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LA CONQUISTA DEL IMPERIO AMERICANO
El poder judío en Occidente y en Oriente 

Norberto Ceresole

 

SEGUNDA PARTE 1/2

 GEOPOLÍTICA DEL CONFLICTO EN EL MEDITERRÁNEO ORIENTAL Y El ASIA CENTRAL


 

1. EL MEDITERRÁNEO ORIENTAL

"Decididamente, se debe entender que los israelíes... se pondrán de espaldas
a la pared y lucharán -con todos los considerables medios a su disposición-
si perciben una amenaza intolerable para su seguridad. En el mejor de los
casos, los restos radioactivos quedarán en Líbano, en Siria, o en ambos
países"
Moshe Sharett, Diario, 1980.

 

Las derrotas de Israel

En el campo militar, los últimos tiempos han sido fatídicos para Israel.
Estuvieron marcados por grandes catástrofes: la caída de dos helicópteros de
transporte que se desplazaba hacia Beirut con 70 comandos a bordo, con el
objetivo de destruir la conducción de Hezbollah; el fracaso de varias
expediciones punitivas contra el sur del Líbano; la detención de los dos
agentes del Mossad en Amman, con el subsiguiente terremoto político, el
desbaratamiento de la célula terrorista en el Líbano, y otra serie de
fracasos menos publicitados.

Un tal proceso de derrotas militares se ha producido sin que, desde la parte
árabe, actuara ningún ejército poderoso, provisto con divisiones blindadas y
baterías misilísticas. Los nuevos "ejércitos árabes" son movimientos
populares de resistencia y, en especial, movimientos populares-islámicos de
resistencia, como es el caso relevante de Hezbollah. Esa resistencia árabe,
islámica y popular, es sólo una de las caras del conflicto. Simultánea y
correlativamente, y por primera vez en la historia del Estado judío, la
guerra tiene otra cara, que es la fractura interna de la sociedad israelí.

Como uno de la reflejos de esa fractura, el sistema político israelí -y, con
él, la judería mundial- ha entrado en una fase de "doble poder". Siempre el
"doble poder" o el "poder paralelo" ha sido la antesala de las guerras
civiles y, en su caso, de las revoluciones. La sociedad y el conjunto de las
instituciones israelíes se están seccionando en dos mitades casi iguales,
pero opuestas entre sí de manera creciente. Cada una de esas facciones busca
su propia "representación política" (Netanyahu versus Weismann). Esa
fractura social, institucional y, en definitiva, teológica, provoca una
progresiva licuación del poder que empuja al Estado judío hacia la parálisis
y el aislamiento internacional, y a las juderías en cada país a una
impotencia creciente. Por primera vez desde el final de la segunda guerra el
judaísmo sale del plano de lo sagrado y queda empantanado en la historia. Es
por ello que día a día el Mito del Holocauto cobra cada vez más importancia
como Mito Fundador o Fundamentador. La transparencia cada vez más evidente
de las vísceras del Estado judío no deja alternativa: su única justificación
histórica no puede ser sino un Mito de dimensiones faraónicas, valga la
contradicción.

Estos son sólo dos de los núcleos del conflicto, a partir de los cuales se
pueden explicar las derrotas militares recientes y, asimismo, preveer
algunos hechos futuros. Siempre se dijo que la primera guerra perdida por
Israel, sería su última guerra. Esa "última guerra" será, muy probablemente,
una guerra civil. Israel está hoy donde nunca había estado antes el Estado
judío: entre el desgaste socialmente intolerable de una "guerra exterior"
interminable (en Líbano, en Palestina y rodeada de un mundo árabe cuyas
sociedades le son mucho más hostiles que muchos de sus gobiernos), y una
guerra civil, la "última guerra de los judíos".

Ahora nos estamos acercando al punto en el cual en la historia del mundo
occidental y del "mundo antiguo" se puede producir un cambio de escenario,
pivotanto precisamente sobre la "cuestión judía". Sólo la crisis crónica de
los Estados y sociedades árabes, su extrema decadencia o "cansancio
histórico", la sistemática traición de sus dirigencias, posterga una
definición largamente anunciada.

Cualquiera sea la dirección que tome la crisis: guerra civil en el Estado de
Israel, guerra civil en el mundo árabe, guerra árabe-israelí, expulsión
demográfica de los palestinos de Cisjordania (limpieza étnica) o, lo más
probable, una compleja combinación entre todas ellas, estamos llegando a un
"punto de no retorno" a partir del cual todos los Mitos sobre los que se
construyó el Estado de Israel caerán inexorablemente.

Caerán de la misma manera que como fueron construidos: a partir de haber
acumulado ese Estado un enorme poder regional y de ser asimismo parte
constitutiva de un diseño teológico-imperial global que se consolida hacia
el final de la larga guerra civil europea de treinta años (1914-1945). Será
un punto de no retorno porque en el escenario existe armamento de
destrucción masiva: armas nucleares y armas bioquímicas; pero sobre todo
porque existe una acumulación insoportable de humillación racial orientada
exclusivamente hacia los indígenas.

Pues esa hostilidad de los indígenas (de los árabes en general y de los
palestinos en particular) no pudo ser ahogada en sangre a pesar de la
sistemática claudicación de las dirigencias árabes. Se manifestó desde un
principio bajo la forma de una lucha aparentemente destinada al fracaso,
porque cuando se instala el Estado de Israel, no existía ninguna estructura
política ni administrativa, ni ideológica ni cultural con capacidad de
resistencia en todo el mundo árabe, que venía de muchos siglos de control
otomano, primero, y de varias décadas de colonización occidental, después.

Ahora la situación es muy distinta. Funcionan Estados y movimientos a los
cuales se les pueden atribuir innumerables defectos y limitaciones. Pero
desde el nacionalismo árabe-sirio hasta los movimientos islamistas, existen
estructuras que han demostrado disponer de una extraordinaria capacidad de
resistencia en circunstancias internas y externas extremadamente adversas.

Estamos, pues, llegando, al punto en que será imposible, aun para la
atormentada conciencia europea democrática-occidental, continuar fingiendo
ignorar que el enfrentamiento árabe-judío no es una continuidad -en otro
escenario- de la "guerra civil europea", sino la consecuencia lógica final
de esa guerra. La relación Israel-Occidente, u Occidente-Israel, por una
serie muy larga de acontecimientos históricos perfectamente conocidos, se
instaló en el seno del mundo árabe-musulmán en un momento en que éste vivía
circunstancias de extrema debilidad. El genocidio que los judíos practican
contra los árabes es la masacre -física y espiritual- de un pueblo -de una
raza- que fue totalmente ajena a los avatares de la segunda guerra civil
europea. Más bien iba a ser la víctima insoslayable y necesaria de esa
guerra, cualquiera hubiese sido su resultado.

 

La opción estratégica

La única opción estratégica que tiene el Estado judío es culminar un proceso
de toma del poder dentro de la propia "potencia hegemónica". Ese control de
los centros decisionales de los EUA es vital para la estrategia judía, ya
que desde allí pueden lograr lo que le está vedado a un Estado de Israel
existiendo como mero "aliado" de Washington. El 20 de agosto de 1998 la
estrategia judía logró un éxito trascendente: los bombardeos americanos
contra Afganistán y Sudán provocaron en grave sisma entre Estados Unidos y
el mundo árabe-musulmán. Tal sisma puede ser el origen de una "guerra de
civilizaciones" y, por lo tanto, de la única opción de supervivencia del
Estado de Israel.

La situación actual del mundo árabe musulmán (y turco-persa) es muy distinta
a la que existía en 1949 y, aún, en 1967. Ahora hay tanto elementos de
diversidad como elementos de cohesión, es decir que hoy existe la
posibilidad, anteriormente negada, de realizar alianzas y contraalianzas.

En primer lugar existen diferencias étnicas e idiomáticas evidentes, tomando
como "extremos" a persas y turcos, por ejemplo. En segundo lugar existe
asimismo una geopolítica del Islam, hasta ahora inexplorada, que diferencia
sustancialmente a los musulmanes del Índico de los musulmanes del
Mediterráneo. No estamos hablando de los musulmanes del Magreb ni mucho
menos de los de Indonesia o de Filipinas, que están afectados por un entorno
geopolítico, étnico, cultural, lingüístico e histórico totalmente diferente.
Esas diversidades determinan comportamientos políticos y económicos también
muy distintos. Pero vamos a limitar el análisis al segmento asiático de la
Isla Mundial (1).

Un musulmán del Índico está normalmente más afectado por los hindúes que por
los judíos del Mediterráneo. El propio mundo árabe-musulmán del Mediterráneo
oriental está fraccionado en etnias, ideologías y regímenes políticos -en
suma, en Estados. Exceptuando por el momento a Turquía, observamos que aún
entre dos Estados laicos -que gobiernan una población mayoritariamente
musulmana- como los de Siria e Irak (cuya modernidad ha sido originada
inclusive por el mismo tronco partidario: el Baas) existió en el pasado
inmediato una rivalidad mucho más aguda que entre ambos y Egipto, por
ejemplo (2). Actualmente el gobierno sirio está desarrollando una política
orientada hacia la apertura y el logro de una cierta integración con Irak.
Ella es una de las consecuencias importantes de la progresiva consolidación
del hecho estratégico decisivo de los últimos tiempos en el región: el
establecimiento de una Alianza entre Damasco y Teherán. Es decir que una
situación crónica de rivalidad está desapareciendo en los tiempos actuales:
donde antes sólo hubo crisis ahora hay atisbos de cooperación.

Las causas políticas y, aun, económicas y religiosas de la diversidad y del
antagonismo existente, sobre todo en el pasado inmediato, han sido
largamente señaladas por una gran cantidad de autores, abarcantes de un muy
amplio espectro ideológico. Pero lo que aún no ha sido lo suficientemente
analizado es el factor geopolítico en esta atomización del mundo árabe y,
aún, del mundo musulmán del segmento asiático de la Isla Mundial. No se ha
dicho aun que existen dos grandes polos geográficos que tienden a actuar a
la tracción sobre ese espacio: el polo del Océano Índico y el polo del Mar
Mediterráneo (3).

A lo largo de la historia ambos polos han actuado de manera clara y
terminante, tanto en la expansión del Imperio Persa hacia el oeste cuanto a
movimientos antagónicos desde el Mediterráneo hacia el este. Desde Alejandro
hasta los tiempos del Profeta Mahoma. Inmediatamente después de su muerte se
produce una expansión militar multidireccional del Islam. Es en el actual
territorio iraquí (Babilonia) donde se establece una frontera entre persas y
árabes que muchos siglos después vino a coincidir, aproximadamente, con el
frente de guerra Irak-Irán, que en definitiva no pudo ser atravesado por
ninguno de los dos ejércitos Ver Mapa: Frontera Irak-Irán). La expansión del
Islam hacia el sur llega a dominar toda la actual India septentrional y
central. La desislamización de la India es la principal idea-fuerza de la
hinduidad actual.

Los problemas que se originan a partir de la expansión incial de Islam hacia
la India no finalizan en la "partición" del espacio indio (el mismo año en
que los vencedores de la segunda guerra civil europea "decretan" la
"partición" de Palestina); se proyectan hasta nuestros días y se
materializan en la existencia de dos potencias nucleares: una musulmana
(Paquistán) y otra aria-védica (India). Ambas zonas en conflicto reconocen
vínculos con Irán: religiosos los primeros, y raciales y culturales los
segundos.

En el segmento árabe afectado por el Mediterráneo oriental -Siria, Jordania,
Líbano y Palestina (la importancia geopolítica del Irak reside en que está
"a caballo" entre el Mediterráneo y el Índico), todos ellos Estados que
vivieron durante siglos bajo la soberanía del Imperio Otomano (4), existe un
fraccionamiento que en gran parte, aún, se deriva de la decadencia y de la
desaparición final de ese Imperio, como consecuencia -entre otros factores-
del resultado de la primera fase de la guerra civil europea (derrota de la
"potencias centrales" en 1918). Aquí tenemos un vínculo muy importante entre
la Mitteleuropa -y, más concretamente- entre la geopolítica alemana y el
mundo árabe-mediterráneo en general (5).

Naturalmente el fraccionamiento que ocasiona la desaparición del Imperio
Otomano se incrementa al límite a partir de 1918, con la colonización de la
región por los Estados de la Europa occidental, los Estados vencedores de la
"primera guerra mundial". Sobre la base de ambos impactos actúan
posteriormente las particularidades -para denominar al fenómeno de alguna
manera- que le imprimen a la región las diferenciaciones asumidas por los
Estados independientes. La instalación simultánea del Estado judío, al
finalizar la "segunda guerra mundial", no es una circunstancia ajena a este
cuadro de situación. Desde un punto de vista puramente físico, Israel
reemplaza, con una perspectiva teológica, y a partir de la victoria aliada
de 1945, la acción colonizadora de Europa Occidental en Oriente Medio y
zonas contiguas. Pero esta vez la historia se repite "como tragedia": Israel
no es un simple Estado colonizador, sino un Estado teológico expansivo.

Entre el segmento árabe-mediterráneo y el segmento musulmán-índico actúa la
tracción geopolítica antes señalada, que hasta el momento fue determinante
en la evolución histórica y política de ambas zonas. Recién en los últimos
años se han producido una serie sucesiva de hechos que, en su conjunto,
pueden modificar progresivamente la implacabilidad del factor geopolítico.
Sólo el Estado iraní -la sociedad persa- puede hoy amortiguar las tensiones
entre el Índico musulmán y el Índico ario-védico. Y en lo que respecta a la
ribera Mediterránea del Asia Central, la alianza sirio-iraní es, en ese
sentido, y bajo su forma actual, es el hecho determinante para el futuro de
la región (6).

Coincidiendo aproximadamente con la derrota ideológica y militar de la OLP
en 1982, despierta en el sur del Líbano la comunidad chiíta, con una
profunda vocación de justicia. El ingreso a la historia del chiísmo libanés
cooincide con el punto de máxima expansión ideológica de la Revolución
Islámica Iraní. Ello no puede sino renovar -después de un muy largo período
histórico- el interés -ahora vital- de Teherán por el Mediterráneo oriental.
Es así que el interés geopolítico iraní es requerido y "tironeado" desde los
dos extremos marítimos de la región: desde el Índico y desde el
Mediterráneo, al mismo tiempo.

Hoy los actores directos del conflicto del Medio Oriente se han multiplicado
cuantitativamente, y además se ha complejizado hasta el límite el propio
escenario del conflicto. La implosión soviética liberó Estados, naciones,
tribus, etnias y culturas en el amplio espacio del Asia Central musulmana.
De tal manera que ese mapa es hoy, particularmente allí, radicalmente
distinto al de la época del mundo bipolar. Es asimismo lo contrario del mapa
del "mundo global". Es un nuevo mapa, inédito en la historia, cuyas
fronteras están fuertemente tensionadas hacia una búsqueda de la máxima
identidad, dentro de la cual se debe comprender las crisis de crecimiento
del mundo musulmán en su totalidad, la del espacio ario-védico-hindú y el
correspondiente a la raza-cultura sino-confusiana.

