1. EL MEDITERRÁNEO ORIENTAL
"Decididamente, se debe entender que los israelíes...
se pondrán de espaldas
a la pared y lucharán -con todos los considerables medios
a su disposición-
si perciben una amenaza intolerable para su seguridad. En el mejor
de los
casos, los restos radioactivos quedarán en Líbano,
en Siria, o en ambos
países"
Moshe Sharett, Diario, 1980.
Las derrotas de Israel
En el campo militar, los últimos tiempos han sido fatídicos
para Israel.
Estuvieron marcados por grandes catástrofes: la caída
de dos helicópteros de
transporte que se desplazaba hacia Beirut con 70 comandos a bordo,
con el
objetivo de destruir la conducción de Hezbollah; el fracaso
de varias
expediciones punitivas contra el sur del Líbano; la detención
de los dos
agentes del Mossad en Amman, con el subsiguiente terremoto político,
el
desbaratamiento de la célula terrorista en el Líbano,
y otra serie de
fracasos menos publicitados.
Un tal proceso de derrotas militares se ha producido sin que,
desde la parte
árabe, actuara ningún ejército poderoso,
provisto con divisiones blindadas y
baterías misilísticas. Los nuevos "ejércitos
árabes" son movimientos
populares de resistencia y, en especial, movimientos populares-islámicos
de
resistencia, como es el caso relevante de Hezbollah. Esa resistencia
árabe,
islámica y popular, es sólo una de las caras del
conflicto. Simultánea y
correlativamente, y por primera vez en la historia del Estado
judío, la
guerra tiene otra cara, que es la fractura interna de la sociedad
israelí.
Como uno de la reflejos de esa fractura, el sistema político
israelí -y, con
él, la judería mundial- ha entrado en una fase de
"doble poder". Siempre el
"doble poder" o el "poder paralelo" ha sido
la antesala de las guerras
civiles y, en su caso, de las revoluciones. La sociedad y el conjunto
de las
instituciones israelíes se están seccionando en
dos mitades casi iguales,
pero opuestas entre sí de manera creciente. Cada una de
esas facciones busca
su propia "representación política" (Netanyahu
versus Weismann). Esa
fractura social, institucional y, en definitiva, teológica,
provoca una
progresiva licuación del poder que empuja al Estado judío
hacia la parálisis
y el aislamiento internacional, y a las juderías en cada
país a una
impotencia creciente. Por primera vez desde el final de la segunda
guerra el
judaísmo sale del plano de lo sagrado y queda empantanado
en la historia. Es
por ello que día a día el Mito del Holocauto cobra
cada vez más importancia
como Mito Fundador o Fundamentador. La transparencia cada vez
más evidente
de las vísceras del Estado judío no deja alternativa:
su única justificación
histórica no puede ser sino un Mito de dimensiones faraónicas,
valga la
contradicción.
Estos son sólo dos de los núcleos del conflicto,
a partir de los cuales se
pueden explicar las derrotas militares recientes y, asimismo,
preveer
algunos hechos futuros. Siempre se dijo que la primera guerra
perdida por
Israel, sería su última guerra. Esa "última
guerra" será, muy probablemente,
una guerra civil. Israel está hoy donde nunca había
estado antes el Estado
judío: entre el desgaste socialmente intolerable de una
"guerra exterior"
interminable (en Líbano, en Palestina y rodeada de un mundo
árabe cuyas
sociedades le son mucho más hostiles que muchos de sus
gobiernos), y una
guerra civil, la "última guerra de los judíos".
Ahora nos estamos acercando al punto en el cual en la historia
del mundo
occidental y del "mundo antiguo" se puede producir un
cambio de escenario,
pivotanto precisamente sobre la "cuestión judía".
Sólo la crisis crónica de
los Estados y sociedades árabes, su extrema decadencia
o "cansancio
histórico", la sistemática traición
de sus dirigencias, posterga una
definición largamente anunciada.
Cualquiera sea la dirección que tome la crisis: guerra
civil en el Estado de
Israel, guerra civil en el mundo árabe, guerra árabe-israelí,
expulsión
demográfica de los palestinos de Cisjordania (limpieza
étnica) o, lo más
probable, una compleja combinación entre todas ellas, estamos
llegando a un
"punto de no retorno" a partir del cual todos los Mitos
sobre los que se
construyó el Estado de Israel caerán inexorablemente.
Caerán de la misma manera que como fueron construidos:
a partir de haber
acumulado ese Estado un enorme poder regional y de ser asimismo
parte
constitutiva de un diseño teológico-imperial global
que se consolida hacia
el final de la larga guerra civil europea de treinta años
(1914-1945). Será
un punto de no retorno porque en el escenario existe armamento
de
destrucción masiva: armas nucleares y armas bioquímicas;
pero sobre todo
porque existe una acumulación insoportable de humillación
racial orientada
exclusivamente hacia los indígenas.
Pues esa hostilidad de los indígenas (de los árabes
en general y de los
palestinos en particular) no pudo ser ahogada en sangre a pesar
de la
sistemática claudicación de las dirigencias árabes.
Se manifestó desde un
principio bajo la forma de una lucha aparentemente destinada al
fracaso,
porque cuando se instala el Estado de Israel, no existía
ninguna estructura
política ni administrativa, ni ideológica ni cultural
con capacidad de
resistencia en todo el mundo árabe, que venía de
muchos siglos de control
otomano, primero, y de varias décadas de colonización
occidental, después.
Ahora la situación es muy distinta. Funcionan Estados y
movimientos a los
cuales se les pueden atribuir innumerables defectos y limitaciones.
Pero
desde el nacionalismo árabe-sirio hasta los movimientos
islamistas, existen
estructuras que han demostrado disponer de una extraordinaria
capacidad de
resistencia en circunstancias internas y externas extremadamente
adversas.
Estamos, pues, llegando, al punto en que será imposible,
aun para la
atormentada conciencia europea democrática-occidental,
continuar fingiendo
ignorar que el enfrentamiento árabe-judío no es
una continuidad -en otro
escenario- de la "guerra civil europea", sino la consecuencia
lógica final
de esa guerra. La relación Israel-Occidente, u Occidente-Israel,
por una
serie muy larga de acontecimientos históricos perfectamente
conocidos, se
instaló en el seno del mundo árabe-musulmán
en un momento en que éste vivía
circunstancias de extrema debilidad. El genocidio que los judíos
practican
contra los árabes es la masacre -física y espiritual-
de un pueblo -de una
raza- que fue totalmente ajena a los avatares de la segunda guerra
civil
europea. Más bien iba a ser la víctima insoslayable
y necesaria de esa
guerra, cualquiera hubiese sido su resultado.
La opción estratégica
La única opción estratégica que tiene el
Estado judío es culminar un proceso
de toma del poder dentro de la propia "potencia hegemónica".
Ese control de
los centros decisionales de los EUA es vital para la estrategia
judía, ya
que desde allí pueden lograr lo que le está vedado
a un Estado de Israel
existiendo como mero "aliado" de Washington. El 20 de
agosto de 1998 la
estrategia judía logró un éxito trascendente:
los bombardeos americanos
contra Afganistán y Sudán provocaron en grave sisma
entre Estados Unidos y
el mundo árabe-musulmán. Tal sisma puede ser el
origen de una "guerra de
civilizaciones" y, por lo tanto, de la única opción
de supervivencia del
Estado de Israel.
La situación actual del mundo árabe musulmán
(y turco-persa) es muy distinta
a la que existía en 1949 y, aún, en 1967. Ahora
hay tanto elementos de
diversidad como elementos de cohesión, es decir que hoy
existe la
posibilidad, anteriormente negada, de realizar alianzas y contraalianzas.
En primer lugar existen diferencias étnicas e idiomáticas
evidentes, tomando
como "extremos" a persas y turcos, por ejemplo. En segundo
lugar existe
asimismo una geopolítica del Islam, hasta ahora inexplorada,
que diferencia
sustancialmente a los musulmanes del Índico de los musulmanes
del
Mediterráneo. No estamos hablando de los musulmanes del
Magreb ni mucho
menos de los de Indonesia o de Filipinas, que están afectados
por un entorno
geopolítico, étnico, cultural, lingüístico
e histórico totalmente diferente.
Esas diversidades determinan comportamientos políticos
y económicos también
muy distintos. Pero vamos a limitar el análisis al segmento
asiático de la
Isla Mundial (1).
Un musulmán del Índico está normalmente más
afectado por los hindúes que por
los judíos del Mediterráneo. El propio mundo árabe-musulmán
del Mediterráneo
oriental está fraccionado en etnias, ideologías
y regímenes políticos -en
suma, en Estados. Exceptuando por el momento a Turquía,
observamos que aún
entre dos Estados laicos -que gobiernan una población mayoritariamente
musulmana- como los de Siria e Irak (cuya modernidad ha sido originada
inclusive por el mismo tronco partidario: el Baas) existió
en el pasado
inmediato una rivalidad mucho más aguda que entre ambos
y Egipto, por
ejemplo (2). Actualmente el gobierno sirio está desarrollando
una política
orientada hacia la apertura y el logro de una cierta integración
con Irak.
Ella es una de las consecuencias importantes de la progresiva
consolidación
del hecho estratégico decisivo de los últimos tiempos
en el región: el
establecimiento de una Alianza entre Damasco y Teherán.
Es decir que una
situación crónica de rivalidad está desapareciendo
en los tiempos actuales:
donde antes sólo hubo crisis ahora hay atisbos de cooperación.
Las causas políticas y, aun, económicas y religiosas
de la diversidad y del
antagonismo existente, sobre todo en el pasado inmediato, han
sido
largamente señaladas por una gran cantidad de autores,
abarcantes de un muy
amplio espectro ideológico. Pero lo que aún no ha
sido lo suficientemente
analizado es el factor geopolítico en esta atomización
del mundo árabe y,
aún, del mundo musulmán del segmento asiático
de la Isla Mundial. No se ha
dicho aun que existen dos grandes polos geográficos que
tienden a actuar a
la tracción sobre ese espacio: el polo del Océano
Índico y el polo del Mar
Mediterráneo (3).
A lo largo de la historia ambos polos han actuado de manera clara
y
terminante, tanto en la expansión del Imperio Persa hacia
el oeste cuanto a
movimientos antagónicos desde el Mediterráneo hacia
el este. Desde Alejandro
hasta los tiempos del Profeta Mahoma. Inmediatamente después
de su muerte se
produce una expansión militar multidireccional del Islam.
Es en el actual
territorio iraquí (Babilonia) donde se establece una frontera
entre persas y
árabes que muchos siglos después vino a coincidir,
aproximadamente, con el
frente de guerra Irak-Irán, que en definitiva no pudo ser
atravesado por
ninguno de los dos ejércitos Ver Mapa: Frontera Irak-Irán).
La expansión del
Islam hacia el sur llega a dominar toda la actual India septentrional
y
central. La desislamización de la India es la principal
idea-fuerza de la
hinduidad actual.
Los problemas que se originan a partir de la expansión
incial de Islam hacia
la India no finalizan en la "partición" del espacio
indio (el mismo año en
que los vencedores de la segunda guerra civil europea "decretan"
la
"partición" de Palestina); se proyectan hasta
nuestros días y se
materializan en la existencia de dos potencias nucleares: una
musulmana
(Paquistán) y otra aria-védica (India). Ambas zonas
en conflicto reconocen
vínculos con Irán: religiosos los primeros, y raciales
y culturales los
segundos.
En el segmento árabe afectado por el Mediterráneo
oriental -Siria, Jordania,
Líbano y Palestina (la importancia geopolítica del
Irak reside en que está
"a caballo" entre el Mediterráneo y el Índico),
todos ellos Estados que
vivieron durante siglos bajo la soberanía del Imperio Otomano
(4), existe un
fraccionamiento que en gran parte, aún, se deriva de la
decadencia y de la
desaparición final de ese Imperio, como consecuencia -entre
otros factores-
del resultado de la primera fase de la guerra civil europea (derrota
de la
"potencias centrales" en 1918). Aquí tenemos
un vínculo muy importante entre
la Mitteleuropa -y, más concretamente- entre la geopolítica
alemana y el
mundo árabe-mediterráneo en general (5).
Naturalmente el fraccionamiento que ocasiona la desaparición
del Imperio
Otomano se incrementa al límite a partir de 1918, con la
colonización de la
región por los Estados de la Europa occidental, los Estados
vencedores de la
"primera guerra mundial". Sobre la base de ambos impactos
actúan
posteriormente las particularidades -para denominar al fenómeno
de alguna
manera- que le imprimen a la región las diferenciaciones
asumidas por los
Estados independientes. La instalación simultánea
del Estado judío, al
finalizar la "segunda guerra mundial", no es una circunstancia
ajena a este
cuadro de situación. Desde un punto de vista puramente
físico, Israel
reemplaza, con una perspectiva teológica, y a partir de
la victoria aliada
de 1945, la acción colonizadora de Europa Occidental en
Oriente Medio y
zonas contiguas. Pero esta vez la historia se repite "como
tragedia": Israel
no es un simple Estado colonizador, sino un Estado teológico
expansivo.
Entre el segmento árabe-mediterráneo y el segmento
musulmán-índico actúa la
tracción geopolítica antes señalada, que
hasta el momento fue determinante
en la evolución histórica y política de ambas
zonas. Recién en los últimos
años se han producido una serie sucesiva de hechos que,
en su conjunto,
pueden modificar progresivamente la implacabilidad del factor
geopolítico.
Sólo el Estado iraní -la sociedad persa- puede hoy
amortiguar las tensiones
entre el Índico musulmán y el Índico ario-védico.
Y en lo que respecta a la
ribera Mediterránea del Asia Central, la alianza sirio-iraní
es, en ese
sentido, y bajo su forma actual, es el hecho determinante para
el futuro de
la región (6).
Coincidiendo aproximadamente con la derrota ideológica
y militar de la OLP
en 1982, despierta en el sur del Líbano la comunidad chiíta,
con una
profunda vocación de justicia. El ingreso a la historia
del chiísmo libanés
cooincide con el punto de máxima expansión ideológica
de la Revolución
Islámica Iraní. Ello no puede sino renovar -después
de un muy largo período
histórico- el interés -ahora vital- de Teherán
por el Mediterráneo oriental.
Es así que el interés geopolítico iraní
es requerido y "tironeado" desde los
dos extremos marítimos de la región: desde el Índico
y desde el
Mediterráneo, al mismo tiempo.
Hoy los actores directos del conflicto del Medio Oriente se han
multiplicado
cuantitativamente, y además se ha complejizado hasta el
límite el propio
escenario del conflicto. La implosión soviética
liberó Estados, naciones,
tribus, etnias y culturas en el amplio espacio del Asia Central
musulmana.
De tal manera que ese mapa es hoy, particularmente allí,
radicalmente
distinto al de la época del mundo bipolar. Es asimismo
lo contrario del mapa
del "mundo global". Es un nuevo mapa, inédito
en la historia, cuyas
fronteras están fuertemente tensionadas hacia una búsqueda
de la máxima
identidad, dentro de la cual se debe comprender las crisis de
crecimiento
del mundo musulmán en su totalidad, la del espacio ario-védico-hindú
y el
correspondiente a la raza-cultura sino-confusiana.
