Publicado en Amanecer, de Madrid , del 29 de mayo de1998

 Queridos Hermanos:

La decisión que podría adoptar el gobierno de mi país referente a la ruptura
de relaciones diplomáticas con la República Islámica de Irán, es una
alternativa que llena de vergüenza a la gran mayoría del pueblo argentino.
En especial porque esa decisión vendría acompañada por una grave acusación
contra un ciudadano iraní, el Sheik Mohsen Rabbani, antiguo agregado
cultural de la Embajada de Irán en Buenos Aires.

No es posible justificar de ninguna manera el curso de acción asumido por el
gobierno argentino. Todos los habitantes de mi patria saben que esa decisión
está en vías de ser adoptada por la fuerte presión que sobre un gobierno
débil y miserable mantienen los Estados Unidos de América e Israel. La
posición del gobierno argentino no puede ser justificada porque,
precisamente, y desde sus orígenes, ese gobierno proclamó públicamente el
alineamiento total y absoluto, el "alineamiento automático", con la política
de Washington, que está determinada hasta en sus más íntimos detalles por el
lobby judío-norteamericano.

Fue esa política de alineamiento automático, también definida como de
"relaciones carnales", la que impuso sobre el pueblo argentino, y
especialmente sobre sus sectores más humildes, una opresión económica y una
miseria nunca vista en la historia de mi país. Fue esa política de
"relaciones carnales" la que impulsó un proceso de desnacionalización
económica total; la que esclavizó a la población de un "país rico" que hoy
tiene hambre, la que ha implantado la prostitución generalizada, como "forma
de vida", y la creciente fractura territorial de mi Patria. Fue esa
alineación automática con la lobby judío quien destruyó la moral y los
valores humanos y religiosos del pueblo argentino. Fue esa misma política la
que impuso la indefensión total de la Argentina: destruyendo sus fuerzas
armadas y su infraestructura productiva, científica y tecnológica. Mientras
el pueblo argentino se encuentra hoy en el colapso histórico, la totalidad
de su clase política - y no solamente el partido del gobierno -, y de la
clase dirigente en general, está corrompida hasta el tuétano, no sabiendo
hacer otra cosa que inclinarse servilmente ante los dictados del lobby
judío-norteamericano.

Es ese proyecto adoptado por la totalidad de la "clase dirigente" argentina
el que actualmente impulsa hacia la ruptura de relaciones diplomáticas con
la RI de Irán, y hacia la infundada acusación contra el Sheik Rabbani. El
pretexto de la ruptura pretende fundamentarse en la sospecha, nunca
confirmada documentalmente, de que personal diplomático iraní y miembros de
la Resistencia Nacional Libanesa Hezbollah participaron en los "atentados de
Buenos Aires". Los llamados - por el juez argentino a cargo de la causa,
sistemáticamente manipulado por la Embajada de Israel -, "testigos", no son
más que opositores violentos al actual régimen de Teherán y agentes activos
de servicios de inteligencia occidentales. Naturalmente, ninguno de ellos
estuvo, siquiera remotamente, ni en el tiempo ni en el espacio, en las
proximidades de los hechos. Todos dicen que escucharon decir que "A" dijo
que "B" y que por lo tanto "C"... Esta anormalidad jurídica llevó a decir al
juez francés Jean Louis Bruguiere, experto en terrorismo "antiislámico y
antiárabe": "La acusación (del gobierno argentino) contra Irán me parece que
tiene un objetivo político más que técnico. Considero un peligro el
terrorismo islámico, pero hay que ser más prudentes en este tipo de
acusaciones" (en Buenos Aires, a Clarín, 18 de mayo de 1998) (6).

Lo que en verdad está en la base de la acusación es un hecho de naturaleza
estratégica: la voluntad de Israel y de los Estados Unidos de Norteamérica
de internacionalizar el conflicto contra Irán. Argentina es sólo un pequeño
eslabón dentro de la larga cadena de decisiones ya adoptadas. Esa voluntad
estratégica está incorporada, desde su mismo origen, a las "investigaciones"
judiciales realizadas en Buenos Aires. En otras palabras: esas
"investigaciones" se acomodaron total e integralmente a una voluntad
estratégica previamente diseñada.

Desde 1994 yo he escrito varios libros intentado demostrar que aquellas
acciones terroristas (los "atentados de Buenos Aires") fueron cometidas por
grupos judíos que actuaron y actúan contra el Plan de Paz en Oriente Medio.
Las de Buenos Aires fueron típicas acciones de judíos cometidas contra otros
judíos ("guerra" -expansión territorial- contra "paz", en Oriente Medio).
Sobre esos dos atentados de Buenos Aires la Inteligencia israelí ha montado
una verdadera guerra psicológica, en todo Occidente. En una primera fase,
desviando toda sospecha sobre los grupos terroristas judíos que en aquellos
momentos conspiraban contra el gobierno laborista de Issac Rabin, a quien
finalmente asesinaron. La segunda fase fue acusar a Irán y a Hezbollah de
haber sido los responsables de esos atentados. Esta fase se desarrolla,
hasta el día de hoy, dentro de un marco cultural de histeria antimusulmana
instalado en Occidente.

El control del judaísmo sobre Occidente es la causa primera del conflicto
que se pretende crear entre el Islam y Occidente. Es por ello que la
"cuestión judía" afecta no solamente al Islam sino al mundo entero. Es el
judaísmo quien pretende racionalizar una división irreversible entre los
hombres a escala planetaria, entre los "elegidos" y los "humillados", entre
los amos y los esclavos. Es el judaísmo quien pretende constituirse en el
núcleo ideológico del capitalismo globalizante, que es la forma de
dominación más inhumana que haya existido jamás a lo largo de la historia
universal. Los intentos que en estos tiempos realizan los EUA e Israel en el
sentido de pretender internacionalizar las agresiones contra Irán, son
secundados, principalmente, por miserables gobiernos secundarios y
dependientes, totalmente subordinados a la estrategia judío-norteamericana.
Entre esos gobiernos se encuentra, desgraciadamente, el de mi propio país,
Argentina.

La actual irano-fobia del gobierno argentino no expresa en absoluto el
sentimiento del pueblo de mi patria. Sólo mide, con total precisión, el
grado extremo de control que han logrado los intereses judíos y
norteamericanos sobre la estructura de poder que hoy asola a mi país. Contra
ese control y contra esa dependencia estamos luchando actualmente. Es la
misma lucha por la cual la sociedad argentina recobrará su dignidad
usurpada, y la patria de los argentinos su soberanía vendida.