En las mismas puertas de la Europa del sureste está la primera contradicción
representada por la reislamización de Turquía, el paradigma de lo que fue la
modernización oriental en los comienzos de este siglo XX (primera derrota de
las "potencias centrales" europeas). Turquía es una de los casos que
muestran el insólito paralelismo entre ambos extremos de la larga guerra
civil europea de treinta años, ya que Turquía y las enormes contradicciones
que encierra su actual situación política, su especialísima ubicación
geográfica (frontera euroasiática) y su insostenible posición estratégica
dentro de una OTAN cada día más carente de contenidos, es también el extremo
occidental de una masa terrestre fuertemente influenciada por la geopolítica
del Océano Índico (perfectamente diferenciada de los grandes espacios
ruso-chinos, pertenecientes a la dinámica del Océano Pacífico).

Pero la importancia de Turquía no finaliza en el Mediterráneo Oriental.
Turquía se proyecta en profundidad en el Asia Central musulmana y turcófana,
porque es un Estado que también representa una forma de gestionar el Islam
contrapuesta no sólo con el chiísmo iraní, sino además con otras muchas
corrientes musulmanas. También en este caso el Islam se convierte en un
vínculo político y geopolítico de primerísima importancia.

La influencia del Índico sobre el Mediterráneo Oriental es un tema bien
conocido por los geopolíticos israelíes. Es por ello que se encontraban
capacitados para intentar establecer una conexión estratégica con el
movimiento induísta (hinduidad) en paralelo a la alianza militar con
Turquía.

La masa marítima predominante en el Asia Central continental es el Índico y
no el Pacífico. Las grandes obras de infraestructura que hoy está encarando
la República Islámica de Irán tienden a unir las aguas de las costas del
Golfo con las tierras del interior del Asia Central, al mismo tiempo que la
estrategia de Teherán está cada vez más engarzada con el Mediterráneo
Oriental, a través de Siria y Líbano. La relación tierra-mar dentro del
espacio musulmán es hacia el Índico y hacia el Mediterráneo, y no hacia el
Pacífico. Es por ello que la conexión de las Cuencas del Índico y del
Pacífico, a través de la tierra, actualmente en curso, "rutas de la seda" y
otras, es uno de los proyectos geopolíticos más importantes que se haya
encarado en la historia de la humanidad.

Pero el Índico ario-védico, ahora bajo una inédita forma de hinduidad, es
también una amenaza en otros tiempos inexistente para el espacio
árabe-musulmán. Sólo el Estado persa-iraní puede actuar, en este caso, como
amortiguador de conflictos. Y ello tanto por su ubicación geográfica cuanto
por el componente racial -ario-persa- de su sociedad. Paradógicamente la
identidad india, la hinduidad, emerge en el escenario regional como un
factor claramente antimusulmán y, por lo tanto, coyunturalmente favorable al
desarrollo de alianzas con el Estado judío.

El desprendimiento de un gran segmento geográfico del Asia Central del ex
espacio soviético también produjo una mutación poco menos que irreversible
en la antigua concepción zarista orientada hacia la expansión territorial en
dirección de los puertos de "aguas calientes". El Asia Central, como unidad
geopolítica crecientemente diferenciada, representa una alteración profunda
de las viejas tendencias geopolíticas de las antiguas potencias
blanco-europeas.

El Asia Central, entendida como el espacio físico y político comprendido
entre el Oriente Medio y China y como región potencialmente independiente,
engancha muy bien con la lógica de la geopolítica alemana clásica. Se trata
de una región que ha sido visionada de una manera muy concreta en el
pensamiento del general Haushofer. Este es un punto de la máxima importancia
al que ya hemos hecho referencia.

Como toda región geopolítica que aún se encuentra "en construcción", el Asia
Central musulmana es altamente inestable. La percepción de esa inestabilidad
por parte de Washington es un elemento muy importante en la cada vez más
compleja articulación que existe entre los EUA e Israel, y que determina las
mutaciones constantes de lo que en un trabajo anterior habíamos llamado el
"tercer Estado" interpuesto entre EUA e Israel: el lobby
judío-(norte)americano. Se trata de un grupo que concentra un extraordinario
poder que está cada vez más diferenciado de los intereses "nacionales" de
los EE.UU.

Ante el crecimiento del polo calvinista del lobby judío-norteamericano
vuelve a ser necesario señalar las diferencias históricas entre calvinismo y
luteranismo. Hoy el luteranismo se convierte una vez más en la fuente del
renacimiento del nacionalismo alemán, mientras que el calvinismo
contemporáneo sella su alianza original con el judaísmo. Las relaciones
entre política y religión son dinámicas y reflejan con toda exactitud las
pulsaciones más profundas de las estrategias en pugna.

Aplicando este razonamiento a la "falla" existente entre los espacios hindú
(hinduidad) y musulmán, vemos que sólo los persas tienen elementos comunes
con ambas culturas: raciales con la "nueva" India ario-védica, y religiosos
con el resto del mundo musulmán. Se sobreentiende que el concepto "elementos
comunes" tiene también un dimensión geopolítica y económica, además de
racial y religiosa.

Pero ese lobby judío-norteamericano no es ajeno a la crisis intra-judía. Se
diferencia y se enfrenta -a sí mismo- en la exacta medida en que la crisis
intra-judía se desarrolla. El lobby judío-norteamericano liberal-sionista de
la Costa Este ya representa un sistema de intereses muy distinto al lobby
judío-calvinista, el sionismo-evangélico norteamericano. La propuesta de
restaurar las relaciones entre Washington y Teherán no es un factor ajeno a
esta situación ni es una iniciativa sustentada sólo por Irán.

La sociedad persa-shií es el enemigo estratégico y teológico de Tel Aviv y
no tanto el enemigo de Washington. Esta diferenciación sólo cobró un perfil
inequívoco a partir de la crisis del llamado "Plan de Paz". A partir de ese
momento Teherán actúa de elemento compensador en la crisis entre el Likud y
el Partido Demócrata norteamericano, para mencionar a esa crisis a partir de
su perfil más bajo. Y no sólo Irán se coloca en esa franja de "compensación"
ante los desequilibrios geopolíticos provocados por el Estado judío, en ella
también están, aunque parezca paradójico, los palestinos de la OLP. En el
futuro esa franja será más amplia cuanto mayor sea la distancia entre los
sectores laicos-sionistas y los sectores fundamentalistas del judaísmo, y
sus aliados naturales respectivos dentro de la potencia hegemónica. Es un
nuevo espacio de la política mundial que podría devenir en mortaja para los
más débiles.

Ambos polos del lobby judío-norteamericano determinan, simultánea o
alternativamente, tanto la política (norte)americana sobre Israel cuanto la
política israelí sobre los EUA. Parte de la campaña electoral norteamericana
ya se desarrolla en Israel (Partido Republicano), y parte de la política
interior israelí tiene por objetivo el electorado norteamericano (Netanyahu
versus Clinton).

Este reposicionamiento persa sobre el Mediteráneo tiene naturalmente una muy
larga historia. En la actualidad se reinició impulsado por el factor
religioso. Pero de inmediato los actores percibieron que la política iraní
se encuentra y encaja estratégicamente con el (decreciente) poder sirio,
derivado sobre todo de su enorme valor de posición y de situación contiguo
al Estado judío. Siria es un Estado oficialmente laico que gobierna una
sociedad mayoritariamente islámica. Con la particularidad que el núcleo de
poder de ese Estado -el ejército- está comandado -desde la revolución
baasista- por oficiales alauitas, con muchas similitudes teológicas con el
chiísmo. Pero sobre todo está ubicado en una región clave, desde la cual se
pudo influir sobre el desarrollo de numerosas civilizaciones, a lo largo de
una larguísima historia.

El alauismo, también llamado nosairismo, es una visión del Islam de origen
shiíta. Ha jugado y juega un rol político capital en la Siria moderna. En el
siglo IX Ibn Nasair propaga por la Mesopotamia una doctrina compleja que
enriquece y desarrolla la teología shiíta. Los alauitas son perseguidos y
buscan refugio en el norte de Siria, instalándose en Latakie y en las
montañas del Jebel Ansariyé. En 1317 ensayan una insurrección que es
aplastada. Se repliegan sobre ellos mismos, a la defensiva, y son aislados
por del resto de la Umma islámica, que los consideran herejes. Sin embargo
resisten innumerables campañas de persecución que lanzan contra ellos los
diferentes poderes sunnitas. Hacia 1922 (Mandato francés) representaban el
12% de la población. La influencia que el alauismo tiene dentro del actual
ejército sirio, y que ya no tiene en absoluto ninguna connotación
anti-sunní, es el producto de un proceso histórico muy complejo que no es
posible analizar aquí.

La política israelí se ha basado en el presupuesto de que es posible
desintegrar al mundo árabe, y no sólo al Líbano, a partir de su
fragmentación en "pequeños reinos confesionales", todos ellos controlados
por un poder centralizado en una Jerusalén plenamente judaizada. Este hecho
ha inhibido a muchos autores sinceramente amigos de los árabes a no hablar
sobre los problemas confesionales. Pienso que ello es un error. En primer
lugar porque ellos realmente existieron (y, en otra dimensión, aún existen)
en la historia del mundo árabe y son perfectamente conocidos por los
estrategas israelíes (al respecto existe una extensa bibliografía de autores
judíos). Pero fundamentalmente porque en la actualidad están recibiendo un
tratamiento políticamente correcto por parte de todos los gobiernos árabes,
ya sean ellos musulmanes o laicos, con en el caso sirio. Ya nadie habla de
confrontaciones interconfesionales en el momento actual. La pertenencia a la
"nación árabe" y/o la pertenencia a la religión musulmana, es hoy el valor
predominante y, por fin, compatible. Y esto es algo que el autor de este
trabajo comparte plenamente, pensando, por ejemplo, que la unidad alemana
actual no se verá afectada por ningún análisis histórico que se realice
sobre la guerra de los 30 años. La estrategia israelí fundamentada sobre la
desintegración confesional de los Estados árabes vecinos fue definida de la
siguiente manera: "Las estructuras étnicas de Siria la exponen a un
desmantelamiento que podría permitir la cración de un Estado chiíta a lo
largo de la costa, de un Estado sunnita en la región de Alepo, de otro en la
región de Damasco y de una entidad druza que podría constituir su propio
Estado -puede ser sobre nuestro Golán- pero en todo caso con el Huran y el
norte de Jordania...Un tal Estado sería a largo plazo una garantía de paz y
de seguridad para la región. Es un objetivo que ya está a nuestro alcance"
(Kivunim, Nº 14, julio de 1982, Jerusalén.

La confluencia sirio-iraní en el Mediterráneo sur-oriental es un hecho que
tendrá, de cara al futuro, una enorme trascendencia. En primer lugar porque
se realiza sobre la base del reconocimiento de las tres partes -Teherán,
Damasco y Beirut-Baalbek- de que Siria es el elemento dirigente - en el
flanco mediterráneo-oriental- de esta alianza árabe-persa del mundo
árabe-musulmán. De la misma manera que Irán es el elemento hegemónico dentro
de la totalidad del sistema Mediterráneo-Golfo Pérsico-Índico.

Esto sí parace haberlo comprendido la Unión Europea "Nosotros tenemos una
absoluta necesidad de lograr un nuevo punto de partida con Irán, por eso es
que no habrá ruptura de relaciones diplomáticas, lo que constituye una
posición común de todos los europeos" (Klaus Kinkel, en Luxemburgo, el 29 de
abril de 1997). La posición de Teherán respecto de la crisis suscitada por
el "juicio de Berlín" fue sumamente crítica con Europa. "La actitud de
Europa confirma que ella no puede ser el socio comercial más importante para
Irán". A partir de allí los dirigentes islámicos buscan un reequilibrio de
fuerzas dentro de Asia, aunque reconocen que "... la Unión Europea desea
mantener relaciones cordiales con Teherán (pero que) desgraciadamente está
sometida a la presión norteamericana e israelí". "No nos interesa mantener
un canal unilateral con Europa que sólo le permita imponer sus puntos de
vista a Irán... Los europeos deben saber que no tenemos necesidad de ellos
...y que las representaciones diplomáticas europeas sólo sirven para
albergar espías y gentes indeseables" (Fuentes: Tehran Times y
Jomhouri-Islami, última semana del mes de abril de 1996). Se supone que esta
posición se va a modificar a partir de la presidencia de Jatamí.

La importancia histórica y geográfica de la "plataforma giratoria" siria,
según Toynbee, ha sido enorme durante milenios:

El caso de Siria ha sido aun más extraordinario. Para empezar, en e
inmediatamente alrededor del Creciente fértil, las civilizaciones se
apiñaron en áreas muy próximas. Siria quedó repartida entre los hogares de
las dos civilizaciones más primitivas: la sumeroacadia, en el Irak, y la
egipcia, en el valle inferior del Nilo. Asia Menor, cuna de la civilización
hitita, satélite de la sumeroacadia, se asoma a Siria por el Norte. Siria
está asimismo abierta a las incursiones de los nómadas de Arabia y a los
navegantes del Mediterráneo. Los éxitos sirios en la creación de una
civilización propia característica, que ha dejado una huella profunda en la
subsiguiente historia de la humanidad, constituye una notable proeza. La
medida de la realización cultural siria viene dada por sus vicisitudes
políticas, que sobrepasan las sufridas por la cuenca del Oxo-Yaxartes. En el
tercer milenio, los imperios surgidos en el mundo sumeroacadio y en el
egipcio ocuparon el norte y el sur de Siria, respectivamente, de vez en
cuando, sin entrar en colisión. En la segunda mitad del segundo milenario,
los egipcios ocuparon primero toda Siria hasta alcanzar, por el Nordeste, la
curva occidental del río Éufrates. Entonces se vieron forzados a repartirse
Siria con los hititas, pero aunque los egipcios dejaron una huella política
más profunda que los arcadios, fue mayor la influencia cultural de la
civilización acadia en el segundo milenio.

Durante este milenio, una civilización siria característica estaba luchando
por nacer. Por fin, tuvo su oportunidad merced a una Völkerwanderung
(migración) que cayó sobre Levante desde Arabia., Europa y el noroeste de
África a la vez. Egipto, Asiria y Babilonia quedaron fuera de combate por el
momento, y en el vacío espacial y temporal floreció una civilización
siríaca. Contaba con una rica herencia, surgida de fuentes acadias,
egipcias, egeas e hititas. Fue creadora desde el punto de vista cultural y
estuvo desunida políticamente, como su contemporánea la civilización
helénica. Los sirios inventaron el alfabeto, realizaron viajes por mar que
empequeñecieron los que nos consta hicieron sumerios y egipcios, y en el
ámbito de la religión llegaron al monoteísmo, lo cual representó una hazaña
espiritual e intelectual.