En las mismas puertas de la Europa del sureste está la
primera contradicción
representada por la reislamización de Turquía, el
paradigma de lo que fue la
modernización oriental en los comienzos de este siglo XX
(primera derrota de
las "potencias centrales" europeas). Turquía
es una de los casos que
muestran el insólito paralelismo entre ambos extremos de
la larga guerra
civil europea de treinta años, ya que Turquía y
las enormes contradicciones
que encierra su actual situación política, su especialísima
ubicación
geográfica (frontera euroasiática) y su insostenible
posición estratégica
dentro de una OTAN cada día más carente de contenidos,
es también el extremo
occidental de una masa terrestre fuertemente influenciada por
la geopolítica
del Océano Índico (perfectamente diferenciada de
los grandes espacios
ruso-chinos, pertenecientes a la dinámica del Océano
Pacífico).
Pero la importancia de Turquía no finaliza en el Mediterráneo
Oriental.
Turquía se proyecta en profundidad en el Asia Central musulmana
y turcófana,
porque es un Estado que también representa una forma de
gestionar el Islam
contrapuesta no sólo con el chiísmo iraní,
sino además con otras muchas
corrientes musulmanas. También en este caso el Islam se
convierte en un
vínculo político y geopolítico de primerísima
importancia.
La influencia del Índico sobre el Mediterráneo Oriental
es un tema bien
conocido por los geopolíticos israelíes. Es por
ello que se encontraban
capacitados para intentar establecer una conexión estratégica
con el
movimiento induísta (hinduidad) en paralelo a la alianza
militar con
Turquía.
La masa marítima predominante en el Asia Central continental
es el Índico y
no el Pacífico. Las grandes obras de infraestructura que
hoy está encarando
la República Islámica de Irán tienden a unir
las aguas de las costas del
Golfo con las tierras del interior del Asia Central, al mismo
tiempo que la
estrategia de Teherán está cada vez más engarzada
con el Mediterráneo
Oriental, a través de Siria y Líbano. La relación
tierra-mar dentro del
espacio musulmán es hacia el Índico y hacia el Mediterráneo,
y no hacia el
Pacífico. Es por ello que la conexión de las Cuencas
del Índico y del
Pacífico, a través de la tierra, actualmente en
curso, "rutas de la seda" y
otras, es uno de los proyectos geopolíticos más
importantes que se haya
encarado en la historia de la humanidad.
Pero el Índico ario-védico, ahora bajo una inédita
forma de hinduidad, es
también una amenaza en otros tiempos inexistente para el
espacio
árabe-musulmán. Sólo el Estado persa-iraní
puede actuar, en este caso, como
amortiguador de conflictos. Y ello tanto por su ubicación
geográfica cuanto
por el componente racial -ario-persa- de su sociedad. Paradógicamente
la
identidad india, la hinduidad, emerge en el escenario regional
como un
factor claramente antimusulmán y, por lo tanto, coyunturalmente
favorable al
desarrollo de alianzas con el Estado judío.
El desprendimiento de un gran segmento geográfico del Asia
Central del ex
espacio soviético también produjo una mutación
poco menos que irreversible
en la antigua concepción zarista orientada hacia la expansión
territorial en
dirección de los puertos de "aguas calientes".
El Asia Central, como unidad
geopolítica crecientemente diferenciada, representa una
alteración profunda
de las viejas tendencias geopolíticas de las antiguas potencias
blanco-europeas.
El Asia Central, entendida como el espacio físico y político
comprendido
entre el Oriente Medio y China y como región potencialmente
independiente,
engancha muy bien con la lógica de la geopolítica
alemana clásica. Se trata
de una región que ha sido visionada de una manera muy concreta
en el
pensamiento del general Haushofer. Este es un punto de la máxima
importancia
al que ya hemos hecho referencia.
Como toda región geopolítica que aún se encuentra
"en construcción", el Asia
Central musulmana es altamente inestable. La percepción
de esa inestabilidad
por parte de Washington es un elemento muy importante en la cada
vez más
compleja articulación que existe entre los EUA e Israel,
y que determina las
mutaciones constantes de lo que en un trabajo anterior habíamos
llamado el
"tercer Estado" interpuesto entre EUA e Israel: el lobby
judío-(norte)americano. Se trata de un grupo que concentra
un extraordinario
poder que está cada vez más diferenciado de los
intereses "nacionales" de
los EE.UU.
Ante el crecimiento del polo calvinista del lobby judío-norteamericano
vuelve a ser necesario señalar las diferencias históricas
entre calvinismo y
luteranismo. Hoy el luteranismo se convierte una vez más
en la fuente del
renacimiento del nacionalismo alemán, mientras que el calvinismo
contemporáneo sella su alianza original con el judaísmo.
Las relaciones
entre política y religión son dinámicas y
reflejan con toda exactitud las
pulsaciones más profundas de las estrategias en pugna.
Aplicando este razonamiento a la "falla" existente entre
los espacios hindú
(hinduidad) y musulmán, vemos que sólo los persas
tienen elementos comunes
con ambas culturas: raciales con la "nueva" India ario-védica,
y religiosos
con el resto del mundo musulmán. Se sobreentiende que el
concepto "elementos
comunes" tiene también un dimensión geopolítica
y económica, además de
racial y religiosa.
Pero ese lobby judío-norteamericano no es ajeno a la crisis
intra-judía. Se
diferencia y se enfrenta -a sí mismo- en la exacta medida
en que la crisis
intra-judía se desarrolla. El lobby judío-norteamericano
liberal-sionista de
la Costa Este ya representa un sistema de intereses muy distinto
al lobby
judío-calvinista, el sionismo-evangélico norteamericano.
La propuesta de
restaurar las relaciones entre Washington y Teherán no
es un factor ajeno a
esta situación ni es una iniciativa sustentada sólo
por Irán.
La sociedad persa-shií es el enemigo estratégico
y teológico de Tel Aviv y
no tanto el enemigo de Washington. Esta diferenciación
sólo cobró un perfil
inequívoco a partir de la crisis del llamado "Plan
de Paz". A partir de ese
momento Teherán actúa de elemento compensador en
la crisis entre el Likud y
el Partido Demócrata norteamericano, para mencionar a esa
crisis a partir de
su perfil más bajo. Y no sólo Irán se coloca
en esa franja de "compensación"
ante los desequilibrios geopolíticos provocados por el
Estado judío, en ella
también están, aunque parezca paradójico,
los palestinos de la OLP. En el
futuro esa franja será más amplia cuanto mayor sea
la distancia entre los
sectores laicos-sionistas y los sectores fundamentalistas del
judaísmo, y
sus aliados naturales respectivos dentro de la potencia hegemónica.
Es un
nuevo espacio de la política mundial que podría
devenir en mortaja para los
más débiles.
Ambos polos del lobby judío-norteamericano determinan,
simultánea o
alternativamente, tanto la política (norte)americana sobre
Israel cuanto la
política israelí sobre los EUA. Parte de la campaña
electoral norteamericana
ya se desarrolla en Israel (Partido Republicano), y parte de la
política
interior israelí tiene por objetivo el electorado norteamericano
(Netanyahu
versus Clinton).
Este reposicionamiento persa sobre el Mediteráneo tiene
naturalmente una muy
larga historia. En la actualidad se reinició impulsado
por el factor
religioso. Pero de inmediato los actores percibieron que la política
iraní
se encuentra y encaja estratégicamente con el (decreciente)
poder sirio,
derivado sobre todo de su enorme valor de posición y de
situación contiguo
al Estado judío. Siria es un Estado oficialmente laico
que gobierna una
sociedad mayoritariamente islámica. Con la particularidad
que el núcleo de
poder de ese Estado -el ejército- está comandado
-desde la revolución
baasista- por oficiales alauitas, con muchas similitudes teológicas
con el
chiísmo. Pero sobre todo está ubicado en una región
clave, desde la cual se
pudo influir sobre el desarrollo de numerosas civilizaciones,
a lo largo de
una larguísima historia.
El alauismo, también llamado nosairismo, es una visión
del Islam de origen
shiíta. Ha jugado y juega un rol político capital
en la Siria moderna. En el
siglo IX Ibn Nasair propaga por la Mesopotamia una doctrina compleja
que
enriquece y desarrolla la teología shiíta. Los alauitas
son perseguidos y
buscan refugio en el norte de Siria, instalándose en Latakie
y en las
montañas del Jebel Ansariyé. En 1317 ensayan una
insurrección que es
aplastada. Se repliegan sobre ellos mismos, a la defensiva, y
son aislados
por del resto de la Umma islámica, que los consideran herejes.
Sin embargo
resisten innumerables campañas de persecución que
lanzan contra ellos los
diferentes poderes sunnitas. Hacia 1922 (Mandato francés)
representaban el
12% de la población. La influencia que el alauismo tiene
dentro del actual
ejército sirio, y que ya no tiene en absoluto ninguna connotación
anti-sunní, es el producto de un proceso histórico
muy complejo que no es
posible analizar aquí.
La política israelí se ha basado en el presupuesto
de que es posible
desintegrar al mundo árabe, y no sólo al Líbano,
a partir de su
fragmentación en "pequeños reinos confesionales",
todos ellos controlados
por un poder centralizado en una Jerusalén plenamente judaizada.
Este hecho
ha inhibido a muchos autores sinceramente amigos de los árabes
a no hablar
sobre los problemas confesionales. Pienso que ello es un error.
En primer
lugar porque ellos realmente existieron (y, en otra dimensión,
aún existen)
en la historia del mundo árabe y son perfectamente conocidos
por los
estrategas israelíes (al respecto existe una extensa bibliografía
de autores
judíos). Pero fundamentalmente porque en la actualidad
están recibiendo un
tratamiento políticamente correcto por parte de todos los
gobiernos árabes,
ya sean ellos musulmanes o laicos, con en el caso sirio. Ya nadie
habla de
confrontaciones interconfesionales en el momento actual. La pertenencia
a la
"nación árabe" y/o la pertenencia a la
religión musulmana, es hoy el valor
predominante y, por fin, compatible. Y esto es algo que el autor
de este
trabajo comparte plenamente, pensando, por ejemplo, que la unidad
alemana
actual no se verá afectada por ningún análisis
histórico que se realice
sobre la guerra de los 30 años. La estrategia israelí
fundamentada sobre la
desintegración confesional de los Estados árabes
vecinos fue definida de la
siguiente manera: "Las estructuras étnicas de Siria
la exponen a un
desmantelamiento que podría permitir la cración
de un Estado chiíta a lo
largo de la costa, de un Estado sunnita en la región de
Alepo, de otro en la
región de Damasco y de una entidad druza que podría
constituir su propio
Estado -puede ser sobre nuestro Golán- pero en todo caso
con el Huran y el
norte de Jordania...Un tal Estado sería a largo plazo una
garantía de paz y
de seguridad para la región. Es un objetivo que ya está
a nuestro alcance"
(Kivunim, Nº 14, julio de 1982, Jerusalén.
La confluencia sirio-iraní en el Mediterráneo sur-oriental
es un hecho que
tendrá, de cara al futuro, una enorme trascendencia. En
primer lugar porque
se realiza sobre la base del reconocimiento de las tres partes
-Teherán,
Damasco y Beirut-Baalbek- de que Siria es el elemento dirigente
- en el
flanco mediterráneo-oriental- de esta alianza árabe-persa
del mundo
árabe-musulmán. De la misma manera que Irán
es el elemento hegemónico dentro
de la totalidad del sistema Mediterráneo-Golfo Pérsico-Índico.
Esto sí parace haberlo comprendido la Unión Europea
"Nosotros tenemos una
absoluta necesidad de lograr un nuevo punto de partida con Irán,
por eso es
que no habrá ruptura de relaciones diplomáticas,
lo que constituye una
posición común de todos los europeos" (Klaus
Kinkel, en Luxemburgo, el 29 de
abril de 1997). La posición de Teherán respecto
de la crisis suscitada por
el "juicio de Berlín" fue sumamente crítica
con Europa. "La actitud de
Europa confirma que ella no puede ser el socio comercial más
importante para
Irán". A partir de allí los dirigentes islámicos
buscan un reequilibrio de
fuerzas dentro de Asia, aunque reconocen que "... la Unión
Europea desea
mantener relaciones cordiales con Teherán (pero que) desgraciadamente
está
sometida a la presión norteamericana e israelí".
"No nos interesa mantener
un canal unilateral con Europa que sólo le permita imponer
sus puntos de
vista a Irán... Los europeos deben saber que no tenemos
necesidad de ellos
...y que las representaciones diplomáticas europeas sólo
sirven para
albergar espías y gentes indeseables" (Fuentes: Tehran
Times y
Jomhouri-Islami, última semana del mes de abril de 1996).
Se supone que esta
posición se va a modificar a partir de la presidencia de
Jatamí.
La importancia histórica y geográfica de la "plataforma
giratoria" siria,
según Toynbee, ha sido enorme durante milenios:
El caso de Siria ha sido aun más extraordinario. Para empezar,
en e
inmediatamente alrededor del Creciente fértil, las civilizaciones
se
apiñaron en áreas muy próximas. Siria quedó
repartida entre los hogares de
las dos civilizaciones más primitivas: la sumeroacadia,
en el Irak, y la
egipcia, en el valle inferior del Nilo. Asia Menor, cuna de la
civilización
hitita, satélite de la sumeroacadia, se asoma a Siria por
el Norte. Siria
está asimismo abierta a las incursiones de los nómadas
de Arabia y a los
navegantes del Mediterráneo. Los éxitos sirios en
la creación de una
civilización propia característica, que ha dejado
una huella profunda en la
subsiguiente historia de la humanidad, constituye una notable
proeza. La
medida de la realización cultural siria viene dada por
sus vicisitudes
políticas, que sobrepasan las sufridas por la cuenca del
Oxo-Yaxartes. En el
tercer milenio, los imperios surgidos en el mundo sumeroacadio
y en el
egipcio ocuparon el norte y el sur de Siria, respectivamente,
de vez en
cuando, sin entrar en colisión. En la segunda mitad del
segundo milenario,
los egipcios ocuparon primero toda Siria hasta alcanzar, por el
Nordeste, la
curva occidental del río Éufrates. Entonces se vieron
forzados a repartirse
Siria con los hititas, pero aunque los egipcios dejaron una huella
política
más profunda que los arcadios, fue mayor la influencia
cultural de la
civilización acadia en el segundo milenio.
Durante este milenio, una civilización siria característica
estaba luchando
por nacer. Por fin, tuvo su oportunidad merced a una Völkerwanderung
(migración) que cayó sobre Levante desde Arabia.,
Europa y el noroeste de
África a la vez. Egipto, Asiria y Babilonia quedaron fuera
de combate por el
momento, y en el vacío espacial y temporal floreció
una civilización
siríaca. Contaba con una rica herencia, surgida de fuentes
acadias,
egipcias, egeas e hititas. Fue creadora desde el punto de vista
cultural y
estuvo desunida políticamente, como su contemporánea
la civilización
helénica. Los sirios inventaron el alfabeto, realizaron
viajes por mar que
empequeñecieron los que nos consta hicieron sumerios y
egipcios, y en el
ámbito de la religión llegaron al monoteísmo,
lo cual representó una hazaña
espiritual e intelectual.