Desde el punto de vista de la política internacional, todo ese proceso debe
ser entendido sólo como un segmento de una estrategia antiiraní más amplia,
que denominaremos "cerco y aniquilación". Esta estrategia es el origen de
los ataques de los distintos sectores del lobby judío que opera en la
Argentina y que se produjeron a diario, durante los últimos cuatro años,
contra la República Islámica de Irán, el movimiento Hezbollah y los propios
intereses nacionales del pueblo argentino. El objetivo final de la ruptura
diplomática prevista por el lobby judío-norteamericano es que el gobierno
argentino pueda presentar -inmediatamente después-, ante el Consejo de
Seguridad de las Naciones Unidas, una denuncia contra Irán, considerándose
"país agredido". Es por ello que el gobierno de Irán no debería subestimar
los "mensajes" provenientes de los distintos grupos sociales y políticos
manipulados por el lobby judío de Buenos Aires. No estamos enfrentados a una
mera disputa entre dos Estados (Argentina versus Irán) como algunos
pretenden hacernos creer, sino a una fase, a un elemento integrante de un
proceso global de "cerco y aniquilamiento" a la República Islámica de Irán
(7).

 El lobby judío en la Argentina

Hoy podemos analizar, con total claridad, la crisis existente dentro de la
comunidad y del lobby judío en la Argentina. Esas sectas están profundamente
divididas entre sí (existen por lo menos tres grupos antagónicos) por líneas
de fractura que van desde los negocios hasta las diferentes percepciones
culturales y teológicas ya instaladas en Israel y en la totalidad de la
judería occidental. Esas líneas de fractura también producen distintas
interpretaciones sobre las circunstancias concretas que provocaron los
atentados de Buenos Aires.

La crisis intrajudía en la Argentina se deriva de las fracturas que afectan
a la propia sociedad israelí (8), y a las luchas violentas que allí se
producen, aunque ninguno de esos grupos judíos puede explicitar que los
verdaderos autores de los atentados terroristas de Buenos Aires fueron los
mismos judíos -nacional-mesiánicos y fundamentalistas- que luchan
abiertamente por el poder en Israel y en todas las juderías del mundo (9).

Creo que las actividades antiiraníes y antilibanesas de la comunidad judía,
y los acontecimientos que se suceden dentro del lobby judío que opera en la
Argentina, no son lo suficientemente entendidos en Teherán. Existe una
extrema pasividad por parte del gobierno iraní al respecto. Las acusaciones
antiiraníes que provienen de los distintos sectores del lobby judío en la
Argentina, no son cuestiones que se originan dentro de un gobierno sometido
y dependiente -el argentino- que tiene un poder decisional insignificante en
el mundo. Con absoluta seguridad el gobierno argentino es sólo el peón de
una estrategia global israelí, decididamente nacional-mesiánica, expansiva y
fundamentalista, que en todo momento está potenciada por y desde Washington.
Reducir los sucesos a un conflicto intrascendente entre Teherán y Buenos
Aires no es sólo minimizar el problema. Es algo mucho peor aún: es adoptar
un análisis estratégico profundamente equivocado.

Para el gobierno argentino la obediencia a Israel significa poder mantener
su política de "relaciones carnales", es decir de esclavitud en su dimensión
más patológica, respecto de los Estados Unidos de América. El motor de toda
esa estrategia es el lobby judío-norteamericano (en sus dos versiones: la
fundamentalista-evangélica y la liberal-laica) y su hermano menor: el lobby
judío en la Argentina. En este escenario no hay sólo dos actores, Irán y
Argentina sino muchos más: Israel, los lobbies judío-norteamericanos, el
gobierno de los Estados Unidos de América, Irán y, finalmente, un actor
secundario: el gobierno argentino, profundamente afectado por su "propio"
lobby judío.

Es posible constatar la existencia de tres sectas en conflicto dentro de ese
lobby judío en la Argentina. Como ustedes recordarán, el "coche-bomba" fue
una de las imágenes más publicitadas desde un primer momento (en ambos
atentados, pero especialmente en el segundo), que tuvo por objeto señalar la
presencia del "terrorismo islámico" en Buenos Aires, utilizando técnicas muy
conocidas de guerra psicológica. Ahora existen por lo menos dos versiones
radicalmente distintas dentro del propio lobby respecto del famoso
"coche-bomba". Una de ellas niega incluso que haya existido un "coche-bomba"
en el segundo de los atentados (AMIA, 1994). Esta versión fue elaborada por
la secta judía más ligada al gobierno argentino del señor Menem y, por lo
tanto, más alejada de la Embajada de Israel: "La teoría del coche-bomba es
insostenible. Sólo se encontró un 7% del presunto vehículo, cuando el
promedio de atentados explosivos con vehículos es del 35 al 40 %. Además los
peritajes indicaron que los pedazos de chapa hallados no fueron sometidos a
temperaturas superiores a las del proceso de pintura" (Página 12, Buenos
Aires, 26 de abril de 1998).

Otra de las sectas afirma que existió un coche-bomba en el atentado de 1994,
pero que las pruebas de su existencia fueron aportadas por la unidad del
"ejército israelí" que investigó en exclusiva el lugar de la explosión, como
si ese pequeño espacio de la ciudad de Buenos Aires fuese territorio bajo
soberanía israelí: "Los informes técnicos prueban la existencia del
coche-bomba, del que se identificó una enorme cantidad de piezas encontradas
en el lugar del hecho, muchas de ellas por la brigada israelí de
'socorristas' (en realidad era un grupo de inteligencia operativa del Shin
Beth). El motor apareció en la dirección que teóricamente había indicado el
jefe de esa brigada (de inteligencia israelí)" (Página 12, Buenos Aires, 26
de abril de 1998).

Finalmente, la tercera secta, la más radical-fundamentalista, ataca
violentamente a las dos anteriores, y pide una investigación transnacional
sobre los atentados. Responsabiliza al gobierno de Carlos Menem de
"obstaculizar las investigaciones" y está íntimamente ligada a los dos
partidos opositores popularmente conocidos como "sinagogas democráticas": el
llamado Partido Radical y el FREPASO (Página 12, Buenos Aires, 27 de abril
de 1998).