La duración de la independencia política de la civilización siríaca fue
breve, y todas las comunidades, excepto los samaritanos y los judíos,
perdieron el sentido de la identidad común, tras la destrucción del Imperio
aqueménida por los helenos. Pero el "compuesto cultural" depositado por la
mezcla de los restos de las civilizaciones siríaca y helénica desintegradas,
resultó ser de la máxima fertilidad. En este suelo germinaron las
civilizaciones cristiana ortodoxa, occidental e islámica, mientras que Siria
pagó una vez más el precio político de ser la "encrucijada" más activa en el
mapa del Viejo Mundo. A partir del siglo VIII a. de J.C., Siria fue
incorporada a una serie de Imperios, o dividida entre ellos: asirio y su
Estado sucesor, el Imperio neobabilónico; aqueménida y sus sucesores
tolemaico y seléucida; romano y árabe; el califato fatimita y el Imperio
romano de Oriente; los principados latinos y sus vecinos islámicos; el
Imperio otomano y sus sucesores los Estados árabes e inraelí. Sólo dos de
esos Imperios -el seléucida y el omeya- han sido gobernados desde una
capital situada en el territorio sirio. Sólo en tres ocasiones Siria ha
vuelto a ser, en el plano polìtico, un complejo de Estados locales
independientes entre sí. Esto sucedió en los intervalos entre la decadencia
de los Seléucidas y el ataque romano, entre el declinar de los Fatimitas y
el surgimiento de los Ayubitas, y tras la disolución del Imperio otomano a
raíz de la primera guerra mundial. Sin embargo, a través de todas estas
vicisitudes políticas, Siria ha desempeñado un papel rector en los asuntos
humanos desde el tercer milenio antes de nuestra era, y tal vez desde el fin
del último avance glaciar. Fuente: El Estudio de la Historia.

En Occidente existe una bibliografía abundante sobre Siria, no siempre
favorable al régimen baasista (7). Siria, a pesar de la indigencia de su
sistema político, de su crisis ecómico-social galopante y de la parálisis
mental de sus funcionarios, es aún el elemento dirigente en el flanco
Mediterráneo Oriental, porque aún mantiene un sólido liderazgo (Assad) y por
una acumulación sucesiva de hechos objetivos, entre otros:

*La posición histórico-geográfica de Siria, su potencial militar y su
extraordinario crecimiento demográfico. La dinámica demográfica contrasta
notablemente con el estancamiento político y económico. De 1963 a 1995 la
población Siria pasa de 4,9 millones a 15 millones de habitantes. En 1963,
año en que el Baas asume el poder, Damasco contaba con 675.000 habitantes,
contra los actuales 2.000.000. El 48% de la población tiene menos de 15
años. La tasa actual de crecimiento anual de la población es del 3,5%,
factor que la duplicará en los próximos 22 años.

*Su "relación especial" con Líbano y, en general, con el espacio histórico
cananeo-palestino [Sobre la relación Siria-Líbano ver: Noami Joy Weinberger,
Syrian intervention in Lebanon: the 1975-76 civil war, Oxford University
Press, Nueva York-Oxford, 1986. Noami Joy Williams, Intervention by Syria in
the Lebanese Civil War of 1975-1976, Ann Arbor, Michigan, Columbia
University, 1981].

*Su política dura respecto de Israel -Golán-, no carente de extraordinario
flexibilidad en algunas circunstancias.

*Su ideología baasista (socialista).

*La preeminencia del alauismo en la oficialidad militar (es decir, la idea
de "dinastía").

*La capitulación de Egipto en Camp David.

*La situación del régimen de Sadam Hussein.

*Su control sobre el frente militar y cultural del sur del Líbano-Galilea
(shiísmo versus judaísmo).

*La capitulación de la OLP.

*Su constante apelación a la unidad de la "nación árabe".

La alianza árabe-persa actualmente planteada y en proceso de desarrollo
tiene un componente militar de suma importancia, tanto en lo estratégico
como en lo tecnológico. Irán se ha convertido en la profundidad defensiva
del ejército sirio. En su auténtica reserva estratégica. Mientras que Siria
es el frente Mediterráneo del potencial iraní(8). Una situación inaceptable
para Israel. Esta alianza es un ejemplo casi de laboratorio que demuestra
-una vez más- que los factores político-culturales pueden torcer el curso
del "determinismo" étnico y geográfico.

 

Del fracaso de la paz, a la "pacificación"

Cuando comienza el llamado "plan de paz" (Madrid-Oslo) la sensación
predominante en la opinión pública occidental y, aún, en la del mundo árabe
e Israel, es la de un optimismo inmoderado, aunque la realidad desmentía
sistemáticamente ese estado de irrealismo al que habían sido conducidas las
sociedades, especialmente en Occidente. "Sólo la formidable potencia del
sistema mediático internacional... permite ignorar este dato fundamental. El
observador es impulsado a pensar que los movimientos islamistas que
practican la `violencia terrorista' no son más que residuos (del pasado)
dentro de un orden regional nuevo... Una abundante y repetitiva literatura
sobre las especificidades de los movimientos islamistas... contrasta con la
indigencia de informaciones sobre el funcionamiento efectivo de las
sociedades árabes... El análisis de los sucesos de los últimos años en el
Próximo Oriente muestra como la Realpolitik de las potencias puede carecer
totalmente de realismo, ya que sus efectos sobre el terreno se convierten en
fuentes de nuevas tensiones, de desestabilizaciones cada vez más profundas"
(Georg Corm, Le Proche-Orient Éclaté - II. Mirages de la paix et blocages
identitaires 1990-1996, La Décuverte, París, marzo de 1997).

Así, las acciones de Occidente sobre el Oriente Medio, basadas todas ellas
en la falsa percepción de que la sociedad israelí carece de tensiones
internas insuperables y que, por lo tanto, esa sociedad es totalmente
asimilable a una democracia posindustrial normal, es decir, pacífica; esa
pretensión fue lo que condujo a la imposibilidad de la paz. Esa estrategia
occidental fue la que provocó el reemplazo de la paz por su contrario, la
"pacificación". "Esa pacificación de las poblaciones (árabes, muchas veces
impuesta por la propia dirigencia árabe, algunas de ellas aliadas
incondicionales de Israel) se apoya cada vez más sobre los regímenes
políticos (árabes) que los Estados Unidos y Europa sostienen para obtener
sus propios objetivos regionales"

Resulta curioso pero no sorprendente que justo en este momento el poder
mediático occidental le recuerde a la "opinión pública" que en Israel existe
la tortura institucionalizada, algo que siempre se silenció en la medida de
lo posible. El 9 de mayo se difundió por agencias de prensa la apelación del
Comité de las Naciones Unidas contra la Tortura a "cesar inmediatamente su
aplicación" en Israel y territorios ocupados. La noticia incluye asimismo la
denuncia de Paul Burns, redactor del Comité, contra la "legitimación" de la
tortura ("métodos crueles, inhumanos y degradantes") realizada en noviembre
de 1996 por la Corte Suprema de Justicia de Israel (Fuente: L'Orient-Le
Jour, Beirut, 10 de mayo de 1997, p. 16. Ver asimismo: Presos políticos
palestinos en Israel y Áreas Autónomas, editado por el Comité de Solidaridad
con la Causa Árabe, Madrid, febrero de 1997). Hoy en Oriente Medio hasta las
piedras saben que existe un proyecto israelí, ya planificado hasta en sus
más mínimos detalles, para "trasladar" a la totalidad de la población
palestina de Cisjordania hacia Jordania. Y que ese proyecto de limpieza
étnica cuenta con el OK del rey Hussein y, por supuesto, con el del
Departamento de Estado de los EUA.

La hipocresía del pensamiento occidental sobre esta cuestión, se refleja en
un "editorial" publicado por El País de Madrid, el día 14 de mayo de 1997,
bajo el título "Cambio de juego". La idea es que Netanyahu cambió las
"reglas de juego" irracionalmente aceptadas por la "comunidad internacional"
en Madrid-Oslo; por lo tanto ahora la "comunidad internacional" deberá
adaptarse a ese cambio de los humores teológicos de la mafia Likud. Estamos
hablando de la misma "comunidad internacional" que "consensuó", en épocas
recientes, feroces bombardeos contra poblaciones civiles para castigar a
gobiernos que habían desafiado con mucho menor intensidad a la "comunidad
internacional". Ahora, naturalmente, "Washington no se atreve, por razones
internas, a presionar a Israel... para que suspenda esos nuevos
asentamientos, pero está claro que habrá que reinventar un camino hacia la
Paz.". El hiperjudaísmo es el amo del juego en el mundo Occidental.

Geopolítica del conflicto: mecanismos de "pacificación".

El factor "ejército turco"


El ejército laico turco reaparece en la escena de la mano del pilar
norteamericano de la "nueva" OTAN. Su aliado natural es el Estado de Israel,
y su enemigo central, Siria y el régimen del presidente Hafez al-Assad.

De tal manera que Damasco es, desde hace muchos años, el camino obligado, en
el punto de paso de la estrategia defensiva árabe-persa, por un lado, y de
la estrategia ofensiva israelí-ejército turco-EUA, por otro. Siria es,
entonces, y una vez más a lo largo de una historia que debe ser datada en
decenas de milenios, la frontera real, el centro de gravedad del amplio
conflicto que actualmente se desarrolla en un vasto escenario estratégico,
que tiene como actores primarios regionales a la propia Siria, a Israel, al
Líbano (Hezbollah), al ejército turco y a Irán. Y como actor primario
extrarregional a los Estados Unidos de Norteamérica. Y como actor
secundario, o de reparto, a la llamada Unión Europea.

La situación que hoy vive la Unión Europea incapacita absoluta y
radicalmente a esta región del mundo para jugar un papel activo en la crisis
permanentemente incrementada que se desarrolla día a día dentro del
escenario estratégico que estamos analizando, desde el extremo oriental del
Mediterráneo hasta las masas continentales de la Cuenca del Índico. Es
evidente que Europa no puede hoy jugar un papel militar activo en el
Mediterráneo; tampoco podrá desarrollar una acción político-diplomática
medianamente efectiva, en las actuales circunstancias límites. La OTAN se
escindirá una vez más, como en Bosnia, entre sus dos componentes: el
norteamericano y el europeo. Es decir, Europa necesita más que nadie la
mediación de Irán en la zona; de todo su enorme peso geopolítico puesto al
servicio de la estabilización regional. Pero para que exista estabilidad en
la zona debe haber un freno total del expansionismo israelí. Es decir, se
debe pensar en la desaparición del Estado judío, que es impensable sin
fundamento teológico, esto es, sin proyecciones expansivas.

Los tiempos se acortan de manera vertiginosa. La ofensiva militar israelí
contra Siria, en la primera fase, que es siempre la del discurso, ya ha
comenzado (9). El fracaso de la paz conduce necesariamente a la
pacificación. Y la pacificación, para el componente norteamericano de la
OTAN, conllevaba, hasta hace muy poco tiempo, la exigencia de la
neutralización del potencial militar sirio, a pesar de que éste se comportó
siempre como elemento de moderación en la región. Este es el núcleo de la
cuestión: existió un grupo mesiánico judío muy fuerte dentro del actual
gobierno demócrata norteamericano, ese grupo está ahora fracturado y
enfrentado entre sí. Ello explica el "reversement des alliances" practicado
por Washington en junio de 1998. La Administración demócrata juega la "carta
iraní" porque su conflicto con el fundamentalismo judío es ya insostenible.

Dentro del mecanismo de pacificación que se está montando, el ejército
turco, con el total apoyo del brazo norteamericano de la OTAN (10), está
destinado a jugar un rol esencial en esta estrategia anti-Siria,
aprovechando antiquísimas desconfianzas mutuas y varias disputas fronterizas
aún pendientes. Ya se realizaron maniobras militares conjuntas entre las
fuerzas terrestres y aeronavales de Estados Unidos, Turquía e Israel, que
tuvieron como escenario "algún lugar" del Mediterráneo oriental. En una de
ellas el ministro de asuntos exteriores libanés, Farès Boueiz, se mostró
inquieto "por la alianza estratégica que se diseña entre los Estados Unidos,
Israel y Turquía", en alusión a las maniobras del Mediterráneo. Para el
ministro libanés esas maniobras "revelan una alianza político-militar
destinada a agredir las posiciones de ciertos Estados árabes". Y finalmente
subraya: "Nosotros pensamos que Turquía tiene un pasado lleno de intereses
comunes con los árabes en todos los campos y que ella no debe otorgarle a
sus relaciones con Israel una profundidad que la convertirá en parte activa
de una agresión contra un Estado Árabe." (Fuente: L'Orient-Le Jour, Beirut,
8 de mayo de 1997, p.16). Unos 100.000 árabes musulmanes alauitas viven en
la región de Alejandretta, actual provincia turca. Desde hace años Ankara
viene realizando grandes obras hidráulicas sobre el nacimiento del Éufrates,
que afectan el curso sucesivo del río dentro de territorio sirio y las obras
de irrigación existentes o proyectadas. Existe además el problema kurdo
(PKK).

Para ello existe un intenso y múltiple intercambio de Inteligencia entre
Israel y el ejército turco, que incluye, entre otras cosas, información
técnica sobre el Mig 29 (a cambio de obtener contratos de modernización de
material militar turco, aeronáutico, terrestre y naval), ya incorporado a la
fuerza aérea siria. Israel dispone de tres ejemplares del avión que
actualmente se fabrica en Bielorusia. Los detalles técnicos de esa aeronave
fueron comunicados a los responsables militares turcos. Los acuerdos de
cooperación militar entre Turquía e Israel se firman el 23 de febrero de
1996. En abril de 1996, mientras Israel bombardeaba el sur del Líbano
(matanza de Qana), al mismo tiempo realizaba ejercicios aéreos conjuntos con
la fuerza aérea turca, en las proximidades de Ankara.

Todas estas manipulaciones político-militares y estratégicas se realizan
invocando la defensa de la democracia y de la laicidad del Estado (turco). Y
explicitando a cada paso que de lo que se trata es de destruir al gobierno
sirio quien, según el ministro turco de la defensa, Turhan Tayan, se "... ha
convertido en el cuartel general del terrorismo que agrede a Turquía y a
Israel, ya que Irán sostiene ese terrorismo" (Fuente: AFP, 4 de mayo). Total
coincidencia con el señor Netanyahu: "La cooperación militar entre Israel y
Turquía debe ser incrementada para hacer frente a la amenaza del terrorismo
y asegurar la estabilidad de la región".

 

"Pacificación" y conflicto

El comportamiento internacional y regional de Siria, bajo la conducción del
presidente Hafez al-Assad, es perfectamente conocido. Desde la firma de los
acuerdos de Camp David, es decir desde la capitulación de Egipto, hasta las
"conversaciones" de Oslo, la posición Siria fue la de evitar compromisos
irreversibles con Israel, que es un Estado que se caracteriza por no cumplir
ninguno de sus compromisos. Hasta este momento todo compromiso con el Estado
judío implicó una fuerte crisis para la parte negociadora árabe, porque
ellos se hicieron, y no podía ser de otra manera, a la medida de la
estrategia israelí. Hafez al-Assad sabe muy bien que un pacto con Israel en
las condiciones impuestas por Israel significaría el fin de su régimen, o lo
que es lo mismo, la desaparición de Siria como potencia militar regional.
Que ha sido, en definitiva, la espectacular transformación introducida por
su gobierno, junto al logro de tranquilidad y estabilidad interior.