La duración de la independencia política de la civilización
siríaca fue
breve, y todas las comunidades, excepto los samaritanos y los
judíos,
perdieron el sentido de la identidad común, tras la destrucción
del Imperio
aqueménida por los helenos. Pero el "compuesto cultural"
depositado por la
mezcla de los restos de las civilizaciones siríaca y helénica
desintegradas,
resultó ser de la máxima fertilidad. En este suelo
germinaron las
civilizaciones cristiana ortodoxa, occidental e islámica,
mientras que Siria
pagó una vez más el precio político de ser
la "encrucijada" más activa en el
mapa del Viejo Mundo. A partir del siglo VIII a. de J.C., Siria
fue
incorporada a una serie de Imperios, o dividida entre ellos: asirio
y su
Estado sucesor, el Imperio neobabilónico; aqueménida
y sus sucesores
tolemaico y seléucida; romano y árabe; el califato
fatimita y el Imperio
romano de Oriente; los principados latinos y sus vecinos islámicos;
el
Imperio otomano y sus sucesores los Estados árabes e inraelí.
Sólo dos de
esos Imperios -el seléucida y el omeya- han sido gobernados
desde una
capital situada en el territorio sirio. Sólo en tres ocasiones
Siria ha
vuelto a ser, en el plano polìtico, un complejo de Estados
locales
independientes entre sí. Esto sucedió en los intervalos
entre la decadencia
de los Seléucidas y el ataque romano, entre el declinar
de los Fatimitas y
el surgimiento de los Ayubitas, y tras la disolución del
Imperio otomano a
raíz de la primera guerra mundial. Sin embargo, a través
de todas estas
vicisitudes políticas, Siria ha desempeñado un papel
rector en los asuntos
humanos desde el tercer milenio antes de nuestra era, y tal vez
desde el fin
del último avance glaciar. Fuente: El Estudio de la Historia.
En Occidente existe una bibliografía abundante sobre Siria,
no siempre
favorable al régimen baasista (7). Siria, a pesar de la
indigencia de su
sistema político, de su crisis ecómico-social galopante
y de la parálisis
mental de sus funcionarios, es aún el elemento dirigente
en el flanco
Mediterráneo Oriental, porque aún mantiene un sólido
liderazgo (Assad) y por
una acumulación sucesiva de hechos objetivos, entre otros:
*La posición histórico-geográfica de Siria,
su potencial militar y su
extraordinario crecimiento demográfico. La dinámica
demográfica contrasta
notablemente con el estancamiento político y económico.
De 1963 a 1995 la
población Siria pasa de 4,9 millones a 15 millones de habitantes.
En 1963,
año en que el Baas asume el poder, Damasco contaba con
675.000 habitantes,
contra los actuales 2.000.000. El 48% de la población tiene
menos de 15
años. La tasa actual de crecimiento anual de la población
es del 3,5%,
factor que la duplicará en los próximos 22 años.
*Su "relación especial" con Líbano y,
en general, con el espacio histórico
cananeo-palestino [Sobre la relación Siria-Líbano
ver: Noami Joy Weinberger,
Syrian intervention in Lebanon: the 1975-76 civil war, Oxford
University
Press, Nueva York-Oxford, 1986. Noami Joy Williams, Intervention
by Syria in
the Lebanese Civil War of 1975-1976, Ann Arbor, Michigan, Columbia
University, 1981].
*Su política dura respecto de Israel -Golán-, no
carente de extraordinario
flexibilidad en algunas circunstancias.
*Su ideología baasista (socialista).
*La preeminencia del alauismo en la oficialidad militar (es decir,
la idea
de "dinastía").
*La capitulación de Egipto en Camp David.
*La situación del régimen de Sadam Hussein.
*Su control sobre el frente militar y cultural del sur del Líbano-Galilea
(shiísmo versus judaísmo).
*La capitulación de la OLP.
*Su constante apelación a la unidad de la "nación
árabe".
La alianza árabe-persa actualmente planteada y en proceso
de desarrollo
tiene un componente militar de suma importancia, tanto en lo estratégico
como en lo tecnológico. Irán se ha convertido en
la profundidad defensiva
del ejército sirio. En su auténtica reserva estratégica.
Mientras que Siria
es el frente Mediterráneo del potencial iraní(8).
Una situación inaceptable
para Israel. Esta alianza es un ejemplo casi de laboratorio que
demuestra
-una vez más- que los factores político-culturales
pueden torcer el curso
del "determinismo" étnico y geográfico.
Del fracaso de la paz, a la "pacificación"
Cuando comienza el llamado "plan de paz" (Madrid-Oslo)
la sensación
predominante en la opinión pública occidental y,
aún, en la del mundo árabe
e Israel, es la de un optimismo inmoderado, aunque la realidad
desmentía
sistemáticamente ese estado de irrealismo al que habían
sido conducidas las
sociedades, especialmente en Occidente. "Sólo la formidable
potencia del
sistema mediático internacional... permite ignorar este
dato fundamental. El
observador es impulsado a pensar que los movimientos islamistas
que
practican la `violencia terrorista' no son más que residuos
(del pasado)
dentro de un orden regional nuevo... Una abundante y repetitiva
literatura
sobre las especificidades de los movimientos islamistas... contrasta
con la
indigencia de informaciones sobre el funcionamiento efectivo de
las
sociedades árabes... El análisis de los sucesos
de los últimos años en el
Próximo Oriente muestra como la Realpolitik de las potencias
puede carecer
totalmente de realismo, ya que sus efectos sobre el terreno se
convierten en
fuentes de nuevas tensiones, de desestabilizaciones cada vez más
profundas"
(Georg Corm, Le Proche-Orient Éclaté - II. Mirages
de la paix et blocages
identitaires 1990-1996, La Décuverte, París, marzo
de 1997).
Así, las acciones de Occidente sobre el Oriente Medio,
basadas todas ellas
en la falsa percepción de que la sociedad israelí
carece de tensiones
internas insuperables y que, por lo tanto, esa sociedad es totalmente
asimilable a una democracia posindustrial normal, es decir, pacífica;
esa
pretensión fue lo que condujo a la imposibilidad de la
paz. Esa estrategia
occidental fue la que provocó el reemplazo de la paz por
su contrario, la
"pacificación". "Esa pacificación
de las poblaciones (árabes, muchas veces
impuesta por la propia dirigencia árabe, algunas de ellas
aliadas
incondicionales de Israel) se apoya cada vez más sobre
los regímenes
políticos (árabes) que los Estados Unidos y Europa
sostienen para obtener
sus propios objetivos regionales"
Resulta curioso pero no sorprendente que justo en este momento
el poder
mediático occidental le recuerde a la "opinión
pública" que en Israel existe
la tortura institucionalizada, algo que siempre se silenció
en la medida de
lo posible. El 9 de mayo se difundió por agencias de prensa
la apelación del
Comité de las Naciones Unidas contra la Tortura a "cesar
inmediatamente su
aplicación" en Israel y territorios ocupados. La noticia
incluye asimismo la
denuncia de Paul Burns, redactor del Comité, contra la
"legitimación" de la
tortura ("métodos crueles, inhumanos y degradantes")
realizada en noviembre
de 1996 por la Corte Suprema de Justicia de Israel (Fuente: L'Orient-Le
Jour, Beirut, 10 de mayo de 1997, p. 16. Ver asimismo: Presos
políticos
palestinos en Israel y Áreas Autónomas, editado
por el Comité de Solidaridad
con la Causa Árabe, Madrid, febrero de 1997). Hoy en Oriente
Medio hasta las
piedras saben que existe un proyecto israelí, ya planificado
hasta en sus
más mínimos detalles, para "trasladar"
a la totalidad de la población
palestina de Cisjordania hacia Jordania. Y que ese proyecto de
limpieza
étnica cuenta con el OK del rey Hussein y, por supuesto,
con el del
Departamento de Estado de los EUA.
La hipocresía del pensamiento occidental sobre esta cuestión,
se refleja en
un "editorial" publicado por El País de Madrid,
el día 14 de mayo de 1997,
bajo el título "Cambio de juego". La idea es
que Netanyahu cambió las
"reglas de juego" irracionalmente aceptadas por la "comunidad
internacional"
en Madrid-Oslo; por lo tanto ahora la "comunidad internacional"
deberá
adaptarse a ese cambio de los humores teológicos de la
mafia Likud. Estamos
hablando de la misma "comunidad internacional" que "consensuó",
en épocas
recientes, feroces bombardeos contra poblaciones civiles para
castigar a
gobiernos que habían desafiado con mucho menor intensidad
a la "comunidad
internacional". Ahora, naturalmente, "Washington no
se atreve, por razones
internas, a presionar a Israel... para que suspenda esos nuevos
asentamientos, pero está claro que habrá que reinventar
un camino hacia la
Paz.". El hiperjudaísmo es el amo del juego en el
mundo Occidental.
Geopolítica del conflicto: mecanismos de "pacificación".
El factor "ejército turco"
El ejército laico turco reaparece en la escena de la mano
del pilar
norteamericano de la "nueva" OTAN. Su aliado natural
es el Estado de Israel,
y su enemigo central, Siria y el régimen del presidente
Hafez al-Assad.
De tal manera que Damasco es, desde hace muchos años, el
camino obligado, en
el punto de paso de la estrategia defensiva árabe-persa,
por un lado, y de
la estrategia ofensiva israelí-ejército turco-EUA,
por otro. Siria es,
entonces, y una vez más a lo largo de una historia que
debe ser datada en
decenas de milenios, la frontera real, el centro de gravedad del
amplio
conflicto que actualmente se desarrolla en un vasto escenario
estratégico,
que tiene como actores primarios regionales a la propia Siria,
a Israel, al
Líbano (Hezbollah), al ejército turco y a Irán.
Y como actor primario
extrarregional a los Estados Unidos de Norteamérica. Y
como actor
secundario, o de reparto, a la llamada Unión Europea.
La situación que hoy vive la Unión Europea incapacita
absoluta y
radicalmente a esta región del mundo para jugar un papel
activo en la crisis
permanentemente incrementada que se desarrolla día a día
dentro del
escenario estratégico que estamos analizando, desde el
extremo oriental del
Mediterráneo hasta las masas continentales de la Cuenca
del Índico. Es
evidente que Europa no puede hoy jugar un papel militar activo
en el
Mediterráneo; tampoco podrá desarrollar una acción
político-diplomática
medianamente efectiva, en las actuales circunstancias límites.
La OTAN se
escindirá una vez más, como en Bosnia, entre sus
dos componentes: el
norteamericano y el europeo. Es decir, Europa necesita más
que nadie la
mediación de Irán en la zona; de todo su enorme
peso geopolítico puesto al
servicio de la estabilización regional. Pero para que exista
estabilidad en
la zona debe haber un freno total del expansionismo israelí.
Es decir, se
debe pensar en la desaparición del Estado judío,
que es impensable sin
fundamento teológico, esto es, sin proyecciones expansivas.
Los tiempos se acortan de manera vertiginosa. La ofensiva militar
israelí
contra Siria, en la primera fase, que es siempre la del discurso,
ya ha
comenzado (9). El fracaso de la paz conduce necesariamente a la
pacificación. Y la pacificación, para el componente
norteamericano de la
OTAN, conllevaba, hasta hace muy poco tiempo, la exigencia de
la
neutralización del potencial militar sirio, a pesar de
que éste se comportó
siempre como elemento de moderación en la región.
Este es el núcleo de la
cuestión: existió un grupo mesiánico judío
muy fuerte dentro del actual
gobierno demócrata norteamericano, ese grupo está
ahora fracturado y
enfrentado entre sí. Ello explica el "reversement
des alliances" practicado
por Washington en junio de 1998. La Administración demócrata
juega la "carta
iraní" porque su conflicto con el fundamentalismo
judío es ya insostenible.
Dentro del mecanismo de pacificación que se está
montando, el ejército
turco, con el total apoyo del brazo norteamericano de la OTAN
(10), está
destinado a jugar un rol esencial en esta estrategia anti-Siria,
aprovechando antiquísimas desconfianzas mutuas y varias
disputas fronterizas
aún pendientes. Ya se realizaron maniobras militares conjuntas
entre las
fuerzas terrestres y aeronavales de Estados Unidos, Turquía
e Israel, que
tuvieron como escenario "algún lugar" del Mediterráneo
oriental. En una de
ellas el ministro de asuntos exteriores libanés, Farès
Boueiz, se mostró
inquieto "por la alianza estratégica que se diseña
entre los Estados Unidos,
Israel y Turquía", en alusión a las maniobras
del Mediterráneo. Para el
ministro libanés esas maniobras "revelan una alianza
político-militar
destinada a agredir las posiciones de ciertos Estados árabes".
Y finalmente
subraya: "Nosotros pensamos que Turquía tiene un pasado
lleno de intereses
comunes con los árabes en todos los campos y que ella no
debe otorgarle a
sus relaciones con Israel una profundidad que la convertirá
en parte activa
de una agresión contra un Estado Árabe." (Fuente:
L'Orient-Le Jour, Beirut,
8 de mayo de 1997, p.16). Unos 100.000 árabes musulmanes
alauitas viven en
la región de Alejandretta, actual provincia turca. Desde
hace años Ankara
viene realizando grandes obras hidráulicas sobre el nacimiento
del Éufrates,
que afectan el curso sucesivo del río dentro de territorio
sirio y las obras
de irrigación existentes o proyectadas. Existe además
el problema kurdo
(PKK).
Para ello existe un intenso y múltiple intercambio de Inteligencia
entre
Israel y el ejército turco, que incluye, entre otras cosas,
información
técnica sobre el Mig 29 (a cambio de obtener contratos
de modernización de
material militar turco, aeronáutico, terrestre y naval),
ya incorporado a la
fuerza aérea siria. Israel dispone de tres ejemplares del
avión que
actualmente se fabrica en Bielorusia. Los detalles técnicos
de esa aeronave
fueron comunicados a los responsables militares turcos. Los acuerdos
de
cooperación militar entre Turquía e Israel se firman
el 23 de febrero de
1996. En abril de 1996, mientras Israel bombardeaba el sur del
Líbano
(matanza de Qana), al mismo tiempo realizaba ejercicios aéreos
conjuntos con
la fuerza aérea turca, en las proximidades de Ankara.
Todas estas manipulaciones político-militares y estratégicas
se realizan
invocando la defensa de la democracia y de la laicidad del Estado
(turco). Y
explicitando a cada paso que de lo que se trata es de destruir
al gobierno
sirio quien, según el ministro turco de la defensa, Turhan
Tayan, se "... ha
convertido en el cuartel general del terrorismo que agrede a Turquía
y a
Israel, ya que Irán sostiene ese terrorismo" (Fuente:
AFP, 4 de mayo). Total
coincidencia con el señor Netanyahu: "La cooperación
militar entre Israel y
Turquía debe ser incrementada para hacer frente a la amenaza
del terrorismo
y asegurar la estabilidad de la región".
"Pacificación" y conflicto
El comportamiento internacional y regional de Siria, bajo la conducción
del
presidente Hafez al-Assad, es perfectamente conocido. Desde la
firma de los
acuerdos de Camp David, es decir desde la capitulación
de Egipto, hasta las
"conversaciones" de Oslo, la posición Siria fue
la de evitar compromisos
irreversibles con Israel, que es un Estado que se caracteriza
por no cumplir
ninguno de sus compromisos. Hasta este momento todo compromiso
con el Estado
judío implicó una fuerte crisis para la parte negociadora
árabe, porque
ellos se hicieron, y no podía ser de otra manera, a la
medida de la
estrategia israelí. Hafez al-Assad sabe muy bien que un
pacto con Israel en
las condiciones impuestas por Israel significaría el fin
de su régimen, o lo
que es lo mismo, la desaparición de Siria como potencia
militar regional.