Pero en el punto en que todos los grupos judíos coinciden es en el de
señalar la "culpabilidad" de Irán y, por supuesto, la de su "brazo
ejecutor", Hezbollah. En ese sentido el mando lo sigue manteniendo el propio
embajador de Israel, Isaac Avirán, que se comporta como un arrogante virrey
del imperio en una "provincia" periférica y subalterna llamada Argentina:
"No nos cabe ninguna duda de que Irán es el país ideólogo de los atentados.
No nos cabe ninguna duda de que Hezbollah hizo los atentados" (Clarín,
Sábado 25 de abril de 1998).

Cerco y aniquilamiento

Israel ha diseñado, hace ya mucho tiempo, una estrategia de "cerco y
aniquilamiento" respecto de la República Islámica de Irán. Es esa estrategia
la que enmarca todas las "investigaciones" que se realizan en la Argentina
sobre los dos atentados terroristas, el de 1992 y el de 1994. Israel no
necesita ni mucho menos desea encontrar a los verdaderos culpables -que son
sus propios judíos terroristas- sino señalar a quien el Estado judío
mesiánico actual percibe como sus enemigos principales: Irán y Hezbollah.

Tal estrategia global está fundamentada en un principio elemental: Israel no
puede tolerar la hipótesis de un sistema defensivo iraní basado en armas y
vectores de lanzamiento que puedan afectar decisivamente a cualquier punto
de su territorio e, incluso, a la totalidad de su territorio. Israel no
puede aceptar esta posibilidad ni siquiera como hipótesis, ya que el costo
de una defensa eficaz -mantenimiento de una hipotética capacidad de "segundo
golpe"- contra un tal sistema de armas, sería absolutamente destructivo para
la economía israelí, y totalmente disociador para la sociedad y el Estado
judíos. Esa hipótesis - y no ya la realidad que pueda existir detrás de ella
- es presentada como una conspiración contra la famosa supervivencia de
Israel. Tal es la percepción que expresan, incluso públicamente, todos los
dirigentes israelíes en la actualidad.

Naturalmente desconozco si Irán dispone o no de esas armas que no
necesariamente deben ser "atómicas", según una errónea definición popular.
De lo que sí estoy convencido es que si Irán no hace un esfuerzo serio por
acceder a ellas en el más breve plazo, estaría cometiendo simplemente un
acto de suicidio. Estamos hablando de una hipótesis - la existencia de un
Irán con capacidad nuclear y misilística - que Israel ya ha logrado instalar
dentro del sistema de poder norteamericano, a través sus lobbies judíos. A
partir de esa instalación, todos los Estados vasallos de los EUA actúan en
la maniobra de "cerco" contra Irán. Contrastando fuertemente con la política
adoptada por la Unión Europea. En ese plano - como Estado vasallo -
encuentra su lugar el gobierno de Buenos Aires, que acepta el dominio judío
sobre la sociedad argentina con el único objetivo de mantener sus
"relaciones carnales" con los Estados Unidos de América, que ya está
asimismo totalmente controlado por su propio lobby judío, que defino en mi
libro como "el gobierno mundial".

La totalidad de las instituciones que conforman el gobierno argentino en la
actualidad - y en un futuro políticamente previsible - son - y serán -
simples marionetas de una estrategia global, a la que ni siquiera logran
percibir plenamente ni en toda su magnitud. Es esa misma estrategia la que
atenta contra los intereses del pueblo argentino y pervierte la idea de
Patria que muchos argentinos aún sostenemos como proyecto nacional. Para mí
es absolutamente claro que la recuperación de la soberanía y de la dignidad
nacionales de la Argentina pasan por la destrucción de la estrategia global
que sirve únicamente a los intereses de un Estado judío que, cada día que
pasa, es más abiertamente terrorista y fundamentalista (nacional-mesiánico),
como bien sabemos por los testimonios cotidianos que nos ofrecen nuestros
hermanos palestinos.

 

Contraestrategia iraní

Desde Europa no se percibe que exista una contraestrategia iraní diseñada en
correspondencia a la escala monumental que posee la amenaza
judío-norteamericana. En mi opinión el gobierno de Teherán sigue
subestimando muchos de los elementos concretos y puntuales que integran esa
amenaza elaborada por los judíos de Israel y por los sionistas -judíos y
evangélicos- que ejercen el poder en los Estados Unidos de América. El único
movimiento sionista no judío existente en el mundo está localizado en el
fundamentalismo protestante (evangélico-calvinista) de los EUA. Ese
movimiento fundamentalista cristiano es el principal aliado actual del
gobierno israelí. Está en el fondo de todos los complots anti-Clinton,
quien, sin embargo continúa siendo apoyado por la fracción laica-sionista
(Costa Este) del lobby judío-norteamericano.

Las acusaciones antiiraníes que se originan todos los días y en escala
creciente en todos los niveles de la judería argentina son parte orgánica de
esa estrategia. Si el gobierno de Teherán sigue ignorándolas, la amenaza
judío-norteamericana puede llegar a concretarse en un tiempo histórico muy
corto. No olvidemos que la validez de los "Acuerdos de Oslo" expira en
agosto de 1999. Luego vendrá la declaración unilateral de la independencia
del Estado Palestino y las consiguientes represalias israelíes: un escenario
de crisis de dimensiones finales desconocidas, ya que por primera vez habrá
una proyección de ese duelo dentro del Estado y de la sociedad
norteamericanas. Dentro de ese escenario, concretar la amenaza querrá decir:
desencadenar una guerra de agresión contra Irán, contra el "cerebro" del
"terrorismo islámico". Y esa guerra de agresión, naturalmente, no podría
tener sino una dimensión nuclear, que actuará con un "escudo de protección"
convencional -aero/naval- proporcionado por EUA.

 

Chiísmo y catolicismo

En este punto sería interesante señalar un cierto paralelismo entre el
chiísmo y el llamado catolicismo "preconciliar" o tradicional. Cuando en
Occidente se menciona a lo "preconciliar", en esta época, se sobreentiende
que se hace referencia al Concilio Vaticano II, origen del "catolicismo
progresista" y gran puerta de entrada de los judíos al "mundo occidental",
similar a la ofrecida por el protestantismo en el siglo XVI (más por Calvino
que por Lutero). El cristianismo tradicional, o "tradicionalista", también
entendido como elemento resistente, es hoy asimismo una minoría dentro del
mundo católico. Pero sin embargo plantea la irreconciabilidad teológica con
el judaísmo. A pesar de ser una minoría -aunque no deberíamos olvidarnos de
las Iglesias cristiano-orientales- está en la base de fenómenos políticos
nuevos en Europa, como es el caso del FN en Francia. Asimismo desde la
antigua matriz protestante (luterana) alemana, desde el mismo núcleo de la
Mitteleuropa, emergen hoy nuevos movimientos de resistencia popular y
nacional (nacionalismo alemán) a los que será necesario prestar una
creciente atención en los próximos tiempos. También desde el Extremo Oriente
ruso soplan vientos de cambio en la misma dirección.