Son precisamente esos dos grandes logros los dos grandes obstáculos que la
Israel mesiánica de Netanyahu necesita eliminar. Sin la Siria actual el
Estado judío sería el dueño absoluto de la totalidad del mundo árabe con
fronteras con el Estado judío. Entre el señor Netanyahu y su mesianismo
agresivo, político y teológico, está interpuesta la figura histórica de
Hafez al-Assad.

Siria ha pasado por situaciones difíciles en los últimos tiempos. Ni en Camp
David ni en Oslo -para volver a recordar sólo dos de ellas- Damasco careció
ni de disposición ni de capacidad de negociación. Sólo que los términos
negociadores israelíes eran inaceptables, porque significaban la rendición,
es decir, la desaparición del régimen baasista (11).

Hafez al-Assad aceptó inclusive mantener contactos extraoficiales y
bilaterales con los israelíes. El último de ellos -al menos de los
conocidos- fue la reunión que mantuvieron en Washington (22 de diciembre de
1994) -es decir, con presencia americana- los generales Hikmet Chéabi, jefe
del estado mayor sirio, y su homólogo israelí, Ehud Barak. Allí se
discutieron problemas de seguridad existentes a lo largo de la frontera
entre los dos países. Al poco tiempo los sirios consideraron inaceptables
las proposiciones israelíes, basadas en que, por cada 1 km2 desmilitarizado
en su parte territorial, existieran 9 km2 desmilitarizados en la parte siria
de la frontera. Fin de la negociación.

Hoy más que nunca, los territorios del Golán representan y simbolizan la
resistencia de la nación árabe ante el expansionismo mesiánico israelí (Ver
Mapas). Esa resistencia no es meramente simbólica, sino que expresa un hecho
fuertemente arraigado en la sociedad siria y árabe en general. Ninguno de
los 16.500 habitantes sirios que aún viven bajo soberanía judía en el Golán
quiso aceptar la ciudadanía israelí. Este es uno de los grandes valores
morales del régimen baasista. Sus 1.675 km2 (donde hay instalados 13.000
prósperos colonos israelíes nucleados en 33 asentamientos) de superficie
constituyen, además, un enclave estratégico de una importancia capital.

Si Siria renuncia tanto al mito como a su potencialidad estratégica -que es
el objetivo de la política israelí- sufriría una fractura interior
irreversible. Y quedaría eliminado el último gran obstáculo existente ante
el expansionismo judío-mesiánico en el Mediterráneo oriental. Las presiones
militares tripartitas actualmente en curso (Israel, EUA y ejército turco)
tienen de hecho por objetivo reducir ese último "obstáculo" con la
"pacificación" de la región.

La "pacificación", esto es, la acción militar represiva, resta hoy en día
como la única estrategia posible ante el fracaso sistemático de todos los
acuerdos y pactos realizados en los últimos años entre los EUA y un grupo
determinado de potencias locales, todos ellos orientados a estructurar, en
todo el mundo, una serie sucesiva de nuevos órdenes regionales, entendidos
como los eslabones de una cadena llamada nuevo orden mundial. La opción al
fracaso de esos acuerdos locales es la "pacificación".

En los Balcanes vemos día a día cuál es la evolución de los Acuerdos de
Dayton (noviembre de 1995). La pretensión de crear en Bosnia-Herzegovina un
Estado multirracial (existe un fuerte paralelismo con algunas ideas que
surgieron sobre Palestina entre Madrid y Oslo) está derivando hoy hacia una
nueva catástrofe racial. Ninguna de las "instituciones comunes"
multirraciales creadas funcionan y todo parece conducir a que la única
alternativa para soslayar una próxima guerra balcánica parece ser la
división étnica definitiva entre dos Estados "grandes" (Serbia ortodoxa y
Croacia católica) y uno "pequeño" (Bosnia musulmana). Simplemente el "nuevo
orden mundial" no funciona en ninguna región del planeta. Ni siquiera en
Europa, donde nos encontramos ante una doble crisis, francesa y alemana: las
más agudas desde la "Liberación" de Europa. Fuera, por el momento, de
Europa, la "pacificación" es la opción inexorable a la paz.

El presidente Hafez al-Assad tiene hoy menos opciones reales que en otras
coyunturas críticas de la historia. La alternativa a la "pacificación" es la
aceptación de que es necesario convivir con un conflicto permanente, y ganar
tiempo incrementando el campo de los aliados y explotando las crisis que
seguramente estallarán en el campo del enemigo (en Turquía -poder civil
islamizado versus poder militar otanizado- y dentro de la propia sociedad
israelí). Todo ello sobre la base del incremento permanente del potencial
militar disuasivo propio. El presidente sirio es un maestro reconocido en el
manejo de situaciones límites. Pero debemos recordar, sin embargo, que hoy
hay un nuevo actor en el escenario: la agresividad expansionista del
mesianismo judío.

El mesianismo o fundamentalismo judío pretende incrementar la política
establecida por el sionismo. El objetivo del mesianismo es la destrucción
del oponente árabe-musulmán, y no sólo su mero debilitamiento. Michel
Gurfinkiel (Israël, géopolitique d'une paix, Michalon, París, 1996, ps.
270-71) explica muy bien el fundamento teológico de esa estrategia:

"¿La paz con su enemigo? Seguramente, pero con su enemigo vencido. Fue
necesaria la invasión hasta el corazón del Reich, la destrucción de Berlín,
los horrores de la ocupación rusa, para que Alemania, después de 1945,
aceptara la paz, a la vez rigurosa y generosa que le ofrecieron los
americanos y sus aliados occidentales. Ha hecho falta Hiroshima y Nagasaki
para que Japón aceptara transformarse en imperio comercial. Ha hecho falta,
a la vez, la Iniciativa de Defensa Estratégica ("Guerra de las galaxias") y
Chernobil... para que la URSS,... renunciara a aquella lucha final para la
que había sido programada por Lenin y Stalin, y por Iván el Terrible y Pedro
el Grande. Israel se impondrá al mundo árabe e islámico en la medida exacta
de su fortaleza. Si el Estado hebreo no hubiese ganado la guerra de la
independencia en 1948, el plan de partición elaborado por la ONU en 1947 no
sería recordado hoy en día más que por algunos archivistas; si Israel no
hubiese extendido sus fronteras en 1967, nadie hoy sostendría seriamente las
líneas del armisticio de 1949; si no hubiese intensificado el poblamiento
judío en Cisjordania y en Gaza, jamás habría surgido la idea de una
administración conjunta palestino-israelí sobre esos territorios; si no se
hubiese dotado de un potencial nuclear, jamás sus vecinos hubiesen aceptado
ver en él un fait accompli".

Sin embargo queda pendiente la cuestión: ¿Cuán grande es el cambio en la
estrategia (entre el sionismo y el nacional-judaísmo y cuán fuertes son sus
elementos de continuidad? A esta pregunta nos lleva la lectura del
voluminoso libro de Charles Enderlin, que -documentos sobre la mesa-
demuestra la permanente y sistemática negativa de todos los gobiernos
israelíes, a tratar con los árabes una paz de conjunto, que implicara la
autonomía palestina, dentro del marco de las Naciones Unidas. Enderlin (Paix
ou guerres. Les secrets des négociations israélo-arabes, 1917-1997, Stock,
París, 1997, 730 pgs.) expone una larga lista de propuestas de negociaciones
secretas de paz elaboradas por los árabes, que Israel rechazó o abortó
sistemáticamente, siempre en instancias anteriores a una coyuntura
dramática, que posteriormente condujo a los tan buscados hechos consumados
israelíes. Casi todas las crisis entre Egipto e Israel estuvieron agravadas
por la actitud del rey Hussein de Jordania. Antes de la guerra de 1973
mantuvo numerosos encuentros con jefes políticos y militares israelíes. En
uno de ellos, fechado el 25 de setiembre de 1973, el monarca hachemita
previene a sus interlocutores sobre la inminencia del ataque sirio-egipcio,
que se produjo en el mes de octubre del mismo año (Enderlin, op,cit.).

Enderlin reproduce documentos que demuestran la permanente voluntad de todos
los gobiernos judíos de colonizar la Cisjordania y la franja de Gaza. A
pesar de ello la OLP acepta, ocho años antes de las reuniones de Oslo,
también secretas y bilaterales, la iniciativa israelí de firmar un acuerdo
sobre el principio de soberanía transitoria sobre los territorios ocupados.

Un ejemplo impresionante: un año antes de la "guerra de los seis días" el
jefe del Mossad fue invitado a El Cairo por el propio Gamal Abdel Nasser
para discutir un plan de paz... el gobierno Levy Eshkol rechaza la
posibilidad del encuentro. "... Cuando Israel atacó en aquel entonces los
Estado árabes no tenían ni siquiera la intención de atacar. Para ser breve
quiero remitirme a las declaraciones que pronunciaron cuatro miembros del
Estado Mayor General israelí (Rabin, Weizmann, Pedel y Bar Lev), quienes
estaban convencidos de que no estaban expuestos a un ataque árabe antes de
que estallara la Guerra de los Seis Días. La invasión israelí de los
territorios árabes fue una vilolación del derecho internacional al igual que
el ataque iraquí a Kuweit. Lerch escribe que el Presidente egipcio Nasser
había "cerrado el Estrecho de Tiran para estrangular a Israel". Esta
afirmación no es creible. Nasser declaró que el Estrecho de Tiran quedaría
cerrado a todos los barcos israelíes y extranjeros que transportaran
material bélico. Las estadísticas comerciales israelíes de 1966 muestran
que, a excepción de suministros de petróleo, el cierre era prácticamente
insignificante para Israel. En esa época, la Marina mercante israelí apenas
utilizaba esa vía marítima, si es que la utilizaba. Si se iban a bloquear
suministros de petróleo era una pregunta abierta. Para salir de la duda, el
Pemier británico Wilson y el Presidente Johnson sugerieron pasos de barcos
en plan de prueba. En caso de cierre, Israel debería haber tomado la ruta
alrededor del continente africano -como antes de la guerra del Canal de Suez
en 1956. Incluso en caso de un bloqueo por parte de los egipcios Israel no
quedaría "estrangulada". Se supone que Nasser habría aceptado ese arreglo.
En aquella época, Nasser subrayaba en sus discursos que no estaba dispuesto
a tolerar el pabellón israelí en sus aguas jurisdiccionales. El motivo de la
declaración de bloqueo eran las amenazas israelíes de derribar el régimen en
Siria. Eso fue un duro desafío para Nasser. No sólo había firmado un pacto
de defensa mutua con Siria, sino como caudillo del mundo árabe debía tomar
cartas en el asunto contra Israel. Si Israel hubiese retirado las amenazas
referentes a Siria, el motivo de una declaración de bloqueo habría
desaparecido. A eso hay que añadir que Nasser sabía por experiencia propia
que los árabes no podían competir militarmente con Israel. El gobierno
israelí rechazó la sugerencia de compromiso. El embajador israelí en las
Naciones Unidas comunicó al Presidente Johnson que Israel insistía en el
paso de sus barcos. Seguidamente, Israel atacó". Fuente: Profesor Dr.
Kenneth Lewan, Frankfurter Allgemeine Zeitung - 24-6-97.

Sea que prime la continuidad o bien la discontinuidad estratégica entre el
sionismo y el nacional-judaísmo, ya no cabe la vieja táctica de "golpear
para negociar", como se pretendió hacer a partir de la ofensiva militar del
6 de octubre de 1973. La decisión egipcia de buscar una paz unilateral con
Israel fue determinante en esa coyuntura. La agresión militar del mesianismo
judío puede además fundamentarse, ahora, en una tecnología militar
desconocida en conflictos anteriores. La guerra de los misiles será el
primer capítulo de un próximo conflicto. Sólo posteriormente serán
movilizados los grandes ejércitos terrestres, blindados incluídos, o lo que
quede de ellos (12).

 2. IRÁN Y EL GOLFO PÉRSICO

"La creencia en la inmortalidad de un Estado universal constituye una
sorprendente alucinación que confunde una institución mundana con la tierra
prometida; con la propia Civitas Dei"
Arnold Toynbee

El principal enemigo del "mundo global"

Dadas las condiciones de inestabilidad vigentes, generadas por el
comportamiento apolar del sistema internacional (Ver: El Estado Homogéneo
Universal, en la Tercera Parte de este libro), los sucesos en el
Mediterráneo Oriental deben ser relacionados con una probabilidad muy alta
de que eclosione una nueva crisis de alcances globales, ya que asimismo
abarcará el escenario geohistórico de la región del Golfo Pérsico, con
centro de gravedad en Irán, que es el único territorio musulmán con
influencia sobre la "nueva" India aria-védica.

La "carta iraní" que juega la Administración demócrata hacia mediados de
junio de 1998 tiene el mismo fundamento económico y está orientada por los
mismos principios estratégicos que marcaron, en su momento, la política de
Washington hacia Rusia y hacia China. Irán hoy contituye el único segmento
del mercado mundial aún no "globalizado". Muchos son los factores que
inciden en afianzar esta perspectiva. Señalaremos los dos más importantes.
En primer lugar la concepción globalizadora, que se ha convertido en
hegemónica dentro de la política exterior de los Estados Unidos de América.
En esta cuestión la inluencia del lobby judío/norteamericano ha sido
decisiva. Para los "globalizadores", occidentales y no occidentales, Irán
constituye hoy un obstáculo múltiple, porque es un segmento importante del
mercado mundial, ya que:

*goza de un crecimiento demográfico sostenido;

*es un mercado relativamente autónomo;

*constituye uno de los centros de gravedad de una constelación de nuevos
Estados Centroasiáticos con presencia simultánea en el Océano Índico
(recordemos que en el Mediteráneo Oriental, Turquía se encuentra en un
acelerado proceso de reislamización);

*mantiene relaciones fluídas y positivas con todas las potencias regionales
(Pakistán, India, China y Rusia) y con otros grandes Estados con alta
capacidad de re/polarización internacional futura (Alemania y Japón,
particularmente);

*constituye un poder moderador respecto de Afganistán y otros conflictos de
zona;

*dispone de una capacidad militar relativamente importante y de una
impresionante historia pre-islámica y, sobre todo;

*porque aún representa, aunque de manera declinante, el fenómeno
religioso/cultural más impermeable de cara a la posmodernidad occidental
(13).

Todos estos factores se potenciaron notablemente desde los inicios del
llamado "Plan de Paz" israelí/palestino, por un lado, y desde la eclosión
nuclear en región del Índico. Es decir, ambas situaciones, una en el
Mediterráneo Oriental y la otra en el Océano Índico, refuerzan el valor de
posición de Irán, "fronterizo" con ambas.