Que ha sido, en definitiva, la espectacular transformación
introducida por
su gobierno, junto al logro de tranquilidad y estabilidad interior.
Son precisamente esos dos grandes logros los dos grandes obstáculos
que la
Israel mesiánica de Netanyahu necesita eliminar. Sin la
Siria actual el
Estado judío sería el dueño absoluto de la
totalidad del mundo árabe con
fronteras con el Estado judío. Entre el señor Netanyahu
y su mesianismo
agresivo, político y teológico, está interpuesta
la figura histórica de
Hafez al-Assad.
Siria ha pasado por situaciones difíciles en los últimos
tiempos. Ni en Camp
David ni en Oslo -para volver a recordar sólo dos de ellas-
Damasco careció
ni de disposición ni de capacidad de negociación.
Sólo que los términos
negociadores israelíes eran inaceptables, porque significaban
la rendición,
es decir, la desaparición del régimen baasista (11).
Hafez al-Assad aceptó inclusive mantener contactos extraoficiales
y
bilaterales con los israelíes. El último de ellos
-al menos de los
conocidos- fue la reunión que mantuvieron en Washington
(22 de diciembre de
1994) -es decir, con presencia americana- los generales Hikmet
Chéabi, jefe
del estado mayor sirio, y su homólogo israelí, Ehud
Barak. Allí se
discutieron problemas de seguridad existentes a lo largo de la
frontera
entre los dos países. Al poco tiempo los sirios consideraron
inaceptables
las proposiciones israelíes, basadas en que, por cada 1
km2 desmilitarizado
en su parte territorial, existieran 9 km2 desmilitarizados en
la parte siria
de la frontera. Fin de la negociación.
Hoy más que nunca, los territorios del Golán representan
y simbolizan la
resistencia de la nación árabe ante el expansionismo
mesiánico israelí (Ver
Mapas). Esa resistencia no es meramente simbólica, sino
que expresa un hecho
fuertemente arraigado en la sociedad siria y árabe en general.
Ninguno de
los 16.500 habitantes sirios que aún viven bajo soberanía
judía en el Golán
quiso aceptar la ciudadanía israelí. Este es uno
de los grandes valores
morales del régimen baasista. Sus 1.675 km2 (donde hay
instalados 13.000
prósperos colonos israelíes nucleados en 33 asentamientos)
de superficie
constituyen, además, un enclave estratégico de una
importancia capital.
Si Siria renuncia tanto al mito como a su potencialidad estratégica
-que es
el objetivo de la política israelí- sufriría
una fractura interior
irreversible. Y quedaría eliminado el último gran
obstáculo existente ante
el expansionismo judío-mesiánico en el Mediterráneo
oriental. Las presiones
militares tripartitas actualmente en curso (Israel, EUA y ejército
turco)
tienen de hecho por objetivo reducir ese último "obstáculo"
con la
"pacificación" de la región.
La "pacificación", esto es, la acción
militar represiva, resta hoy en día
como la única estrategia posible ante el fracaso sistemático
de todos los
acuerdos y pactos realizados en los últimos años
entre los EUA y un grupo
determinado de potencias locales, todos ellos orientados a estructurar,
en
todo el mundo, una serie sucesiva de nuevos órdenes regionales,
entendidos
como los eslabones de una cadena llamada nuevo orden mundial.
La opción al
fracaso de esos acuerdos locales es la "pacificación".
En los Balcanes vemos día a día cuál es la
evolución de los Acuerdos de
Dayton (noviembre de 1995). La pretensión de crear en Bosnia-Herzegovina
un
Estado multirracial (existe un fuerte paralelismo con algunas
ideas que
surgieron sobre Palestina entre Madrid y Oslo) está derivando
hoy hacia una
nueva catástrofe racial. Ninguna de las "instituciones
comunes"
multirraciales creadas funcionan y todo parece conducir a que
la única
alternativa para soslayar una próxima guerra balcánica
parece ser la
división étnica definitiva entre dos Estados "grandes"
(Serbia ortodoxa y
Croacia católica) y uno "pequeño" (Bosnia
musulmana). Simplemente el "nuevo
orden mundial" no funciona en ninguna región del planeta.
Ni siquiera en
Europa, donde nos encontramos ante una doble crisis, francesa
y alemana: las
más agudas desde la "Liberación" de Europa.
Fuera, por el momento, de
Europa, la "pacificación" es la opción
inexorable a la paz.
El presidente Hafez al-Assad tiene hoy menos opciones reales que
en otras
coyunturas críticas de la historia. La alternativa a la
"pacificación" es la
aceptación de que es necesario convivir con un conflicto
permanente, y ganar
tiempo incrementando el campo de los aliados y explotando las
crisis que
seguramente estallarán en el campo del enemigo (en Turquía
-poder civil
islamizado versus poder militar otanizado- y dentro de la propia
sociedad
israelí). Todo ello sobre la base del incremento permanente
del potencial
militar disuasivo propio. El presidente sirio es un maestro reconocido
en el
manejo de situaciones límites. Pero debemos recordar, sin
embargo, que hoy
hay un nuevo actor en el escenario: la agresividad expansionista
del
mesianismo judío.
El mesianismo o fundamentalismo judío pretende incrementar
la política
establecida por el sionismo. El objetivo del mesianismo es la
destrucción
del oponente árabe-musulmán, y no sólo su
mero debilitamiento. Michel
Gurfinkiel (Israël, géopolitique d'une paix, Michalon,
París, 1996, ps.
270-71) explica muy bien el fundamento teológico de esa
estrategia:
"¿La paz con su enemigo? Seguramente, pero con su
enemigo vencido. Fue
necesaria la invasión hasta el corazón del Reich,
la destrucción de Berlín,
los horrores de la ocupación rusa, para que Alemania, después
de 1945,
aceptara la paz, a la vez rigurosa y generosa que le ofrecieron
los
americanos y sus aliados occidentales. Ha hecho falta Hiroshima
y Nagasaki
para que Japón aceptara transformarse en imperio comercial.
Ha hecho falta,
a la vez, la Iniciativa de Defensa Estratégica ("Guerra
de las galaxias") y
Chernobil... para que la URSS,... renunciara a aquella lucha final
para la
que había sido programada por Lenin y Stalin, y por Iván
el Terrible y Pedro
el Grande. Israel se impondrá al mundo árabe e islámico
en la medida exacta
de su fortaleza. Si el Estado hebreo no hubiese ganado la guerra
de la
independencia en 1948, el plan de partición elaborado por
la ONU en 1947 no
sería recordado hoy en día más que por algunos
archivistas; si Israel no
hubiese extendido sus fronteras en 1967, nadie hoy sostendría
seriamente las
líneas del armisticio de 1949; si no hubiese intensificado
el poblamiento
judío en Cisjordania y en Gaza, jamás habría
surgido la idea de una
administración conjunta palestino-israelí sobre
esos territorios; si no se
hubiese dotado de un potencial nuclear, jamás sus vecinos
hubiesen aceptado
ver en él un fait accompli".
Sin embargo queda pendiente la cuestión: ¿Cuán
grande es el cambio en la
estrategia (entre el sionismo y el nacional-judaísmo y
cuán fuertes son sus
elementos de continuidad? A esta pregunta nos lleva la lectura
del
voluminoso libro de Charles Enderlin, que -documentos sobre la
mesa-
demuestra la permanente y sistemática negativa de todos
los gobiernos
israelíes, a tratar con los árabes una paz de conjunto,
que implicara la
autonomía palestina, dentro del marco de las Naciones Unidas.
Enderlin (Paix
ou guerres. Les secrets des négociations israélo-arabes,
1917-1997, Stock,
París, 1997, 730 pgs.) expone una larga lista de propuestas
de negociaciones
secretas de paz elaboradas por los árabes, que Israel rechazó
o abortó
sistemáticamente, siempre en instancias anteriores a una
coyuntura
dramática, que posteriormente condujo a los tan buscados
hechos consumados
israelíes. Casi todas las crisis entre Egipto e Israel
estuvieron agravadas
por la actitud del rey Hussein de Jordania. Antes de la guerra
de 1973
mantuvo numerosos encuentros con jefes políticos y militares
israelíes. En
uno de ellos, fechado el 25 de setiembre de 1973, el monarca hachemita
previene a sus interlocutores sobre la inminencia del ataque sirio-egipcio,
que se produjo en el mes de octubre del mismo año (Enderlin,
op,cit.).
Enderlin reproduce documentos que demuestran la permanente voluntad
de todos
los gobiernos judíos de colonizar la Cisjordania y la franja
de Gaza. A
pesar de ello la OLP acepta, ocho años antes de las reuniones
de Oslo,
también secretas y bilaterales, la iniciativa israelí
de firmar un acuerdo
sobre el principio de soberanía transitoria sobre los territorios
ocupados.
Un ejemplo impresionante: un año antes de la "guerra
de los seis días" el
jefe del Mossad fue invitado a El Cairo por el propio Gamal Abdel
Nasser
para discutir un plan de paz... el gobierno Levy Eshkol rechaza
la
posibilidad del encuentro. "... Cuando Israel atacó
en aquel entonces los
Estado árabes no tenían ni siquiera la intención
de atacar. Para ser breve
quiero remitirme a las declaraciones que pronunciaron cuatro miembros
del
Estado Mayor General israelí (Rabin, Weizmann, Pedel y
Bar Lev), quienes
estaban convencidos de que no estaban expuestos a un ataque árabe
antes de
que estallara la Guerra de los Seis Días. La invasión
israelí de los
territorios árabes fue una vilolación del derecho
internacional al igual que
el ataque iraquí a Kuweit. Lerch escribe que el Presidente
egipcio Nasser
había "cerrado el Estrecho de Tiran para estrangular
a Israel". Esta
afirmación no es creible. Nasser declaró que el
Estrecho de Tiran quedaría
cerrado a todos los barcos israelíes y extranjeros que
transportaran
material bélico. Las estadísticas comerciales israelíes
de 1966 muestran
que, a excepción de suministros de petróleo, el
cierre era prácticamente
insignificante para Israel. En esa época, la Marina mercante
israelí apenas
utilizaba esa vía marítima, si es que la utilizaba.
Si se iban a bloquear
suministros de petróleo era una pregunta abierta. Para
salir de la duda, el
Pemier británico Wilson y el Presidente Johnson sugerieron
pasos de barcos
en plan de prueba. En caso de cierre, Israel debería haber
tomado la ruta
alrededor del continente africano -como antes de la guerra del
Canal de Suez
en 1956. Incluso en caso de un bloqueo por parte de los egipcios
Israel no
quedaría "estrangulada". Se supone que Nasser
habría aceptado ese arreglo.
En aquella época, Nasser subrayaba en sus discursos que
no estaba dispuesto
a tolerar el pabellón israelí en sus aguas jurisdiccionales.
El motivo de la
declaración de bloqueo eran las amenazas israelíes
de derribar el régimen en
Siria. Eso fue un duro desafío para Nasser. No sólo
había firmado un pacto
de defensa mutua con Siria, sino como caudillo del mundo árabe
debía tomar
cartas en el asunto contra Israel. Si Israel hubiese retirado
las amenazas
referentes a Siria, el motivo de una declaración de bloqueo
habría
desaparecido. A eso hay que añadir que Nasser sabía
por experiencia propia
que los árabes no podían competir militarmente con
Israel. El gobierno
israelí rechazó la sugerencia de compromiso. El
embajador israelí en las
Naciones Unidas comunicó al Presidente Johnson que Israel
insistía en el
paso de sus barcos. Seguidamente, Israel atacó". Fuente:
Profesor Dr.
Kenneth Lewan, Frankfurter Allgemeine Zeitung - 24-6-97.
Sea que prime la continuidad o bien la discontinuidad estratégica
entre el
sionismo y el nacional-judaísmo, ya no cabe la vieja táctica
de "golpear
para negociar", como se pretendió hacer a partir de
la ofensiva militar del
6 de octubre de 1973. La decisión egipcia de buscar una
paz unilateral con
Israel fue determinante en esa coyuntura. La agresión militar
del mesianismo
judío puede además fundamentarse, ahora, en una
tecnología militar
desconocida en conflictos anteriores. La guerra de los misiles
será el
primer capítulo de un próximo conflicto. Sólo
posteriormente serán
movilizados los grandes ejércitos terrestres, blindados
incluídos, o lo que
quede de ellos (12).
2. IRÁN Y EL GOLFO PÉRSICO
"La creencia en la inmortalidad de un Estado universal constituye
una
sorprendente alucinación que confunde una institución
mundana con la tierra
prometida; con la propia Civitas Dei"
Arnold Toynbee
El principal enemigo del "mundo global"
Dadas las condiciones de inestabilidad vigentes, generadas por
el
comportamiento apolar del sistema internacional (Ver: El Estado
Homogéneo
Universal, en la Tercera Parte de este libro), los sucesos en
el
Mediterráneo Oriental deben ser relacionados con una probabilidad
muy alta
de que eclosione una nueva crisis de alcances globales, ya que
asimismo
abarcará el escenario geohistórico de la región
del Golfo Pérsico, con
centro de gravedad en Irán, que es el único territorio
musulmán con
influencia sobre la "nueva" India aria-védica.
La "carta iraní" que juega la Administración
demócrata hacia mediados de
junio de 1998 tiene el mismo fundamento económico y está
orientada por los
mismos principios estratégicos que marcaron, en su momento,
la política de
Washington hacia Rusia y hacia China. Irán hoy contituye
el único segmento
del mercado mundial aún no "globalizado". Muchos
son los factores que
inciden en afianzar esta perspectiva. Señalaremos los dos
más importantes.
En primer lugar la concepción globalizadora, que se ha
convertido en
hegemónica dentro de la política exterior de los
Estados Unidos de América.
En esta cuestión la inluencia del lobby judío/norteamericano
ha sido
decisiva. Para los "globalizadores", occidentales y
no occidentales, Irán
constituye hoy un obstáculo múltiple, porque es
un segmento importante del
mercado mundial, ya que:
*goza de un crecimiento demográfico sostenido;
*es un mercado relativamente autónomo;
*constituye uno de los centros de gravedad de una constelación
de nuevos
Estados Centroasiáticos con presencia simultánea
en el Océano Índico
(recordemos que en el Mediteráneo Oriental, Turquía
se encuentra en un
acelerado proceso de reislamización);
*mantiene relaciones fluídas y positivas con todas las
potencias regionales
(Pakistán, India, China y Rusia) y con otros grandes Estados
con alta
capacidad de re/polarización internacional futura (Alemania
y Japón,
particularmente);
*constituye un poder moderador respecto de Afganistán y
otros conflictos de
zona;
*dispone de una capacidad militar relativamente importante y de
una
impresionante historia pre-islámica y, sobre todo;
*porque aún representa, aunque de manera declinante, el
fenómeno
religioso/cultural más impermeable de cara a la posmodernidad
occidental
(13).
Todos estos factores se potenciaron notablemente desde los inicios
del
llamado "Plan de Paz" israelí/palestino, por
un lado, y desde la eclosión
nuclear en región del Índico. Es decir, ambas situaciones,
una en el
Mediterráneo Oriental y la otra en el Océano Índico,
refuerzan el valor de
posición de Irán, "fronterizo" con ambas.