Pero sin duda alguna Irán hoy es el centro de la resistencia contra la
hegemonía agresora y agresiva del judaísmo, por la sencilla razón de que
-también- es el target principal de la estrategia de "cerco y aniquilación".
El gran cambio se produce a partir de la la gran revolución islámica del
Ayatolá Jomeini (10).

Es a partir de allí que una de las ramas del Islam -y no todo el Islam-
adopta ante el Estado judío una posición de enemistad política y sociológica
-lo que no tiene por qué afectar a ningún principio teológico- mucho más
firme. Esa posición es de inmediato combatida -guerra mediante- por un
Estado árabe que, in extremis, siempre recurre a la protección del Islam. En
lo fundamental es el chiísmo - revolución islámica mediante - quien
reemplaza con decisión y eficacia la anterior etapa laica de la resistencia
árabe contra el invasor.

El fracaso de esa resistencia laica fue manifiesto, y no sólo en el mundo
árabe. La fractura del mundo bipolar no hace más que acelerar esa mezcla de
derrota asumida y traición a los principios de subsistencia más elementales.
Hoy vemos a la dirigencia de la OLP, apoyada por gran parte del mundo
musulmán, dando su batalla desde el lobby palestino de Washington con el
aparente apoyo de un presidente que tambaleó con "escándalos sexuales"
preparados y potenciados por el lobby evangélico judío-norteamericano. Este
nuevo "campo de batalla" -el Estado y la sociedad norteamericanos- es una
cuestión que no debe ser subestimada en ningún caso. De una manera muy
concreta se está trasladando (proyectando) parte del conflicto del Oriente
Medio al interior de los Estados Unidos de América. Tal vez el próximo
asesinato presidencial en la superpotencia se origine en esos conflictos
proyectados desde la Periferia. Siempre la Periferia actuó sobre el Centro
de la misma manera. Todos los imperios han caído por ese tipo de mecanismos,
y no sólo el Romano ya cristianizado por un Profeta de lengua aramea que
había nacido en la periférica Palestina.

Sin embargo, muchos de nosotros desearíamos que la contraestrategia iraní
estuviese más orientada a desmantelar puntualmente -en todos los casos y
caso por caso- la estrategia de guerra, de "cerco y aniquilación"
(eufemísticamente: "doble contención") ideada por Israel y apoyada por EUA.
No solamente a resistir ante ella. Desmantelar una estrategia quiere decir
desmontar todas las piezas que la componen, y destruirlas una a una.

 
Estrategia limitada

El gobierno argentino, para empezar, es un gobierno "cipayo". Saben ustedes
que la palabra "cipayo" es una castellanización del persa "sipahi": que era
la denominación de las tropas indias que defendían a la corona británica, en
todo el mundo, durante los tiempos del imperio. En su famosa novela sobre el
frente del oeste en la Primera Guerra Mundial, Tempestades de Acero, Ernst
Jünger, entonces un joven y heroico oficial alemán, relata un combate entre
alemanes y sipahis muy cerca de Cambrai, en el norte de Francia. Junger saca
importantes conclusiones sobre ese choque, relativas al futuro de Alemania.

Fiel a esa vocación, el gobierno del señor Menem actúa exactamente igual a
cómo lo hace el señor Arafat y su ANP: no de cara a Israel sino de cara a
Washington. De cara a las decisiones imperativas que allí toman los lobbies
judío-norteamericanos: el fundamentalista-evangelista que apoya a Netanyahu,
y el laico-liberal de la Costa Este que apoya a Clinton.

Ambos lobbies se mueven dentro de la dialéctica "hermano-enemigo" que hoy
sacude los cimientos de la sociedad israelí. Cuando la señora Hillary
Clinton habló, hace pocos días, de la posibilidad de reconocer un futuro
Estado palestino, evidentemente estaba devolviendo el golpe: estaba
enfrentando el complot (montado por Israel y un sector del lobby judío
norteamericano) que había estallado en torno de una pareja formada por su
marido y una figura femenina perteneciente a una familia del establishment
judío-norteamericano. La declaración de la señora Clinton generó una
importante respuesta de ese sector de ese lobby. La administración Clinton
recibió fuertes embates del lobby judío-evangélico. Newt Gingrich,
presidente de la cámara de representantes y líder de la oposición, acusó al
presidente Clinton de estar extorsionando a Israel, y 81 senadores (de un
total de 100) dijeron, en una carta conjunta al presidente, que debía
permitirse a Israel usar sus propios criterios en cuestiones de seguridad.
Más de la mitad de los 435 miembros de la cámara de representantes firmaron
otra carta con el mismo contenido. Otro sector de los judíos norteamericanos
apoyó al presidente Clinton. Pero los dos sectores enfrentados del lobby, el
mayoritario "evangélico" y el minoritario laico, apoyan las demandas de
"seguridad" israelíes, a partir de las cuales Netanyahu esconde el proyecto
de expansión territorial de los colonos. Para algo han asesinado al general
Rabin, que, sin embargo, fue el líder israelí que más asentamientos aprobó
en toda la historia del Estado judío. Dentro de este esquema hay que
analizar el proyecto "unilateral" del gobierno del señor Menem de romper
relaciones diplomáticas con la República Islámica de Irán.

Si la cuestión se pudiera reducir a una simple disputa bilateral no habría
ningún problema. Las decisiones que pueda tomar un Estado períferico carecen
de importancia en todo sentido. Pero es evidente que no estamos ante un caso
de mera bilateralidad. Argentina es socio junior de la OTAN y un Estado
anti-terrorista modélico, según la opinión del Departamento de Estado (11).