El fracaso de ese "Plan" tuvo por virtud no sólo provocar un cisma nunca
visto en el interior de la sociedad israelí; también dislocó profundamente
al llamado "campo árabe". Ambos fenómenos tuvieron dos efectos simultáneos:
reforzar la penetración de Tel Aviv sobre Washington, por un lado, y , por
otro, realzar el rol geopolítico de Irán, una potencia musulmana no árabe
que plantea un modelo cultural poco compatible con el globalismo [Samuel
Huntington & otros no perciben la enorme fuerza resistente que puede
desprenderse de la interconexión entre una historia Antigua e Imperial (la
historia Persa en sus diferentes grandes etapas: aria, griega, mongólica,
árabe e iraní) y una religión que es trascendencia y a la vez norma jurídica
y guía de acción social].

La nuclearización de ambos segmentos de lo que en su momento fue el
territorio británico de la India, el segmento musulmán (Paquistán) y el
segmento hindú (India) realza significativamente la posición de Irán, quien
dispone de vínculos importantes con ambos: religiosos con el primero, y
raciales e históricos con el segundo (No se debería descartar que haya
habido transferencia de tecnología nuclear israelí a la India, dos Estados
(Paquistán es el tercero) no firmantes del Tratado de no Proliferación
Nuclear). Es por ello que ante la opción "paz" o "pacificación", los EUA -a
diferencia de Israel- hayan optado por la primera, lo que implica un largo
proceso negociador muy similar al ya experiemntado con China. Pero en todo
caso es la confluencia de ambos escenarios de conflictos (el del
Mediterráneo y el del Índico) y la presencia desestabilizadora de Israel
quien apura la decisión.

La opción que presenta el fundamentalismo judío respecto de Irán parece
haber quedado descartada por Washington, al menos por el momento (Clinton
aún resiste el desalojo; de allí la lucha del lobby judío por cooptar el
poder dentro de la "potencia hegemónica). Y en ese giro estratégico Israel
ha quedo muy expuesta, especialmente en su antiguo papel de potencia nuclear
regional y principal socio de Washington. Para esta alianza el gran problema
se originó en la solidez de la estructura de lo que podríamos llamar el
"Modelo Iraní". Este "socialismo teológico" con vocación nacional es una
concepción útil para muchas sociedades periféricas, en especial para las
sociedades periféricas musulmanas que rodean y penetran a Israel. La solidez
del modelo iraní es inversamente proporcional a la inviabilidad del "Plan de
Paz" israelí/palestino. Esta relación es una de las grandes claves para el
futuro de la región (14).

De todas formas la erradicación del modelo iraní, prevee acciones militares.
Pero en el caso iraní no se conjugan los dos factores que hasta el momento
han modificado la doctrina militar: capacidad de guerra virtual y presencia
de "ejércitos contiguos". Israel no es un "ejército contiguo" respecto de
Irán como lo es con respecto de Siria: de haberlo sido muy otros habrían
sido los acontecimientos.

Sin embargo, lo inverso es cierto. Israel, de hecho, está afectada por una
contiguidad militar con Irán, a partir del sur del Líbano-Golán
(Hezbollah+Ejército sirio), lo que para ella representa un importante
handicap estratégico.

La geografía, esta vez, ha producido una de las grandes debilidades de los
globalistas. En rigor de verdad no existe alrededor de la República Islámica
de Irán ningún ejército contiguo propiamente dicho, y puede descartarse su
existencia futura dada la irrepetibilidad estratégica de la llamada
"Operación Tormenta del Desierto", primer escenario de una acción conjunta
entre guerra virtual y ejércitos contiguos. Ambos factores determinan una
misma y única doctrina militar.

El mundo apolar, el Mediterráneo Oriental y el Golfo Pérsico

El actual sistema internacional continúa en estado no de unipolaridad sino
de apolaridad. En él no existe capacidad de decisión o, lo que es lo mismo,
el poder material no puede traducirse en control político, salvo en
circunstancias excepciones, cuando la totalidad del ambiente está dominado
por una indecisión manifiesta.

La decisión en un mundo unipolar tiene un marco específico: el vacío
geoestratégico provoca la inacción de otras grandes potencias y la
inexistencia de un ejército contiguo con capacidad y, sobre todo, con
voluntad, para actuar sobre el terreno. Los ejércitos contiguos (o
sustitutos), finalmente, transforman la guerra virtual en operaciones
militares convencionales, y vuelven a recordarnos todos los conceptos
militares clásicos (derrota, victoria, conquista de espacio, táctica,
estrategia, armamentos tradicionales y, sobre todo, relación hombre/arma).

Para que el sistema apolar actúe provisoriamente como sistema unipolar (como
lo hizo en el caso balcánico) deben verificarse, entonces, dos condiciones
básicas: la existencia de vacío geoestratégico (esto es, inexistencia de
voluntades opuestas a la del polo hegemónico en el nivel de las grandes
potencias) y presencia de ejércitos contiguos/sustitutos (esto es, ejércitos
convencionales con intereses vitales en la región, dotados de la capacidad
necesaria para tomar la decisión táctica). Los ejércitos contiguos son los
que definen el conflicto que puede ser tratado por el polo hegemónico sólo a
nivel de una guerra virtual (que a su vez tiene como marco externo la
incapacidad o la imposibilidad de acción de un amplio conjunto de grandes
potencias).

La impotencia rusa y la recíproca anulación de intereses -contradicciones
entre los principales Estados de la Europa Occidental- fueron los
principales elementos que conformaron el vacío geoestratégico antes
mencionado. Ese vacío, y sólo él, es el que posibilita la acción unipolar
del sistema. Así y todo existe una enorme diferencia estratégica entre las
alianzas consolidadas en la llamada "Operación Tormenta del Desierto", y la
imposibilidad de concretar alianzas en los conflictos actuales. Se trata de
dos escenarios completamente opuestos. El futuro escenario, el que
corresponderá a la eventual crisis en la región Mediterráneo Oriental /
Golfo Pérsico / Océano Indico, será asimismo esencialmente distinto a los
dos anteriores.

La apolaridad geopolítica tiene asimismo una vigorosa proyección en el campo
de la epistemología. El pensamiento occidental enfrenta una crisis de
ininteligibilidad, que sobreviene cuando desaparece, como es el caso, toda
la estructura conceptual que tradicionalmente acompañó al racionalismo en su
voluntad de comprenhensión. El mundo filosófico racional occidental se
derrumba porque ya no existen ni certidumbres ni proyectos colectivos. Es
decir ni Fe (lo Bueno enfrentando a lo Malo) ni solidaridad, ni lealtad..
Después de las mutaciones sociales, tecnológicas y geopolíticas sufridas en
los últimos tiempos -en verdad, en un muy corto período de tiempo- el
pensamiento occidental encuentra de que carece de un sujeto para hacer la
historia, para oponerlo al "curso normal de los acontecimientos".

La guerra virtual y el "último hombre"

Una guerra virtual es, sobre todo, una guerra a distancia. Busca producir
víctimas en el oponente con casi ningún riesgo para las fuerzas propias. Es
"virtual" sólo para el observador, para el operador de las armas y para el
televidente que sigue la guerra a tiempo real. Para el agredido puede ser
tan destructiva como cualquier guerra anterior. Pero finalmente no es una
guerra que pueda producir decisiones: a partir de ella no se puede
"destruir" -en términos clausewianos- a un ejército oponente bien instalado
sobre el terreno y dotado de una fuerte voluntad de resistencia. Esas armas,
en sus diseños actuales, carecen de verdadera letalidad, mientras que sus
"inteligencias" aún deficientes, limitan su precisión -contra toda la
publicidad que en sentido contrario realizan sus fabricantes.

Se trata de un nuevo tipo de guerra tecnológica ya aplicado contra Irak y
contra los serbio-bosnios. En base a relevamientos topográficos satelitales
y en función de que el "transgresor" no dispone de la capacidad de respuesta
adecuada, la fuerza aeronaval atacante destruye puntualmente todo el sistema
C3 y los dislocamientos militares que considera ofensivos. Muchos habitantes
del planeta ven estas acciones por sus televisores. Una vez realizado el
ataque misilístico puntual, los ejércitos contiguos, elementos
insustituíbles en esta nueva estrategia (sin los cuales este tipo de guerra
resulta absolutamente improductiva), toman el terreno y alcanzan los
objetivos, como en cualquier otra guerra anterior. La acción del o de los
ejércitos contiguos (sustitutos) se realiza a partir de una previa
desarticulación del sistema electrónico del "transgresor".

Pero en el futuro habrá más. No sólo habrá virtualidad desde el punto de
vista del teleespectador, lo que implica asegurar el respaldo político a las
operaciones en curso, siempre y cuando ese teleespectador sea un elector del
gobierno que dispone de la capacidad aeronaval, y siempre y cuando no vea en
sus pantallas sangre de sus conciudadanos. Con la primera sangre
con-nacional se produce casi automáticamente el "Síndrome de Mogadiscio",
sobre el que hablaremos más adelante.

En el futuro se piensa operar sobre el "transgresor" en base a una
desarticulación no sólo electrónica sino además informática, introduciendo
virus informático en las centrales telefónicas, canales de radio y TV, etc.
Lanzando armamento "lógico" -y no sólo "inteligente", como hasta ahora-
convenientemente temporalizado con capacidad para destruir los sistemas
electrónicos que guían el tráfico terrestre, fluvial aéreo, etc. Los
oficiales que se enfrentan a la fuerza aeronaval agresora no saben si las
órdenes que reciben por radio son verdaderas o falsas. De allí que una de
las contramedidas lógicas a este nuevo tipo de guerra consiste en articular
la defensa a partir de unidades que dispongan del máximo de autonomía
posible: desarticulando la tradicional "cadena de mandos" y ubicando la
decisión lo más próxima posible al centro de gravedad de los combates.

Una futura guerra que puede tener como marco geográfico el espacio existente
entre el Océano Indico, el Golfo Pérsico y el Mediterráneo Oriental será,
inexorablemente, un enfrentamiento entre una fuerza aeronaval y una fuerza
terrestre ("continental"), con cierta capacidad de respuesta en los planos
aéreo y marítimo. En la guerra de 1982 contra la Task-Force británica, el
mando argentino no comprendió que era vital poner énfasis en el combate
terrestre, al cual se debe llegar inevitablemente en algún punto del
conflicto . Sin embargo, en esa guerra, se logró afectar seriamente la
capacidad naval de la fuerza atacante y ello es demostrativo de que el
"Síndrome de Mogadiscio" se puede generar allí de donde viene el ataque: el
espacio (aero)naval.

La de la guerra virtual es una doctrina que sólo puede surgir en sociedades
que ya han accedido a la cultura del "último hombre". Los ciudadanos de esas
sociedades -ubicadas en el "occidente capitalista"- se consideran usuarios
finales de sí mismos. Su propia vida es una vida terminal. Es un hombre sin
retorno y estéril a perpetuidad. Ello está en el núcleo de la parálisis
mental que hoy afecta a Occidente. Del "último hombre" surge el "soldado
virtual", que es la imagen final del hombre civilizado, cuyos desafíos y
valores colectivos ya han desaparecido y cuya existencia ya no se puede
sacrificar por nada.

La sociedad occidental ha entrado en un decline irreversible, ya que se
encuentra afectada su capacidad para poner en peligro -al menos en lejanas
latitudes- la vida de uno solo de sus soldados. Occidente en su conjunto no
tiene capacidad para traducir su enorme capacidad militar material en
decisión estratégica. Sus únicas guerras posibles serán guerras virtuales,
guerras de imágenes complejas con un soldado virtual cuya vida debe ser
preservada a cualquier precio porque su muerte será sinónimo de catástrofe
política en el interior de las sociedades de donde provienen. En ese sentido
la civilización occidental ya se ha convertido en rehén de otras
civilizaciones.

Los futuros conflictos militares entre fuerzas aeronavales y fuerzas
terrestres todas ellas probablemente apostadas en el amplio espacio
Pérsico-Indico serán, en un sentido estricto, confrontaciones entre dos
morales: una dura de núcleo religioso (fuerzas terrestres) y otra blanda de
naturaleza racional-humanista (fuerzas aeronavales).

El soldado virtual señala el pasaje entre el poder real y el poder ilusorio.
Representa la fantasía de una victoria sin costos, es decir, sin sangre,
indolora. Pero no hay victoria sin sufrimiento -no hay vida sin sufrimiento.
Los ya mencionados ejércitos contiguos o sustitutos (Clausewitz hoy los
denominaría Ersatzheer) son los soldados reales -de carne, sangre y huesos-
que intermedian entre el soldado virtual y la victoria ilusoria. Sólo que en
el caso iraní no existe el Ersatzheer: El ejército iraquí ya no es nada y
será imposible reflotarlo como fuerza agresora contra Irán. Tampoco será
posible rehacer una alianza árabe/occidental como la que actuó en la
"Tormenta del Desierto". En la región, en definitiva, sólo hay Amo sin
Esclavo. Virtualidad sin huesos y sin sangre.

Los principales elementos de la defensa en el Golfo Pérsico

El centro de gravedad del sistema defensivo iraní debería ser de naturaleza
político+estratégico, y no sólo estratégico+militar.

En primer lugar se debe mantener e incrementar las relaciones y las alianzas
-allí donde las hubiere- con las grandes potencias (regionales o no) con
capacidad de repolarizar el sistema internacional. Cuanto mayor sea el
espectro ideológico abarcante por la política exterior iraní, mayor será su
capacidad de supervivencia en caso de conflicto. Falta relativamente poco
tiempo para que en Alemania y en Japón una nueva generación desplace a las
actuales dirigencias de posguerra, afectadas por una transferencia de culpa
que hasta este momento limitó el movimiento ascendente de esos dos grandes
Estados.

Esa misma política de amplio espectro se debería continuar aplicando, sin
ningún tipo de fisuras, al campo regional. Su objetivo último y principal
debería ser evitar el establecimiento de "ejércitos contiguos". Eliminando
la posibilidad de establecer en la región ejércitos sustitutos lindantes con
la frontera iraní, se le estaría privando al imperialismo oceánico y a su
aliado israelí, de uno de los componentes vitales de la nueva estrategia
global.

Otros elementos vitales de la defensa son:

1. Provocar rápidamente el "Síndrome de Mogadiscio". Si fuese posible, en
los propios espacios marítimos. Como lo ha demostrado la fuerza aérea
argentina en 1982 los buques modernos son tan "hundibles" como lo fueron
todos los buques a lo largo de la historia naval militar de la humanidad.

La flota británica, a pesar de su modernísimo armamento, sólo pudo evitar
por muy poco la derrota. Los cazabombarderos del ejército del aire
argentino, con bombas de acero relativamente antiguas, estuvieron muy cerca
de destruir el núcleo de la armada británica. Como se ha podido comprobar en
su momento, el peligro principal no lo representaron los misiles franceses
Exocet. Por ejemplo, aquel Exocet que destruyó el destructor Sheffield, no
explotó en el interior del buque, sino que la fase de impulsión del misil
continuó ardiendo. Y el buque se incendió por fallas en el sistema de
extinción.