El fracaso de ese "Plan" tuvo por virtud no sólo
provocar un cisma nunca
visto en el interior de la sociedad israelí; también
dislocó profundamente
al llamado "campo árabe". Ambos fenómenos
tuvieron dos efectos simultáneos:
reforzar la penetración de Tel Aviv sobre Washington, por
un lado, y , por
otro, realzar el rol geopolítico de Irán, una potencia
musulmana no árabe
que plantea un modelo cultural poco compatible con el globalismo
[Samuel
Huntington & otros no perciben la enorme fuerza resistente
que puede
desprenderse de la interconexión entre una historia Antigua
e Imperial (la
historia Persa en sus diferentes grandes etapas: aria, griega,
mongólica,
árabe e iraní) y una religión que es trascendencia
y a la vez norma jurídica
y guía de acción social].
La nuclearización de ambos segmentos de lo que en su momento
fue el
territorio británico de la India, el segmento musulmán
(Paquistán) y el
segmento hindú (India) realza significativamente la posición
de Irán, quien
dispone de vínculos importantes con ambos: religiosos con
el primero, y
raciales e históricos con el segundo (No se debería
descartar que haya
habido transferencia de tecnología nuclear israelí
a la India, dos Estados
(Paquistán es el tercero) no firmantes del Tratado de no
Proliferación
Nuclear). Es por ello que ante la opción "paz"
o "pacificación", los EUA -a
diferencia de Israel- hayan optado por la primera, lo que implica
un largo
proceso negociador muy similar al ya experiemntado con China.
Pero en todo
caso es la confluencia de ambos escenarios de conflictos (el del
Mediterráneo y el del Índico) y la presencia desestabilizadora
de Israel
quien apura la decisión.
La opción que presenta el fundamentalismo judío
respecto de Irán parece
haber quedado descartada por Washington, al menos por el momento
(Clinton
aún resiste el desalojo; de allí la lucha del lobby
judío por cooptar el
poder dentro de la "potencia hegemónica). Y en ese
giro estratégico Israel
ha quedo muy expuesta, especialmente en su antiguo papel de potencia
nuclear
regional y principal socio de Washington. Para esta alianza el
gran problema
se originó en la solidez de la estructura de lo que podríamos
llamar el
"Modelo Iraní". Este "socialismo teológico"
con vocación nacional es una
concepción útil para muchas sociedades periféricas,
en especial para las
sociedades periféricas musulmanas que rodean y penetran
a Israel. La solidez
del modelo iraní es inversamente proporcional a la inviabilidad
del "Plan de
Paz" israelí/palestino. Esta relación es una
de las grandes claves para el
futuro de la región (14).
De todas formas la erradicación del modelo iraní,
prevee acciones militares.
Pero en el caso iraní no se conjugan los dos factores que
hasta el momento
han modificado la doctrina militar: capacidad de guerra virtual
y presencia
de "ejércitos contiguos". Israel no es un "ejército
contiguo" respecto de
Irán como lo es con respecto de Siria: de haberlo sido
muy otros habrían
sido los acontecimientos.
Sin embargo, lo inverso es cierto. Israel, de hecho, está
afectada por una
contiguidad militar con Irán, a partir del sur del Líbano-Golán
(Hezbollah+Ejército sirio), lo que para ella representa
un importante
handicap estratégico.
La geografía, esta vez, ha producido una de las grandes
debilidades de los
globalistas. En rigor de verdad no existe alrededor de la República
Islámica
de Irán ningún ejército contiguo propiamente
dicho, y puede descartarse su
existencia futura dada la irrepetibilidad estratégica de
la llamada
"Operación Tormenta del Desierto", primer escenario
de una acción conjunta
entre guerra virtual y ejércitos contiguos. Ambos factores
determinan una
misma y única doctrina militar.
El mundo apolar, el Mediterráneo Oriental y el Golfo
Pérsico
El actual sistema internacional continúa en estado no de
unipolaridad sino
de apolaridad. En él no existe capacidad de decisión
o, lo que es lo mismo,
el poder material no puede traducirse en control político,
salvo en
circunstancias excepciones, cuando la totalidad del ambiente está
dominado
por una indecisión manifiesta.
La decisión en un mundo unipolar tiene un marco específico:
el vacío
geoestratégico provoca la inacción de otras grandes
potencias y la
inexistencia de un ejército contiguo con capacidad y, sobre
todo, con
voluntad, para actuar sobre el terreno. Los ejércitos contiguos
(o
sustitutos), finalmente, transforman la guerra virtual en operaciones
militares convencionales, y vuelven a recordarnos todos los conceptos
militares clásicos (derrota, victoria, conquista de espacio,
táctica,
estrategia, armamentos tradicionales y, sobre todo, relación
hombre/arma).
Para que el sistema apolar actúe provisoriamente como sistema
unipolar (como
lo hizo en el caso balcánico) deben verificarse, entonces,
dos condiciones
básicas: la existencia de vacío geoestratégico
(esto es, inexistencia de
voluntades opuestas a la del polo hegemónico en el nivel
de las grandes
potencias) y presencia de ejércitos contiguos/sustitutos
(esto es, ejércitos
convencionales con intereses vitales en la región, dotados
de la capacidad
necesaria para tomar la decisión táctica). Los ejércitos
contiguos son los
que definen el conflicto que puede ser tratado por el polo hegemónico
sólo a
nivel de una guerra virtual (que a su vez tiene como marco externo
la
incapacidad o la imposibilidad de acción de un amplio conjunto
de grandes
potencias).
La impotencia rusa y la recíproca anulación de intereses
-contradicciones
entre los principales Estados de la Europa Occidental- fueron
los
principales elementos que conformaron el vacío geoestratégico
antes
mencionado. Ese vacío, y sólo él, es el que
posibilita la acción unipolar
del sistema. Así y todo existe una enorme diferencia estratégica
entre las
alianzas consolidadas en la llamada "Operación Tormenta
del Desierto", y la
imposibilidad de concretar alianzas en los conflictos actuales.
Se trata de
dos escenarios completamente opuestos. El futuro escenario, el
que
corresponderá a la eventual crisis en la región
Mediterráneo Oriental /
Golfo Pérsico / Océano Indico, será asimismo
esencialmente distinto a los
dos anteriores.
La apolaridad geopolítica tiene asimismo una vigorosa proyección
en el campo
de la epistemología. El pensamiento occidental enfrenta
una crisis de
ininteligibilidad, que sobreviene cuando desaparece, como es el
caso, toda
la estructura conceptual que tradicionalmente acompañó
al racionalismo en su
voluntad de comprenhensión. El mundo filosófico
racional occidental se
derrumba porque ya no existen ni certidumbres ni proyectos colectivos.
Es
decir ni Fe (lo Bueno enfrentando a lo Malo) ni solidaridad, ni
lealtad..
Después de las mutaciones sociales, tecnológicas
y geopolíticas sufridas en
los últimos tiempos -en verdad, en un muy corto período
de tiempo- el
pensamiento occidental encuentra de que carece de un sujeto para
hacer la
historia, para oponerlo al "curso normal de los acontecimientos".
La guerra virtual y el "último hombre"
Una guerra virtual es, sobre todo, una guerra a distancia. Busca
producir
víctimas en el oponente con casi ningún riesgo para
las fuerzas propias. Es
"virtual" sólo para el observador, para el operador
de las armas y para el
televidente que sigue la guerra a tiempo real. Para el agredido
puede ser
tan destructiva como cualquier guerra anterior. Pero finalmente
no es una
guerra que pueda producir decisiones: a partir de ella no se puede
"destruir" -en términos clausewianos- a un ejército
oponente bien instalado
sobre el terreno y dotado de una fuerte voluntad de resistencia.
Esas armas,
en sus diseños actuales, carecen de verdadera letalidad,
mientras que sus
"inteligencias" aún deficientes, limitan su precisión
-contra toda la
publicidad que en sentido contrario realizan sus fabricantes.
Se trata de un nuevo tipo de guerra tecnológica ya aplicado
contra Irak y
contra los serbio-bosnios. En base a relevamientos topográficos
satelitales
y en función de que el "transgresor" no dispone
de la capacidad de respuesta
adecuada, la fuerza aeronaval atacante destruye puntualmente todo
el sistema
C3 y los dislocamientos militares que considera ofensivos. Muchos
habitantes
del planeta ven estas acciones por sus televisores. Una vez realizado
el
ataque misilístico puntual, los ejércitos contiguos,
elementos
insustituíbles en esta nueva estrategia (sin los cuales
este tipo de guerra
resulta absolutamente improductiva), toman el terreno y alcanzan
los
objetivos, como en cualquier otra guerra anterior. La acción
del o de los
ejércitos contiguos (sustitutos) se realiza a partir de
una previa
desarticulación del sistema electrónico del "transgresor".
Pero en el futuro habrá más. No sólo habrá
virtualidad desde el punto de
vista del teleespectador, lo que implica asegurar el respaldo
político a las
operaciones en curso, siempre y cuando ese teleespectador sea
un elector del
gobierno que dispone de la capacidad aeronaval, y siempre y cuando
no vea en
sus pantallas sangre de sus conciudadanos. Con la primera sangre
con-nacional se produce casi automáticamente el "Síndrome
de Mogadiscio",
sobre el que hablaremos más adelante.
En el futuro se piensa operar sobre el "transgresor"
en base a una
desarticulación no sólo electrónica sino
además informática, introduciendo
virus informático en las centrales telefónicas,
canales de radio y TV, etc.
Lanzando armamento "lógico" -y no sólo
"inteligente", como hasta ahora-
convenientemente temporalizado con capacidad para destruir los
sistemas
electrónicos que guían el tráfico terrestre,
fluvial aéreo, etc. Los
oficiales que se enfrentan a la fuerza aeronaval agresora no saben
si las
órdenes que reciben por radio son verdaderas o falsas.
De allí que una de
las contramedidas lógicas a este nuevo tipo de guerra consiste
en articular
la defensa a partir de unidades que dispongan del máximo
de autonomía
posible: desarticulando la tradicional "cadena de mandos"
y ubicando la
decisión lo más próxima posible al centro
de gravedad de los combates.
Una futura guerra que puede tener como marco geográfico
el espacio existente
entre el Océano Indico, el Golfo Pérsico y el Mediterráneo
Oriental será,
inexorablemente, un enfrentamiento entre una fuerza aeronaval
y una fuerza
terrestre ("continental"), con cierta capacidad de respuesta
en los planos
aéreo y marítimo. En la guerra de 1982 contra la
Task-Force británica, el
mando argentino no comprendió que era vital poner énfasis
en el combate
terrestre, al cual se debe llegar inevitablemente en algún
punto del
conflicto . Sin embargo, en esa guerra, se logró afectar
seriamente la
capacidad naval de la fuerza atacante y ello es demostrativo de
que el
"Síndrome de Mogadiscio" se puede generar allí
de donde viene el ataque: el
espacio (aero)naval.
La de la guerra virtual es una doctrina que sólo puede
surgir en sociedades
que ya han accedido a la cultura del "último hombre".
Los ciudadanos de esas
sociedades -ubicadas en el "occidente capitalista"-
se consideran usuarios
finales de sí mismos. Su propia vida es una vida terminal.
Es un hombre sin
retorno y estéril a perpetuidad. Ello está en el
núcleo de la parálisis
mental que hoy afecta a Occidente. Del "último hombre"
surge el "soldado
virtual", que es la imagen final del hombre civilizado, cuyos
desafíos y
valores colectivos ya han desaparecido y cuya existencia ya no
se puede
sacrificar por nada.
La sociedad occidental ha entrado en un decline irreversible,
ya que se
encuentra afectada su capacidad para poner en peligro -al menos
en lejanas
latitudes- la vida de uno solo de sus soldados. Occidente en su
conjunto no
tiene capacidad para traducir su enorme capacidad militar material
en
decisión estratégica. Sus únicas guerras
posibles serán guerras virtuales,
guerras de imágenes complejas con un soldado virtual cuya
vida debe ser
preservada a cualquier precio porque su muerte será sinónimo
de catástrofe
política en el interior de las sociedades de donde provienen.
En ese sentido
la civilización occidental ya se ha convertido en rehén
de otras
civilizaciones.
Los futuros conflictos militares entre fuerzas aeronavales y fuerzas
terrestres todas ellas probablemente apostadas en el amplio espacio
Pérsico-Indico serán, en un sentido estricto, confrontaciones
entre dos
morales: una dura de núcleo religioso (fuerzas terrestres)
y otra blanda de
naturaleza racional-humanista (fuerzas aeronavales).
El soldado virtual señala el pasaje entre el poder real
y el poder ilusorio.
Representa la fantasía de una victoria sin costos, es decir,
sin sangre,
indolora. Pero no hay victoria sin sufrimiento -no hay vida sin
sufrimiento.
Los ya mencionados ejércitos contiguos o sustitutos (Clausewitz
hoy los
denominaría Ersatzheer) son los soldados reales -de carne,
sangre y huesos-
que intermedian entre el soldado virtual y la victoria ilusoria.
Sólo que en
el caso iraní no existe el Ersatzheer: El ejército
iraquí ya no es nada y
será imposible reflotarlo como fuerza agresora contra Irán.
Tampoco será
posible rehacer una alianza árabe/occidental como la que
actuó en la
"Tormenta del Desierto". En la región, en definitiva,
sólo hay Amo sin
Esclavo. Virtualidad sin huesos y sin sangre.
Los principales elementos de la defensa en el Golfo Pérsico
El centro de gravedad del sistema defensivo iraní debería
ser de naturaleza
político+estratégico, y no sólo estratégico+militar.
En primer lugar se debe mantener e incrementar las relaciones
y las alianzas
-allí donde las hubiere- con las grandes potencias (regionales
o no) con
capacidad de repolarizar el sistema internacional. Cuanto mayor
sea el
espectro ideológico abarcante por la política exterior
iraní, mayor será su
capacidad de supervivencia en caso de conflicto. Falta relativamente
poco
tiempo para que en Alemania y en Japón una nueva generación
desplace a las
actuales dirigencias de posguerra, afectadas por una transferencia
de culpa
que hasta este momento limitó el movimiento ascendente
de esos dos grandes
Estados.
Esa misma política de amplio espectro se debería
continuar aplicando, sin
ningún tipo de fisuras, al campo regional. Su objetivo
último y principal
debería ser evitar el establecimiento de "ejércitos
contiguos". Eliminando
la posibilidad de establecer en la región ejércitos
sustitutos lindantes con
la frontera iraní, se le estaría privando al imperialismo
oceánico y a su
aliado israelí, de uno de los componentes vitales de la
nueva estrategia
global.
Otros elementos vitales de la defensa son:
1. Provocar rápidamente el "Síndrome de Mogadiscio".
Si fuese posible, en
los propios espacios marítimos. Como lo ha demostrado la
fuerza aérea
argentina en 1982 los buques modernos son tan "hundibles"
como lo fueron
todos los buques a lo largo de la historia naval militar de la
humanidad.
La flota británica, a pesar de su modernísimo armamento,
sólo pudo evitar
por muy poco la derrota. Los cazabombarderos del ejército
del aire
argentino, con bombas de acero relativamente antiguas, estuvieron
muy cerca
de destruir el núcleo de la armada británica. Como
se ha podido comprobar en
su momento, el peligro principal no lo representaron los misiles
franceses
Exocet. Por ejemplo, aquel Exocet que destruyó el destructor
Sheffield, no
explotó en el interior del buque, sino que la fase de impulsión
del misil
continuó ardiendo. Y el buque se incendió por fallas
en el sistema de
extinción.