Por lo tanto la idea de romper relaciones con Irán no se ha elaborado en
Buenos Aires, sino en Washington, con el beneplácito de ambos lobbies judíos
en EUA. A partir de allí será necesario considerar esa decisión, y la larga
historia de agresiones que la antecede, como un mero segmento de una
estrategia global de internacionalizar un conflicto contra la RI de Irán. A
partir de este momento el mundo entero tendrá un "leading case" (denuncia de
Argentina a Irán como "país agresor" en el Consejo de Seguridad de las NU)
que será modélico en la estrategia de cerco y aniquilamiento.
Esta perspectiva global a la que nos introduce el "ejemplo argentino" no
fue, en su momento, percibida por el gobierno de Teherán. No haber
interceptado esa política en su momento fue un error muy grave; no hacerlo
ahora es aún peor. Se están dejando las puertas abiertas para la continuidad
de la estretegia global de cerco y aniquilamiento. Con la humillación
agravante de que un ciudadano iraní completamente inocente, mi amigo Mohsen
Rabbani, puede tener un pedido de captura internacional, vía INTERPOL, como
si se tratase de un peligroso delincuente internacional. En innumerables
oportunidades y circunstancias yo he señalado esa debilidad estructural, y
no para beneficio exclusivo de Irán, sino pensando siempre en el destino
aciago de mi propia Patria, que ha sido conquistada desde dentro por un
grupo humano perverso que aspira a desatar una nueva guerra mundial, de
"supervivencia" para el Estado de Israel.

La estrategia limitada de Irán se traduce -como ya hemos señalado para el
caso argentino- en una extrema pasividad ante situaciones muy agresivas que
se suceden en el mundo occidental, y en la Periferia de Occidente, que
incluyen naturalmente acciones contra la propia República Islámica de Irán.
Simplemente, el Estado iraní no re-acciona adecuadamente contra esas
agresiones. No incorpora las resistencias locales que se originan contra
esas agresiones dentro de una estrategia más amplia, necesariamente global.
La lucha contra el Estado judío no puede quedar localizada y geográficamente
aislada en el llamado Oriente Medio.

En mi anterior libro El nacional-judaísmo pretendí demostrar que el sionismo
ha sufrido una metamorfosis tan radical en los último años que prácticamente
hoy ha devenido en "otra cosa": en un mesianismo nacionalista-religioso. La
clásica dicotomía entre judaísmo religioso y sionismo laico es una ecuación
que pertenece al pasado. Yo llego a esta conclusión a partir de estudiar
casos concretos de terrorismo judío que se suceden en lugares muy remotos,
en la extrema periferia del mundo occidental.

Todas las religiones sufren distintas ideologizaciones a lo largo de la
historia. Este es un proceso sociológico perfectamente comprensible y bien
comprendido por algunos historiadores. No hay alteraciones teológicas
importantes pero sí sucesivas adaptaciones políticas. Yo he estudiado muchas
ideologizaciones sufridas por el cristianismo a lo largo de 2.000 años, y
algunas de las experimentadas por el judaísmo. Conozco menos la historia
musulmana. Hoy sería deseable ver una ideologización islámica que no
enfatizara tanto sus raíces abrahámicas cuanto sus diferencias políticas y
estratégicas con el judaísmo. Ello no representa, creo, ninguna alteración
teológica substancial para el Islam en su conjunto ¿No es acaso el propio
chiísmo una ideologización dentro del Islam?

Vengo analizando el escenario de conflicto del Mediterráneo Oriental y del
Asia Central desde hace algunos años. En 1996 publiqué un libro donde ya
señalaba el problema: Terrorismo fundamentalista judío, nuevos escenarios de
conflictos (Libertarias-Prodhufi, Madrid). Un año después la misma editorial
lanzó al mercado de lengua española otra investigación, donde traté de
definir la naturaleza del judaísmo contemporáneo: El nacional-judaísmo, un
mesianismo post-sionista. Es en este libro donde además desarrollo, mucho
antes que otros analistas en Occidente, la hipótesis de la guerra civil
judía (conflicto intra-judío). A finales del mismo año de 1997 aparece otro
trabajo mío enfocando la misma cuestión desde otro ángulo: España y los
judíos, expulsión, inquisición, holocausto, 1492-1997 (Amanecer, Madrid).
Actualmente estoy finalizando un nuevo libro, el actual, que fui redactando
sobre el terreno en Oriente Medio y zonas contiguas, con el cual espero
completar todo un ciclo de investigaciones sobre el terrorismo judío.

Dentro del terreno que me compete, este libro que ahora sale tiene
precisamente el objetivo de contribuir a destruir uno de los elementos de la
estrategia global judío-norteamericana, impulsando un proceso de
dignificación del pueblo y de la nación argentinas. De recuperación de la
soberanía nacional argentina. Es mi forma de participar en este conflicto
codo a codo con mis hermanos árabes y persas, al lado de los humillados
contra los arrogantes de este mundo.

Me despido de ustedes con un fuerte abrazo fraternal.

Norberto Ceresole.

Madrid, 25 de mayo de 1998.

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Notas

1.- El libro está en venta en todas las librería de España. Desde fuera de
España se puede solicitar en: Ediciones Libertarias, c/ Bravo Murillo 37, 1º
D; 28015 Madrid; Tel. 915 933393; Fax. 915 941696; E-Mail:
[email protected]. La edición en lengua árabe será presentada en Beirut a
fines de agosto de 1998. Será distribuida simultáneamente en cinco países:
Siria, Líbano, Egipto, Kuwait y Arabia Saudí. Un equipo de lingüistas de la
Radio y Televisión iraní lo está traduciendo actualmente al parsi. Un equipo
de colaboradores del Instituto de Investigaciones Geopolíticas de Madrid
está trabajando actualmente en la traducción del libro a los idiomas alemán,
francés e inglés. Al texto