Otros cinco ataques con misiles Exocet fueron interceptados por los
británicos a través de simuladores metálicos ("chaff") que engañaron el
radar de búsqueda de los misiles. La guerra de Las Malvinas pudo haber
terminado con la victoria de los cazabombarderos argentinos, que lograron
romper, en vuelo bajo y repetidamente, el cinturón de defensa de los misiles
AA británicos. Esos aviones hundieron con sus bombas de 500 y 1000 kgs. no
solamente al destructor Coventry, a las fragatas Antélope y Ardent y el
portacontenedores Sir Galahad. También alcanzaron a otros 14 barcos de las
23 unidades de combate del núcleo de la Task-Force.

Un balance que podría haber sido absolutamente decisivo en esa guerra, si
las bombas hubiesen tenido espoletas adecuadamente temporalizadas. Si sólo
cinco o seis bombas hubiesen estallado (de las que dieron en el blanco en
esos 14 navíos), toda la operación de las Malvinas habría terminado en una
clara victoria de las armas argentinas.

Pero de hecho ninguna bomba estalló dentro de los cascos de los 14 barcos
británicos que se salvaron. Algunas de esas bombas, de camisa de acero,
perforaron los delgados tabiques de las fragatas y destructores, cayendo la
mayoría de las veces al mar, después de atravesar netamente al barco. Fue un
instante glorioso que sin embargo no logró, desgraciadamente, resultados
militares. Un número importante de bombas simplemente no estallaron,
quedando alojadas en el interior de los buques, como por ejemplo, en el
portacontenedores Sir Lancelot y en la fragata Alacrity. En la fragata
Argonaut una bomba hizo impacto por debajo de la línea de flotación. La
bomba siguió su trayecto a través de la sala de máquinas y el depósito de
combustible diesel hasta la sala de municiones, allí explotó no la bomba
sino un cohete antiaéreo. Esa explosión mató a dos guardias de la sala de
municiones, mientras que un incendio en la sala de máquinas, fue sofocado
milagrosamente, por una cascada formada por un escape de aceite. La fragata
Plymouth, que fue sorprendida en su camino hacia el estrecho de Las Malvinas
por un escuadrón de Mirage, sufrió cuatro impactos simultáneos, ninguno con
orificio de salida.

La sociedad norteamerica hoy no soportaría pérdidas similares a las sufridas
por la flota británica en el Atlántico Sur en 1982 (sin hablar de las
enormes pérdidas potenciales que acabamos de mencionar). Esas pérdidas -o
similares- actuarían de potenciadores de las líneas de fractura que hoy la
atraviesan en múltiples sentidos y direcciones, como ya hemos visto.

2. Negarle al agresor el uso del mar. O, al menos, limitar al máximo su
libertad de movimientos allí. Cortar el Estrecho de Ormuz es una acción
básica para limitar la libertad naval del oponente. Ello no sólo alteraría
de manera dramática los flujos petroleros. Implicaría colapsar los
principales pasajes estratégicos hacia el Mediterráneo, el Pacífico y el
Atlántico.

Desde un punto de vista estrictamente estratégico el control del Estrecho de
Ormuz le permitirá a Tehrán mantener "relaciones especiales" con países
amigos potencialmente afectados por un eventual corte de sus flujos
energéticos (Alemania, Japón, etc.). Un escenario de ese tipo dota al
gobierno Iraní de un amplio paraguas de protección diplomática, que puede
ser esencial en caso de conflicto militar (en este mundo apolar).

Ello realza la importancia estratégica de los espacios Continentales del
Asia Territorial, cuyos caminos, oleoductos y cualquier otra vía de tránsito
de personas o de mercancías, deben ser entendidos como un sistema vital para
mantener comunicaciones fluídas e intercambios económicos ininterrumpidos
con China, Rusia, Asia Monzónica y Asia "off shore" (Japón). El ferrocarril
que ya une el Mar Caspio con el Estrecho de Ormuz es un buen ejemplo de una
conexión "hacia Tierra" que Irán debe mantener e incrementar.

Al igual que Alemania, Rusia y China, Irán es básicamente una "potencia
continental". Su historia y, más aún, su historia militar demuestra
fehacientemente esta realidad. Con anterioridad a Maratón, el Imperio Persa
había anexionado grandes espacios costeros: Jonia, Siria, Fenicia y Egipto.
Y con ellos una importante flota. Tal situación representaba un enorme
peligro para Atenas, una potencia marítima por excelencia, que dependía en
gran parte de sus rutas navales exteriores para lograr su aprovisionamiento,
de trigo proveniente de la Rusia Meridional y de metales del Cáucaso. Es
cierto que la tempestad que se declaró a la altura del monte Atos acabó con
la mitad de la escuadra de Darío en su primera expedición naval contra
Grecia. Sin embargo logra realizar un desembarco (operación anfibia) que es
la base militar de la conquista de Eretria.

Pero cuando en el 490 AC Darío desembarca en Maratón, el ejército ateniense
lo estaba esperando, inicia combate y logra una victoria de enorme
significado histórico. Las operaciones anfibias fracasaban, entre otras
cosas, por la debilidad de la flota persa, hecho que afectó muy
posteriormente a muchas otras grandes potencias continentales (Rusia y
Alemania, sobre todo).

Diez años después de Maratón, en el 480 AC, Jerjes -el sucesor de Darío-
atraviesa los estrechos con una gran Armada compuesta por más de 1200
embarcaciones que transportaba unos 100.000 combatientes. Esa flota
representaba una alianza estratégica de cuarenta y seis naciones, sometidas
o aliadas a Persia. Jerjes envió un destacamente terrestre hacia Atenas.
Esta vez en alianza con Esparta, los atenienses se enfrentan a los persas en
el desfiladero de las Termópilas. Esas tropas terrestres griegas son
derrotadas por los persas, quienes asaltan y conquistan Atenas. Según el
general alemán von Fischer la batalla fue simultáneamente terrestre y naval,
pero con centro de gravedad en ambas flotas: "A ambos lados se mantenían las
comunicaciones entre las tropas de tierra y las fuerzas marítimas, y las
operaciones de tierra y mar se complementaban como un juego de ajedrez".

Pero finalmente fue la flota griega quien tomó disposiciones para defender
el istmo que une el Peloponeso con el continente. Las naves fenicias,
egipcias y jónicas que componían en gran parte la flota persa fueron
destruídas en Salamina, una victoria naval "occidental". La batalla
terrestre de Platea, dada un año después, marca el comienzo de una nueva era
en la historia de la humanidad y el principio del fin del imperio persa.

Todo comienza con el fracaso de la flota naval persa -un Imperio
eminentemente continental- en Salamina. Darío III no percibe el enorme
potencial estratégico que tenía, literalmente hablando, a sus espaldas: la
enorme masa continental del Asia Central. Hoy ese vasto espacio vuelve a
estar presente en el magno escenario histórico donde se representa la lucha
a muerte de la globalización contra las identidades. Es esa retaguardia
estratégica la que puede suplir debilidades tecnológicas y deficiencias
operativas de costas afuera.

Inversamente, la marina iraní es empleada con mucha eficacia unos 2500 años
más tarde, durante la guerra de agresión de Irak. La dimensión marítima
devino capital en esa guerra ya que otorgó el único factor de movilidad ante
el estancamiento de la situación en tierra. Irán logra eliminar casi
totalmente el movimiento marítimo irakí, mientras que sus propias fuerzas
navales conservaron abiertos los canales de acceso hacia y desde el
exterior. A partir de la amenaza de minar el Estrecho de Ormuz, Teherán
logra enfriar el apoyo de otros países árabes a Irak.

3. Sistema de C3. Es necesario que esté compartimentado al máximo posible.
Es vital que exista, para lograr una defensa eficaz, una importante
dislocación geográfica del mando militar y de la defensa civil en general.
Debe localizarse una fuerte capacidad decisional en los escalones realmente
operativos del sistema defensivo. Lo que la doctrina militar alemana llamó
el "Alto Mando" es una figura que hoy casi carecerá de significado a partir
del momento en que se desencadenen las operaciones. El Alto Estado Mayor
General jugará su rol formativo y planificador con anterioridad al desenlace
operativo, y con posterioridad al mismo, reorganizando a las unidades de
combate en un Ejército pos/guerra virtual. En la fase operativa propiamente
dicha se debe eliminar la tradicional cadena de mandos. Hoy la naturaleza de
la guerra virtual y las "agresiones informáticas" hacen imposible mantener
tales cadenas de mando militar.

Es necesario encontrar la forma organizativa militar que presente la
probabilidad más alta de provocarle al agresor aeronaval, desde un primer
momento, la mayor cantidad posible de bajas, y de lograr la eclosión en el
más corto plazo del ya mencionado "Síndrome de Mogadiscio". Para ello es
imprescindible contar con un sistema de defensa de costas con capacidad
misilística de corto y mediano alcance que actúe con independencia sectorial
en el plano del C3. Otra arma decisiva será la submarina. Todos los
elementos submarinos -convencionales o no convencionales- desde minas
tecnológicamente elementales hasta la utilización de los sistemas más
complejos, todo eso debe ser utilizado con la máxima intensidad en la
primera línea de defensa. Esa es otras de las enseñanzas básicas que se
deriva de la batalla del Atlántico Sur de 1982.

4. Disponer de importantes stocks de tecnología militar almacenada bajo la
forma de armamentos y equipos operativos. Estos deben provenir, por un lado,
de los contactos, acuerdos y alianzas internacionales antes mencionados y,
por otro, de la producción interior de esas armas y pertrechos.

5. Finalmente es absolutamente vital para el triunfo de la defensa la
disponibilidad de capacidad de represalia nuclear. La capacidad nuclear y la
credibilidad de que la misma será utilizada efectivamente en última
instancia, constituye la defensa en profundidad propiamente dicha.

 

3. LÍBANO Y PALESTINA

Breve historia de las agresiones israelíes "Al norte del río Litani"


El comunicado oficial del ejército israelí, emitido poco después de la
catástrofe de la Tsahal en El Líbano, el día 5 de setiembre de 1997, hizo
referencia a un enfrentamiento entre las fuerzas judías agresoras y "... un
grupo de terroristas libaneses al norte del río Litani". Tanto el comunicado
como la casi totalidad de la prensa occidental omitieron el hecho de que
esos "terroristas libaneses" eran patriotas que defendían su tierra.
Omitieron el hecho de que, por primera vez, el Ejército Libanés -que
formaría parte del "grupo terrorista" según el gobierno judío-, coordinó sus
acciones con las milicias de Hezbollah y de Amal: ambas organizaciones
armadas son legales en el Sur del Líbano y, por supuesto, no son palestinas
-como pretende confundir la prensa internacional- sino de nacionalidad
libanesa y confesión shiíta.

Esta gran victoria del mundo árabe-musulmán en su conjunto no puede ser
vista ni presentada ante el mundo occidental con excusas por la muerte de
los bandidos que invadieron, una vez más, un Estado soberano, con la clara
intención de destruírlo de manera sistemática.

Fue la anterior debilidad de la conciencia árabe la que impulsó hacia el
fatal laberinto del llamado "plan de paz", en el cual una parte del mundo
árabe se presentó ante Israel como "sus hoy arrepentidos asesinos se ayer"
(Edward Said). Y no como lo que realmente son: las víctimas principales de
un Estado criminal; como si los muertos, los torturados, los expatriados, el
robo de tierras y el robo de aguas, la destrucción de aldeas, la ocupación
militar fueran hechos que debieran olvidarse. Como si la defensa de la vida
árabe fuese, de por sí, un "acto de terrorismo".

 

Los Cedros del Líbano

Enfocando el problema exclusivamente desde El Líbano, las agresiones
israelíes hacia ese país comenzaron muy pronto, en 1948 (masacre de Houla).
Desde un comienzo el judaísmo intentó destruir al país de Los Cedros, tal
como lo prescribe el Antiguo Testamento o Torah: La madera del bosque será
cortada a hierro, y echados a tierra los cedros del Líbano "... Lo que quede
de los árboles de su bosque, será tan poco, que un niño los podrá contar"
-Isaías, 10- 17, 34).

El terrorismo judío en Líbano hasta el día de hoy ha causado cientos de
miles de muertos, en su mayoría civiles, destrucción de aldeas, escuelas y
hospitales, devastaciones económicas inimaginables y la ocupación de una
"zona de seguridad" que es una verdadera ofensa al llamado "mundo
civilizado". Ente 1967 y 1974 el saldo oficial de la agresión es el
siguiente: 138 civiles asesinados y 300 heridos, más decenas de raptos y
destrucciones físicas. El 28 de diciembre de 1968 un comando israelí
destruyó 13 aviones civiles de la compañía Middle East, en el mismo
aeropuerto de Beirut. En abril de 1973 se produjo la masacre de Hanin, en el
sur del Líbano, donde los comandos civilizadores israelíes degollaron a 20
civiles inocentes. Antes habían asesinado, en el barrio Verdún de Beirut, a
un importante grupo de líderes palestinos.

"Operación Litani"

En la madrugada del 15 de marzo de 1978 Israel invade al Líbano con 30.000
hombres: es la llamada "Operación Litani". El asalto tuvo por objetivo la
destrucción de 358 aldeas en los distritos de Hasbayya, Bint Jbeil,
Marjeyoun, Yiro y Nabatiyeh. La invasión y los asaltos duraron 7 días. Se
acuparon 1.100 kilómetros cuadrados de territorio libanés. De los 560
civiles muertos la mayoría fue víctima de bombardeos aéreos mientras oraban
en una mezquita. En Khiyan las milicias de Lahad asesinaron a 50 ancianos
que se resistieron a abandonar la aldea. Un cuarto de la población de Yaroun
fue asesinada. Las aldeas totalmente destruídas por lo ataques aéreos
fueron: Ghandourien, Abbasieh, Izzieh, Kantara, Deir Hanna, Numeirieh y las
granjas de Churaiheb.

Los israelíes destruyeron 2.500 (totalmente), y 6.200 casas (parcialmente),
5 escuelas, 10 hopitales, redes eléctricas, acueductos y redes telefónicas,
20 mezquitas y 150.000 plantas de olivos y naranjas. El Consejo de Seguridad
de las Naciones Unidas emitió la Resolución 425, "ordenando" a Israel
detener las operaciones militares y retirar sus fuerzas del territorio
libanés. Los judíos ignoraron esta decisión y continuaron sus ataques
desafiando a las fuerzas de intervención de las Naciones Unidas (FINUL).
Finalmente las tropas israelíes se retiran, pero dejando sobre territorio
libanés a las tropas mercenarias de Lahd, que cubrieron una llamada "zona de
seguridad" sobre una franja de 8 a 10 kilómetros, dentro de territorio
libanés, en la frontera norte de Israel, de este a oeste.