Otros cinco ataques con misiles Exocet fueron interceptados por
los
británicos a través de simuladores metálicos
("chaff") que engañaron el
radar de búsqueda de los misiles. La guerra de Las Malvinas
pudo haber
terminado con la victoria de los cazabombarderos argentinos, que
lograron
romper, en vuelo bajo y repetidamente, el cinturón de defensa
de los misiles
AA británicos. Esos aviones hundieron con sus bombas de
500 y 1000 kgs. no
solamente al destructor Coventry, a las fragatas Antélope
y Ardent y el
portacontenedores Sir Galahad. También alcanzaron a otros
14 barcos de las
23 unidades de combate del núcleo de la Task-Force.
Un balance que podría haber sido absolutamente decisivo
en esa guerra, si
las bombas hubiesen tenido espoletas adecuadamente temporalizadas.
Si sólo
cinco o seis bombas hubiesen estallado (de las que dieron en el
blanco en
esos 14 navíos), toda la operación de las Malvinas
habría terminado en una
clara victoria de las armas argentinas.
Pero de hecho ninguna bomba estalló dentro de los cascos
de los 14 barcos
británicos que se salvaron. Algunas de esas bombas, de
camisa de acero,
perforaron los delgados tabiques de las fragatas y destructores,
cayendo la
mayoría de las veces al mar, después de atravesar
netamente al barco. Fue un
instante glorioso que sin embargo no logró, desgraciadamente,
resultados
militares. Un número importante de bombas simplemente no
estallaron,
quedando alojadas en el interior de los buques, como por ejemplo,
en el
portacontenedores Sir Lancelot y en la fragata Alacrity. En la
fragata
Argonaut una bomba hizo impacto por debajo de la línea
de flotación. La
bomba siguió su trayecto a través de la sala de
máquinas y el depósito de
combustible diesel hasta la sala de municiones, allí explotó
no la bomba
sino un cohete antiaéreo. Esa explosión mató
a dos guardias de la sala de
municiones, mientras que un incendio en la sala de máquinas,
fue sofocado
milagrosamente, por una cascada formada por un escape de aceite.
La fragata
Plymouth, que fue sorprendida en su camino hacia el estrecho de
Las Malvinas
por un escuadrón de Mirage, sufrió cuatro impactos
simultáneos, ninguno con
orificio de salida.
La sociedad norteamerica hoy no soportaría pérdidas
similares a las sufridas
por la flota británica en el Atlántico Sur en 1982
(sin hablar de las
enormes pérdidas potenciales que acabamos de mencionar).
Esas pérdidas -o
similares- actuarían de potenciadores de las líneas
de fractura que hoy la
atraviesan en múltiples sentidos y direcciones, como ya
hemos visto.
2. Negarle al agresor el uso del mar. O, al menos, limitar al
máximo su
libertad de movimientos allí. Cortar el Estrecho de Ormuz
es una acción
básica para limitar la libertad naval del oponente. Ello
no sólo alteraría
de manera dramática los flujos petroleros. Implicaría
colapsar los
principales pasajes estratégicos hacia el Mediterráneo,
el Pacífico y el
Atlántico.
Desde un punto de vista estrictamente estratégico el control
del Estrecho de
Ormuz le permitirá a Tehrán mantener "relaciones
especiales" con países
amigos potencialmente afectados por un eventual corte de sus flujos
energéticos (Alemania, Japón, etc.). Un escenario
de ese tipo dota al
gobierno Iraní de un amplio paraguas de protección
diplomática, que puede
ser esencial en caso de conflicto militar (en este mundo apolar).
Ello realza la importancia estratégica de los espacios
Continentales del
Asia Territorial, cuyos caminos, oleoductos y cualquier otra vía
de tránsito
de personas o de mercancías, deben ser entendidos como
un sistema vital para
mantener comunicaciones fluídas e intercambios económicos
ininterrumpidos
con China, Rusia, Asia Monzónica y Asia "off shore"
(Japón). El ferrocarril
que ya une el Mar Caspio con el Estrecho de Ormuz es un buen ejemplo
de una
conexión "hacia Tierra" que Irán debe
mantener e incrementar.
Al igual que Alemania, Rusia y China, Irán es básicamente
una "potencia
continental". Su historia y, más aún, su historia
militar demuestra
fehacientemente esta realidad. Con anterioridad a Maratón,
el Imperio Persa
había anexionado grandes espacios costeros: Jonia, Siria,
Fenicia y Egipto.
Y con ellos una importante flota. Tal situación representaba
un enorme
peligro para Atenas, una potencia marítima por excelencia,
que dependía en
gran parte de sus rutas navales exteriores para lograr su aprovisionamiento,
de trigo proveniente de la Rusia Meridional y de metales del Cáucaso.
Es
cierto que la tempestad que se declaró a la altura del
monte Atos acabó con
la mitad de la escuadra de Darío en su primera expedición
naval contra
Grecia. Sin embargo logra realizar un desembarco (operación
anfibia) que es
la base militar de la conquista de Eretria.
Pero cuando en el 490 AC Darío desembarca en Maratón,
el ejército ateniense
lo estaba esperando, inicia combate y logra una victoria de enorme
significado histórico. Las operaciones anfibias fracasaban,
entre otras
cosas, por la debilidad de la flota persa, hecho que afectó
muy
posteriormente a muchas otras grandes potencias continentales
(Rusia y
Alemania, sobre todo).
Diez años después de Maratón, en el 480 AC,
Jerjes -el sucesor de Darío-
atraviesa los estrechos con una gran Armada compuesta por más
de 1200
embarcaciones que transportaba unos 100.000 combatientes. Esa
flota
representaba una alianza estratégica de cuarenta y seis
naciones, sometidas
o aliadas a Persia. Jerjes envió un destacamente terrestre
hacia Atenas.
Esta vez en alianza con Esparta, los atenienses se enfrentan a
los persas en
el desfiladero de las Termópilas. Esas tropas terrestres
griegas son
derrotadas por los persas, quienes asaltan y conquistan Atenas.
Según el
general alemán von Fischer la batalla fue simultáneamente
terrestre y naval,
pero con centro de gravedad en ambas flotas: "A ambos lados
se mantenían las
comunicaciones entre las tropas de tierra y las fuerzas marítimas,
y las
operaciones de tierra y mar se complementaban como un juego de
ajedrez".
Pero finalmente fue la flota griega quien tomó disposiciones
para defender
el istmo que une el Peloponeso con el continente. Las naves fenicias,
egipcias y jónicas que componían en gran parte la
flota persa fueron
destruídas en Salamina, una victoria naval "occidental".
La batalla
terrestre de Platea, dada un año después, marca
el comienzo de una nueva era
en la historia de la humanidad y el principio del fin del imperio
persa.
Todo comienza con el fracaso de la flota naval persa -un Imperio
eminentemente continental- en Salamina. Darío III no percibe
el enorme
potencial estratégico que tenía, literalmente hablando,
a sus espaldas: la
enorme masa continental del Asia Central. Hoy ese vasto espacio
vuelve a
estar presente en el magno escenario histórico donde se
representa la lucha
a muerte de la globalización contra las identidades. Es
esa retaguardia
estratégica la que puede suplir debilidades tecnológicas
y deficiencias
operativas de costas afuera.
Inversamente, la marina iraní es empleada con mucha eficacia
unos 2500 años
más tarde, durante la guerra de agresión de Irak.
La dimensión marítima
devino capital en esa guerra ya que otorgó el único
factor de movilidad ante
el estancamiento de la situación en tierra. Irán
logra eliminar casi
totalmente el movimiento marítimo irakí, mientras
que sus propias fuerzas
navales conservaron abiertos los canales de acceso hacia y desde
el
exterior. A partir de la amenaza de minar el Estrecho de Ormuz,
Teherán
logra enfriar el apoyo de otros países árabes a
Irak.
3. Sistema de C3. Es necesario que esté compartimentado
al máximo posible.
Es vital que exista, para lograr una defensa eficaz, una importante
dislocación geográfica del mando militar y de la
defensa civil en general.
Debe localizarse una fuerte capacidad decisional en los escalones
realmente
operativos del sistema defensivo. Lo que la doctrina militar alemana
llamó
el "Alto Mando" es una figura que hoy casi carecerá
de significado a partir
del momento en que se desencadenen las operaciones. El Alto Estado
Mayor
General jugará su rol formativo y planificador con anterioridad
al desenlace
operativo, y con posterioridad al mismo, reorganizando a las unidades
de
combate en un Ejército pos/guerra virtual. En la fase operativa
propiamente
dicha se debe eliminar la tradicional cadena de mandos. Hoy la
naturaleza de
la guerra virtual y las "agresiones informáticas"
hacen imposible mantener
tales cadenas de mando militar.
Es necesario encontrar la forma organizativa militar que presente
la
probabilidad más alta de provocarle al agresor aeronaval,
desde un primer
momento, la mayor cantidad posible de bajas, y de lograr la eclosión
en el
más corto plazo del ya mencionado "Síndrome
de Mogadiscio". Para ello es
imprescindible contar con un sistema de defensa de costas con
capacidad
misilística de corto y mediano alcance que actúe
con independencia sectorial
en el plano del C3. Otra arma decisiva será la submarina.
Todos los
elementos submarinos -convencionales o no convencionales- desde
minas
tecnológicamente elementales hasta la utilización
de los sistemas más
complejos, todo eso debe ser utilizado con la máxima intensidad
en la
primera línea de defensa. Esa es otras de las enseñanzas
básicas que se
deriva de la batalla del Atlántico Sur de 1982.
4. Disponer de importantes stocks de tecnología militar
almacenada bajo la
forma de armamentos y equipos operativos. Estos deben provenir,
por un lado,
de los contactos, acuerdos y alianzas internacionales antes mencionados
y,
por otro, de la producción interior de esas armas y pertrechos.
5. Finalmente es absolutamente vital para el triunfo de la defensa
la
disponibilidad de capacidad de represalia nuclear. La capacidad
nuclear y la
credibilidad de que la misma será utilizada efectivamente
en última
instancia, constituye la defensa en profundidad propiamente dicha.
3. LÍBANO Y PALESTINA
Breve historia de las agresiones israelíes "Al norte
del río Litani"
El comunicado oficial del ejército israelí, emitido
poco después de la
catástrofe de la Tsahal en El Líbano, el día
5 de setiembre de 1997, hizo
referencia a un enfrentamiento entre las fuerzas judías
agresoras y "... un
grupo de terroristas libaneses al norte del río Litani".
Tanto el comunicado
como la casi totalidad de la prensa occidental omitieron el hecho
de que
esos "terroristas libaneses" eran patriotas que defendían
su tierra.
Omitieron el hecho de que, por primera vez, el Ejército
Libanés -que
formaría parte del "grupo terrorista" según
el gobierno judío-, coordinó sus
acciones con las milicias de Hezbollah y de Amal: ambas organizaciones
armadas son legales en el Sur del Líbano y, por supuesto,
no son palestinas
-como pretende confundir la prensa internacional- sino de nacionalidad
libanesa y confesión shiíta.
Esta gran victoria del mundo árabe-musulmán en su
conjunto no puede ser
vista ni presentada ante el mundo occidental con excusas por la
muerte de
los bandidos que invadieron, una vez más, un Estado soberano,
con la clara
intención de destruírlo de manera sistemática.
Fue la anterior debilidad de la conciencia árabe la que
impulsó hacia el
fatal laberinto del llamado "plan de paz", en el cual
una parte del mundo
árabe se presentó ante Israel como "sus hoy
arrepentidos asesinos se ayer"
(Edward Said). Y no como lo que realmente son: las víctimas
principales de
un Estado criminal; como si los muertos, los torturados, los expatriados,
el
robo de tierras y el robo de aguas, la destrucción de aldeas,
la ocupación
militar fueran hechos que debieran olvidarse. Como si la defensa
de la vida
árabe fuese, de por sí, un "acto de terrorismo".
Los Cedros del Líbano
Enfocando el problema exclusivamente desde El Líbano, las
agresiones
israelíes hacia ese país comenzaron muy pronto,
en 1948 (masacre de Houla).
Desde un comienzo el judaísmo intentó destruir al
país de Los Cedros, tal
como lo prescribe el Antiguo Testamento o Torah: La madera del
bosque será
cortada a hierro, y echados a tierra los cedros del Líbano
"... Lo que quede
de los árboles de su bosque, será tan poco, que
un niño los podrá contar"
-Isaías, 10- 17, 34).
El terrorismo judío en Líbano hasta el día
de hoy ha causado cientos de
miles de muertos, en su mayoría civiles, destrucción
de aldeas, escuelas y
hospitales, devastaciones económicas inimaginables y la
ocupación de una
"zona de seguridad" que es una verdadera ofensa al llamado
"mundo
civilizado". Ente 1967 y 1974 el saldo oficial de la agresión
es el
siguiente: 138 civiles asesinados y 300 heridos, más decenas
de raptos y
destrucciones físicas. El 28 de diciembre de 1968 un comando
israelí
destruyó 13 aviones civiles de la compañía
Middle East, en el mismo
aeropuerto de Beirut. En abril de 1973 se produjo la masacre de
Hanin, en el
sur del Líbano, donde los comandos civilizadores israelíes
degollaron a 20
civiles inocentes. Antes habían asesinado, en el barrio
Verdún de Beirut, a
un importante grupo de líderes palestinos.
"Operación Litani"
En la madrugada del 15 de marzo de 1978 Israel invade al Líbano
con 30.000
hombres: es la llamada "Operación Litani". El
asalto tuvo por objetivo la
destrucción de 358 aldeas en los distritos de Hasbayya,
Bint Jbeil,
Marjeyoun, Yiro y Nabatiyeh. La invasión y los asaltos
duraron 7 días. Se
acuparon 1.100 kilómetros cuadrados de territorio libanés.
De los 560
civiles muertos la mayoría fue víctima de bombardeos
aéreos mientras oraban
en una mezquita. En Khiyan las milicias de Lahad asesinaron a
50 ancianos
que se resistieron a abandonar la aldea. Un cuarto de la población
de Yaroun
fue asesinada. Las aldeas totalmente destruídas por lo
ataques aéreos
fueron: Ghandourien, Abbasieh, Izzieh, Kantara, Deir Hanna, Numeirieh
y las
granjas de Churaiheb.
Los israelíes destruyeron 2.500 (totalmente), y 6.200 casas
(parcialmente),
5 escuelas, 10 hopitales, redes eléctricas, acueductos
y redes telefónicas,
20 mezquitas y 150.000 plantas de olivos y naranjas. El Consejo
de Seguridad
de las Naciones Unidas emitió la Resolución 425,
"ordenando" a Israel
detener las operaciones militares y retirar sus fuerzas del territorio
libanés. Los judíos ignoraron esta decisión
y continuaron sus ataques
desafiando a las fuerzas de intervención de las Naciones
Unidas (FINUL).
Finalmente las tropas israelíes se retiran, pero dejando
sobre territorio
libanés a las tropas mercenarias de Lahd, que cubrieron
una llamada "zona de
seguridad" sobre una franja de 8 a 10 kilómetros,
dentro de territorio
libanés, en la frontera norte de Israel, de este a oeste.
La guerra de destrucción de junio de 1981
El 14 de junio de 1981 Israel lanza una nueva guerra de destrucción
sobre
Líbano, que dura hasta el 28 de junio de ese mismo año.
Los aviones judíos
bombardearon 46 ciudades y aldeas en los distritos de Tiro, Saida,
Nabatiyeh. Zahrani, Hasbayeh, Rashayah Al-Wadi, Shouf y Beirut.