2.- Recordemos, p.e., el atentado contra un diplomático iraní en 1996. Éste
fue baleado a plena luz del día en una de las avenidas más transitadas de
Buenos Aires y salvó milagrosamente su vida. Para la Policía argentina se
trató de un mero hecho delictivo. No existieron explicaciones diplomáticas
por parte argentina. A partir de ese hecho, que se vino a sumar a una larga
cadena de acusaciones y agresiones de todo tipo, Irán endurece el diálogo
con la Argentina. Dos años después, en un acto judío realizado en Buenos
Aires, un periodista de un diario ("La Nación"), que no puede ser definido,
obviamente, como "antisemita" informa: "Más de 200 policías garantizaron la
seguridad del acto Estuvieron apoyados por perros entrenados de la Brigada
de Explosivos, que husmeaban entre los bolsos de invitados y reporteros
gráficos. A estos efectivos se sumaron otros jóvenes de civil y malos modos
que se decían afectados a la seguridad del acto. Algunos de ellos, que no
hablaban en español, se encargaban de identificar a los periodistas y
dificultaban su desplazamiento entre el público" (Fuente: La Nación del 18
de julio de 1998). Esos jóvenes llegados de Israel, que ni siquiera se toman
el trabajo de aprender el idioma del país (lo que nos demuestra hasta qué
punto ha llegado la ocupación judía de la Argentina, ya que ni siquiera
practican las reglas básicas del ocultamiento) son un calco psicológico de
Ygal Amir, asesino del general Rabin. En Buenos Aires y otras ciudades de
Argentina se ocultan en las escuelas rabínico-militares administradas por
los grupos fundamentalistas judíos. Son ellos la verdadera "conexión local"
del terrorismo fundamentalista judío. Al texto

3..-Rolando Matalon, de origen argentino, es el rabino de la sinagoga Bnai
Jeshrun, de Nueva York (Fuente: Página 12 del 20 de julio de 1998). Al texto

4.- Carta abierta a un amigo paraguayo: Todos los patriotas
hispanoamericanos hemos visto con alegría la reciente victoria electoral del
histórico Partido Colorado. Tanto esa victoria del pueblo y de la nación
paraguaya, como la actitud de las fuerzas internas y externas que a ella se
opusieron con toda energía, nos permiten realizar algunas reflexiones sobre
el futuro de Paraguay y de la región en su conjunto. Desde hace mucho tiempo
se viene desarrollando desde Buenos Aires lo que algunos califican como
"política antiterrorista" regional. Esa política, que se origina en las
presiones norteamericanas e israelíes sobre el gobierno del señor Carlos
Menem, comienzan con las pseudo investigaciones que se vienen desarrollando
sobre los llamados "atentados de Buenos Aires". Sobre esos atentados he
escrito un último libro: La falsificación de la realidad: La Argentina en el
espacio geopolítico del terrorismo judío, editado en España, que es el que
le envío adjunto a esta carta. Como usted podrá leer en ese trabajo, yo
sostengo y trato de fundamentar documentalmente que esos atentados fueron
producidos por agentes totalmente distintos a los que señala el lobby
judío-argentino y, oficialmente, el gobierno de Buenos Aires.
Desgraciadamente aún no he tenido el tiempo ni la información necesaria para
desarrollar mi investigación hacia la llamada zona de la Triple Frontera.
Sin embargo mis sospechas se orientan hacia lo que creo se está convirtiendo
en una maniobra de cerco y asfixia en torno a la República del Paraguay. Una
nueva maniobra implementada por los porteños de Buenos Aires -ahora, por los
judeo-porteños de Buenos Aires- contra el pueblo y la nación paraguaya.
Paraguay podría llegar a convertirse en los próximos tiempos en la limpia
conciencia popular dentro de un agresivo mar de hipocresía política, de
entreguismo económico y de destrucción social, cultural y moral. Es decir
que Paraguay va en vías de transformarse en algo que debe ser defendido por
el patriotismo hispanoamericano. Yo me permito señalar una conexión directa
y total entre esta nueva ofensiva antiparaguaya del gobierno porteño y los
"atentados de Buenos Aires". Hay un hilo conductor entre esos atentados y el
proyecto de crear una fuerza regional "antiterrorista" a partir de la falsa
hipótesis de que en la zona de la Triple Frontera (una zona de extraordina
prosperidad económica en la quiere meter mano el salvífico "capital
transnacional"), existen agazapados grupos islámicos (Hezbollah) dispuestos
a atentar contra la "seguridad" de los Estados de la región. Además sé por
experiencia propia que los trabajadores libaneses inmigrantes constituyen
uno de los grupos humanos más laboriosos y mejor cualificados del mundo
entero. En la Argentina se sigue hablando de Hezbollah como si fuese un
grupo terrorista marginal, cuando en realidad fue el partido político más
votado en las últimas elecciones libanesas (junio de 1998).Todo este cuadro
de situación se traducirá en una política de asfixia contra Paraguay y, muy
especialmente, contra el nuevo Paraguay nacionalista y democrático que el
pueblo guaraní acaba de elegir en las urnas. Tengo pensado desagregar,
próximamente, desde el mismo Paraguay, la hipótesis original de mi último
libro: que los atentados de Buenos Aires fueron obra de una fracción
fundamentalista del judaísmo israelí... etc. Al texto

5.-El Prof. Prof. Dr. Dr. Sigfredo Hillers, constitucionalista y titular de
la Cátedra de Derecho Político de la Universidad Complutense de Madrid, me
envió las siguientes reflexiones: Amigo Ceresole: Muchas gracias por la
transmisión de su "carta abierta a mis amigos iraníes"... El tema tiene su
precedente en los casos de entrega de pretendidos "criminales de guerra" de
origen alemán (croata, etc.), pero residentes en Argentina desde años, por
no hablar de los casos en que, después de leves protestas diplomáticas, se
toleró la flagrante vulneración de su soberanía como Estado, presuntamente
libre e independiente, al llevarse secretamente y a la fuerza (rapto) de
territorio "soberano" argentino a una persona determinada, para "procesarla"
y ejecutarla públicamente en el país que había violado tales derechos de
soberanía de Argentina. La lógica jurídica termina siempre por imponerse.
Cuando se realiza impunemente un acto anti-jurídico, sienta un grave
precedente... La violación de estas normas elementales de derecho
internacional, se convierten -por via de la impunidad y/o consentimiento o
tolerancia-, en "derecho consuetudinario" a escala internacional o al menos
en las relaciones bilaterales internacionales (Madrid, 22 de mayo de 1998).
Al texto

6.- El contraterrorista y antiislámico Jean Luis Bruguiere recordó
seguramente en Buenos Aires el fracaso político final del montaje judicial
realizado en Alemania ("cooperación" entre un juzgado de Berlín y el Mossad)
en torno al "Caso Mikonos":

-"¿Usted comparte la tesis de Estados Unidos y de Israel, quienes adjudican
a Irán el rol de usina del terrorismo?