La guerra de destrucción de junio de 1981

El 14 de junio de 1981 Israel lanza una nueva guerra de destrucción sobre
Líbano, que dura hasta el 28 de junio de ese mismo año. Los aviones judíos
bombardearon 46 ciudades y aldeas en los distritos de Tiro, Saida,
Nabatiyeh. Zahrani, Hasbayeh, Rashayah Al-Wadi, Shouf y Beirut. Fueron
destruídos 8 puentes en el sur y el oeste de la Beeka y gran parte de la
refinería petrolera de Zahrani. En los ataques aéreos murieron 252 civiles y
920 quedaron heridos. Se destruyeron 380 casas y vastas áreas de tierras
arables fueron devastadas.

La invasión del 6 de junio de 1982

El día 4 de junio de 1982 dio comienzo el bombardeo aéreo de Beirut que fue
el prólogo de la invasión masiva del 6 del mismo mes. El ejército libanés
ocupó las dos terceras del territorio libanés y Beirut fue sitiada durante
83 días. Fueron arrojadas miles de bombas que produjeron 73.000 (Setenta y
tres mil) civiles libanes y palestimnos muertos o heridos. Veinte y tres
ciudades y aldeas fueron totalmente destruídas. En el pueblo de Ansar los
israelíes crearon un gran campo de concentración donde fueron encarcelados
más de 6.000 libaneses y palestinos. El daño económico causado fue el
equivalente a 2.000 millones de dólares.

En esta invasión se produjeron las "célebres" matanzas de Sabra y Chatila,
que fueron comentadas por Gabriel García Márquez de la siguiente manera: "Lo
más increíble de todo es que Menahem Beguin sea Premio Nobel de la Paz...(lo
que) le ha permitido la ejecución metódica de un proyecto estratégico que
aún no ha culminado, pero que hace pocos días propició la masacre bárbara de
más de un millar de refugiados en un campamento de Beirut. Si existiera el
Premio Nobel de la Muerte, este año lo tendría asegurado sin rivales el
mismo Menahem Beguin, y su asesino profesional el general Ariel Sharon".
Gabriel García Márquez, en el "Expreso", de Guayaquil, el 3 de octubre de
1982.

Los ataques del 25 al 31 de junio de 1993

Durante esos siete días las fuerzas invasoras israelíes atacaron más de 60
ciudades, pueblos y aldeas libanesas, que fueron alcanzadas por más de
27.000 obuses de artillería y 1.000 ataques aéreos. Murieron 108 civiles y
otros 597 fueron heridos. Doscientos cincuenta mil personas fueron
desplazadas y perdieron sus hogares.

Qana, sur del Líbano, 18 de abril de 1996

En la operación "Viñas de Ira" -un nuevo acto de terrorismo del Estado de
Israel contra el Líbano realizado durante el mes de abril de 1996-, que en
verdad fue una matanza indiscriminada, salvaje e irracional contra la
población civil libanesa, vuelven a confluir -una vez más- los elementos
mítico/religiosos del judaísmo con los objetivos seculares permanentes del
sionismo. Es en la masacre perpetuada en Qana (18/4/96), antigua ciudad del
sur del Líbano, donde queda fijado con absoluta claridad la naturaleza del
nuevo mesianismo pos-sionista.

Reproduzco a continuación algunas notas aparecidas en períodicos israelíes
que marcan el sentido profundo del "crimen contra la humanidad" (que es un
concepto reiterativo de la propaganda judía de las últimas décadas) cometido
en Qana.

"Hemos asesinado a esas personas a causa de la discriminación detestable que
nosotros hacemos entre la importancia sacrosanta de nuestra vida, y aquella
-muy limitada- que acordamos a la vida de los demás". Ari Shavit, escritor
israelí, en "Haaretz", traducido por "Liberation" el 21 de mayo de 1996.

La justificación rabínica de los asesinatos de Qana fue expuesta en el
periódico israelí "Haaretz" del 24 de marzo de 1996. Allí se expone una
discusión en la que participaron dos rabinos (el rabino Aviner es uno de los
más influyentes de la Cisjordania ocupada), un profesor de la Universidad
judía Bar-Ilan, y un magistrado. Esta discusión que transcribimos tuvo lugar
a propósito de un artículo del rabino Elba sobre "Lo que dice la Ley
religiosa judía sobre el asesinato de gentiles por judíos".

El rabino Aviner afirma que la tesis del autor, por la cual un delito
cometido contra un judío es siempre más grave que el mismo delito cometido
contra un no judío, está de acuerdo con la enseñanza de la Torah.

"Pregunta. ¿Evoca la ley religiosa y en qué términos, el caso donde estaría
en contradicción con la ley del Estado?...

Respuesta. La ley religiosa debe prevalecer sobre toda ley humana. Puede
legitimar la ley del Estado si la juzga de acuerdo con el Talmud. Si existe
una contradicción es la ley del Talmud la que debe prevalecer.

P. El autor declara que en tiempos de guerra se recomienda matar a todos los
gentiles del campo adverso, inclusive a las mujeres y los niños, aunque no
representan ninguna amenaza inmediata, con el fin de evitar que se
conviertan más adelante en cómplices de los otros...

R. Este es el principio de la guerra total que opone un pueblo a otro. En
este caso, si un judío tiene piedad de su enemigo, los demás judíos lo
pagarán con su vida.

El rabino Aviner insiste en la distinción que conviene hacer entre la ley
religiosa -eterna y absoluta- y las "ordenanzas" de aplicación que pueden
tomar en cuenta el contexto histórico del momento:

P. ¿No existe el peligro de que la frontera entre los dos ámbitos sea tan
tenue que llegue a ser invisible?

R. Este peligro existe siempre. Pero no podemos censurar a la Biblia, a
Maimónides y al Talmud... Además, para los judíos religiosos el hecho de que
las reglas sean antiguas o recientes no tiene importancia..."

El mismo artículo subraya que en los funerales de Hoss -ayudante del famoso
rabino Levinger de Hebrón- muerto por palestinos, su ataúd fue colocado al
lado de la tumba de Goldstein, antes de cantar el salmo 94 ("El Señor es el
Dios de la venganza"). Cuando un periodista del Jerusalem Post preguntó al
rabino Ginsburg por la razón de este gesto, éste contestó: "¡Quizás esto
despierte el espíritu de venganza de los judíos!"

La masacre de Qana es un "crimen contra la humanidad", ordenado, por motivos
meramente electorales, por los más altos dirigentes del Estado de Israel y
ejecutado con alegría por la jerarquía militar. La siguiente es una
entrevista realizada después de la carnicería de Qana, por un periodista de
Kol Ha'ir con 5 soldados de la batería responsable de este acto: ninguno de
ellos manifestó el más mínimo remordimiento...

- Ellos contaron que se habían enterado, algunos minutos más tarde, dónde
habían caído los obuses. El comandante los reunió para decirles que habían
actuado bien y que debían continuar... "Aquí nadie ha hablado de un "error".
Después de todo no son nada más que Arabushes (término despectivo compuesto
de la palabra "árabe" y "rata" -en hebreo "Akhabaroshim")... ¡Arabes, los
hay millones!"

Pregunta. ¿No han tenido Vds. ningún problema de conciencia?

Respuesta. ¿Por qué? Sólo hemos hecho nuestro trabajo. Hemos obedecido las
órdenes. Además, nadie nos pide nuestra opinión...

P. ¿Y si se la hubiesen pedido?...

R. Habríamos tirado aún más obuses y matado a más árabes...

P. Y la "pureza de las armas" (de la que se enorgullecía en un tiempo el
ejército sionista)?

R. No sé de qué está Vd. hablando... Nosotros somos artilleros y no podemos
perder el tiempo discutiendo tales estupideces. Lo que se nos enseña es
portarnos como soldades profesionales.

(Kol Ha'ir del 10 de mayo de 1996).

Dos corresponsales de Davar han relatado (19/4/96) las impresiones del
coronel Ruby, quien supervisó de lo alto de una colina el bombardeo
intensivo de los puebles vecinos, y quien se sentía "¡como Zeus en el monte
Olimpo distribuyendo el rayo alrededor de él!"

(Davar - 19 de abril de 1996)

El análisis del profesor Israel Shahak (Universidad Hebraica de Jerusalén)
sobre las motivaciones reales de la operación "Uvas de la Ira".

- Vaciar el Sur del Líbano de su población para afirmar allí la soberanía
que Israel sigue ejerciendo sobre los territorios "autónomos" de Gaza y la
Cisjordania ocupada.

- Levantar el pueblo libanés contra la presencia siria haciéndole ver que
esa presencia es incapaz de asegurar la protección de su seguridad y de su
territorio. (De ahí las incursiones próximas a las bases sirias sin que
ellas reaccionen...)

- Frenar la reconstrucción de la economía libanesa, que ha llegado a ser
competitiva, y desanimar a los libaneses ricos -particularmente los
cristianos- a invertir en ese sector.

- Aumentar la eficacia del ejército y su confianza en sí mismo. "... Cuanto
más hablaba el gobierno de paz, más inflaba el presupuesto de Defensa que
llega este año a un tal volumen que hace pensar más bien en los preparativos
de una próxima guerra que en una paz global.

 

Según Alex Fisher, corresponsal militar de Yediot Aharonot, la operación del
Líbano ha sido para la aviación la ocasión de adquirir una experiencia
preciosa a través de un ejercicio a la vez "real" y sin peligro. Es por eso
que la aviación ha convocado a la mayor cantidad posible de pilotos jóvenes
para ayudarles a superar el miedo que provoca la primera misión de
bombardeo... Los hombres encargados de operaciones "más complejas"
igualmente se beneficiaron de una enseñanza suplementaria.

Shahak concluye: "Conviene inscribir esta operación las "Uvas de la Ira" en
el contexto de los objetivos estratégicos regionales de Israel. A no ser que
se produzca un cambio radical en las circunstancias actuales, es de esperar
dentro de poco, a pesar del alto el fuego, una ofensiva del mismo género y
aún peor..."

Este plan implica visiblemente un cerco metódico de Siria. "Los bombardeos
del Líbano han sido precedidos de aquellos que representan el tratado de paz
israelo-jordano y el acuerdo militar con Turquía..." ( Middle East
International -MEI, 7/6/96). Ariel Sharon ha revelado crudamente sus puntos
de vista sobre Siria en la revista norteamericana Middle East Quarterly y en
el Jerusalem Post. Se pueden resumir así: "Hace falta ganar tiempo hasta que
Hafez al Assad haya abandonado el poder (abandono al que "hay que ayudarle
en este sentido") - esperando que sea reemplazado por un hombre que goce del
favor de Israel.(...) En ningún caso hay que devolver el Golán. Entre
Netanyahu y Peres no existe ningún desacuerdo fundamental sobre la
colonización de los territorios ocupados.

 

Los campos de concentración

En el sur del líbano las fuerzas israelíes construyeron numerosos campos de
concentración donde fueron torturados miles de prisioneros libanes y
palestinos. El de Khiyam es el más grande de todos ellos, pero no el único.
Existen además el "Centro 17", en Saff Al-Hawa y las barracas de Marjeyoun y
Zaghele. Sobre estos campos existe una abundante documentación producida por
Naciones Unidas y organizaciones humanitarias internacionales.

El robo de aguas del Río Litani

Desde 1983 las aguas del río Litani son bombeadas hacia territorio israelí.
Constitruye el robo de aguas más importante de todo el Oriente Medio. El
agua robada del Litani equivale a tres veces el volumen que Israel desvía
del río Jordán y del lago Tabaraya.

Conclusiones

1. Las victorias militares árabes conseguidas en el sur del Líbano tendrán
importantes consecuencias, en lo inmediato recuperando y reforzando un
necesario sentimiento de autoconfianza que durante mucho tiempo pareció
perdido. Con absoluta seguridad, el enemigo es vulnerable, en el flanco
donde más fuerte parecía: su capacidad militar.

2. Pero la consecuencia más importante de esa victoria está localizado en el
interior del Estado de Israel. La crisis política que allí se está
almacenando no podrá ser superada con un simple cambio de gobierno, con una
vulgar transferencia del poder de la coalición Likud al laborismo. Detrás y
por encima de ambos está el fundamentalismo judío: los colonos, el ejército,
los servicios de seguridad, los levíes que proclaman el Eretz Israel. Cuando
caiga Netanyahu se abrirá, simplemente, la Caja de Pandora: preveer una
guerra civil en Israel es ya algo compatible con el realismo político.

Líbano y Palestina. Escenarios polarizadores de una misma dinámica histórica

Del fracaso del Plan de Paz se podían derivar dos guerras civiles: una
intrapalestina y otra intrajudía. La ofensiva israelí sobre el Líbano es,
por un lado, una transferencia "hacia afuera" de uno de esos conflictos
interiores y, por otro, tiene por objeto destruir económicamente al Estado
Arabe más eficiente de la región.

Una historia que debió haber sido política devino en historia militar
propiamente dicha. Dos de los principales actores regionales buscaban cosas
distintas: pacificación en su entorno (Israel) y un territorio nacional
diferenciado (OLP/ANP). De inmediato se produjeron hechos dramáticos a una
velocidad vertiginosa como los atentados terroristas que aseguran el triunfo
de Netanyahu, a pesar del "esfuerzo" militar de Péres en el Sur del Líbano
(Matanza de Qana).

Luego de los hechos terroristas (Atentados de Jerusalén) se producen los
cierres de fronteras y las expediciones punitivas de Israel en los
"territorios autónomos". Simultaneamente se confirma que el Estado de Israel
"no cumplirá con todos los puntos del Plan de Paz, como la retirada del
ejército judío de Hebrón", para no hablar de Jerusalén. El mundo entero vio
por sus televisores cómo unos dos millones de palestinos quedaron como
rehenes de un Estado judío que progresivamente se decantaba hacia una
posición de NO paz por territorios.

Se gobierna en Israel en nombre de principios territoriales eternos, o
fronteras perennes, sistemáticamente opuestos a la naturaleza misma del Plan
de Paz. En un sentido muy estricto se puede decir que ya hubo en Israel un
Golpe de Estado Virtual. La situación ha llegado a un punto tal que ya
resulta imposible resolver los problemas más urgentes de la coyuntura
-"flexibilización" de fronteras, por ejemplo, hoy impermeabilizadas por las
fuerzas de seguridad israelíes- dejando de lado la cuestión de fondo. La
refundamentación ideológica del Estado de Israel es el dato esencial que
impide que Palestina se transforme en un Estado Nacional Independiente (y no
sólo "autónomo") asentado en un territorio continuo (en un mapa racional)
definido y reconocido internacionalmente.

La libre circulación de bienes y de personas a través de los bordes de un
espacio con forma de archipiélago (o "manchas de tigre"), como lo es hoy el
territorio que sostiene a la "autonomía palestina" (Ver Mapa "Allón Plus"),
en una coyuntura de conflictos múltiples, es una situación que no tiene
antecedentes. La historia, no sólo de Europa, señala con absoluta claridad
que la unificación de territorios discontinuos presupone o desata, en todos
los casos, conflictos militares.