Fueron
destruídos 8 puentes en el sur y el oeste de la Beeka y
gran parte de la
refinería petrolera de Zahrani. En los ataques aéreos
murieron 252 civiles y
920 quedaron heridos. Se destruyeron 380 casas y vastas áreas
de tierras
arables fueron devastadas.
La invasión del 6 de junio de 1982
El día 4 de junio de 1982 dio comienzo el bombardeo aéreo
de Beirut que fue
el prólogo de la invasión masiva del 6 del mismo
mes. El ejército libanés
ocupó las dos terceras del territorio libanés y
Beirut fue sitiada durante
83 días. Fueron arrojadas miles de bombas que produjeron
73.000 (Setenta y
tres mil) civiles libanes y palestimnos muertos o heridos. Veinte
y tres
ciudades y aldeas fueron totalmente destruídas. En el pueblo
de Ansar los
israelíes crearon un gran campo de concentración
donde fueron encarcelados
más de 6.000 libaneses y palestinos. El daño económico
causado fue el
equivalente a 2.000 millones de dólares.
En esta invasión se produjeron las "célebres"
matanzas de Sabra y Chatila,
que fueron comentadas por Gabriel García Márquez
de la siguiente manera: "Lo
más increíble de todo es que Menahem Beguin sea
Premio Nobel de la Paz...(lo
que) le ha permitido la ejecución metódica de un
proyecto estratégico que
aún no ha culminado, pero que hace pocos días propició
la masacre bárbara de
más de un millar de refugiados en un campamento de Beirut.
Si existiera el
Premio Nobel de la Muerte, este año lo tendría asegurado
sin rivales el
mismo Menahem Beguin, y su asesino profesional el general Ariel
Sharon".
Gabriel García Márquez, en el "Expreso",
de Guayaquil, el 3 de octubre de
1982.
Los ataques del 25 al 31 de junio de 1993
Durante esos siete días las fuerzas invasoras israelíes
atacaron más de 60
ciudades, pueblos y aldeas libanesas, que fueron alcanzadas por
más de
27.000 obuses de artillería y 1.000 ataques aéreos.
Murieron 108 civiles y
otros 597 fueron heridos. Doscientos cincuenta mil personas fueron
desplazadas y perdieron sus hogares.
Qana, sur del Líbano, 18 de abril de 1996
En la operación "Viñas de Ira" -un nuevo
acto de terrorismo del Estado de
Israel contra el Líbano realizado durante el mes de abril
de 1996-, que en
verdad fue una matanza indiscriminada, salvaje e irracional contra
la
población civil libanesa, vuelven a confluir -una vez más-
los elementos
mítico/religiosos del judaísmo con los objetivos
seculares permanentes del
sionismo. Es en la masacre perpetuada en Qana (18/4/96), antigua
ciudad del
sur del Líbano, donde queda fijado con absoluta claridad
la naturaleza del
nuevo mesianismo pos-sionista.
Reproduzco a continuación algunas notas aparecidas en períodicos
israelíes
que marcan el sentido profundo del "crimen contra la humanidad"
(que es un
concepto reiterativo de la propaganda judía de las últimas
décadas) cometido
en Qana.
"Hemos asesinado a esas personas a causa de la discriminación
detestable que
nosotros hacemos entre la importancia sacrosanta de nuestra vida,
y aquella
-muy limitada- que acordamos a la vida de los demás".
Ari Shavit, escritor
israelí, en "Haaretz", traducido por "Liberation"
el 21 de mayo de 1996.
La justificación rabínica de los asesinatos de Qana
fue expuesta en el
periódico israelí "Haaretz" del 24 de
marzo de 1996. Allí se expone una
discusión en la que participaron dos rabinos (el rabino
Aviner es uno de los
más influyentes de la Cisjordania ocupada), un profesor
de la Universidad
judía Bar-Ilan, y un magistrado. Esta discusión
que transcribimos tuvo lugar
a propósito de un artículo del rabino Elba sobre
"Lo que dice la Ley
religiosa judía sobre el asesinato de gentiles por judíos".
El rabino Aviner afirma que la tesis del autor, por la cual un
delito
cometido contra un judío es siempre más grave que
el mismo delito cometido
contra un no judío, está de acuerdo con la enseñanza
de la Torah.
"Pregunta. ¿Evoca la ley religiosa y en qué
términos, el caso donde estaría
en contradicción con la ley del Estado?...
Respuesta. La ley religiosa debe prevalecer sobre toda ley humana.
Puede
legitimar la ley del Estado si la juzga de acuerdo con el Talmud.
Si existe
una contradicción es la ley del Talmud la que debe prevalecer.
P. El autor declara que en tiempos de guerra se recomienda matar
a todos los
gentiles del campo adverso, inclusive a las mujeres y los niños,
aunque no
representan ninguna amenaza inmediata, con el fin de evitar que
se
conviertan más adelante en cómplices de los otros...
R. Este es el principio de la guerra total que opone un pueblo
a otro. En
este caso, si un judío tiene piedad de su enemigo, los
demás judíos lo
pagarán con su vida.
El rabino Aviner insiste en la distinción que conviene
hacer entre la ley
religiosa -eterna y absoluta- y las "ordenanzas" de
aplicación que pueden
tomar en cuenta el contexto histórico del momento:
P. ¿No existe el peligro de que la frontera entre los dos
ámbitos sea tan
tenue que llegue a ser invisible?
R. Este peligro existe siempre. Pero no podemos censurar a la
Biblia, a
Maimónides y al Talmud... Además, para los judíos
religiosos el hecho de que
las reglas sean antiguas o recientes no tiene importancia..."
El mismo artículo subraya que en los funerales de Hoss
-ayudante del famoso
rabino Levinger de Hebrón- muerto por palestinos, su ataúd
fue colocado al
lado de la tumba de Goldstein, antes de cantar el salmo 94 ("El
Señor es el
Dios de la venganza"). Cuando un periodista del Jerusalem
Post preguntó al
rabino Ginsburg por la razón de este gesto, éste
contestó: "¡Quizás esto
despierte el espíritu de venganza de los judíos!"
La masacre de Qana es un "crimen contra la humanidad",
ordenado, por motivos
meramente electorales, por los más altos dirigentes del
Estado de Israel y
ejecutado con alegría por la jerarquía militar.
La siguiente es una
entrevista realizada después de la carnicería de
Qana, por un periodista de
Kol Ha'ir con 5 soldados de la batería responsable de este
acto: ninguno de
ellos manifestó el más mínimo remordimiento...
- Ellos contaron que se habían enterado, algunos minutos
más tarde, dónde
habían caído los obuses. El comandante los reunió
para decirles que habían
actuado bien y que debían continuar... "Aquí
nadie ha hablado de un "error".
Después de todo no son nada más que Arabushes (término
despectivo compuesto
de la palabra "árabe" y "rata" -en
hebreo "Akhabaroshim")... ¡Arabes, los
hay millones!"
Pregunta. ¿No han tenido Vds. ningún problema de
conciencia?
Respuesta. ¿Por qué? Sólo hemos hecho nuestro
trabajo. Hemos obedecido las
órdenes. Además, nadie nos pide nuestra opinión...
P. ¿Y si se la hubiesen pedido?...
R. Habríamos tirado aún más obuses y matado
a más árabes...
P. Y la "pureza de las armas" (de la que se enorgullecía
en un tiempo el
ejército sionista)?
R. No sé de qué está Vd. hablando... Nosotros
somos artilleros y no podemos
perder el tiempo discutiendo tales estupideces. Lo que se nos
enseña es
portarnos como soldades profesionales.
(Kol Ha'ir del 10 de mayo de 1996).
Dos corresponsales de Davar han relatado (19/4/96) las impresiones
del
coronel Ruby, quien supervisó de lo alto de una colina
el bombardeo
intensivo de los puebles vecinos, y quien se sentía "¡como
Zeus en el monte
Olimpo distribuyendo el rayo alrededor de él!"
(Davar - 19 de abril de 1996)
El análisis del profesor Israel Shahak (Universidad Hebraica
de Jerusalén)
sobre las motivaciones reales de la operación "Uvas
de la Ira".
- Vaciar el Sur del Líbano de su población para
afirmar allí la soberanía
que Israel sigue ejerciendo sobre los territorios "autónomos"
de Gaza y la
Cisjordania ocupada.
- Levantar el pueblo libanés contra la presencia siria
haciéndole ver que
esa presencia es incapaz de asegurar la protección de su
seguridad y de su
territorio. (De ahí las incursiones próximas a las
bases sirias sin que
ellas reaccionen...)
- Frenar la reconstrucción de la economía libanesa,
que ha llegado a ser
competitiva, y desanimar a los libaneses ricos -particularmente
los
cristianos- a invertir en ese sector.
- Aumentar la eficacia del ejército y su confianza en sí
mismo. "... Cuanto
más hablaba el gobierno de paz, más inflaba el presupuesto
de Defensa que
llega este año a un tal volumen que hace pensar más
bien en los preparativos
de una próxima guerra que en una paz global.
Según Alex Fisher, corresponsal militar de Yediot Aharonot,
la operación del
Líbano ha sido para la aviación la ocasión
de adquirir una experiencia
preciosa a través de un ejercicio a la vez "real"
y sin peligro. Es por eso
que la aviación ha convocado a la mayor cantidad posible
de pilotos jóvenes
para ayudarles a superar el miedo que provoca la primera misión
de
bombardeo... Los hombres encargados de operaciones "más
complejas"
igualmente se beneficiaron de una enseñanza suplementaria.
Shahak concluye: "Conviene inscribir esta operación
las "Uvas de la Ira" en
el contexto de los objetivos estratégicos regionales de
Israel. A no ser que
se produzca un cambio radical en las circunstancias actuales,
es de esperar
dentro de poco, a pesar del alto el fuego, una ofensiva del mismo
género y
aún peor..."
Este plan implica visiblemente un cerco metódico de Siria.
"Los bombardeos
del Líbano han sido precedidos de aquellos que representan
el tratado de paz
israelo-jordano y el acuerdo militar con Turquía..."
( Middle East
International -MEI, 7/6/96). Ariel Sharon ha revelado crudamente
sus puntos
de vista sobre Siria en la revista norteamericana Middle East
Quarterly y en
el Jerusalem Post. Se pueden resumir así: "Hace falta
ganar tiempo hasta que
Hafez al Assad haya abandonado el poder (abandono al que "hay
que ayudarle
en este sentido") - esperando que sea reemplazado por un
hombre que goce del
favor de Israel.(...) En ningún caso hay que devolver el
Golán. Entre
Netanyahu y Peres no existe ningún desacuerdo fundamental
sobre la
colonización de los territorios ocupados.
Los campos de concentración
En el sur del líbano las fuerzas israelíes construyeron
numerosos campos de
concentración donde fueron torturados miles de prisioneros
libanes y
palestinos. El de Khiyam es el más grande de todos ellos,
pero no el único.
Existen además el "Centro 17", en Saff Al-Hawa
y las barracas de Marjeyoun y
Zaghele. Sobre estos campos existe una abundante documentación
producida por
Naciones Unidas y organizaciones humanitarias internacionales.
El robo de aguas del Río Litani
Desde 1983 las aguas del río Litani son bombeadas hacia
territorio israelí.
Constitruye el robo de aguas más importante de todo el
Oriente Medio. El
agua robada del Litani equivale a tres veces el volumen que Israel
desvía
del río Jordán y del lago Tabaraya.
Conclusiones
1. Las victorias militares árabes conseguidas en el sur
del Líbano tendrán
importantes consecuencias, en lo inmediato recuperando y reforzando
un
necesario sentimiento de autoconfianza que durante mucho tiempo
pareció
perdido. Con absoluta seguridad, el enemigo es vulnerable, en
el flanco
donde más fuerte parecía: su capacidad militar.
2. Pero la consecuencia más importante de esa victoria
está localizado en el
interior del Estado de Israel. La crisis política que allí
se está
almacenando no podrá ser superada con un simple cambio
de gobierno, con una
vulgar transferencia del poder de la coalición Likud al
laborismo. Detrás y
por encima de ambos está el fundamentalismo judío:
los colonos, el ejército,
los servicios de seguridad, los levíes que proclaman el
Eretz Israel. Cuando
caiga Netanyahu se abrirá, simplemente, la Caja de Pandora:
preveer una
guerra civil en Israel es ya algo compatible con el realismo político.
Líbano y Palestina. Escenarios polarizadores de una
misma dinámica histórica
Del fracaso del Plan de Paz se podían derivar dos guerras
civiles: una
intrapalestina y otra intrajudía. La ofensiva israelí
sobre el Líbano es,
por un lado, una transferencia "hacia afuera" de uno
de esos conflictos
interiores y, por otro, tiene por objeto destruir económicamente
al Estado
Arabe más eficiente de la región.
Una historia que debió haber sido política devino
en historia militar
propiamente dicha. Dos de los principales actores regionales buscaban
cosas
distintas: pacificación en su entorno (Israel) y un territorio
nacional
diferenciado (OLP/ANP). De inmediato se produjeron hechos dramáticos
a una
velocidad vertiginosa como los atentados terroristas que aseguran
el triunfo
de Netanyahu, a pesar del "esfuerzo" militar de Péres
en el Sur del Líbano
(Matanza de Qana).
Luego de los hechos terroristas (Atentados de Jerusalén)
se producen los
cierres de fronteras y las expediciones punitivas de Israel en
los
"territorios autónomos". Simultaneamente se confirma
que el Estado de Israel
"no cumplirá con todos los puntos del Plan de Paz,
como la retirada del
ejército judío de Hebrón", para no hablar
de Jerusalén. El mundo entero vio
por sus televisores cómo unos dos millones de palestinos
quedaron como
rehenes de un Estado judío que progresivamente se decantaba
hacia una
posición de NO paz por territorios.
Se gobierna en Israel en nombre de principios territoriales eternos,
o
fronteras perennes, sistemáticamente opuestos a la naturaleza
misma del Plan
de Paz. En un sentido muy estricto se puede decir que ya hubo
en Israel un
Golpe de Estado Virtual. La situación ha llegado a un punto
tal que ya
resulta imposible resolver los problemas más urgentes de
la coyuntura
-"flexibilización" de fronteras, por ejemplo,
hoy impermeabilizadas por las
fuerzas de seguridad israelíes- dejando de lado la cuestión
de fondo. La
refundamentación ideológica del Estado de Israel
es el dato esencial que
impide que Palestina se transforme en un Estado Nacional Independiente
(y no
sólo "autónomo") asentado en un territorio
continuo (en un mapa racional)
definido y reconocido internacionalmente.
La libre circulación de bienes y de personas a través
de los bordes de un
espacio con forma de archipiélago (o "manchas de tigre"),
como lo es hoy el
territorio que sostiene a la "autonomía palestina"
(Ver Mapa "Allón Plus"),
en una coyuntura de conflictos múltiples, es una situación
que no tiene
antecedentes. La historia, no sólo de Europa, señala
con absoluta claridad
que la unificación de territorios discontinuos presupone
o desata, en todos
los casos, conflictos militares.
El conjunto de elementos diponibles señala con claridad
que no puede existir
un Estado Palestino en las actuales circunstancias, ni ausencia
de guerra en
el escenario geográfico y cultural del Oriente Medio. La
existencia
independiente de un Estado nacional palestino con base territorial
propia y
continua es un hecho innegociable, dada la naturaleza de la fractura
que hoy
enfrenta entre sí a la sociedad israelí. Esa fractura
marca los límites de
lo negociable: una "autonomía" palestina asentada
en espacios territoriales
discontinuos, todos ellos "a mano" de la acción
militar israelí.