-"Como especialista en el tema, yo sería más prudente en esta cuestión tan
terminante. La acusación a Irán me parece que tiene un objetivo más político
que técnico... Hay que ser prudentes en las acusaciones, porque a veces son
demasiado políticas" (Clarín, 18/5/92). Al texto

7.- Uno de los testigos iraníes de la acusación en el "Caso Mikonos" declaró
ante el juez argentino Juan José Galeano que: "La decisión de cometer el
atentado contra la sede de la AMIA, destruída en julio de 1994, se tomó en
Teherán dos años antes de esa fecha, durante una reunión en el ministerio de
Seguridad iraní, en la que participó el actual jefe de Inteligencia de ese
país, Alí Fallahian, a raíz de que la Argentina acababa de comunicarle a ese
Estado que no continuaría con la transferencia de tecnología nuclear". La
Nación, Buenos Aires, 16 de mayo de 1998. Daría la impresión de que el
Estado iraní es visceralmente peligroso: ataca con bombas a todos aquellos
que no cumplen sus contratos comerciales. Personalmente conozco muy bien la
naturaleza de aquel contrato "nuclear": se trató de la venta de vulgares
repuestos y componentes para usinas experimentales. En ningún caso fue una
"transferencia tecnológica" con capacidad para producir "armas de
destrucción masiva". Es decir, fue demasiado poca cosa, en verdad, aun para
el "salvaje terrorismo islámico", para justificar semejante atentado
terrorista. La pretensión del juez argentino Juan José Galeano de "ajustar"
las investigaciones sobre los atentados de Buenos Aires al "modelo" del
"Caso Mikonos" (Berlín, 17 de septiembre de 1992) revela, una vez más, no
sólo su incompetencia profesional, sino sobre todo su desconocimiento casi
total sobre cuestiones de política internacional. El "modelo Mikonos" es
otro callejón sin salida. Hace mucho tiempo que no sólo Alemania (el Estado
alemán) sino todos los Estados de la UE han superado el impacto que, en su
momento, produjo el montaje judicial del "caso Mikonos". Actualmente las
relaciones -de todo tipo- entre la Unión Europea e Irán son decididamente
primaverales. Al texto

8.- "«La paz empieza en casa. Sólo una nación en paz consigo misma, en su
propia casa, puede hacer la paz con los pueblos que la rodean. Una nación
dividida, partida y ocupada por culturas de enfrentamientos invita a los
enemigos del exterior a presionar y atacar. ¿Es esto lo que necesitamos?,
¿guerra de culturas?», se preguntaba esta misma semana el primer ministro
ante un compacto auditorio compuesto por militantes y dirigentes de su
partido, el Likud. El conflicto entre judíos laicos y ultrarreligiosos no es
nuevo. Israel vive desde hace años sumido en un permanente choque entre
quienes propugnan el acatamiento a ultranza de todas las reglas y preceptos
religiosos y los laicos y progresistas, enraizados en el espíritu de los
fundadores del mismo Estado, que reclaman una Constitución en la que se
establezca la libertad de conciencia y se asegure la separación entre
religión y política. La situación ahora se ve agravada por el crecimiento y
mayor protagonismo político del sector ultrarreligioso, uno de los apoyos de
Benjamín Netanyahu. Las últimas encuestas aseguran que el 80% de los
universitarios de Tel Aviv temen el estallido de un conflicto abierto entre
las comunidades laicas y las religiosas. Según los mismos sondeos, el 63% de
la población afirma vivir bajo la presión religiosa de una minoría. El 16%
de la población israelí habla ya de un peligro de guerra civil". Fuente:
Ferran Sales, corresponsal de El País en Jerusalén, Madrid, 10 de mayo de
1998. Al texto

9.- "Un sondeo publicado en Israel días antes del «Rosh Hashana», el Año
Nuevo judío, dejaba bien claro cuáles son las fundamentales preocupaciones
de los ciudadanos de este país que ahora cumple 50 años de azarosa vida. De
los encuestados, sólo el 30 por ciento citó como principal amenaza contra el
Estado hebreo el conflicto árabe-israelí. El 60 por ciento, en cambio, situó
en su primera línea del frente a las crecientes diferencias y divisiones
entre la derecha y la izquierda políticas (entendidas en este caso por una
concepción más o menos nacionalista); entre los religiosos y los laicos;
entre los sefardíes y los asquenazis (judíos procedentes de España y de
Europa central y del este, respectivamente). El sondeo iba incluso más allá
y dejaba un amargo sabor de boca ante el futuro inminente: el 80 por ciento
de los encuestados no creía improbable que, tarde o temprano, se llegue a un
enfrentamiento violento en Israel entre unos y otros; entre judíos. «Esa es,
en efecto, la pregunta que se plantea Israel a sus cincuenta años: ¿Qué
clase de sociedad, qué clase de Estado queremos?». Ibraham Diskin, doctor en
Ciencias Políticas de la Universidad Hebrea, no tiene la respuesta pero
confiesa que de no comenzar un diálogo sincero, abierto, tolerante y urgente
entre los diversos sectores que componen dicha sociedad se puede llegar a
una situación límite. «Quizás consigamos mantener nuestra aparente unidad
interna mientras no consigamos una verdadera paz con los árabes, pero de no
afrontar esta realidad es muy posible que la próxima guerra que tenga lugar
en la región sea entre judíos y no con los árabes», vaticina pesimista. Para
el también politólogo Daniel Ben Simon, la sociedad israelí es «una sociedad
tribal, en la que cada sector, cada tribu, lucha por sus intereses y
prioridades particulares en detrimento de la colectividad nacional. Esas
divisiones, hoy tan palpables, estallaron a raíz del asesinato en noviembre
de 1995 de Isaac Rabin pero ahí estaban. No han surgido de la nada»".
Fuente: ABC, Madrid, 29 de abril de 1998. Al texto

10.- Estoy leyendo actualmente los diez volúmenes de las obras del Imam
Jomeini, editados en idioma inglés por el Institute for Compilation and
Publication of Imam Khomeini, de Teherán. El pensamiento del Imam Jomeini
presenta un interés político muy especial, ya que resuelve la vieja
contradicción entre "Revolución" y "Restauración" que ha atenazado a
Occidente desde la Modernidad. Muchos de mis amigos europeos e
hispanoamericanos actúan hoy en día como "revolucionarios", pero se definen
a sí mismos como "restauradores" o "conservadores". El Imam Jomeini
demuestra que una verdadera Revolución es posible (entendida como una acción
efectiva de los humillados [oprimidos] contra los arrogantes [opresores])
conservando la tradición (la protección cultural que necesita el hombre
individual para no convertirse en un "chip" dentro de un mercado [mundial]),
es decir, sin caer en la patética realidad del "hombre desnudo" que ha
generado, precisamente, la Modernidad. El oprimido puede "liberarse" (un
concepto, sin duda, de raíz bíblica [Antiguo Testamento]) sin fracturar su
entorno religioso, cultural y, aun, nacional. De tal manera que no es
necesario recurrir a la Restauración -defensa de un sistema anterior
tradicional pero más injusto que el que genera la Revolución- para preservar
los valores que la Modernidad pretendió destruir para siempre, instaurando
-como proyecto- un "gobierno mundial": el fin de la historia. Al texto