El conjunto de elementos diponibles señala con claridad que no puede existir
un Estado Palestino en las actuales circunstancias, ni ausencia de guerra en
el escenario geográfico y cultural del Oriente Medio. La existencia
independiente de un Estado nacional palestino con base territorial propia y
continua es un hecho innegociable, dada la naturaleza de la fractura que hoy
enfrenta entre sí a la sociedad israelí. Esa fractura marca los límites de
lo negociable: una "autonomía" palestina asentada en espacios territoriales
discontinuos, todos ellos "a mano" de la acción militar israelí.

El mapa actual de Palestina -el de sus "territorios autónomos", que se
asemeja a islas, bantustanes o gulags indefensos ante la acción militar
israelí demuestra, básicamente, que esa geografía no se podrá trascender
porque es el punto de máxima tolerancia que admite la sociedad israelí
dentro de la dicotomía paz/territorios, que es teológica y geopolítica, al
mismo tiempo .

Eso quiere decir que la guerra en la región será el paisaje dominante no
porque estén "trabadas" las negociaciones entre palestinos e israelíes (los
palestinos de la OLP han sido los grandes derrotados de los años 80), sino
porque en el interior de la sociedad y del Estado judío se ha llegado al
punto de máxima tensión previo a una guerra civil. Los gobiernos de Israel
optaron siempre por transferir una "guerra civil virtual" al campo
árabe/palestino, a una guerra exterior con un enemigo satanizado y perenne.

La guerra no estuvo nunca ausente de la región, aún en épocas de "paz". Esta
se manifestó de diferentes maneras, incluyendo atentados dramáticos de
macroterrorismo. Hoy vuelven a la memoria las sucesivas invasiones militares
al Líbano que incluyeron las masacres de Sabra y Chatila, organizadas y
ejecutas por el actual superministro general Sharon. "Guerra" y "Paz" nunca
constituyeron tiempos diferentes. Fueron más bien tiempos de no/paz y
tiempos de no/guerra.

Un punto claro de inflexión entre la no/guerra y la no/paz estuvo
constituído por el asesinato de Rabin. De la lectura del informe oficial
sobre el magnicidio se desprende que la estructura de todos los servicios de
inteligencia y seguridad del Estado de Israel funcionaron "defectuosamente"
durante un largo período de tiempo, antes y después del asesinato, que a su
vez fue un punto de partida para lograr la impermeabilización de las
fronteras palestinas y la destrucción del Líbano. Esa información señala que
los comportamientos internacional y regional del propio Estado judío están
escindidos en función del proyecto que anima al fundamentalismo armado
israelí.

Los bombardeos israelíes sobre el Líbano comenzados a mediados del mes de
abril de 1996 fue una jugada obligada -finalmente infructuosa- que debió
adoptar la dirigencia social-sionista israelí para evitar o posponer una
situación de derrota electoral. La secuencia de los bombardeos israelíes
sobre el Líbano en el mes de abril de 1996 muestra con claridad la
existencia de una geopolítica de recursos hídricos y energéticos. La
destrucción de grandes depósitos libaneses de agua dulce y de centrales
eléctricas trabajosamente reconstruídas es parte de una estrategia de robo
de aguas que tiene su máxima expresión en la condena de un Líbano
perpetuamente subalterno.

La no victoria del ejército israelí en el Líbano (abril de 1996), en primer
lugar fortalecerá el peso político de Hezbollah en toda la región, y con
ello pondrá en evidencia que el chiísmo es una ideología adecuada para
enfrentar al enorme poder teológico y militar del hiperjudaísmo. Las
proyecciones estratégicas de un chiísmo reforzado por un gran éxito militar
serán enormes en toda la escala regional. Demás está decir que esa
consolidación ideológico/religiosa reforzará la posición y el "valor de
situación "de la República Islámica de Irán.

Recientemente consolidado con la puesta en marcha de todo un sistema
ferroviario de integración asiática, una nueva "ruta de la seda" de vital
significación estratégica, ya que coloca a Irán en el centro de gravedad de
la ruta entre Rusia y China, entre el Mediterráneo y el Indico, y entre el
Asia continental y el puerto de "aguas calientes" de Bandar Abbas. Obra de
vital significación estratégica ya que realiza una de las grandes profecías
de la geopolítica clásica: la preeminencia del espacio continental
euroasiático sobre el mundo marítimo. Haushofer definía ese espacio
unificado entre Europa continental y Asia "como una ruta sobre la tierra que
está libre de lo anglosajón". "El control y la organización de espacio
terrestre posibilita movimientos entre Europa Central, China e India que
dejan de depender del consentimiento del Imperialismo Oceánico, representado
por las diferentes armadas (marinas) anglosajonas" (Haushofer, Geopolítica
del Océano Pacífico).

Argelia, Egipto, Túnez, Jordania y otros países musulmanes mediterráneos
verán incrementados sus respectivos procesos populares, insurreccionales e
identitarios, lo que provocará importantes efectos dentro de la política
europea, que es un auténtico espacio contiguo de la civilización islámica
(Fernand Braudel, El mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de
Felipe II).

En el movimiento palestino también ocurrirán hechos significativos. La
autoridad "laica" de la OLP/ANP debe justificar lo injustificable: haber
pactado una "paz" con Israel que le niega al pueblo palestino cualquier
viabilidad nacional, comenzando por su fundamento geográfico. Es innegable
que el "fundamentalismo" palestino incrementará su poder en forma
correlativa a la decadencia del liderazgo de Yasser Arafat.

Dentro del Estado de Israel la opción "paz por territorios" tropezará con
obstáculos insalvables. Esta situación podría convertirse en el detonante de
una crisis interior que viene creciendo inexorablemente en los últimos
tiempos, siendo la misma relativamente independiente de cualquier coyuntura
electoral.

Finalmente, una fractura en el proceso globalizador en el Medio Oriente
tendrá consecuencias estratégicas en la escala global, precisamente en un
tiempo en el que la estabilidad del gran espacio ruso será duramente
cuestionada. Occidente sabe que la caída del neoliberalismo ruso será el fin
inexorable del "Nuevo Orden Mundial" .

El consenso internacional sobre el llamado "Plan de Paz" condujo al sistema
internacional hacia un callejón sin salida. A partir de allí la política
interior de Israel se sustenta cada vez más sólidamente en principios
racistas, como el presupuesto de la pureza de la sangre aplicado
recientemente sobre judíos negros de origen etíope. Consiguientemente el
Estado "de derecho" de Israel deviene rápidamente en Terrorismo de Estado,
hacia el exterior, a través de agresiones a Estados vecinos (Líbano), y
hacia el interior, al haber sido autorizada la tortura por la Corte Suprema
de Justicia de Jerusalén. Israel es el único caso conocido en el mundo
contemporáneo donde se practica una tortura legal justificada por razones de
Estado.

Hasta la derrota de la OLP en el Líbano en 1982, no había contigüidad
geográfica entre el chiísmo y el judaísmo. Esta surje recientemente, durante
la última década, con la recomposición del chiísmo libanés que representa la
versión más aguda de una revolución posible en este desorden mundial de la
posguerra fría. Emergió un punto en el planeta donde las dos grandes
estrategias antagónicas, religiosas y sociales se tocan: el Sur del Líbano.
El Sur del Líbano, hoy, es el arco de bóveda de la política mundial. De allí
nacerá el choque decisivo. Allí se decidirá el resultado de la primera
guerra mundial intercivilizaciones.

En la derrota y en la dispersión que sufre la OLP en 1982 -"caída de
Beirut"- ya estaban impresas las señales principales, los "signos" que
fueron eclosionando hacia mediados de los años 90. Cuando el lunes 30 de
agosto de 1982 Yasser Arafat abandona Beirut, por lo menos dos grandes
hechos futuros estaban ya pre/diseñados. Lo que luego se llamaría "Plan de
Paz" (Acuerdos de Oslo), que se realizaría sobre la base de dos grandes
definiciones militares israelíes, y la confesionalización de las estrategias
regionales.

-General Rafael Eytan, Jefe de Estado Mayor, 30 de mayo de 1982: "Sólo
después de haberles asestado un gran golpe (a la OLP) podremos negociar
imponiendo nuestras condiciones" (Revista "Estudios Arabes", Número 5/6,
Buenos Aires, enero/junio de 1984).

-General Ariel Sharon, Ministro de Defensa, jueves 3 de junio de 1982: "El
peso político de la OLP ya ha sido parcialmente neutralizado por los
Acuerdos de Camp David, pero ésto no es suficiente: debemos actuar para
lograr su destrucción definitiva; sólo ésto permitirá la terminación del
proceso iniciado en Camp David, así como la conclusión de otros tratados con
el resto de los vecinos de Israel" (Revista Estudios Arabes, op.cit.).

Las operaciones de los ejércitos de Israel contra el Líbano comenzaron el
viernes 4 de junio de 1982, a las 15.15, hora local. Hacia el otoño de ese
mismo año la derrota militar de la OLP era un hecho consumado. Con la OLP
desaparece de la escena política mundial una determinada concepción
-limitada culturalmente- de "antisionismo", que pretendió ser abarcante del
fenómeno judío en general. El antisionismo es la manera de enfrentar la
voluntad de poder y de dominio judío en las condiciones culturales
específicas de la bipolaridad, donde hablar de "progresismo" aún tenía
cierto sentido. El "antisionismo" es la forma "progresista" que adoptaron
muchos movimientos revolucionarios de la época, sin advertir que esa era una
visión estrecha de una cuestión integral llamada judaísmo. Dada la voluntad
de poder y de dominio del judaísmo, éste debe ser entendido como una parte
indisociable del Imperialismo. Tal vez, como su verdadero núcleo.

La derrota palestina de 1982 es también la derrota de una concepción del
mundo que cae con la caída de Moscú, y arrastra tras de sí a toda una época
histórica. Para el Israel de Menahen Beguin representó un nuevo paso en la
construcción de un Estado de base racial, con ciudadanos de primera y de
segunda, y con ningún propietario de tierras no judío. ¿Por qué razón ahora,
en 1997, ese mismo Estado, sin enemigos de envergadura a la vista (con su
misma capacidad de destrucción), estaría dispuesto a cambiar tierras por
paz? El "Plan de Paz" y la "Autonomía Palestina" ¿no serían, en estas
condiciones, un acta de defunción de una lucha ya perdida?

Uno de los líderes de la época del chiísmo libanés, citado al comienzo,
Mohammad Hasan al-Amin reflexiona, en 1984, sobre la derrota en el Líbano y
la posterior dispersión del movimiento palestino, que hasta ese momento
había adoptado la forma de la OLP:

"Desde la iniciación de la lucha armada en 1965, no he dejado de ser
solidario con el movimiento palestino de liberación. Esa solidaridad fue
creciendo después de la llegada de los primeros combatientes al Líbano en
1969, y sobre todo después de los acontecimientos de septiembre de 1970 en
Jordania. Se trataba entonces para nosotros de acondicionar una estructura
de acogida para los palestinos y de movilizar a la población para
defenderlos contra ciertas unidades del ejército libanés. Mi calidad de
dignatario religioso me permitía actuar eficazmente en los medios
musulmanes. Consideraba la defensa de la Resistencia como un deber sagrado,
tanto en el plano patriótico como en el religioso. Consideraba también que
la Resistencia era el único movimiento susceptible de sacar a los árabes del
subdesarrollo y de la decadencia. A nuestro modo de ver la lucha por la
liberación de la tierra usurpada podía tener un desenlace inmenso, pero de
todas maneras primero había que intentar alcanzar constante y rigurosamente
ese objetivo.

"Hoy, desgraciadamente, me veo obligado a constatar que las esperanzas
fundadas en la Resistencia se quebraron en el camino. Esos hombres que un
día estremecieron al mundo, esos hombres a quienes queríamos por encima de
todo, ¿Son los mismos que hoy, errabundos, van de una capital árabe a otra,
divididos y debilitados? Debo decir que la práctica palestina durante estos
últimos años permitía presagiar este doloroso final" (Revista Estudios
Arabes, op.cit).

Hezbollah es el movimiento chiíta/libanés que ha hegemonizado, luego de un
largo y complejo proceso político y militar, el movimiento de la Resistencia
contra Israel en el Sur y en otras regiones del Líbano. Se ha convertido en
el auténtico ejército nacional del Líbano en esas regiones y, como tal,
tiene el respaldo de la mayoría de la población de ese país,
independientemente de su credo religioso o su ideología política. Hoy
Hezbollah asume la Resistencia nacional, lo que incluye su autonomía
respecto de otros Estados, de Siria y de Irán, especialmente. Como ha
quedado demostrado en los últimos tiempos, el movimiento de Resistencia
nacional ante la ocupación militar israelí del Sur del Líbano trata de
ponerse siempre en pie de igualdad entre gobiernos por negociaciones
concernientes a la totalidad del conflicto (Siria, Israel y EEUU por el
Golán, por ejemplo):

"Los Estados Unidos no diferencian entre Resistencia legítima, reconocida
por las convenciones internacionales, y el terrorismo. De allí que los
Estados Unidos perciban a la Hezbollah como una milicia, como la milicia de
Michigan, por ejemplo. Nosotros somos claros, hemos tomado las armas para
responder a una agresión. Todas las milicias han sido disueltas en el
Líbano, excepto la de la Resistencia. Su existencia está justificada por la
ocupación. Cuando ella cese la Resistencia examinará nuevos métodos para
tratar los datos de la próxima etapa. En cuanto a pretender que las armas de
la Resistencia deben ser retiradas antes del fin de la ocupación, es una
ilusión imposible de aplicar. Nada puede interferir el derecho de un pueblo
a liberar su tierra." (Muhammad Raad, diputado por Hezbollah en el
parlamento libanés, miembro del Bloque de la Fidelidad a la Resistencia).

En 1982 muere la OLP como Movimiento de Resistencia laico que había sido
representativo, hasta ese momento, de un Renacimiento árabe momentáneamente
frustrado. De esa derrota y de esa frustración nace el "Plan de Paz", en un
comienzo bajo la denominación de "Acuerdos de Oslo". Pero también nace, por
otro lado, un nuevo Movimiento de Resistencia fundado en presupuestos
totalmente distintos: el Movimiento de la Resistencia Islámica con centro de
gravedad en el Sur del Líbano:

"En este contexto, la lucha contra Israel ya no tiene el sentido limitado
que tuvo antes. Forma parte de un jihad conducido por el recto camino del
apostolado islámico, una obligación moral para todos los musulmanes,
determinada a su vez por su relación con Dios, por su relación con la vida y
por su relación con los seres humanos... Nuestra lucha tiene en cuenta, en
primer lugar, los fundamentos de la dominación imperialista en nuestra
región y en el mundo. Asestamos golpes partiendo de la idea de que existen
dos mundos, el de los dominantes y el de los dominados... La fe forja la
personalidad islámica e insufla en el corazón del creyente una energía
espiritual que, al estar completamente ofrendada a Dios, se convierte en una
fuerza poderosa, indestructible." (Muhammad Husain Fadlallah, gran
dignatario chií libanés).


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La conquista del imperio americano, Ediciones Al-Andalus, C/Capitán Haya 47, 28020 Madrid, España. Fax 91-570 31 81. ISBN 84-605-8315-5, Noviembre de 1998.



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