El mapa actual de Palestina -el de sus "territorios autónomos",
que se
asemeja a islas, bantustanes o gulags indefensos ante la acción
militar
israelí demuestra, básicamente, que esa geografía
no se podrá trascender
porque es el punto de máxima tolerancia que admite la sociedad
israelí
dentro de la dicotomía paz/territorios, que es teológica
y geopolítica, al
mismo tiempo .
Eso quiere decir que la guerra en la región será
el paisaje dominante no
porque estén "trabadas" las negociaciones entre
palestinos e israelíes (los
palestinos de la OLP han sido los grandes derrotados de los años
80), sino
porque en el interior de la sociedad y del Estado judío
se ha llegado al
punto de máxima tensión previo a una guerra civil.
Los gobiernos de Israel
optaron siempre por transferir una "guerra civil virtual"
al campo
árabe/palestino, a una guerra exterior con un enemigo satanizado
y perenne.
La guerra no estuvo nunca ausente de la región, aún
en épocas de "paz". Esta
se manifestó de diferentes maneras, incluyendo atentados
dramáticos de
macroterrorismo. Hoy vuelven a la memoria las sucesivas invasiones
militares
al Líbano que incluyeron las masacres de Sabra y Chatila,
organizadas y
ejecutas por el actual superministro general Sharon. "Guerra"
y "Paz" nunca
constituyeron tiempos diferentes. Fueron más bien tiempos
de no/paz y
tiempos de no/guerra.
Un punto claro de inflexión entre la no/guerra y la no/paz
estuvo
constituído por el asesinato de Rabin. De la lectura del
informe oficial
sobre el magnicidio se desprende que la estructura de todos los
servicios de
inteligencia y seguridad del Estado de Israel funcionaron "defectuosamente"
durante un largo período de tiempo, antes y después
del asesinato, que a su
vez fue un punto de partida para lograr la impermeabilización
de las
fronteras palestinas y la destrucción del Líbano.
Esa información señala que
los comportamientos internacional y regional del propio Estado
judío están
escindidos en función del proyecto que anima al fundamentalismo
armado
israelí.
Los bombardeos israelíes sobre el Líbano comenzados
a mediados del mes de
abril de 1996 fue una jugada obligada -finalmente infructuosa-
que debió
adoptar la dirigencia social-sionista israelí para evitar
o posponer una
situación de derrota electoral. La secuencia de los bombardeos
israelíes
sobre el Líbano en el mes de abril de 1996 muestra con
claridad la
existencia de una geopolítica de recursos hídricos
y energéticos. La
destrucción de grandes depósitos libaneses de agua
dulce y de centrales
eléctricas trabajosamente reconstruídas es parte
de una estrategia de robo
de aguas que tiene su máxima expresión en la condena
de un Líbano
perpetuamente subalterno.
La no victoria del ejército israelí en el Líbano
(abril de 1996), en primer
lugar fortalecerá el peso político de Hezbollah
en toda la región, y con
ello pondrá en evidencia que el chiísmo es una ideología
adecuada para
enfrentar al enorme poder teológico y militar del hiperjudaísmo.
Las
proyecciones estratégicas de un chiísmo reforzado
por un gran éxito militar
serán enormes en toda la escala regional. Demás
está decir que esa
consolidación ideológico/religiosa reforzará
la posición y el "valor de
situación "de la República Islámica
de Irán.
Recientemente consolidado con la puesta en marcha de todo un sistema
ferroviario de integración asiática, una nueva "ruta
de la seda" de vital
significación estratégica, ya que coloca a Irán
en el centro de gravedad de
la ruta entre Rusia y China, entre el Mediterráneo y el
Indico, y entre el
Asia continental y el puerto de "aguas calientes" de
Bandar Abbas. Obra de
vital significación estratégica ya que realiza una
de las grandes profecías
de la geopolítica clásica: la preeminencia del espacio
continental
euroasiático sobre el mundo marítimo. Haushofer
definía ese espacio
unificado entre Europa continental y Asia "como una ruta
sobre la tierra que
está libre de lo anglosajón". "El control
y la organización de espacio
terrestre posibilita movimientos entre Europa Central, China e
India que
dejan de depender del consentimiento del Imperialismo Oceánico,
representado
por las diferentes armadas (marinas) anglosajonas" (Haushofer,
Geopolítica
del Océano Pacífico).
Argelia, Egipto, Túnez, Jordania y otros países
musulmanes mediterráneos
verán incrementados sus respectivos procesos populares,
insurreccionales e
identitarios, lo que provocará importantes efectos dentro
de la política
europea, que es un auténtico espacio contiguo de la civilización
islámica
(Fernand Braudel, El mediterráneo y el mundo mediterráneo
en la época de
Felipe II).
En el movimiento palestino también ocurrirán hechos
significativos. La
autoridad "laica" de la OLP/ANP debe justificar lo injustificable:
haber
pactado una "paz" con Israel que le niega al pueblo
palestino cualquier
viabilidad nacional, comenzando por su fundamento geográfico.
Es innegable
que el "fundamentalismo" palestino incrementará
su poder en forma
correlativa a la decadencia del liderazgo de Yasser Arafat.
Dentro del Estado de Israel la opción "paz por territorios"
tropezará con
obstáculos insalvables. Esta situación podría
convertirse en el detonante de
una crisis interior que viene creciendo inexorablemente en los
últimos
tiempos, siendo la misma relativamente independiente de cualquier
coyuntura
electoral.
Finalmente, una fractura en el proceso globalizador en el Medio
Oriente
tendrá consecuencias estratégicas en la escala global,
precisamente en un
tiempo en el que la estabilidad del gran espacio ruso será
duramente
cuestionada. Occidente sabe que la caída del neoliberalismo
ruso será el fin
inexorable del "Nuevo Orden Mundial" .
El consenso internacional sobre el llamado "Plan de Paz"
condujo al sistema
internacional hacia un callejón sin salida. A partir de
allí la política
interior de Israel se sustenta cada vez más sólidamente
en principios
racistas, como el presupuesto de la pureza de la sangre aplicado
recientemente sobre judíos negros de origen etíope.
Consiguientemente el
Estado "de derecho" de Israel deviene rápidamente
en Terrorismo de Estado,
hacia el exterior, a través de agresiones a Estados vecinos
(Líbano), y
hacia el interior, al haber sido autorizada la tortura por la
Corte Suprema
de Justicia de Jerusalén. Israel es el único caso
conocido en el mundo
contemporáneo donde se practica una tortura legal justificada
por razones de
Estado.
Hasta la derrota de la OLP en el Líbano en 1982, no había
contigüidad
geográfica entre el chiísmo y el judaísmo.
Esta surje recientemente, durante
la última década, con la recomposición del
chiísmo libanés que representa la
versión más aguda de una revolución posible
en este desorden mundial de la
posguerra fría. Emergió un punto en el planeta donde
las dos grandes
estrategias antagónicas, religiosas y sociales se tocan:
el Sur del Líbano.
El Sur del Líbano, hoy, es el arco de bóveda de
la política mundial. De allí
nacerá el choque decisivo. Allí se decidirá
el resultado de la primera
guerra mundial intercivilizaciones.
En la derrota y en la dispersión que sufre la OLP en 1982
-"caída de
Beirut"- ya estaban impresas las señales principales,
los "signos" que
fueron eclosionando hacia mediados de los años 90. Cuando
el lunes 30 de
agosto de 1982 Yasser Arafat abandona Beirut, por lo menos dos
grandes
hechos futuros estaban ya pre/diseñados. Lo que luego se
llamaría "Plan de
Paz" (Acuerdos de Oslo), que se realizaría sobre la
base de dos grandes
definiciones militares israelíes, y la confesionalización
de las estrategias
regionales.
-General Rafael Eytan, Jefe de Estado Mayor, 30 de mayo de 1982:
"Sólo
después de haberles asestado un gran golpe (a la OLP) podremos
negociar
imponiendo nuestras condiciones" (Revista "Estudios
Arabes", Número 5/6,
Buenos Aires, enero/junio de 1984).
-General Ariel Sharon, Ministro de Defensa, jueves 3 de junio
de 1982: "El
peso político de la OLP ya ha sido parcialmente neutralizado
por los
Acuerdos de Camp David, pero ésto no es suficiente: debemos
actuar para
lograr su destrucción definitiva; sólo ésto
permitirá la terminación del
proceso iniciado en Camp David, así como la conclusión
de otros tratados con
el resto de los vecinos de Israel" (Revista Estudios Arabes,
op.cit.).
Las operaciones de los ejércitos de Israel contra el Líbano
comenzaron el
viernes 4 de junio de 1982, a las 15.15, hora local. Hacia el
otoño de ese
mismo año la derrota militar de la OLP era un hecho consumado.
Con la OLP
desaparece de la escena política mundial una determinada
concepción
-limitada culturalmente- de "antisionismo", que pretendió
ser abarcante del
fenómeno judío en general. El antisionismo es la
manera de enfrentar la
voluntad de poder y de dominio judío en las condiciones
culturales
específicas de la bipolaridad, donde hablar de "progresismo"
aún tenía
cierto sentido. El "antisionismo" es la forma "progresista"
que adoptaron
muchos movimientos revolucionarios de la época, sin advertir
que esa era una
visión estrecha de una cuestión integral llamada
judaísmo. Dada la voluntad
de poder y de dominio del judaísmo, éste debe ser
entendido como una parte
indisociable del Imperialismo. Tal vez, como su verdadero núcleo.
La derrota palestina de 1982 es también la derrota de una
concepción del
mundo que cae con la caída de Moscú, y arrastra
tras de sí a toda una época
histórica. Para el Israel de Menahen Beguin representó
un nuevo paso en la
construcción de un Estado de base racial, con ciudadanos
de primera y de
segunda, y con ningún propietario de tierras no judío.
¿Por qué razón ahora,
en 1997, ese mismo Estado, sin enemigos de envergadura a la vista
(con su
misma capacidad de destrucción), estaría dispuesto
a cambiar tierras por
paz? El "Plan de Paz" y la "Autonomía Palestina"
¿no serían, en estas
condiciones, un acta de defunción de una lucha ya perdida?
Uno de los líderes de la época del chiísmo
libanés, citado al comienzo,
Mohammad Hasan al-Amin reflexiona, en 1984, sobre la derrota en
el Líbano y
la posterior dispersión del movimiento palestino, que hasta
ese momento
había adoptado la forma de la OLP:
"Desde la iniciación de la lucha armada en 1965, no
he dejado de ser
solidario con el movimiento palestino de liberación. Esa
solidaridad fue
creciendo después de la llegada de los primeros combatientes
al Líbano en
1969, y sobre todo después de los acontecimientos de septiembre
de 1970 en
Jordania. Se trataba entonces para nosotros de acondicionar una
estructura
de acogida para los palestinos y de movilizar a la población
para
defenderlos contra ciertas unidades del ejército libanés.
Mi calidad de
dignatario religioso me permitía actuar eficazmente en
los medios
musulmanes. Consideraba la defensa de la Resistencia como un deber
sagrado,
tanto en el plano patriótico como en el religioso. Consideraba
también que
la Resistencia era el único movimiento susceptible de sacar
a los árabes del
subdesarrollo y de la decadencia. A nuestro modo de ver la lucha
por la
liberación de la tierra usurpada podía tener un
desenlace inmenso, pero de
todas maneras primero había que intentar alcanzar constante
y rigurosamente
ese objetivo.
"Hoy, desgraciadamente, me veo obligado a constatar que las
esperanzas
fundadas en la Resistencia se quebraron en el camino. Esos hombres
que un
día estremecieron al mundo, esos hombres a quienes queríamos
por encima de
todo, ¿Son los mismos que hoy, errabundos, van de una capital
árabe a otra,
divididos y debilitados? Debo decir que la práctica palestina
durante estos
últimos años permitía presagiar este doloroso
final" (Revista Estudios
Arabes, op.cit).
Hezbollah es el movimiento chiíta/libanés que ha
hegemonizado, luego de un
largo y complejo proceso político y militar, el movimiento
de la Resistencia
contra Israel en el Sur y en otras regiones del Líbano.
Se ha convertido en
el auténtico ejército nacional del Líbano
en esas regiones y, como tal,
tiene el respaldo de la mayoría de la población
de ese país,
independientemente de su credo religioso o su ideología
política. Hoy
Hezbollah asume la Resistencia nacional, lo que incluye su autonomía
respecto de otros Estados, de Siria y de Irán, especialmente.
Como ha
quedado demostrado en los últimos tiempos, el movimiento
de Resistencia
nacional ante la ocupación militar israelí del Sur
del Líbano trata de
ponerse siempre en pie de igualdad entre gobiernos por negociaciones
concernientes a la totalidad del conflicto (Siria, Israel y EEUU
por el
Golán, por ejemplo):
"Los Estados Unidos no diferencian entre Resistencia legítima,
reconocida
por las convenciones internacionales, y el terrorismo. De allí
que los
Estados Unidos perciban a la Hezbollah como una milicia, como
la milicia de
Michigan, por ejemplo. Nosotros somos claros, hemos tomado las
armas para
responder a una agresión. Todas las milicias han sido disueltas
en el
Líbano, excepto la de la Resistencia. Su existencia está
justificada por la
ocupación. Cuando ella cese la Resistencia examinará
nuevos métodos para
tratar los datos de la próxima etapa. En cuanto a pretender
que las armas de
la Resistencia deben ser retiradas antes del fin de la ocupación,
es una
ilusión imposible de aplicar. Nada puede interferir el
derecho de un pueblo
a liberar su tierra." (Muhammad Raad, diputado por Hezbollah
en el
parlamento libanés, miembro del Bloque de la Fidelidad
a la Resistencia).
En 1982 muere la OLP como Movimiento de Resistencia laico que
había sido
representativo, hasta ese momento, de un Renacimiento árabe
momentáneamente
frustrado. De esa derrota y de esa frustración nace el
"Plan de Paz", en un
comienzo bajo la denominación de "Acuerdos de Oslo".
Pero también nace, por
otro lado, un nuevo Movimiento de Resistencia fundado en presupuestos
totalmente distintos: el Movimiento de la Resistencia Islámica
con centro de
gravedad en el Sur del Líbano:
"En este contexto, la lucha contra Israel ya no tiene el
sentido limitado
que tuvo antes. Forma parte de un jihad conducido por el recto
camino del
apostolado islámico, una obligación moral para todos
los musulmanes,
determinada a su vez por su relación con Dios, por su relación
con la vida y
por su relación con los seres humanos... Nuestra lucha
tiene en cuenta, en
primer lugar, los fundamentos de la dominación imperialista
en nuestra
región y en el mundo. Asestamos golpes partiendo de la
idea de que existen
dos mundos, el de los dominantes y el de los dominados... La fe
forja la
personalidad islámica e insufla en el corazón del
creyente una energía
espiritual que, al estar completamente ofrendada a Dios, se convierte
en una
fuerza poderosa, indestructible." (Muhammad Husain Fadlallah,
gran
dignatario chií libanés).
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] [ 3 ] [ 4 ] [ 5
] [ 6 ]
La conquista del imperio americano, Ediciones Al-Andalus,
C/Capitán Haya 47, 28020 Madrid, España.
Fax 91-570 31 81. ISBN 84-605-8315-5, Noviembre de 1998.