11.- "El Departamento de Estado de los Estados Unidos difundió un informe
anual sobre terrorismo. Señaló que 'el Hezbollah libanés, con apoyo de Irán,
sigue siendo el principal sospechoso' de los atentados, y respaldó la
política del Gobierno en la lucha antiterrorista. Apoyo de los EE.UU. al
gobierno (argentino) en su política antiterrorista... El Gobierno recibió de
los Estados Unidos una señal de respaldo acerca de la política de combate al
terrorismo. En un informe oficial del Departamento de Estado, Washington
enfatizó que Irán 'sigue siendo el principal sospechoso' en los atentados
contra la Embajada de Israel (1992) y contra la AMIA (1994), cometidos en
Buenos Aires". "Muy cerca del presidente Carlos Menem se respira cierta
euforia por el elogio norteamericano. El Informe anual del Departamento de
Estado, que se titula Pautas de Terrorismo Global de 1997, expresó el
respaldo implícito de ese país a la actuación oficial y a la investigación
del juez federal Juan José Galeano, que instruye la causa de la AMIA". "Con
más claridad, respaldó al Gobierno por su voluntad política para combatir
los focos de terrorismo en la triple frontera (la Argentina, Brasil y
Paraguay), centro de asentamientos del fundamentalismo islámico. En la Casa
Rosada se interpreta que el informe supone el logro político más visible del
alineamiento automático entre nuestro país y la Casa Blanca, la 'alianza
estratégica'. Según la Embajada norteamericana en Buenos Aires, el del
Departamento de Estado es un 'documento positivo para la Argentina'. Una
fuente diplomática dijo ayer a La Nación que 'se refleja que la Argentina y
los Estados Unidos trabajan en plena cooperación contra el terrorismo'". "El
documento trajo aire fresco al Gobierno...el Departamento de Estado enfatizó
que el 'ministro del Interior, Carlos Corach, impulsó vigorosamente la
aplicación de controles fronterizos más estrictos e incrementó la
cooperación entre los servicios locales encargados de hacer cumplir la ley
en la región trifronteriza (triple frontera)'". "En la definición más
contundente, añadió que, 'en 1997, la Argentina siguió adoptando una función
predominante en lo que respecta a promover la cooperación contraterrorista
en la región'. La difusión del documento coincide con la inminente llegada a
nuestro país, del director del FBI, Louis Freeh, quien se reunirá con Menem,
con Corach y con el juez Galeano, entre otros. Durante la gira, podrían
conocerse avances cruciales en la causa de Galeano que comprenderían a los
dos atentados antijudíos y que comprometerían seriamente a Irán". "La venida
de Freeh es la muestra de la afinada sintonía entre nuestro país y
Washington, además de una respuesta al permanente reclamo del Congreso Judío
Mundial". "Estamos muy satisfechos de que se reconozca el avance y el
esfuerzo nuestro en este asunto", señaló a La Nación un allegado a Corach".
Fuente: La Nación, Buenos Aires, 6 de mayo de 1998. La nota está firmada por
Mariano Obarrio, un conocido miembro de Opus Dei en la Argentina. Tres días
después, el 9 de mayo de 1998, el mismo medio y el mismo periodista editan
un reportaje al ministro del Interior, el judío Carlos Corach, donde se
anuncia la ruptura de relaciones diplomáticas antes señalada. Y se agrega:
"El juez federal Juan José Galeano estaría dispuesto a ordenar en los
próximos días la captura internacional de Mohser Rabbani, quien se desempeñó
como agregado cultural en la embajada de Irán en la Argentina. Galeano
también le pediría a Interpol que detenga a otros funcionarios iraníes. La
decisión, que en la Casa Rosada esperan de un momento a otro, fue adoptada
entre Galeano y sus colaboradores luego de escuchar en Alemania la
declaración que prestó un testigo de identidad reservada, conocido como 'C'.
Ese hombre fue otrora el tercero en la jerarquía del servicio de
inteligencia iraní -su identidad e integridad son protegidas por el gobierno
alemán-, y conoce a fondo el funcionamiento de esa estructura. Galeano y los
fiscales Eamon Mullen y José Barbaccia, según una fuente cercana a la causa,
escucharon de su boca una revelación fundamental: la Embajada de Irán en la
Argentina es la central de inteligencia iraní para todas las divisiones de
América Latina. El hombre también sostuvo que Rabbani es el 'enlace' de Irán
con la inteligencia de la región y confirmó que tenía capacidad operativa
para activar o despertar células dormidas que existen en Buenos Aires. El
testigo 'C' precisó, además, que Irán se vale de personas de su propia
nacionalidad o de libaneses para cumplir sus fines. Desde un primer momento,
a partir de la declaración de Manoucher Moatamer, que involucró a la
delegación iraní en nuestro país en la planificación del atentado, las
investigaciones se orientaron hacia esa dirección. Pero, ahora, el
testimonio de 'C', que es considerado mucho más sólido que Moatamer,
confirma que ese es el rumbo correcto". Fuente: La Nación, Buenos Aires, 9
de mayo de 1998. Una semana después de la visita de Freeh llegó a Buenos
Aires otro destacado judío, nada menos que el secretario de Defensa de los
EUA, Williams Cohen. Cohen llegó a Buenos Aires con el objetivo explícito de
explicarle a Carlos Menem la maldad intrínseca del "terrorismo islámico".
Asimismo impulsará un proyecto de "defensa continental contra el terrosimo",
del cual Paraguay (y, en otro plano, Colombia) serán las principales
víctimas]. Al texto


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La conquista del imperio americano, Ediciones Al-Andalus, C/Capitán Haya 47, 28020 Madrid, España. Fax 91-570 31 81. ISBN 84-605-8315-5, Noviembre de 1998.



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